A la Iglesia de Dios que peregrina en Tánger: Paz y bien.
Hermanos míos muy queridos:
Mi tiempo se ha cumplido.
Para vuestro pastor ha llegado la hora del regreso a la quietud de la vida conventual. Para vosotros llegará otro pastor, llamado a guiar –lo hará con sabiduría y amor- esta Iglesia humilde y hermosa.
En esta carta quiero dejaros algo así como una memoria personal, una mirada afectuosa al camino que he tenido la dicha y el privilegio de recorrer con vosotros, un pequeño mundo de palabras que os ayuden a guardar en el corazón un recuerdo amable de este hermano menor que fue vuestro obispo durante casi doce años.
Una travesura de niño fue la ocasión de la que se sirvió el Señor para llevarme al Seminario –nosotros lo llamamos Colegio Seráfico- de la Provincia Franciscana de Santiago. Allí los hermanos me enseñaron todo lo que sé, también a buscar al Señor, a amarle; me enseñaron a amar a los pobres, amar a la Iglesia.
Luego, en el Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo, de Roma, aprendí veneración por la Palabra de Dios.
El Señor se ocupó siempre de mí, como se ocupa de un niño pequeño una madre cariñosa.
Cuando el Papa Benedicto me llamó a este ministerio en Tánger, lo acepté confiadamente. Lo acepté con una súplica en el corazón al Dios de mi vida: ayúdame, Señor, a amar a tu Iglesia con el amor con que tú la amas, ayúdame a servirte en los pobres, ayúdame a ser fiel a tu santa voluntad.
En aquel momento me sentí como el patriarca Abrahán, que en la ancianidad había sido llamado a dejar casa y patria, y a ponerse en camino, llevando como único tesoro en el corazón las palabras de la promesa divina. Me sentí como Sara, visitada a la puerta de su tienda por un ángel con un anuncio de hijos, que siempre son para una madre gozos y trabajos. Me sentí turbado y confiado, gozoso y esperanzado, dispuesto a caminar y a cuidar hijos para el Señor. Me sentí profundamente agradecido al Señor, a la Iglesia, al Papa, a quien prometí obediencia y reverencia, y a quien pedí que me ayudase a vivir y morir como hijo en la santa Iglesia.
Ahora, como obispo ya emérito y como Hermano Menor, quiero expresar obediencia y reverencia, gratitud y cariño al Papa Francisco, pues en todo momento de mi servicio en esta Iglesia, como si hubiese sido a él a quien pedí ayuda, me he sentido confortado por su palabra, por el ejemplo de su vida, por su amor a la Iglesia, por su solicitud con los emigrantes, por su amor a los pobres.
Hermanos míos muy queridos: Terminado mi servicio como obispo de esta Iglesia, vuelvo gozoso a la obediencia de mis superiores religiosos, vuelvo rico del amor que Dios me tiene, amor del que ha sido sacramento real la caridad que vosotros habéis tenido conmigo, el amor con que habéis dulcificado mi camino durante estos años.
Si en el cielo hubiere primeros y últimos puestos, estoy seguro de que todos allí me precederíais, pues habéis derrochado tanto amor con los pobres, que, considerada la pobreza del mío, ni siquiera seré digno de desataros las sandalias. Pero seré dichoso, inmensamente dichoso de vuestra dicha, aunque sólo pudiere verla desde lejos y desde abajo.
Vosotros habéis hecho posible el cumplimiento del compromiso de servicio a la Iglesia y a los pobres que asumí cuando acepté el nombramiento de obispo.
Por mi parte, a lo largo de estos años he compartido con vosotros lo que he vivido en la fe, y os he comunicado, sin guardarme nada –el menos eso he intentado-, cuanto he recibido del Señor.
A él y a vosotros pido perdón por la atención que no os haya prestado, por cuanto haya perdido de lo que el Señor quiso que os diese, por cuanto no haya sabido amaros.
Con vosotros, con los pobres, con la Iglesia, resonarán en mi corazón las palabras del cántico de Nuestra Madre la Virgen María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”. En verdad, él se ha fijado en su Iglesia, en los pobres y en mí para bendecirnos como jamás hubiese podido soñar.
Vosotros habéis sido bendición de Dios sobre mi vida, sois mi alegría y mi corona, y con Cristo os llevo guardados para siempre en el corazón.
