El
sentido vocacional de la vida
Ø Domingo 15 del Tiempo Ordinario, Año B (2018). La vocación. El sentido vocacional de la vida. Ninguno de nosotros está en este mundo por casualidad, y mucho menos dependemos de la fatalidad. Estamos integrados, desde siempre, en un proyecto universal. Dios tiene un proyecto (plan, designio, etc.) para cada uno de nosotros desde toda la eternidad, no hay azar. (Cfr. las tres Lecturas de hoy: del profeta Amós, de la Carta a los Efesios, del Evangelio de Marcos). Es lo que San Pablo llama el “misterio”. Un aspecto fundamental de la fe es aprender a descubrir ese proyecto, es decir, la voluntad de Dios. Ese proyecto es la vocación de cada uno. En la raíz de toda vocación está la iniciativa de Dios. Necesitamos una fe más personal y madura, convencida, para superar así los sentimientos religiosos vagos y poco comprometidos. Debemos aprender a pensar de manera más profunda. Dios nos revela en Cristo su proyecto, nuestra vocación.
v
Cfr. 15 Tiempo Ordinario 15 julio 2018 Año B
Amós 7,12-15; Efesios
1,3-14; Marcos 6,7-13.
Amós 7,
12-15: 12 Y Amasías
dijo a Amós: «Vete, vidente; huye a la tierra de Judá; come allí tu pan y
profetiza allí. 13 Pero en Betel no has de seguir profetizando,
porque es el santuario real y templo del
reino. » 14 Respondió Amós y dijo a Amasías: « Yo no soy
profeta ni hijo de profeta, sino ganadero y cultivador de sicómoros. 15 El Señor me tomó de detrás del rebaño; el Señor me mandó: "Vete, profetiza a mi pueblo
Israel."
Efesios 1, 3-14: 3 . Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; 4 por cuanto nos ha elegido en él antes de la
fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor;
5 eligiéndonos de antemano para ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia con
la que nos agració en el Amado. 7 En él
tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la
riqueza de su gracia 8 . que ha prodigado sobre
nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos
a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él
se propuso de antemano, 10 para realizarlo en la plenitud de los tiempos:
hacer que todo tenga a Cristo por
Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. 11 A
él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo
designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, 12 para ser nosotros alabanza de su gloria, los
que ya antes esperábamos en Cristo. 13 En él
también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de
vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la Promesa, 14 que es prenda de nuestra
herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.
Marcos 6, 7-13: 7 Y llama
a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los
espíritus inmundos. 8. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un
bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; 9. sino: « Calzados con
sandalias y no vistáis dos túnicas. » 10 Y les dijo: « Cuando entréis en una casa,
quedaos en ella hasta marchar de allí. 11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan,
marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en
testimonio contra ellos. » 12 Y,
yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; 13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con
aceite a muchos enfermos y los curaban.
A. El profeta Amós
El Señor me mandó:
«Vete, profetiza a mi
pueblo Israel»
v
Amós tiene conciencia de que es Dios quien
le llamó.
-
Es un pastor de vacas y buscador de sicomoros (Amos
7,14-15) – árbol del que se sacaba
algo
parecido al corcho - llamado Amós,
nacido en Tecue, pueblo cercano a Belén (Amos 1,1). Es llamado por Dios para
hacer el profeta (profeta etimológicamente significa el que habla en nombre de
otro). Profetizó en Betel, donde el rey de Israel Jeroboam, adoraba los ídolos.
Predijo a Jeroboam que, si no desistía de su maldad, él y su familia serían
llevados cautivos.
-
Es un período de prosperidad y bienestar para
Israel. Y el Señor le envía para sacudir el sueño
de su
pueblo:
Amós 6, 3-12: «Pero vosotros estáis
reservados para el día calamitoso, y os vais acercando al solio
de la iniquidad.
