Tras el vacío
espiritual dejado por el comunismo
Despertar cristiano en China
JOSEMARÍA CARABANTE - 24.ENE.2018 - Aceprensa
Ø En
las últimas décadas se ha avivado el interés de la población china por la religión y ha
aumentado
considerablemente el número de nuevos cristianos. Se calcula que, desde los
ochenta, el cristianismo está creciendo a un ritmo anual del 7%, y aun mayor en
la nueva clase urbana, entre los jóvenes y los universitarios. Este despertar
religioso es en la actualidad una de las principales preocupaciones del
régimen.
No hay estimaciones seguras sobre el número de creyentes en
China y los datos varían según la fuente. Las oficiales tienden a minimizar el
impacto de la religión: según las últimas publicadas, de 2010, la población
china sería mayoritariamente atea y solo el 10% profesaría alguna forma de
creencia. El estudio del Pew Research Center, de hace cuatro años, aumentaba la
proporción al 14%. Si se amplía el concepto de religión y se incluyen
tradiciones espirituales como el taoísmo, la proporción alcanza el 31,4%, según
una investigación de la Universidad de Shanghái.
El
vacío moral dejado por el comunismo ha llevado a los chinos a interesarse por
la religión
Lo que
no se discute es que, tras la muerte de Mao y el fin de la política
explícitamente hostil a la religión, ha resurgido la espiritualidad y, en
concreto, ha crecido significativamente el número de cristianos, en un proceso
de tal magnitud que Ian Johnson, en The Souls of China: The Return of
Religion after Mao (Allan Lane, 2017), ha comparado
con el “Gran Despertar” norteamericano. En la investigación que realizó con
motivo de su libro, constató la proliferación de templos taoístas, grupos de
meditación y movimientos budistas. Y calcula que hay cerca de 200 millones de
practicantes de religiones orientales, con las que el régimen se muestra más
tolerante –a excepción del budismo tibetano–.
o
Vacío moral
Medir, sin embargo, la presencia cristiana es mucho más
complicado porque, a pesar de que tanto el catolicismo como el protestantismo
son dos de las cinco religiones reconocidas por el Estado, muchos cristianos
practican su fe de modo clandestino, al margen de las asociaciones religiosas
controladas por las autoridades. Se estima que puede haber entre 70 y 100
millones de cristianos, muchos más, en cualquier caso, que las cifras
oficiales.
Este resurgimiento obedece a varias causas. Por un lado, el
proceso de apertura desde Deng Xiaoping ha tenido un impacto económico, pero
también cultural, aumentando la permeabilidad de la población a lo foráneo. Al
mismo tiempo, la gente ha cobrado conciencia de la crisis moral y cultural
dejada por la Revolución Cultural y el ateísmo marxista. Además, la nueva clase
urbana, acomodada y con menos prejuicios, se ha percatado de que la alternativa
a la ideología oficial, el consumismo individualista, tampoco es satisfactoria
desde el punto de vista existencial.
“Antes
creíamos que no éramos felices porque éramos pobres –explica un ciudadano chino
a Ian John-son–; ahora muchos no somos pobres, pero seguimos siendo infelices”.
Es este vacío lo que ha llevado a la población a interesarse por la
espiritualidad y, en concreto, por el cristianismo. Kin Sheung Chiaretto Yang
afirma en Al otro lado de la Gran Muralla.
Retos y perspectivas del cristianismo en China (Ciudad Nueva,
2016), que el surgimiento de nuevas necesidades emocionales y morales en la
clase urbana ha sido decisivo para el rebrote cristiano.
El
cristianismo se extiende sobre todo en las clases urbanas, personas con
formación y jóvenes universitarios
También
ha sido importante la constatación de la utilidad social de la religión:
iniciativas de creyentes están atendiendo necesidades provocadas por los cambios
demográficos y económicos, como el envejecimiento de la población, el abandono
del campo y el éxodo masivo a las grandes ciudades, la soledad, la escasez e
ineficacia de los servicios públicos, etc. Incluso en la toma de conciencia
medioambiental se está sintiendo la influencia de la fe cristiana (cfr. New
York Times, 12-07-2017).
o
Cristianismo
cultural
Pero no se puede explicar esta “primavera cristiana” solo por
factores sociales, económicos o morales. También ha tenido que ver la
superación de los recelos que ha sentido tradicionalmente la cultura china ante
fenómenos de procedencia extranjera, así como la fascinación de quienes habitan
en las ciudades por lo occidental. En el caso de las religiones, es
precisamente ese atractivo el que preocupa a los dirigentes y lo que les ha
movido a promulgar leyes que restringen el campo de actuación de la fe (ver
pág. 3).
Como
indicaba hace unos años Jillian Kay Melchior en un artículo sobre los nuevos
cristianos en el gigante asiático, el mensaje cristiano “ha encontrado su lugar
en la cultura china” y, al convertirse en un fenómeno “de atracción masiva”, ha
dejado de ser minoritaria (“China’s New Christians”, First Things, 1-10-2013).
Este cambio de actitud es consecuencia de lo que Liu Xiaofeng denominó en la
década de los ochenta el “cristianismo cultural”, una expresión acuñada para
hacer referencia al interés que los intelectuales mostraban entonces por la
tradición y cultura cristianas. En muchos casos, esa inclinación no era seguida
de conversiones, pero sirvió para acercar el cristianismo a la gente.
