domingo, 14 de mayo de 2017

V Domingo de Pascua - Año A, 14 mayo 2017



Domingo 5º de Pascua, Ciclo A (2017). Los cristianos, somos llamados a levantar, con nuestras vidas, un templo más noble que cualquier edificio artístico de culto. Segunda lectura: «También vosotros, como piedras vivas, sois edificados como edificio espiritual para un sacerdocio santo, con el fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo» (v. 5). Somos sacerdotes de nuestra propia existencia, para ofrecernos como víctimas espirituales. Todas nuestras obras, proyectos, vida familiar, trabajo cotidiano, descanso, molestias de la vida… si se realizan en el Espíritu, se convierten en "hostias espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo" (1Pedro 2,5). En el lenguaje bíblico «cuerpo» índica toda la vida, que será la «ofrenda viva, santa y agradable a Dios»: es lo que se llama el «culto espiritual».


v     Cfr. V Domingo de Pascua - Año A, 14 mayo 2017

Juan 14, 1-12; Hechos 6, 1-7; 1 Pedro 2, 4-9.  
cfr.Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture, V domenica di Pasqua  Anno A, Piemme 1995
I Pedro 2, 4-9: 4 Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios,  5 también vosotros, como piedras vivas, sois edificados como edificio espiritual para un sacerdocio santo, con el fin de  ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de  Jesucristo6 Dice la Escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»  7 Para vosotros, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido 8 en piedra angular», en piedra de tropiezo y  roca de escándalo. Ellos tropiezan porque  no creen en la palabra: ése es su destino. 9 Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.

Los cristianos son piedras vivas,
edificados como edificio espiritual para un sacerdocio santo,
con el fin de ofrecer sacrificios espirituales
agradables a Dios por medio de Jesucristo. 
(San Pedro, Segunda Lectura)

El cristiano no tiene que buscar fuera de sí la ofrenda que debe inmolar a Dios.
Procura ser tú mismo el sacrificio y el sacerdote de Dios.
Haz de tu corazón un altar.
(San Pedro Crisólogo [1], Sermón 108; cfr. 2ª Lectura, martes de la IV semana de Pascua)

Todos, por el Bautismo,
hemos sido constituidos  sacerdotes de nuestra propia existencia.
(San Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, 96)

La verdadera casa de Dios debe ser una "casa espiritual" formada por "piedra vivas",
es decir, por hombres y mujeres santificados interiormente por el Espíritu de Dios.
(Juan Pablo II, Catequesis sobre la acción santificadora del Espíritu Santo 21/02/1990)


1.       Las piedras vivas: son nuestras vidas.


v     San Pablo, en la carta a los Romanos,  usa la palabra «cuerpo», en vez de «vida». Este es el culto espiritual

·         Las «piedras vivas» son nuestras vidas – vividas según Cristo bajo el impulso del Espíritu Santo: con
la fidelidad al Señor,  con nuestro estilo de vida propio de los hijos de Dios, con nuestro espíritu de servicio, con nuestra caridad, etc. -; el ofrecimiento a Dios de las mismas es lo que en la fe católica se llama el «culto espiritual» a Dios, realidad que es expresada sintéticamente por la exhortación de S. Pablo a los Romanos: «Os exhorto, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto espiritual” (Romanos 12,1).

v     El bautizado es la piedra viva de un edificio espiritual. El sacerdocio común de los fieles.

·         Catecismo de la Iglesia Católica,  n. 1268:  Los bautizados vienen a ser "piedras vivas" para "edificación
de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo" (1Pedro 2,5). Por el Bautismo participan del sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real, son "linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz" (1Pedro 2,9). El Bautismo hace participar en el sacerdocio común de los fieles.

v     Piedras vivas para edificar un edificio espiritual: la Iglesia, cuya piedra clave es Jesucristo.