Vosotros los que dormís en camas de marfil, y os solazáis en vuestros lechos;
los
que coméis los mejores
corderos de la grey, y los más escogidos becerros de la vacada; ... los que
bebéis vino en anchas copas, despidiendo
preciosos olores, sin compadeceros de la aflicción de
José (de
los demás israelitas, ndr) ... El Señor Dios ha jurado por su vida; ha
dicho el Señor Dios
de los ejércitos: Yo detesto la soberbia de
Jacob, y aborrezco sus palacios, y entregaré al dominio
de otros la ciudad con sus habitantes ...».
-
No siempre fue bien acogido. Por ejemplo, un sacerdote
de los ídolos de la corte de Betel, un tal
Amasías, predispuso mal al rey de Israel Jeroboam, contra
Amos. Le dijo que preparaba una rebelión contra el rey, que decía cosas que el
pueblo no podía soportar. Y Amasías le prohibió que siguiese profetizando allí
y que se fuese al país de Judá.: «¡Oh tú, que tienes visiones!, vete, huye al
país de Judá, y come allí tu pan, y allí podrás profetizar; mas no vuelvas a profetizar en Betel; porque
éste es el santuario del rey, y la corte del reino» (vv. 2-13).
o
Amós explica por qué era profeta: es el Señor
quien lo escogió
Amós responde a Amasías explicando por qué era
profeta: es el Señor quien lo ha escogido. «Yo no soy profeta, ni hijo de
profeta, sino que guardo unas vacas, y voy buscando sicomoros. Pero el señor me tomó mientras yo iba tras
el ganado; y díjome el Señor: Ve a profetizar a mi pueblo de Israel» (vv.
14-15).
B. El descubrimiento de la voluntad de Dios para
cada uno.
v
1. En el Evangelio de hoy aparece claro que es
el Señor quien llamó a los doce
Apóstoles y les dio una misión: “Y llama
a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los
espíritus inmundos.” (Marcos 6,7).
Es el Señor que llama. Quien da una misión. Quien da un
poder a los Apóstoles (sobre los espíritus inmundos). Quien les da
instrucciones: no tomar nada para el camino, permaneced en la casa en que
entréis .... predicad la conversión, ungid con aceite los
enfermos ... Nada dice el Evangelio
acerca de que tuviesen virtudes especiales, cualidades oratorias, etc. El
rechazo, la no acogida, puede suceder, está previsto (v. 11); no faltará la
eficacia, pero en el modo que Dios quiera: hay que dejar el resultado en sus
manos.
v
2. En Efesios 1, 3-10 (2ª Lectura): Es un himno
de alabanza que contiene el designio salvador de Dios llamado por san Pablo
«el misterio», en el que se comprende la elección eterna de Dios de cada
criatura y la recapitulación de todas las cosas en Jesucristo.
San Pablo incluye un solemne canto, que canta el plan
divino de la salvación; un himno de alabanza
(vv. 3- 10) en el que son presentados los beneficios, o bendiciones, que
contiene el designio (plan, proyecto) salvífico de Dios, llamado por San Pablo
«el misterio». Abarca desde la elección eterna de cada criatura humana por
parte de Dios hasta la recapitulación de todas las cosas en Jesucristo, pasando
por la obra de la Redención.
o
Significado de “misterio”, según San Pablo
Nuevo Testamento,
Eunsa 2004, Efesios 1, 9-14: “El misterio (v. 9) es el designio o plan divino de salvar en Cristo a
todos los hombres, que, oculto al principio en la voluntad de Dios, ha sido
realizado y revelado de forma armónica siguiendo diversas etapas o tiempos (kairoi)
a lo largo de la historia. Ha comenzado por la «elección» (1,4),
continúa con la a ser «hijos adoptivos» (1, 5-6), conduce a la «redención» (1,
7-8) y alcanza su plenitud en la recapitulación de todas las cosas en Cristo
(v. 10), que reúne en torno a sí un pueblo en el que, junto a Israel (vv. 11-12), son acogidos todos los hombres y
mujeres de cualquier raza y nación que han creído en el Evangelio y han sido sellados
por el Espíritu Santo para compartir la herencia de los hijos (vv. 13-14).”
o
San Pablo emplea diversas palabras para expresar
la realidad de la llamada de Dios
San Pablo emplea diversas palabras para expresar la
realidad de la llamada de Dios antes de que nosotros existiésemos: designio de
Dios, plan, predestinación, elección,
beneplácito, misterio, proyecto. Ninguno de nosotros está en este mundo por
causalidad, y mucho menos dependemos de la fatalidad. Estamos integrados, desde
siempre, en un proyecto universal. Dios tiene un plan, no hay azar.
v
En el proyecto de Dios sobre nosotros,
encontramos nuestro propio bien.
