jueves, 13 de diciembre de 2018

3º Domingo de Adviento (2018). Dos hilos conductores con colores contrastantes: la alegría de la Navidad y las exigencias de Jesús.




Ø    3º Domingo de Adviento (2018). Dos hilos conductores con colores contrastantes: la alegría de la Navidad  y las exigencias  de Jesús. La alegría en el Señor. Dos metáforas: a) El Señor es semejante al agricultor que con el bieldo eleva la paja para que se la lleve el viento, separándola del trigo; es decir, distingue entre el grano y la paja de nuestras vidas; b) como el fuego libera de las escorias lo metales preciosos, Cristo hace desparecer las escorias de nuestra vida.

v  Cfr. Tercer Domingo de Adviento, Ciclo C. - 16 de diciembre de 2018

            Sofonías 3, 14-18a; Filipenses 4, 4-7; Lucas 3, 10-18

Salmo responsorial. Isaías 12,2-3. 4bcd. 5-6: R/ Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» El Señor es mi Dios y salvador; confiare y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas.    Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

2ª Lectura (Filipenses 4,4-7): Hermanos míos: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.  Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca. No os preocupéis  por nada; al contrario: en toda oración y súplica, presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias. Y la paz de Dios que supera  todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Lucas 3, 10-18: 10 La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?»     11 Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que  haga lo mismo.» 12 Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?» 13 El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.» 14 Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.» 15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 17 En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»  18 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

La alegría de la Navidad: «alegraos siempre en el Señor»
(Segunda Lectura)
 y las exigencias de Jesús:
«pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».
(Evangelio)

1. San Pablo nos pide que estemos alegres en el Señor. Juan el Bautista afirma que el Señor «quemará la paja con fuego que no se apaga». El grano y la paja de nuestras vidas.


v  El Señor es semejante al agricultor que con el bieldo eleva la paja para que se la lleve el viento, separándola del trigo.


o   El bieldo: el Señor distingue entre el grano y la paja de nuestras vidas.

Cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture Anno C, III domenica di Avvento, I ed economica 1999.
§  El bieldo: es un utensillo agrícola que sirve para separar el grano de trigo y la paja.
·         El Señor tiene el bieldo: Lucas 3, 17 «En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo
en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».
- El bieldo es un utensillo agrícola a modo de tenedor, constituido por varios dientes insertos en una pieza a la que va unido un mango largo, que se emplea para diversas operaciones agrícolas: por ejemplo, para aventar o para izar y cargar los haces de mies. En este caso, para aventar (bieldar) el grano de modo que se separe de la paja que se lleva el viento. Esta imagen era muy bien entendida por los que escuchaban a Juan el Bautista. El Señor que viene  (el Niño Dios que festejaremos en la Navidad) distinguirá entre grano y paja, es decir, entre el grano y la paja en nuestras vidas ...  
- El salmo 1 (v.4) nos habla del siguiente modo sobre el hombre impío: ¡No así los impíos, no así!  Que ellos son como paja que se lleva el viento. 

v  Como el fuego libera de las escorias lo metales preciosos, Cristo hace desparecer las escorias de nuestra vida.

o   La acción de quemar la paja no tiene como meta la destrucción sino la liberación del mal del hombre en su raíz.

                          Cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture Anno C, III domenica di Avvento, I ed economica 1999.
·         El fuego es bastante más potente para hacer desaparecer las escorias y que brillen los  metales preciosos.
Corroe hasta la raíz la realidad que entra en contacto con él.
Esta presentación de la figura del Señor que hace Juan el Bautista, puede parecer, a primera vista, negativa. En realidad, tiene un valor radical muy preciso que es una novedad que introduce Cristo: él libera totalmente al hombre de su mal, atacando en la raíz su fuerza destructiva. La acción de quemar no tiene como meta la destrucción sino la liberación.

o   El símbolo del fuego en el Catecismo de la Iglesia Católica: el anuncio de Cristo como el que «bautizará en el Espíritu Santo y el fuego».

·         n. 696: El fuego. Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el
Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que «surgió como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha» (Sirácida 48, 1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (Cf 1 Reyes 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, «que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías» (Lucas 1, 17), anuncia a Cristo como el que «bautizará en el Espíritu Santo y el fuego» (Lucas 3, 16), Espíritu del cual Jesús dirá: «He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!» (Lucas 12, 49). En forma de lenguas «como de fuego» se posó el Espíritu Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hechos 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (Cf S. Juan de la Cruz, Llama de amor viva). «No extingáis el Espíritu» (1 Tesalonicenses 5, 19).

v  Cristo y las imágenes del bieldo y el fuego: de este modo su figura no es vaporosa y dulzona.

Cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture Anno C, III domenica di Avvento, I ed economica 1999.
·         Esa imagen del fuego hace que Cristo no se reduzca a una figura como vaporosa y dulzona, ya que nos
pone ante elecciones que con más o menos frecuencia son desgarradoras, como se deduce del oráculo que pronunció Simeón ante el niño Jesús: « Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción» (Lc 2,34). También dijo: 34 « No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada». 

o   Podemos aplicar la imagen del bieldo y del fuego a la conciencia del hombre.

§  El Señor no acepta componendas ni tolera medias medidas.
- El Señor no acepta componendas, no permite fugas estratégicas, no tolera medias medidas y equilibrismos, no se puede estar con él y con su adversario.
- Todo creyente debe dirigir a su conciencia la pregunta que hacen a Juan el Bautista algunas personas: ¿qué debemos hacer?
- Dostoevskij, en Memorias del subsuelo (1865): “El hombre es una criatura frívola e incoherente, y tal vez, como el jugador de ajedrez, ama sólo el desarrollo del juego, pero no la conclusión”.
- El compromiso moral no es un “optional” sino que se da en el corazón mismo del mensaje cristiano; san Pablo en todas sus Cartas, después de la parte teológica dedica una segunda parte al compromiso concreto y cotidiano.  

v  Ese Niño, cuya figura contemplaremos especialmente durante la Navidad, se propondrá a sí mismo como «camino, verdad y vida».  

“Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por  mí»” (Juan 14,6);  como la piedra descartada por los constructores (Mateo 21, 42; cfr. Salmo 118,22), que fue elegida por Dios (cfr. Isaías 28, 16), como roca sobre la que se construye  la Iglesia, nuevo pueblo de Dios;
·         su venida es una llamada a que nos convirtamos a El. En esa oferta  radica la alegría, y la felicidad;
·         seremos  juzgados con relación a esa oferta que nos hará el Niño Dios; dicho con otras palabras,
Jesús nos pide que nos convirtamos a El; y, a través de él, que nos convirtamos a Dios Padre;  precisamente esta conversión, aceptar su salvación, sus leyes, sus preceptos, su proyecto,  es el fundamento de la alegría.

2. La alegría en el Señor: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos (segunda Lectura).


v  Los proyectos del Señor, su providencia, sus preceptos son oferta de salvación; motivo de alegría. Así se expresan los salmos y otros textos de la Escritura

§  En el salmo responsorial de hoy
·         Quien se decide por seguir las palabras exigentes del Señor, experimenta una paz y una serenidad
profundas, y el miedo se transforma en confianza.
- A esto se refiere el salmo Responsorial de hoy, tomado del libro de Isaías (12, 2-6): “He aquí  a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación.  Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación. y diréis aquel día: Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre. Cantad  a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.  Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.
§  En la segunda Lectura de hoy
- También encontramos esa llamada a alegrarnos en el Señor en la segunda Lectura (Filipenses 4, 6-7): Gozaos siempre en el Señor; otra vez os digo, gozaos.  .... No tengáis solicitud  de cosa alguna [no os agobiéis por cosa alguna]   ... la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros sentimientos en Jesucristo.
§  En otros textos de la Escritura
·         La alegría es fruto del Espíritu Santo: Gálatas 5,22; “No consiste el Reino de Dios en comer ni beber,
sino que es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo” (Romanos 14, 17); “Los discípulos quedaron llenos de alegría en el Espíritu Santo” (Hechos 13,52).
§  El salmo 1
·         La ley de Dios (su proyecto, su providencia, sus preceptos, etc.) es una oferta de salvación: oferta de
amor que da frutos; si la aceptamos, somos dichosos, felices; y daremos buenos frutos   «como árboles plantados junto al río»;  pero,  si no aceptamos su oferta, terminamos  como la paja que se lleva el viento.  Es lo que leemos en el salmo 1, viernes de la segunda semana de Adviento, en la liturgia de la Misa:   
1 ¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni se entretiene  en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los necios,  2 sino que pone su gozo en la ley del Señor, meditándola día y noche! 3 Es como un árbol plantado junto al río, que da a su tiempo el fruto, y sus hojas no se marchitan; todo lo que hace le sale bien.4 No sucede lo mismo con los malvados, que son como paja que se lleva el viento. 5 No prevalecerán en el juicio los malvados ni los pecadores en la asamblea  de los justos. 6 Porque el Señor  conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos conduce a la perdición.

o   La alegría se manifiesta incluso en medio de las adversidades

·         La alegría se manifiesta incluso en medio de las adversidades: los Apóstoles, después de haber sido
azotados por orden del Sanedrín, cuando fueron dejados libres se marcharon “contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el nombre del Señor” (Hechos 5,41);    Santiago en su carta, dice que los cristianos deben considerar como una gran gozo el estar “rodeados por toda clase de pruebas” (Santiago 1, 2); San Pablo dice a los cristianos de Corinto: “Estoy muy orgulloso de vosotros. Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 7,4). 


Vida Cristiana

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