·         Nuevo Testamento, Eunsa 2004, comentario a 1 Pedro 2, 4-10.  “El Bautismo hace al cristiano
miembro del edificio espiritual que es la Iglesia, cuya piedra clave es Jesucristo. Los cristianos, piedras vivas, han de estar unidos a Él por la fe y por la gracia, para construir sólidamente el templo donde se ofrezcan «sacrificios espirituales agradables a  Dios» (v. 5). Cuanto más íntima sea la unión con Jesucristo, más sólida resultará la edificación”. .

o     La verdadera casa de Dios debe ser una «casa espiritual»

·                                   Juan Pablo II, Catequesis sobre la acción santificadora del Espíritu Santo 21/02/1990:
·         «Una casa material  no puede recibir plenamente la acción santificadora del Espíritu Santo, y por tanto no
·         puede ser verdaderamente "morada de Dios". La verdadera casa de Dios debe ser una "casa espiritual", como dirá san Pedro, formada por "piedra vivas", es decir, por hombres y mujeres santificados interiormente por el Espíritu de Dios (1Pedro 2,4-10 ; Efesios  2,21-22)». 

v     El templo no es sólo un espacio arquitectónico. Es la imagen representativa de la santidad obrada por el Espíritu Santo en los hombres que viven en Cristo, unidos en la Iglesia.

             Juan Pablo II, Catequesis sobre el Espíritu Santo, 12/12/1990
·         «En el contexto de las cartas a los Corintios y a los Efesios el templo no es sólo un espacio
arquitectónico. Es la imagen representativa de la santidad obrada por el Espíritu Santo en los hombres que viven en Cristo, unidos en la Iglesia. Y la Iglesia en el «espacio» de esta santidad.
También el apóstol Pedro, en su primera carta, usa el mismo lenguaje y nos imparte la misma enseñanza. En efecto, dirigiéndose a los fieles «que viven como extranjeros en la Dispersión» (entre los paganos), les recuerda que han sido «elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre» (1 P 1, 1-2). En virtud de esta santificación en el Espíritu Santo, todos «cual piedras vivas, entran en la construcción de un edificio espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo» (1 P 2, 5).

o     Los bautizados son consagrados como casa espiritual por la unción del Espíritu Santo.

                             Juan Pablo II, Exhortac. Apostólica “Christifideles laici”, sobre la vocación y la misión de los laicos en la
                              Iglesia y en el mundo, 30/12/1988.
·         n. 13: «El apóstol Pedro define a los bautizados como "piedras vivas" cimentadas en Cristo, la "piedra
angular", y destinadas a la "construcción de un edificio espiritual" (1 Pedro. 2, 5 ss.). La imagen nos introduce en otro aspecto de la novedad bautismal, que el Concilio Vaticano II presentaba de este modo: "Por la regeneración y la unción del Espíritu Santo, los bautizados son consagrados como casa espiritual" (Conc. Vaticano II, Constitución  Lumen gentium, 10).
»El Espíritu Santo "unge" al bautizado, le imprime su sello indeleble (cf. 2 Corintios 1, 21-22), y lo constituye en templo espiritual; es decir, le llena de la santa presencia de Dios gracias a la unión y conformación con Cristo.
»Con esta "unción" espiritual, el cristiano puede, a su modo, repetir las palabras de Jesús: "El Espíritu del Señor está sobre mí; por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, y a proclamar el año de gracia del Señor" (Cf. Lucas. 4, 18-19; cf. Isaías. 61, 1-2). De esta manera, mediante la efusión bautismal y crismal, el bautizado participa en la misma misión de Jesús el Cristo, el Mesías Salvador».

o     La arquitectura espiritual de la Iglesia. El fundamento del edificio es Cristo.  Las paredes hechas con «piedras vivas»: que son la misma existencia de los cristianos.

