domingo, 24 de marzo de 2019

3º Domingo Cuaresma Ciclo C 24 de marzo de 2019




[Chiesa/Omelie1/Quaresima/3C19ConversiónMurmuraciónHiguera]

Ø Cuaresma, Domingo 3º ciclo C. 24 de marzo de 2019. La conversión. “La penitencia

interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido” (Catecismo de la Iglesia Católica).


v  Cfr. 3º Domingo Cuaresma  Ciclo C  24 de marzo de 2019

      Éxodo 3, 1-8.13-15; 1 Corintios 10, 1-6.10-12; Lucas 13, 1-9


2ª Lectura (1Co 10,1-6.10-12) Hermanos: 1 No quiero que olviden que en el desierto nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, todos cruzaron el mar Rojo y 2 todos se sometieron a Moisés, por una especie de bautismo en la nube y en el mar. 3 Todos comieron el mismo alimento milagroso 4 y todos bebieron de la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo. 5 Sin embargo, la mayoría de ellos desagradaron a Dios y murieron en el desierto. 6 Todo esto sucedió como advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas como ellos lo hicieron.10 No murmuréis como algunos de ellos murmuraron y perecieron a manos del ángel exterminador. 11Todas estas cosas les sucedieron a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros y fueron puestas en las Escrituras como advertencia para los que vivimos en los últimos tiempos. 12 Así pues, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer. Palabra de Dios.
Evangelio (Lc 13,1-9) 1. En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron lo de los galileos, cuya sangre mezcló Pilato con la de sus sacrificios. 2 Jesús les hizo este comentario: "¿Pensáis  que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? 3 Ciertamente que no; y si no os arrepentís perecereís  de manera semejante. 4 Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? 5 Ciertamente que no; y si no os arrepentís, pereceréis de manera semejante". 6 Entonces les dijo esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. 7 Dijo entonces al viñador: `Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?' 8  El viñador le contestó: `Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, 9 para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré`"..

 

NECESIDAD DE LA CONVERSIÓN A DIOS  PARA LA SALVACIÓN.

LA CONVERSIÓN SE REALIZA EN LA VIDA COTIDIANA
MEDIANTE GESTOS DE RECONCILIACIÓN.

1.   Tres números del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la

conversión, sobre la penitencia interior.


v  Una reorientación radical de toda la vida, que comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida esperando en la misericordia divina.

CEC 1431: La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron «animi cruciatus» (aflicción del espíritu), «compunctio cordis» (arrepentimiento del corazón) (Cf Cc. de Trento: DS 1676-1678; 1705; Catech. R. 2, 5, 4).

v  La conversión se realiza en la vida cotidiana, en gestos concretos.

CEC 1435: La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (Cf Am 5, 24; Is 1, 17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (Cf Lc 9, 23).

v  Para convertirse es necesario no ser presumidos

CEC 2092: Hay dos clases de presunción. O bien el hombre presume de sus capacidades
(esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto), o bien presume de la omnipotencia o de la
misericordia divinas, (esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito).

v  Superación de posibles perspectivas miopes, para considerar el proyecto de Dios para cada uno.

-          La conversión en griego se expresa con el verbo metanoéö, del que proviene el sustantivo
metánoia. La etimología es instructiva: metá (más allá de) y nús (mente): es necesario ir “más allá de nuestra mente”, en el sentido de superar nuestras posibles perspectivas miopes, examinando si nuestros programas de vida son ambiguos o mezquinos, para considerar el proyecto de Dios, su voluntad, sobre nuestras vidas, lo cual es el criterio último de nuestras valoraciones y acciones.  

2.   También S. Pablo, en la segunda lectura, afirma que lo que

importa para la salvación es la responsabilidad personal, la

fidelidad.


v  Todos los israelitas recibieron  los mismos dones, pero no todos fueron fieles

-          S. Pablo explica como el pueblo hebreo gozó de privilegios y ayuda excepcionales por parte de
Dios: «todos estuvieron bajo la nube [1], todos cruzaron el mar Rojo ... Todos comieron el mismo alimento milagroso [2] y todos bebieron de la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los acompañaba [3] ...»  
            Todos recibieron los mismos dones, pero la mayor parte no fue fiel, y, por ello murieron en el desierto: «Sin embargo, la mayoría de ellos desagradaron a Dios y murieron en el desierto». Se suele comentar que el pueblo fue ingrato a Dios porque - haciendo un resumen -  añoraba las delicias de Egipto, se entregaba a la lujuria  y murmuraba contra Dios.

o   Un ejemplo concreto de materia de examen de conciencia necesario para la salvación. La murmuración.

