Los
padres del siglo XXI
Cfr. Alfa y Omega , n. 1050 –
7 de diciembre de 2017
Ø El 85,5 % de los madrileños pide una mayor presencia del padre en el hogar, según indica el último Informe Familia. Conciliación y paternidad positiva son las claves para una nueva generación de padres.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
¿Cuál es el padre que piden los
madrileños para el siglo XXI? El 85,5 % demanda de un padre más presente; el
77,7 %, más cariñoso, y el 64,8 %, menos autoritario. Para el 95 %, la mejor
herramienta para conseguirlo es la conciliación laboral y familiar. Son datos
del Informe Familia 2017, presentado la semana pasada en Madrid por el
Instituto Universitario de la Familia con el patrocinio de la Fundación Casa de
la Familia del Arzobispado de Madrid.
El informe, basado en una
encuesta realizada en la capital con datos extrapolables a todo el territorio
nacional, muestra que la mayor parte de los encuestados piensa que la ausencia
del padre afecta al desarrollo personal y académico de los hijos, y que también
influye negativamente en la relación con la pareja. Además, para nueve de cada
diez personas, la clave de la paternidad es el tiempo de convivencia con los
hijos, para lo que es necesario apostar por la conciliación familiar-laboral,
la concienciación y la educación en la igualdad.
Pero estos datos no se quedan
solo en las encuestas. Desde hace años se han multiplicado los hombres que han
decidido optar por un nuevo modelo de paternidad, y son muchos los que han
comenzado a plasmar por escrito en blogs sus vivencias como padres
corresponsables, dando lugar a una comunidad virtual que inspira a miles de
hombres en su lucha por mejorar su vida familiar y laboral.
Uno de ellos es Alfonso Sánchez,
conocido como el hombre palet por el
nombre de su blog, en el que recoge sus experiencias con la paternidad.
Divorciado y vuelto a casar de nuevo, hoy se define como «un hombre feliz y un
padre implicado al cien por cien en la crianza de mis hijas».
Alfonso desvela que «no es que
antes yo no estuviera implicado, pero sí es verdad que me dejaba llevar en
temas como la alimentación o las vacunas. Iba como a rebufo… A raíz de la
separación vi que podía implicarme más con los críos y educarlos de la manera
que mejor pensaba, con una crianza lo más natural posible».
Alfonso pasó hace años por una
época profesional de alta intensidad, con jornadas de hasta 15 horas delante de
un ordenador, «pero en un momento dado pude parar con todo eso y supuso un
cambio total de vida. Monté un negocio por mi cuenta y ahora la prioridad
principal la tengo clara: los niños, y no esa locura». Por eso desmonta la
trampa del tiempo de calidad: «El mejor tiempo de calidad es pasar todo el
tiempo que puedas con tu familia. Para mí es una alegría poder recoger a mi
hija del colegio y que me cuente su día, eso es lo mejor».
Eso se traduce en una segunda jornada laboral, la que empieza al
llegar a casa: «A veces se carga a la mujer con la responsabilidad de todo, y
eso no puede ser. Nuestra misión como padres es cuidar a nuestra mujer y hacer
todo lo posible en casa. Poner lavadoras y cocinar, y estar con los niños
cuanto más tiempo mejor».
La relación con sus hijos ha
cambiado también, porque «intentamos pasar las tardes juntos, haciendo
actividades sencillas, prescindiendo incluso de las extraescolares, porque los
niños no necesitan tanto eso como pasar tiempo con sus padres. Hemos ganado en
calidad de vida y ahora no tenemos que meter prisa al niño para no llegar tarde
a danza». De ahí que Alfonso reconozca que «es algo precioso disfrutar de tus
hijos. Yo intento no perderme nada».
«Pasa más tiempo con tus hijos»
Raúl Díaz es otro de estos padres
que cuelgan sus vivencias en internet. En su blog Vidas de familia numerosa
cuenta cómo es su vida como padre de tres niños, y cuáles son las elecciones y
las renuncias que ha hecho para que su mujer y sus hijos puedan tener un marido
y un padre de calidad.
Raúl tiene claro que «esto no es
cosa solamente de madres», y por eso anima a los padres: «Pasa más tiempo con
tus hijos, haz lo imposible para pasar más tiempo con ellos. Parece difícil,
pero siempre se puede más. Porque llegará un momento en el que los niños se
harán mayores»; así que «concilia, reduce jornada, pide excedencia en verano,
cambia de trabajo, busca tus opciones».
Padre de una niña de 5 años y de
dos mellizos de 20 meses, Raúl dice con humor que «nuestra vida a veces
consiste más en sobrevivir que en vivir». Y aclara: «Mi mujer y yo tiramos
hacia delante como podemos, apoyándonos siempre el uno en el otro. A veces se
nos hace difícil, pero nuestra prioridad es la familia», afirma con claridad.