Benedicto XVI, Caritas in veritate, 29 de junio de 2009,
Introducción: “Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios
tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho
proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre” (cf. Juan 8,22).
v
Los cristianos somos instrumentos escogidos por
llamada divina desde toda la eternidad, a pesar de nuestra pobre miseria
personal.
-
Es Cristo que
pasa, n. 160: “Desde el comienzo de mi predicación, os he prevenido contra
un
Falso
endiosamiento. No te turbe conocerte como eres: así, de barro. No te preocupe.
Porque tú y yo somos hijos de Dios —y éste es endiosamiento bueno—, escogidos
por llamada divina desde toda la eternidad: nos
eligió el Padre, por Jesucristo, antes de la creación del mundo para que seamos
santos en su presencia (Efesios 1,4). Nosotros que somos especialmente de
Dios, instrumentos suyos a pesar de nuestra pobre miseria personal, seremos
eficaces si no perdemos el conocimiento de nuestra flaqueza. Las tentaciones
nos dan la dimensión de nuestra propia debilidad”.
C. Un aspecto fundamental de la fe es el de aprender a comprender la
voluntad de
Dios.
Cfr. Benedicto
XVI, Homilía al clausurar el Año Paulino, 28 de junio de 2009, en la
celebración
de las primeras vísperas de la solemnidad de
los santos Pedro y Pablo.
v
1. Debemos aprender a pensar de manera profunda.
Es necesario aprender a comprender la voluntad de Dios.
Debemos
aprender a pensar de manera profunda. ¿Qué significa eso?. Lo dice san Pablo en
la segunda parte de la frase: es necesario aprender a comprender la voluntad de
Dios, de modo que plasme nuestra voluntad, para que nosotros queramos lo que
Dios quiere, porque reconocemos que aquello que Dios quiere es lo bello y lo
bueno. Se trata, por tanto, de un viraje de fondo en nuestra orientación
espiritual. Dios debe entrar en el horizonte de nuestro pensamiento: aquello
que Dios quiere y el modo según el cual Él ha ideado al mundo y me ha ideado.
Debemos aprender a participar en la manera de pensar y querer de Jesucristo.
Entonces seremos hombres nuevos en los que emerge un mundo nuevo.
v
2. Qué es una fe adulta.
o
a) Con Cristo tenemos que alcanzar la edad
adulta, una humanidad madura. No podemos seguir siendo "niños, llevados a
la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina".
Este mismo
pensamiento sobre la necesaria renovación de nuestro ser como persona humana,
Pablo lo ilustró ulteriormente en dos párrafos de la Carta a los Efesios, sobre
los cuales queremos reflexionar ahora brevemente. En el cuarto capítulo de la
Carta, el apóstol nos dice que con Cristo tenemos que alcanzar la edad adulta,
una humanidad madura. No podemos seguir siendo "niños, llevados a la
deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina" (4, 14).
o
b) No es una fe "hecha por uno mismo".
Pablo desea
que los cristianos tengamos una fe "responsable", una fe
"adulta". La palabra "fe adulta" en los últimos decenios se
ha transformado en un eslogan difundido. Con frecuencia se entiende como la
actitud de quien no escucha a la Iglesia y a sus pastores, sino que elige de
forma autónoma lo que quiere creer y no creer, es decir, una fe "hecha por
uno mismo". Esto se interpreta como "valentía" para expresarse
en contra de Magisterio de la Iglesia. En realidad para esto no es necesaria la
valentía, porque se puede siempre estar seguro del aplauso público. En cambio
la valentía es necesaria para unirse a la fe de la Iglesia, incluso si ésta
contradice al "esquema" del mundo contemporáneo. A esta falta de
conformismo de la fe Pablo llama una "fe adulta".
o
c) Forma parte de la fe adulta: comprometerse
con la inviolabilidad de la vida humana desde el primer momento de su
concepción; reconocer el matrimonio entre un hombre y una mujer para toda la
vida.