§         El fundamento del edificio espiritual de la Iglesia es Cristo
·         1 Corintios  3, 10-11: “10 Según la gracia de Dios que me ha sido dada, yo puse los cimientos como sabio
arquitecto, y otro edifica sobre ellos. Cada uno mire cómo edifica, 11  pues nadie puede poner otro cimiento distinto del que está puesto, que es Jesucristo”.
§         Los cristianos levantan, con su misma existencia,  un templo mucho más noble que cualquier edificio artístico del mundo.
·         Gianfranco Ravasi,  Secondo le Scritture ...., o.c., p. 119:  “Recogiendo los hilos diversos de tres
trozos bíblicos de la liturgia de hoy, conseguimos construir la arquitectura espiritual de la Iglesia. Su fundamento es Cristo, «piedra viva». También Pablo había descrito la Iglesia así: “10 Según la gracia de Dios que me ha sido dada, yo puse los cimientos como sabio  arquitecto, y otro edifica sobre ellos. Cada uno mire cómo edifica, 11  pues  nadie puede poner otro cimiento distinto del que está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3, 10-11). Sobre esta base se levantan las paredes de la Iglesia hecha con tantas «piedras vivas» como dice S. Pedro: son los cristianos de cada comunidad  local quienes con su misma existencia levantan un templo mucho más noble que cualquier edificio artístico del mundo. En el interior de este templo se celebran sacrificios pero no de toros y corderos, no entre inciensos y humos sino con «sacrificios espirituales». Las palabras de los profetas anticipaban  ya  esta  liturgia perfecta (Miqueas 6, 7-8): “7 ¿Aceptará Yahvé miles de carneros, miríadas de ríos de aceite? 8 -«Se te ha hecho saber [2], hombre, lo que es bueno, lo que Yahvé quiere de ti: tan sólo respetar el derecho [3], amar la lealtad y proceder humildemente  [4]con  tu Dios.»”. Las  palabras de Pablo a los Romanos ya describían  este culto: “Os exhorto, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa, agradable  a Dios: éste es vuestro culto espiritual” (Romanos 12,1).  El cuerpo es la vida cotidiana y el principio de las relaciones sociales: del «cuerpo» sube a Dios, paradójicamente, el culto «culto espiritual».

2.      Casa espiritual y  sacrificios/hostias espirituales como ofrecimiento a Dios en el Concilio Vaticano II.

v     Por el bautismo y por la unción del Espíritu Santo, los discípulos de Cristo han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios.

·         Constitución Lumen gentium, 10: «Cristo Señor, Pontífice tomado de entre los hombres (Hebreos 5,1-5), a
su nuevo pueblo "lo hizo Reino de sacerdotes para Dios, su Padre" (Apocalipsis 1,6;  5,9-10). Los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración y por la unción del Espíritu Santo, para que por medio de todas las obras del hombre cristiano ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admirable (1Pedro 2,4-10).
            »Por ello, todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabanza a Dios (Hechos 2,42.2,47), han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (Romanos 12,1), han de dar testimonio de Cristo en todo lugar, y a quien se la pidiere, han de dar también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna (1 Pedro 3,15)».

o     Los laicos: todas sus obras, proyectos, vida familiar, trabajo cotidiano, descanso, molestias de la vida… si se realizan en el Espíritu, se convierten en "hostias espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo" (1Pedro 2,5), que ofrecerán a Dios Padre en la Eucaristía con la oblación del cuerpo del Señor.

·         Constitución Lumen gentium, 34: “Todas sus obras, preces y proyectos apostólicos, la vida conyugal y
familiar, el trabajo cotidiano, el descanso del alma y de cuerpo, si se realizan en el Espíritu, incluso las molestias de la vida si se sufren pacientemente, se convierten en "hostias espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo" (1P 2,5), que en la celebración de la Eucaristía, con la oblación del cuerpo del Señor, ofrecen piadosísimamente al Padre. Así también los laicos, como adoradores en todo lugar y obrando santamente, consagran a Dios el mundo mismo”.