El Papa Francisco ha encomendado a mi hermano Cristóbal López, arzobispo de Rabat, la administración apostólica de la archidiócesis de Tánger, hasta que la Santa Sede pueda nombrar a mi sucesor. Estoy seguro de que, lo mismo a él que a mi sucesor, los acogeréis como me habéis acogido a mí, con la misma familiaridad, con la misma confianza, con el mismo respeto, con el mismo cariño.
En esta carta, de agradecimiento más que de despedida, entran también con todo derecho el pueblo marroquí y las autoridades de este país que me han acogido durante estos doce años, me han tratado siempre con respeto, con cordialidad, con familiaridad, y me han permitido sentirme uno más en esta tierra bendecida por Dios.
El Señor os bendiga, hermanos míos muy queridos: El Señor os guarde en su paz, os colme de esperanza y de alegría, os llene de su Espíritu, os mantenga siempre unidos, y a todos nos reúna un día en su casa del cielo.
Tánger, 24 de mayo de 2019.
Fr. Santiago Agrelo
Obispo emérito
sábado, 1 de junio de 2019
Vigilia de Pentecostes. RCCE. 08/06/2019 20h
Vigilia de Pentecostés en la parroquia de Santa Mónica y se promueve desde el grupo de la Renovación Carismática Católica de Santa Mónica (grupo Shalom).
Primero es la Misa a las 20:00 el sábado 8 de junio y después una adoración al Santísimo para pedir un nuevo Pentecostés para la ciudad de Rivas.
Retiro diocesano de la RCCE (diócesis de Alcalá de Henares): 15/06/2019 de 10h a 20h en los salones parroquiales
Retiro diocesano de la Renovación Carismática Católica en España (RCCE) de la diócesis de Alcalá.
Será una jornada abierta para que cualquiera que desee participar, vendrá todos los grupos oración de la RCCE de la diócesis de Alcalá. Habrá servicio de guardería para que todo aquel que lo desee pueda venir con sus hijos.
El retiro lleva como lema "¡Qué grande es la sabiduría del Señor!" y nos formaremos durante la jornada sobre el discernimiento y la sabiduría de Dios. Además, habrá momentos de alabanza, dinámicas y finalizaremos con la adoración al Santísimo.
Tendrá lugar en los salones parroquiales desde las 10:00 hasta las 20:00. Compartiremos también la comida que cada uno llevemos para fraternizar.
Conocemos el destino, conocemos el camino: por Santiago Agrelo
La palabra de la revelación, asomándose al misterio de la Ascensión del Señor, lo expresa con imágenes que sugieren movimiento y elevación: “Lo vieron levantarse”; “Dios asciende entre aclamaciones”, “Cristo ha entrado en el mismo cielo”, “mientras los bendecía, iba subiendo al cielo”.
Lo que esas imágenes representan, lo que la palabra “ascensión” significa, es la glorificación-exaltación del hombre Cristo Jesús hasta la vida misma de Dios.
He dicho: “del hombre Cristo Jesús”. Y tú, Iglesia cuerpo de Cristo, habrás entendido bien si en Cristo Jesús te has visto a ti misma exaltada, enaltecida, glorificada, ascendida a la vida de Dios, y te reconoces moradora con Cristo en el seno de la Trinidad Santa.
En el misterio de la Ascensión del Señor se nos deja conocer y celebrar la infinita belleza de nuestro propio destino.
Sabemos a dónde vamos. Y conocemos también el camino.
Nuestro destino es el Hijo glorificado; y nuestro camino es el Hijo enviado como evangelio a los pobres.
Nuestro destino es el cielo; y nuestro camino es Jesús, arrodillado a los pies de la humanidad para que todos puedan tener parte con él.
Nuestro destino es ser enaltecidos con Cristo; pero a condición de que bajemos con Cristo hasta hacernos como él siervos de todos.
No habrá enaltecimiento si no hay abajamiento. El cielo a donde vas es inseparable de los pobres a los que eres enviada.
Hoy, comulgando con Cristo, comulgas con tu destino y con tu camino.
Hoy, con Cristo, subes al cielo y eres enviada a los caminos de los hombres, a evangelizar a los pobres.