Para ello, en los últimos años han tenido que ir improvisando en su manera de
conciliar: primero ella se cogió una excedencia que ha ido prolongando; luego
él se cogió el permiso de lactancia, que puede ser compartido; después él se
redujo una hora al día, y luego pasó a trabajar cuatro horas diarias mientras
montaban de forma paralela un pequeño negocio de puericultura. Todo ello para
poder estar juntos por las tardes, que los niños puedan estar con ambos padres
y evitar así que la carga de la educación y de las tareas domésticas recaigan
solo sobre uno de los miembros del matrimonio. «Es una lucha continua, porque
tienes que estar mirando todo el rato tus posibilidades económicas, pero tenemos
claro que es lo importante y qué no. Nosotros pensamos que el trabajo es un
medio, y que hay que trabajar para vivir y no al revés. Es cuestión de
prioridades, y para nosotros lo prioritario es la familia, aunque tengamos que
estar más achuchados de dinero», explica Raúl.
¿Compensa pasar por tantas
elecciones y renuncias? Raúl tiene claro que sí: «Compensa y mucho», por lo que
lamenta que haya «tan pocos hombres que apuesten por la conciliación o que
incluso opten por reducir su jornada laboral para estar con sus hijos. No
existe tiempo de calidad suficiente como compensación a no poder pasar el
tiempo suficiente con tus hijos. Parece que tienen que ser solo las madres las
que tienen que sacar la familia adelante; que el padre es el que debe estar todo
el día trabajando y luego llegar a casa tarde para el beso de buenas noches. Yo
si viviera así, me lo perdería todo, y no quiero hacerlo».
La familia en datos
Un pueblo que no cuida de la
familia, «va a la deriva», dijo el cardenal Carlos Osoro durante la
presentación la semana pasada del Informe Familia (informefamilia.org). El
estudio muestra que «la familia es algo moderno y necesario. No es una historia
pasada», sino que es fundamental para la sociedad. «Hay que se proactivos en el
trabajo por la familia. No basta con decir: “qué mal está esto”», dijo el
arzobispo.
Uno de los datos más llamativos
del informe es que el 42,5 % de las parejas no puede constituir un hogar como
consecuencia del impacto de la crisis. En el caso de los jóvenes, los problemas
económicos son un impedimento mayor, pues dos tercios de los menores de 35 años
que viven con sus padres no puedan formar un hogar propio por este motivo.
El informe desvela, asimismo, que
cerca de dos tercios de las personas está satisfecha con su pareja, aunque no
esconde que la mitad de ellas ha sufrido al menos una crisis grave en su
relación; un dato interesante es que la proporción de parejas que pensaron
separarse y luego no lo hicieron es la mitad entre los católicos.
Entre las mayores dificultades
que sufren las parejas está la larga jornada de trabajo (el 72,1 % manifiesta
su insatisfacción por esta causa). A la hora de valorar las relaciones
anteriores, los encuestados reconocen las malas relaciones actuales (68,7 %) y
muestran su pesimismo (88,8 %) sobre la posibilidad de que algo o alguien
hubiera ayudado a continuar su relación.
Las ventajas de la paternidad positiva
Experto en masculinidades y
paternidad positiva: así se presenta Ritxar Bacete, uno de los encargados de
presentar el Informe Familia 2017. Ritxar habla de un nuevo modelo de ser padre
«que se está creando a raíz de las nuevas relaciones entre padres e hijos».
Echando la vista atrás, observa que «partimos de un aprendizaje de la
masculinidad en el que los cuidados y las emociones no han sido la prioridad,
pero ahora se trata de legitimarnos en competencias expresivas, algo
tradicionalmente vinculado solo a lo femenino».
Este modo de vivir la paternidad
tiene «efectos muy claros y positivos en los hijos y en los padres. Hay evidencias
científicas de ello, que muestran que este modo de apego tiene beneficios hasta
en la salud». Todo esto se traduce en «estar presente, pasar horas juntos,
cuidar…, y también cambiar la concepción del trabajo», porque «no estaríamos
hablando de paternidad positiva si el hecho de ser padre no cambia en nada tu
forma de trabajar».
El camino que han de recorrer los
padres pasa por «adquirir las habilidades necesarias para cuidar. Esto exige un
esfuerzo para aprender, responsabilizarte y hacerlo, y dedicar el tiempo
suficiente para ser corresponsable en todo lo que necesitan los hijos».
Pero la paternidad positiva no se
queda solo en la relación paterno-filial, sino que influye también en la
pareja: «Hay evidencia de que las parejas igualitarias son más resistentes a
las crisis y están más satisfechas con su vida en común y con su vida sexual.
Además, la paternidad positiva refuerza el papel de la mujer, y reduce la
posibilidad de violencia en la familia: a mayor presencia del padre en el
hogar, menos violencia. Incluso las hijas de hombres presentes es menos
probable que sufran violencia machista, porque buscarán parejas igualitarias y
pacíficas. Y también hay datos que indican que los miembros de estas parejas
viven más años».
Para Ritxar, «esto no es un
simple discurso, sino que hay mucha evidencia científica. Hasta la propia
bilogía masculina se transforma: descienden los niveles de testosterona y
aumentan las hormonas del cuidado y del bienestar. ¡No hay más que ventajas!».
Vida Cristiana
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