3.      Por el bautismo somos sacerdotes de nuestra propia existencia, para ofrecernos como víctimas espirituales.

·         Nuevo Testamento, Eunsa 1999, Romanos 12,1-8: “En los vv. 1-2 el Apóstol introduce la invitación a dar a Dios un
culto espiritual, como consecuencia de la nueva condición dada por el Bautismo. Los cristianos son el nuevo Pueblo de Dios y están incorporados a Cristo como miembros suyos, de modo que «todos, por el Bautismo, hemos sido constituidos sacerdotes de nuestra propia existencia, ‘para ofrecer víctimas espirituales, que sean agradables a Dios por Jesucristo’ (1 Pedro 2,5), para realizar cada una de nuestras propias acciones en espíritu de obediencia a la voluntad de Dios, perpetuando así la misión del Dios-Hombre» (S. Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 96).”

o     La transformación de la  existencia en ofrenda espiritual agradable a Dios

·         Juan Pablo II, Catequesis, 15/04/1998: Sobre el fundamento del bautismo, la primera carta de san Pedro
exhorta a los cristianos a colaborar con Cristo en la construcción del edificio espiritual fundado por él y sobre él: "Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo" (1Pedro 2,4-5). Por tanto, el bautismo une a todos los fieles en el único sacerdocio de Cristo, capacitándolos para participar en los actos de culto de la Iglesia y transformar su existencia en ofrenda espiritual agradable a Dios. De ese modo, crecen en santidad e influyen en el desarrollo de toda la comunidad.

4.      Ofrecimiento de nuestros cuerpos. (Cfr. Romanos 12, 1).

o     En el lenguaje bíblico «cuerpo» índica toda la vida, que será la «ofrenda viva, santa y agradable a Dios»,  es lo que se llama el «culto espiritual».

·         Raniero Cantalamessa, La Eucaristía, nuestra santificación, Edicep 1997, p. 27:  “La palabra  «cuerpo»
no indica, en la Biblia, un componente o una parte del hombre que, unida a los otros componentes, que son el alma y el espíritu, forman el hombre completo. Es así como razonamos nosotros que somos herederos de la cultura griega que concebía, precisamente, el hombre en tres estadios: cuerpo, alma y espíritu (tricotomismo). En el lenguaje bíblico, y por lo tanto en el lenguaje de Jesús y en el de Pablo, «cuerpo» designa al hombre entero, al hombre en su totalidad y unidad; designa al hombre en cuanto vive su vida en un cuerpo, en una condición corpórea y mortal. Juan, en su evangelio, en lugar de la palabra «cuerpo», emplea la palabra «carne» («si no coméis la carne del Hijo del hombre...») y está claro que esta palabra que encontramos en el capítulo sexto del evangelio, tiene el mismo significado que en el capítulo primero, en donde se dice que «el Verbo se hizo carne», es decir, hombre. «Cuerpo» indica, pues, toda la vida. Jesús, al instituir la eucaristía, nos ha dejado como don toda su vida, desde el primer instante de la encarnación hasta el último momento, con todo lo que concretamente  había llenado dicha vida: silencio, sudores, fatigas, oración, luchas, humillaciones ...”

o     El cuerpo es la vida cotidiana

·         cfr.Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture, V domenica di Pasqua  Anno A, Piemme 1995, p. 119:
 “El cuerpo es la vida cotidiana y el principio de las relaciones sociales: paradójicamente, nuestro culto «espiritual» se eleva hacia  Dios desde el «cuerpo»”.  

Vida Cristiana




[1] Arzobispo de Rávena (433-450), Padre de la Iglesia, fue proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Benedicto XIII en 1729. Nació en la ciudad de Imola, en la Región de Emilia (Italia), en una fecha indeterminada, entre380 y 406. 
[2] Amós 5,21: Yo detesto, aborrezco vuestras fiestas, no me aplacan vuestras solemnidades.
[3] Amos 5,24: ¡Que fluya, sí, el derecho como agua y la justicia como arroyo perenne!
[4] Isaías 7,9: Si no os afirmáis en mí no seréis firmes

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