Déjate bendecir, Iglesia discípula del Señor, déjate bendecir por el que te precede y va a prepararte lugar en la casa que es Dios. Póstrate ante él y, con el corazón lleno de alegría, ve a recorrer los caminos donde te esperan los hambrientos de justicia, los que esperan el evangelio de la salvación.
En el camino de Jesús, hacia el destino que es Cristo Jesús, te guiará, Iglesia en misión, el Espíritu de tu Señor.
Feliz domingo.
- D.: Hoy la humanidad ha traspasado la frontera de Dios: ¡Boza! ¡Boza! ¡Boza![1]
[1] Boza: es el grito de los emigrantes al pisar la tierra que soñaron durante todo el camino.
El valor económico de la labor asistencial de la Iglesia supera la inversión que hacen 15 autonomías
o
Presentan la Memoria de Actividades de la
Iglesia Católica en España
Ø El
valor económico de la labor asistencial de la Iglesia supera la inversión que
hacen 15 autonomías
La Memoria fue presentada por el vicesecretario para Asuntos
Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, y la directora de la
Oficina de Transparencia, Ester Martín
31 mayo 2019
La Conferencia
Episcopal Española, a través de su Oficina de Transparencia, ha
presentado la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica en España
de 2017, un documento presentado también al propio Gobierno
y que muestra de manera pormenorizada todas las cifras, no sólo económicas,
sino de su repercusión en la sociedad en ámbitos como el educativo, sanitario,
la cultura y sin olvidar la mera actividad religiosa y evangelizadora.
Para ello, la Iglesia en España han sido auditados por la prestigiosa PwC al
igual que el impacto económico ha sido analizado por otras empresas como
internacionales como KPMG o EY.
En la presentación, el vicesecretario de
Asuntos Económicos, Fernando
Giménez Barriocanal, detalló durante la presentación que lo que
se intenta cuantificar es el trabajo de la Iglesia diocesana, es decir,
"los balances cerrados de 23.000 parroquias y 69 diócesis". Sin
embargo, y este es un
dato muy a tener en cuenta, no se contabiliza el impacto económico y
asistencial de las 4.900 casas de religiosos y congregaciones ni las 13.000
entidades católicas con estructura de asociaciones, cofradías, etc...
que no dependen directamente de la iglesia diocesana. Por lo tanto, muchos de
los datos ya de por sí importantes que aparecen en realidad serían superiores.
La memoria parte de la aportación de la
sociedad española a la Iglesia Católica, a través de la Asignación Tributaria,
que creció en el ejercicio fiscal 2017 (campaña 2018). Tanto el número de declaraciones a favor
de la Iglesia (+ 51.658) como el importe total asignado a este fin (+11.386.328
€) se vieron incrementados. El ritmo de crecimiento de
esta cantidad se acelera, pasando de un aumento del 2,82% en 2016, a un 4,4%
más en la última declaración de la renta.
La hora
de repartir: comunicación de bienes
Sin embargo, la “X” no es la principal vía de
financiación de la Iglesia en España. Para las diócesis
españolas, esta casilla de la renta supone de media únicamente una cuarta parte
de los ingresos recibidos. Cada una de ellas completa sus ingresos, entre otras
fuentes, con aportaciones directas de los fieles (35%) o ingresos por
patrimonio (13%).
En esta imagen aparecen desgranados de dónde
provienen los ingresos de las diócesis españolas
Del total de la cantidad recibida en la CEE por
la Asignación Tributaria, el
81,1% (más de 202 millones de euros) es enviado directamente a las diócesis
españolas. El reparto se realiza según criterios de
necesidades específicas de cada una de ellas, siempre atendiendo a la
solidaridad y la comunicación de bienes entre las diócesis españolas.
Los
laicos ganan protagonismo
Durante 2017 creció el número de familias en misión
en el extranjero (536), el número de entidades religiosas de
laicos (12.988) y el número de parroquias (23.021) por la apertura en nuevas
zonas de desarrollo urbano, que compensan el cierre de otras del centro de las
ciudades.
Hay también más voluntarios y agentes de
Pastoral de la Salud acompañando a enfermos tanto en hospitales (1.427,
282 más) como acompañando en casas y centros (18.861 personas). Igualmente se
ha incrementado hasta los 2.700 el número de voluntarios en la Pastoral
Penitenciaria dentro y fuera de prisión (377 más que año anterior).