Paulatinamente ha ido cambiando el ámbito de difusión del
cristianismo. Si antes se extendía sobre todo en las zonas rurales y a través
de las relaciones familiares, quienes se acercan a la fe son hoy las clases
urbanas, personas con formación y jóvenes universitarios, es decir, aquellos
que se encuentran más abiertos a las influencias extranjeras. Lo que les
seduce, en opinión de Johnson, es la dimensión comunitaria y el compromiso
personal y social que implica el cristianismo.
El
espectacular crecimiento del cristianismo está relacionado con la
identificación que establece la mente china entre modernidad, progreso y
cultura cristiana
De
hecho, para Rodney Stark y Xiuhua Wang, autores de A Star in the East: The Rise of
Christianity in China (Templeton Press, 2015), el
espectacular crecimiento del cristianismo en los últimos tiempos está
relacionado con la identificación que establece la mente china entre
modernidad, progreso y cultura cristiana. Y calculan que, si continúa el ritmo
de crecimiento, en 2030 habrá casi 300 millones de cristianos en el país. El
cristianismo se ha convertido en una moda entre los universitarios: ya en 2008,
un estudio realizado por Tang Xiaofeng señalaba que el 4,75% de los estudiantes
de las universidades de Shanghái eran cristianos, un porcentaje mayor que el
del conjunto de la población.
o
El despegue
protestante
Entre las diversas confesiones cristianas, es el protestantismo
evangélico el que más ha aumentado en las últimas décadas. Según el Pew, en
China hay unos 58 millones de protestantes y 9 millones de católicos; las
autoridades hablan de 6 millones de católicos y 23 millones de protestantes. La
expansión del protestantismo está relacionada con la mayor penetración en la
sociedad urbana de grupos e iniciativas evangélicas y pentecostales, lo que ha
terminado por invertir la proporción: en 1949 había tres católicos por
protestante.
Aunque el catolicismo crece a menor ritmo, eso no significa que
esté en retroceso. La Iglesia “patriótica” (reconocida por el gobierno) dio a
conocer el número de nuevos bautizados en la Pascua de 2017: casi 20.000. A
ellos se tendrían que añadir quienes se implican en movimientos clandestinos.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las encuestas pueden ser poco
representativas en el caso del catolicismo, al estar muy concentrado geográficamente,
especialmente en las provincias de Hebei y Shanxi.
Tampoco parece casual el crecimiento del protestantismo
evangélico entre la clase urbana más atenta a las olas “modernizadoras”: por
ser una corriente poco doctrinal y más espontánea, propagada informalmente, que
subraya la experiencia subjetiva y emocional de la fe, casa más fácilmente con
los estilos de vida que se están imponiendo. Y aunque la Iglesia católica
“clandestina” ofrece un testimonio heroico de fe, también fértil desde un punto
de vista apostólico, la hostilidad del partido hacia ella obstaculiza su labor
misionera.
Según
Yang, la dualidad entre los cristianos que pertenecen a la Iglesia “patriótica”
y los que viven en la clandestinidad, puede hacer surgir en el creyente una
especie de contraposición entre la lealtad que debe a su cultura y la fidelidad
al catolicismo. Tanto Yang como Joseph You Gou Jiang, jesuita chino, creen que
si la Iglesia quiere aprovechar las nuevas oportunidades de evangelización,
debe adaptarse a la realidad del país y, sin abandonar su identidad,
desarrollar un catolicismo “con rasgos chinos” (“Il cattolicesimo in Cina nel XXI secolo”, La Civiltà Cattolica, 03-06-2017).
o
Retos para el
catolicismo
Anthony
E. Clark, experto en historia china, piensa, por el contrario, que la respuesta
no está en la “sinoización” de la religión católica y recuerda que hay
presencia cristiana desde finales del siglo XVI. A su juicio, el problema no es
cultural sino político. La confrontación entre la República Popular y el
Vaticano, especialmente en la cuestión del nombramiento de los obispos, en la
que se avanza con lentitud, y la persecución que sufren los católicos, es lo
que ha determinado la situación actual del catolicismo (“China’s Catholics: Perseverance
under Peter”, The
Catholic World Report, 20-06-2017). Además, lo que se desprende del
avance del protestantismo es la predilección de la nueva clase urbana por lo
occidental, no su rechazo.
Merced
a la expansión de grupos evangélicos y pentecostales, en China los protestantes
han sobrepasado en número a los católicos
Pero
ciertamente la desunión es el principal reto al que se enfrenta la fe católica,
según un informe publicado en 2016 por Caritas
in Veritate International, una confederación de asociaciones
católicas auspiciada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral que organiza encuentros anuales entre católicos occidentales y chinos
–laicos, sacerdotes y obispos–. En el documento, los participantes señalan la
preocupación por la disminución de vocaciones sacerdotales: en la actualidad hay
900 seminaristas en China y solo 3.316 sacerdotes, según los datos ofrecidos
por la Conferencia Episcopal.
Joseph You Guo Jiang cree que la expansión del catolicismo exige
mejorar la formación de los laicos y promocionar movimientos e iniciativas
comunitarias con fin social. Propone también intensificar la evangelización a
través de las redes sociales y las plataformas digitales. Pero los católicos
podrán solo intensificar su presencia si las autoridades lo permiten, lo que, a
tenor de las últimas noticias, no parece muy probable.
Vida Cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.