martes, 16 de mayo de 2017

La familia filiocéntrica. Aceprensa 7 de mayo de 2012 – blogfamiliaactual – 25 de mayo de 2012


1 La familia filiocéntrica. Los hijos no quieren el modelo filiocéntrico, porque no se conforman con la implicación de sus padres en su educación. Necesitan algo más, necesitan su compromiso, el mismo que originó su matrimonio. El modelo filiocéntrico acierta en lo que afirma: la implicación del padre y de la madre en la educación de los hijos; pero yerra en lo que niega: su fundamento marital y la convivencia familiar. Cfr. La familia filiocéntrica. Aceprensa 7 de mayo de 2012 – blogfamiliaactual – 25 de mayo de 2012 En la década de 1970, la psicoanalista Nancy Chodorow, preveía la evolución de la familia hacia un modelo centrado en la mujer y organizado alrededor del núcleo estable madre/hijos. La mujer y los hijos que ha tenido con sus diversas parejas sería la única constante, mientras que los amantes conformarían una de las variables. Como recompensa de los esfuerzos feministas, se constituiría una familia totalmente dinámica con una estructura cambiante sustentada únicamente por el eje madre/vástagos. La previsión de Chodorow se constató a finales de siglo: el aumento de los divorcios, así como el de los segundos y sucesivos matrimonios o la vida en pareja, reforzó el modelo maternocéntrico a pesar de plantear serios problemas, tanto económicos y psicológicos como sociales. Por una parte, esa nueva agrupación familiar requiere una base económica mucho más fuerte que la que sostiene a la familia tradicional. Por otra, la afectividad se convierte en un artículo de usar y tirar, lo que causa conflictos psicológicos serios, como la ansiedad, cuadros depresivos, angustia… 2 Por último, desde el punto de vista social, el modelo maternocéntrico genera inestabilidad en los varones y desconcierto en los hijos. Lo primero se manifiesta en diversas reacciones de violencia de género, que tantas mujeres están padeciendo en nuestros días; lo segundo, se echa de ver en esos hijos de padres separados convertidos en auténticas víctimas de un prototipo social que no acaba de resultar satisfactorio. A pesar de las dificultades, muchas mujeres veían en el nuevo modelo el cumplimiento del ideal feminista: “Hijos sí, maridos no”. Pero las cosas iban a cambiar. Los padres comenzaron a reclamar su derecho (nosotros pensábamos que era un deber) a intervenir activamente en la educación de sus hijos. Ya no son maridos pero quieren seguir siendo padres. Aunque hayan fracasado como esposos, quieren triunfar como padres: la paternidad tiene prioridad sobre el matrimonio. Eso explica Susan Gregory Thomas en un artículo publicado en The Wall Street Journal titulado ¿Son los padres las nuevas madres? o El padre se implica Los trabajos analizados en ese artículo ponen de manifiesto la mayor implicación de los padres en la crianza de sus hijos, pues ya no son vistos como proveedores o niñeras ocasionales, sino que, como afirma Lauren Rinelli McClain, profesora de sociología en la Universidad Estatal de Savannah, participan activamente en la vida emocional y cotidiana de sus hijos. Esa participación en la educación de los hijos proporciona a los padres separados una mejor salud tanto física como psicológica. Así lo constata un documento firmado por investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, según el cual la mayor participación paterna se asoció, en el caso de padres de bajos ingresos, con una disminución de la depresión, del abuso de sustancias y conductas de riesgo, y también se sentían físicamente mejor. Parece, por tanto, que los padres separados se han apuntado, con el beneplácito de las mujeres y el permiso de las leyes que regulan la custodia compartida, a esa conquista feminista. Se han introducido en el binomio madre/hijo para construir un triángulo madre/hijo/padre, que imita a la familia pero no lo es. W. Bradford Wilcox, director del National Marriage Project de la Universidad de Virginia, habla de un nuevo guión cultural que prepara al hombre para ser un nuevo papá, pero no para ser un nuevo marido; que da prioridad a la paternidad sobre el matrimonio. 3 o Los hijos necesitan compromiso La intrusión –por otra parte, necesaria, natural y positiva– del padre en la educación de los hijos en ese modelo maternocéntrico no parece que lleve a una recuperación de la familia mientras el matrimonio no salga de los mínimos históricos en que se encuentra. Parece apuntar más bien a una familia filiocéntrica donde el centro son los hijos y los padres pululan a su alrededor. Son los hijos los que van de acá para allá, de la casa de la madre a la del padre, pero conforman el núcleo de una estructura que sólo se mantiene por razón de ellos. El modelo filiocéntrico acierta en lo que afirma: la implicación del padre y de la madre en la educación de los hijos; pero yerra en lo que niega: su fundamento marital y la convivencia familiar. Como el zorro que borra con su cola sus propias huellas, este nuevo modelo elimina lo que afirma con lo que niega, porque la educación de los hijos fracasa paradójicamente cuando los convierte en absolutos. Los efectos del modelo filiocéntrico los comenzamos a percibir hace ya tiempo, incluso en el contexto de la familia tradicional, en esos fenómenos tan al orden del día, como son los niños hiperregalados, los llamados pequeños tiranos o el conocido como “síndrome del emperador”, manifestaciones que ponen en tela de juicio una estructura que pretende sostenerse por lo que quiere sostener. Según Randal Day, director del Centro de Estudios de la Familia en la Universidad Brigham Young, la conexión emocional de los padres con sus hijos repercute sustancialmente en la disminución de la ansiedad de estos. Day no descubre nada nuevo, pero apunta a una situación, que la asumimos como normal (la ansiedad de los hijos), que necesita una acción que, siendo normal, nos parece extraordinaria: la implicación de la figura paterna en su educación. Los hijos no quieren el modelo filiocéntrico, porque no se conforman con la implicación de sus padres en su educación. Necesitan algo más, necesitan su compromiso, el mismo que originó su matrimonio. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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