Como novedad en la memoria se incorpora el dato
de las 86 asociaciones y movimientos nacionales de laicos que cuentan con 368.365 personas que
participan activamente de la vida de la Iglesia en dichas realidades.
Beneficio
espiritual, rentabilidad social
Sobre la repercusión de la actividad de la
Iglesia en la economía nacional, la Memoria dice lo siguiente:
-El
impacto económico derivado de la actividad de las diócesis, parroquias y
Cáritas es de 1.386 millones de euros, lo que supone 5 veces
más en relación a lo aportado por la asignación tributaria.
- Solo en la actividad asistencial, cada euro
que reciben las diócesis españolas procedente de la Asignación Tributaria se multiplica por 2,5 euros cuando
se retorna a la sociedad.
- Comparando con el gasto que realizan las
comunidades autónomas en empleo, familia, violencia de género, juventud,
inclusión social, adicciones, inmigración o pobreza, el valor económico de la actividad
asistencial de la Iglesia católica estaría por delante de la tercera autonomía
de más peso en el ranking.
- El ahorro que suponen los 2.452 centros
católicos concertados al estado cada vez es mayor. En 2017 ese ahorro fue de 3.324 millones,
765 millones ahorrados más que en el anterior ejercicio siempre de acuerdo con
los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación.
- El impacto global estimado de los bienes de
interés cultural y de las fiestas religiosas equivale a más 3% del PIB de España.
Más
presencia donde más difícil es estar
Los datos de la actividad pastoral de la
Iglesia reflejan que hay más enfermos acompañados cada mes en sus domicilios. La cifra se ha incrementado en
unas 4.800 personas más, hasta las 66.882. Son más también las
parroquias con centros de atención para enfermos (2.759) y ha crecido el número
de fieles que han recibido el sacramento de la Unción.
Igualmente se ha incrementado el número de acogidos por la pastoral
penitenciaria (2.810), las casas (70), los participantes (7.053),
las capellanías (84), los fondos entregados como ayuda, o los paquetes de ropa
destinados a personas que han salido de centros penitenciarios y sus familias.
En total, sacerdotes, voluntarios, religiosos y seglares han dedicado en total
45,6 millones de horas a la labor pastoral.
Las
periferias están cada vez más cerca
Los datos de la actividad evangelizadora de la
Iglesia reflejan cambios importantes en cuanto a los destinos. Europa se ha convertido también en
tierra de misión con un importante peso de los misioneros
procedentes de España.
América, no obstante, sigue siendo el destino
de más de la mitad de los 11.018 misioneros españoles que están dando
su vida en todo el mundo. Las mujeres son un 10% más en esta misión. La mitad
de todos los misioneros españoles son religiosas, pero cada vez hay más laicos.
El Fondo Nueva Evangelización, destinado a proyectos en comunidades cristianas
sin recursos en todo el mundo, elevó su aportación hasta los 2.158.604,38 € en
un total de 253 proyectos.
La
multiplicación de la actividad asistencial
La memoria incorpora nuevos datos de 61 centros
asistenciales de la Iglesia; ya son 3.834 más que en 2010, con un incremento
del 72 por ciento. Hablamos de 8.052 centros de este tipo, que asisten a un
total de 2.834.035 beneficiarios en toda España. En total, incluyendo los
centros sociales, sanitarios y caritativo-asistenciales la memoria incluye
9.171 centros con 4.379.554 beneficiarios.
Entre ellos, hay 100 centros destinados a la mujer y
víctimas de violencia (20.731 beneficiarias), 165 para inmigrantes y refugiados
(120.925), 92 centros para drogodependientes (43.259 beneficiarios),
287 consultorios para familias y embarazadas (72.289 beneficiarios) o 384
centros para promover el trabajo (121.401 beneficiarios).
Destacan también por su volumen e importancia
los 6.425 centros
para mitigar la pobreza (comedores, albergues, etc.) donde
recibieron atención 2.348.035 personas.
Cáritas y Manos Unidas son la cara de la Iglesia entre los
pobres.
Las dos organizaciones de la Iglesia para el desarrollo y la asistencia dentro
y fuera de España destinaron en 2017 más de 401 millones de euros.