Califica en
cambio como infantil el hecho de correr detrás de los vientos y de las
corrientes del tiempo. De este modo forma parte de la fe adulta, por ejemplo,
comprometerse con la inviolabilidad de la vida humana desde el primer momento
de su concepción, oponiéndose con ello de forma radical al principio de la
violencia, precisamente en defensa de las criaturas humanas más vulnerables. Forma
parte de la fe adulta reconocer el matrimonio entre un hombre y una mujer para
toda la vida como ordenado por el Creador, reestablecido nuevamente por Cristo.
o
d) La fe se desarrolla primero hacia la verdad,
que se transforma en caridad. El poder del mal es la mentira.
La fe
adulta no se deja transportar de un lado a otro por cualquier corriente. Se
opone a los vientos de la moda. Sabe que estos vientos no son el soplo del
Espíritu Santo; sabe que el Espíritu de Dios se expresa y se manifiesta en la comunión
con Jesucristo. Pero Pablo no se detiene en la negación, sino que nos lleva
hacia el gran "sí". Describe la fe madura, realmente adulta de forma
positiva con la expresión: "actuar según la verdad en la caridad"
(cfr Efesios 4, 15). El nuevo modo de pensar, que nos ofrece la fe, se
desarrolla primero hacia la verdad. El poder del mal es la mentira. El poder de
la fe, el poder de Dios, es la verdad. La verdad sobre el mundo y sobre
nosotros mismos se hace visible cuando miramos a Dios. Y Dios se nos hace
visible en el rostro de Jesucristo. Al contemplar a Cristo reconocemos algo
más: verdad y caridad son inseparables. En Dios, ambas son una sola cosa: es
precisamente ésta la esencia de Dios. Por este motivo, para los cristianos
verdad y caridad van unidas. La caridad es la prueba de la verdad. Siempre
seremos constantemente medidos según este criterio: que la verdad se transforme
en caridad para ser verdaderos.
v
3. Quien junto con Cristo sirve a la verdad en
la caridad, contribuye al verdadero progreso del mundo.
Otro
pensamiento importante aparece en el versículo de san Pablo. El apóstol nos
dice que, actuando según la verdad en la caridad, contribuimos a hacer que el
todo -el universo- crezca hacia Cristo. Pablo, en virtud de su fe, no se
interesa sólo por nuestra personal rectitud o por el crecimiento de la Iglesia.
Él se interesa por el universo: "ta
pánta". La finalidad última de la obra de Cristo es el universo -la
transformación del universo, de todo el mundo humano, de la entera creación.
Quien junto con Cristo sirve a la verdad en la caridad, contribuye al verdadero
progreso del mundo. Sí, es completamente claro que Pablo conoce la idea del
progreso. Cristo, su vivir, sufrir y resucitar, ha sido el verdadero gran salto
del progreso para la humanidad, para el mundo. Ahora, en cambio, el universo
tiene que crecer hacia Él. Donde aumenta la presencia de Cristo, allí está el
verdadero progreso del mundo. Allí el hombre se hace nuevo y así se transforma
en nuevo mundo.
o
Cfr. Juan Pablo II propone una serie de puntos sobre
la fe en la Europa contemporánea. Exhortación apostólica «Ecclesia in Europa»,
28 de junio de 2003:
§
1) Es necesario por doquier anunciar a Cristo
incluso a los bautizados, para superar un sentimiento religioso vago y poco
comprometido.
