Eucaristía (2018). El
discernimiento de la Eucaristía. Jesús es el Pan de Vida ofrecido en sacrificio
por nosotros para darnos la plenitud de la vida. Rezo del Angelus. Benedicto
XVI (19 agosto 2012).
EL DISCERNIMIENTO DE LA EUCARISTÍA
v
Cfr. Benedicto XVI, Rezo del Angelus, Domingo 19
de agosto de 2012
Domingo 20 del Tiempo Ordinario,
Ciclo B
1. Jesús
revela el significado de la multiplicación de cinco panes y dos peces
v
Dios Padre envió a él, el Hijo, como verdadero
Pan de vida, y este pan es su carne, su vida, ofrecida en sacrificio por
nosotros.
o
Se trata de «comer su carne y beber su sangre»
(cf. Jn 6, 54), para tener en nosotros la plenitud de la vida.
§ Es
evidente que este discurso no está hecho para atraer consensos.
El Evangelio de este domingo (cf. Jn 6,
51-58) es la parte final y culminante del discurso pronunciado por Jesús en la
sinagoga de Cafarnaúm, después de que el día anterior había dado de comer a
miles de personas con sólo cinco panes y dos peces. Jesús revela el significado
de ese milagro, es decir, que el tiempo de las promesas ha concluido: Dios
Padre, que con el maná había alimentado a los israelitas en el desierto, ahora
lo envió a él, el Hijo, como verdadero Pan de vida, y este pan es su carne, su
vida, ofrecida en sacrificio por nosotros. Se trata, por lo tanto, de acogerlo
con fe, sin escandalizarse de su humanidad; y se trata de «comer su carne y
beber su sangre» (cf. Jn 6, 54), para tener en sí mismos la
plenitud de la vida.
Es evidente que este discurso no está
hecho para atraer consensos. Jesús lo sabe y lo pronuncia intencionalmente; de
hecho, aquel fue un momento crítico, un viraje en su misión pública. La gente,
y los propios discípulos, estaban entusiasmados con él cuando realizaba señales
milagrosas; y también la multiplicación de los panes y de los peces fue una
clara revelación de que él era el Mesías, hasta el punto de que inmediatamente
después la multitud quiso llevar en triunfo a Jesús y proclamarlo rey de
Israel. Pero esta no era la voluntad de Jesús, quien precisamente con ese largo
discurso frena los entusiasmos y provoca muchos desacuerdos. De hecho,
explicando la imagen del pan, afirma que ha sido enviado para ofrecer su propia
vida, y que los que quieran seguirlo deben unirse a él de modo personal y
profundo, participando en su sacrificio de amor. Por eso Jesús instituirá en la
última Cena el sacramento de la Eucaristía: para que sus discípulos puedan
tener en sí mismos su caridad —esto es decisivo— y, como un único cuerpo unido
a él, prolongar en el mundo su misterio de salvación.
2. Al
escuchar este discurso la gente comprendió que Jesús no era un Mesías,
como ellos querían,
que aspirase a un trono terrenal.
v
Aquellos panes, partidos para miles de personas,
no querían provocar una marcha triunfal, sino anunciar el sacrificio de la cruz.
o
Muchos de los discípulos, desde entonces, ya no
lo siguieron.
§ El
grano de trigo
Al escuchar este discurso la gente
comprendió que Jesús no era un Mesías, como ellos querían, que aspirase a un
trono terrenal. No buscaba consensos para conquistar Jerusalén; más bien,
quería ir a la ciudad santa para compartir el destino de los profetas: dar la
vida por Dios y por el pueblo. Aquellos panes, partidos para miles de personas,
no querían provocar una marcha triunfal, sino anunciar el sacrificio de la
cruz, en el que Jesús se convierte en Pan, en cuerpo y sangre ofrecidos en
expiación. Así pues, Jesús pronunció ese discurso para desengañar a la multitud
y, sobre todo, para provocar una decisión en sus discípulos. De hecho, muchos
de ellos, desde entonces, ya no lo siguieron.
Queridos amigos, dejémonos sorprender
nuevamente también nosotros por las palabras de Cristo: él, grano de trigo
arrojado en los surcos de la historia, es la primicia de la nueva humanidad,
liberada de la corrupción del pecado y de la muerte. Y redescubramos la belleza
del sacramento de la Eucaristía, que expresa toda la humildad y la santidad de
Dios: el hacerse pequeño, Dios se hace pequeño, fragmento del universo para
reconciliar a todos en su amor. Que la Virgen María, que dio al mundo el Pan de
la vida, nos enseñe a vivir siempre en profunda unión con él.
VIDA CRISTIANA
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