Con su actividad, Cáritas dio asistencia a 3.088.825
personas, más de 1 millón y medio de ellas en España, a través
de las 5.828 Cáritas parroquiales. 83.951 voluntarios y 5.076 trabajadores
contratados, hacen posible cada día esta misión.
Manos Unidas mantiene en total 894 proyectos de
sensibilización y desarrollo en 59 países. Más de 6 millones de personas son beneficiarias indirectas
de la acción de Manos Unidas.
Más
alumnos. Más jóvenes descubriendo una misión
Los 2.587 centros educativos católicos en
España responden a esa vocación, expresada por el Papa Francisco, de ayudar a
los jóvenes a descubrir su misión en esta vida y enamorarse de ella. Para ello, en 2017 se incrementó en casi 400
el número de aulas hasta las 61.531. También han crecido las
aulas de educación especial en centros católicos, hasta las 452 (44 más con
11.716 alumnos en total).
El número de alumnos se ha incrementado en
12.733,
hasta rozar el millón y medio en total, de ellos 69.720 son extranjeros.
Igualmente se ha incrementado tanto el número de trabajadores en general
(127.093), como el personal docente en particular (103.569).
214.723 alumnos participan en grupos de vida
cristiana en centros católicos. En el ámbito universitario, casi el 70% de los estudiantes de
centros privados, reciben formación en universidades de orientación católica.
Patrimonio
de la Iglesia, cultura de todos
Las diócesis españolas han destinado cerca de
60 millones de euros a los 381 proyectos de conservación. Sólo en los últimos 5
años, el total aportado por las diferentes diócesis españolas para este fin,
roza los 417 millones de euros.
Además, toda la actividad que genera la
presencia del patrimonio cultural de la Iglesia en nuestro país tiene un impacto total en el PIB de
España de 22.620 millones de euros, y llega a aportar una
contribución al empleo de más de 225.000 empleos de manera directa, indirecta e
inducida.
También son millones las personas que
participan cada año en alguna de las peregrinaciones, celebraciones de Semana
Santa y fiestas populares de carácter religioso en nuestro país. Se estima un impacto de 9.800 millones
de euros y 134.000 empleos generados.
Vida Cristiana
domingo, 26 de mayo de 2019
6º Pascua Ciclo C 26 mayo 2019 - Hechos 5, 1-2. 22-29; Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 Apocalipsis 21,10-14. 22-23; Juan 14, 23-29
(Omelie1/Pasqua/6ºPascuaC19EspírituSantoLuzCorazonesConciencias]
Ø Domingo 6º
de Pascua (2019), Ciclo C. El
Espíritu Santo y los corazones, es decir, las conciencias.
El Espíritu Santo nos
da a conocer el contenido del mensaje de Cristo. Importancia de la conciencia,
«propiedad clave de las personas» para percibir con profundidad la doctrina de
Cristo, que afecta también al conocimiento
del misterio del hombre, de su dignidad y de su capacidad para ser
libre. La fatiga de la conciencia y la maduración de su responsabilidad; su
purificación.
v
Cfr. 6º Pascua Ciclo C 26 mayo
2019 - Hechos 5, 1-2. 22-29; Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 Apocalipsis 21,10-14. 22-23; Juan 14, 23-29
Juan 14, 23-29: 23 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y
haremos morada en él. 24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que
escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. 25 Os he hablado todo
esto estando con vosotros, 26 pero
el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, Él
os lo enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho. 27 La paz os dejo, mi paz os doy;
no os la doy yo como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se
acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vosotros". Si me amarais, os alegraríais de que vaya al
Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»
El Espíritu Santo os lo
enseñará todo
y os recordará todas las
que os he dicho
(Evangelio de hoy, Juan 14, 26)
El Espíritu Santo es luz
de los corazones, es decir, de las conciencias
(Cfr. San Juan Pablo
II, Enc. Dominum et vivificantem, n.
42)
A) El Espíritu Santo y la conciencia del hombre
o 1.