“Por doquier es necesario un nuevo anuncio incluso a los bautizados. Muchos
europeos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero realmente no
lo conocen. Con frecuencia se ignoran ya hasta los elementos y las nociones
fundamentales de la fe. Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se
repiten los gestos y los signos de la fe, especialmente en las prácticas de
culto, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y
una adhesión a la persona de Jesús. En muchos, un sentimiento religioso vago y
poco comprometido ha suplantado a las grandes certezas de la fe; se difunden
diversas formas de agnosticismo y ateísmo práctico que contribuyen a agravar la
disociación entre fe y vida. (n. 47)”.
§
2) Hay que promover una fe más personal y
madura, iluminada y convencida.
“ « La actual situación cultural
y religiosa de Europa exige la presencia de católicos adultos en la fe y de
comunidades cristianas misioneras que testimonien la caridad de Dios a todos
los hombres ». El anuncio del Evangelio de la esperanza comporta, por tanto,
que se promueva el paso de una fe
sustentada por costumbres sociales, aunque sean apreciables, a una fe más personal y madura, iluminada y
convencida.
Los cristianos, pues, han de
tener una fe que les permita enfrentarse críticamente con la cultura actual,
resistiendo a sus seducciones; incidir eficazmente en los ámbitos culturales,
económicos, sociales y políticos; manifestar que la comunión entre los miembros
de la Iglesia católica y con los otros cristianos es más fuerte que cualquier
vinculación étnica; transmitir con alegría la fe a las nuevas generaciones;
construir una cultura cristiana capaz de evangelizar la cultura más amplia en
que vivimos” (n. 50).
§
3) Hemos de conocer el Evangelio para conocer a
Cristo, y que se convierta en vida de nuestra vida.
“Que todos los fieles acojan la
exhortación conciliar a « la lectura asidua de la Escritura para que adquieran
la “sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús” (Flp 3, 8), “pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo” ».118
Que la Sagrada Biblia siga siendo un tesoro para la Iglesia y para todo
cristiano: en el estudio atento de la Palabra encontraremos alimento y fuerza
para llevar a cabo cada día nuestra misión.
¡Tomemos este Libro en nuestras manos! Recibámoslo del Señor que lo ofrece continuamente por medio de su
Iglesia (cf. Ap 10, 8). Devorémoslo (cf. Ap 10, 9) para que se convierta en vida de nuestra vida. Gustémoslo hasta el fondo: nos costará,
pero nos proporcionará alegría porque es dulce como la miel (cf. Ap 10, 9-10). Estaremos así rebosantes de esperanza y capaces de comunicarla a cada hombre y mujer que encontremos en
nuestro camino” (n. 65).
D. La “recapitulación” en Cristo de todas las cosas (Efesios 1,10: segunda Lectura)
v
Cfr. Juan Pablo II, Catequesis del 14 de febrero
del 2001.
o
El único Señor es Jesucristo que, en la
Encarnación, une en sí mismo toda la historia de la salvación, a la humanidad y
a la creación entera.
El plan salvífico de Dios,
"el misterio de su voluntad" (Ef 1, 9) con respecto a toda criatura,
se expresa en la carta a los Efesios con un término característico:
"recapitular" en Cristo todas las cosas, las del cielo y las de la
tierra (cf. Ef 1, 10). La imagen podría remitir también al asta en torno a la
cual se envolvía el rollo de pergamino o de papiro del volumen, en el que se
hallaba un escrito: Cristo confiere un sentido unitario a todas las sílabas,
las palabras y las obras de la creación y de la historia.
El primero que captó y desarrolló
de modo admirable este tema de la "recapitulación" fue san Ireneo,
obispo de Lyon, gran Padre de la Iglesia del siglo II. Contra cualquier
fragmentación de la historia de la salvación, contra cualquier separación entre
la Alianza antigua y la nueva, contra cualquier dispersión de la revelación y
de la acción divina, san Ireneo exalta al único Señor, Jesucristo, que en la
Encarnación une en sí mismo toda la historia de la salvación, a la humanidad y
a la creación entera: "Él, como rey eterno, recapitula en sí todas las cosas"
(Adversus haereses III, 21, 9).
o
En la expresión "todas las cosas"
queda comprendido también el hombre, tocado por el misterio de la Encarnación.