·         En el v. 10 de 1 Corintios, san Pablo señala como realidad específica que va contra la fidelidad a
Dios, la murmuración: No murmuréis como algunos de ellos murmuraron. Como sabemos, la murmuración es un vocablo bíblico “característico, para indicar incredulidad, rechazo y desconfianza” hacia Dios por parte de la criatura[4].  “Estamos en el desierto; en Israel, que está en peregrinación hacia la tierra de la promesa divina y de la libertad, aparece la polilla de la frustración, de la desesperación, de la rebelión. Se trata de lo que la Biblia llama, con un verbo curioso, «murmuración»: es un modo para indicar la incredulidad, la sospecha en relación con Dios y de su incapacidad de salvación”[5]. 
La desconfianza en Dios tiene mucho que ver con la cultura de la sospecha, propugnada muchas veces por el diablo, que pone a Dios en estado de sospecha[6].

3. Conversión  es pasar de un modo de vivir a otro. No basta el éxodo físico, hace falta el éxodo espiritual.

- R. Cantalamessa, Passa Gesù di Nazaret, Piemme 1999, p. 98: «No basta el éxodo físico, hace falta el éxodo espiritual; no basta pasar de un lugar a otro, hace falta pasar de un estado a otro, de un modo de vivir a otro. Para muchos israelitas no sirvió para nada el haber salido de Egipto, porque no habían salido de sí mismos, de su propia voluntad. Del mismo modo, nos dice el Apóstol, para poco sirve también a nosotros los cristianos el estar bautizados, e incluso comer el Cuerpo del Señor y beber su sangre (el maná y el agua) si después, como sucedía en Corinto, non se abandona el viejo modo de vivir en la fornicación y en la idolatría»  
- También para nosotros, los bautizados,  es necesaria la conversión, como nos advierte el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1426), pues la vida nueva no suprimió la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado:
(...) La vida nueva recibida en la iniciación cristiana no suprimió la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado que la tradición llama [cfr CEC 405 y 978] concupiscencia [cfr CEC 1264] , y que permanece en los bautizados a fin de que sirva de prueba en ellos en el combate de la vida cristiana ayudados por la gracia de Dios (Cf DS 1515). Esta lucha es la de la conversión con miras a la santidad y la vida eterna a la que el Señor no cesa de llamarnos (Cf DS 1545; LG 40).

4. La parábola de la higuera estéril (Evangelio de hoy)

·         Esta parábola nos muestra la paciencia de Dios y, al mismo tiempo, nos dice que el tiempo para la
conversión no es eterno: hay una prórroga, después de la cual la higuera será cortada si no da fruto.
·         Nuevo Testamento, Eunsa  2004, Nota Lucas 13, 6-9: La parábola, para aquellos hombres, y para
nosotros, es una advertencia y un aviso: Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (cfr. Ezequiel 33,11), y «tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan» (2 Pedro 3,9). 
·         En el salmo responsorial de hoy (102) se afirma: “El Señor es compasivo y misericordioso, nos
colma de amor y de ternura”


Vida Cristiana



[1] La nube era símbolo de la protección  divina, de la presencia misteriosa de Dios en medio de su pueblo; la nube marca el camino que hay que seguir.  Éxodo 13:    21 Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche. 22 No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día, ni la columna de fuego por la noche. Cfr Deuteronomio 1, 30-33;  31, 15;  Ex 16,10;  19,9; 20,21;  24, 15-18;  40, 36-38; etc.
[2] El maná
[3] Dios hizo brotar agua de una roca, para que, en el desierto, su pueblo apagase la sed: Ex 17, 1-7: 1  Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin, a la orden de Yahveh, para continuar sus jornadas; y acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber. 2 . El pueblo entonces se querelló contra Moisés, diciendo: « Danos agua para beber. » Respondióles Moisés: « ¿Por qué os querelláis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahveh? » 3 . Pero el pueblo, torturado por la sed, siguió murmurando contra Moisés: « ¿Nos has hecho salir de Egipto para hacerme morir de sed, a mí, a mis hijos y a mis ganados? » 4 . Clamó Moisés a Yahveh y dijo: « ¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen. » 5 . Respondió Yahveh a Moisés: « Pasa delante del pueblo, llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete, 6 . que allí estaré yo ante ti, sobre la piña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo. » Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. 7 . Aquel lugar se llamó Massá y Meribá, a causa de la querella de los israelitas, y por haber tentado a Yahveh, diciendo: « ¿Está Yahveh entre nosotros o no?  (Éxodo (SBJ) 17)  Cfr. también Éxodo 15, 22-25.
[4] Cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture anno C, Piemme 1999, III domenica di quaresima, p. 82
[5] Cfr. Gianfranco Ravasi, ibidem p. 84
[6] Cfr. Juan Pablo II: Enc. Dominum et vivificantem, nn. 36-38; y Catequesis 12/11/1986.

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