Escuchemos un pasaje en el que este Padre de la Iglesia
comenta las palabras del Apóstol que se refieren precisamente a la
recapitulación en Cristo de todas las cosas. En la expresión "todas las
cosas" -afirma san Ireneo- queda comprendido también el hombre, tocado por
el misterio de la Encarnación, por el que el Hijo de Dios "de invisible se
hizo visible, de incomprensible comprensible, de impasible pasible, y de Verbo
hombre. Él ha recapitulado en sí todas las cosas para que el Verbo de Dios,
como tiene la preeminencia sobre los seres supracelestes, espirituales e
invisibles, del mismo modo la tenga sobre los seres visibles y corporales; y
para que, asumiendo en sí esta preeminencia y poniéndose como cabeza de la
Iglesia, pueda atraer a sí todas las cosas" (ib., III, 16, 6). Este
confluir de todo el ser en Cristo, centro del tiempo y del espacio, se realiza
progresivamente en la historia superando los obstáculos y las resistencias del
pecado y del maligno.
o
Catecismo de la Iglesia Católica
§ Que
todo tenga a Cristo por cabeza: consideración de algunos aspectos.
-
n. 2823: “El
nos ha dado a "conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo
designio que
en él se propuso de antemano...: hacer que todo tenga a
Cristo por Cabeza... a él por quien entramos en herencia, elegidos de antemano
según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su
Voluntad" (Efesios 1,9-11). Pedimos con insistencia que se realice
plenamente este designio de benevolencia, en la tierra como ya ocurre en el
cielo.”
-
n. 52: (…)
“Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de
amarle
más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias
fuerzas”.
-
n. 2603: (…)
“Toda la oración de Jesús está en la
adhesión amorosa de su corazón de hombre al
«misterio de la voluntad» del Padre (Cf. Efesios 1,9).
-
n. 668: (…)
“Cristo es el Señor del cosmos (cf. Ef 4, 10; 1Co 15, 24. 27 - 28) y de la
historia.
En él, la historia de la humanidad e incluso toda la
Creación encuentran su recapitulación (Ef 1, 10), su cumplimiento transcendente”.
E. A modo de conclusión: hemos de invocar al Señor (buscarle) para que se
haga
presente en nuestras vidas, y así nos haga descubrir nuestra vocación.
v
Es necesario vivir en la adhesión a la voluntad
divina.
- Jeremías 29, 12-14:
12 Me invocaréis y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. 13 Me buscaréis y me
encontraréis cuando me solicitéis de todo corazón; me dejaré encontrar de
vosotros, y cambiaré vuestra suerte. Os congregaré sacándoos de los países y
comarcas por donde os dispersé –oráculo del Señor–, y os devolveré al lugar
adonde os deporté».
- Salmo 86, 5: 5 Pues tú
eres, Señor, bueno, indulgente, rico en amor para todos los que te
invocan;
- Salmo 145, 18-19:
18 Cerca está Yahveh de los que le invocan, de todos los que le
invocan de verdad (otras traducciones: invocan con corazón sincero). 19 El cumple el deseo de los que le temen,
escucha su clamor y los libera.
- Juan Pablo II,
Catequesis, 2 de julio de 2003, sobre el salmo 145: (…) El Señor no es un soberano alejado de sus
criaturas, sino que está comprometido en su historia, como Aquel que propugna
la justicia, actuando en favor de los últimos, de las víctimas, de los
oprimidos, de los infelices. (…) "Bienaventurado aquel a quien auxilia el
Dios de Jacob, el que espera en el Señor su Dios" (v. 5). Es el camino de
la confianza en el Dios eterno y fiel. El amén, que es el verbo hebreo de la
fe, significa precisamente estar fundado en la solidez inquebrantable del
Señor, en su eternidad, en su poder infinito. Pero sobre todo significa
compartir sus opciones, que la profesión de fe y alabanza, antes descrita, ha puesto
de relieve. Es necesario vivir en la adhesión a la voluntad divina … (…)
Vida Cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.