El Espíritu Santo es luz de los corazones, es decir, de las conciencias
Cfr. Juan Pablo II, Encíclica
Dominum et vivificantem, n. 42:
“Convirtiéndose
en « luz de los corazones » (Cf. Secuencia Veni,
Sancte Spiritus), es decir de las conciencias, el Espíritu Santo «
convence en lo referente al pecado », o sea hace conocer al hombre su
mal y, al mismo tiempo, lo orienta hacia el bien. Merced a la
multiplicidad de sus dones por lo que es invocado como el portador « de los
siete dones », todo tipo de pecado del hombre puede ser vencido por el poder
salvífico de Dios. En realidad —como dice San Buenaventura— « en virtud de los
siete dones del Espíritu Santo todos los males han sido destruidos y todos los
bienes han sido producidos » (S.
Buenaventura, De septem donis Spiritus Sancti, Collatio II, 3: Ad
Claras Aquas, V, 463).
Bajo el influjo del Paráclito se realiza, por lo
tanto, la conversión del corazón humano, que es
condición indispensable para el perdón
de los pecados. Sin una verdadera conversión, que implica
una contrición interior y sin un
propósito sincero y firme de enmienda, los pecados quedan «
retenidos », como afirma Jesús, y con
El toda la Tradición del Antiguo y del Nuevo Testamento. En
efecto, las primeras palabras
pronunciadas por Jesús al comienzo de su ministerio, según
el Evangelio de Marcos, son
éstas: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Marcos 1,15). La
confirmación de esta exhortación es el
« convencer en lo referente al pecado » que el Espíritu Santo
emprende de una manera nueva en virtud
de la Redención, realizada por la Sangre del Hijo del
hombre. Por esto, la Carta a
los Hebreos dice que esta « sangre purifica nuestra conciencia» (Cf.
Hebreos 9,14). Esta sangre, pues, abre al
Espíritu Santo, por decirlo de algún modo, el camino
hacia la intimidad del hombre, es decir
hacia el santuario de las conciencias humanas”.
Hay una relación estrecha
entre la conciencia y el Espíritu Santo. Él habla a todo ser razonable a través
o 2.
La conciencia es “la propiedad clave del sujeto personal”.
Juan Pablo II, Encíclica Dominum et vivificantem, n.
43: “El Concilio Vaticano II ha
recordado la
enseñanza católica sobre la
conciencia, al hablar de la vocación del hombre y, en particular, de la
dignidad de la persona humana. Precisamente la
conciencia decide de manera específica sobre esta dignidad. En efecto, la
conciencia es « el núcleo más secreto
y el sagrario del hombre », en el que ésta se siente a solas con
Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo. Esta voz dice claramente a «
los oídos de su corazón advirtiéndole
... haz esto, evita aquello ». Tal capacidad de mandar el bien y prohibir el
mal, puesta por el Creador en el corazón del hombre, es la propiedad clave del sujeto personal”.
§ La
importancia de esta propiedad del ser humano se deduce de que los
desequilibrios que encontramos en el mundo están conectados con los
desequilibrios en el corazón humano, en la conciencia.
Juan Pablo II, Encíclica Dominum et vivificantem, n.
44. Las
raíces del pecado están en el corazón
del hombre:
“De este modo se llega a la demostración
de las raíces del pecado que están en el interior del hombre, como pone en
evidencia la misma Constitución pastoral: « En verdad, los desequilibrios que
fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano. Son muchos los elementos que se combaten en
el propio interior del hombre. Como criatura, el hombre experimenta múltiples
limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una
vida superior. Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que
renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace lo que no quiere y deja de hacer lo que querría llevar a cabo ».(Const.
past. Gaudium et spes, 10) El texto conciliar se refiere aquí a las conocidas
palabras de San Pablo.( Cf. Rom 7, 14-15.19)”.
A este propósito no podemos
olvidar los condicionamientos de la conciencia, condicionamientos que
afectan a su capacidad para conocer la realidad y para ser libres: la salud, la enfermedad,
los hábitos, el temperamento, la ignorancia, las pasiones, las dificultades
patológicas, la violencia, etc. Por ello
se ha hablado de la “fatiga” de la conciencia para discernir el bien y para reconocer
que a menudo cuesta mucho ver el mal que
hay en uno mismo. (cfr. Juan Pablo II, Enc. Dominum et vivificantem, n. 45).
o 3.
La maduración de las conciencias es una “revolución” no ideológica sino
espiritual, que requiere infinita paciencia y tiempos quizás muy largos.
Cfr. Benedicto XVI, Homilía en la Solemnidad de Santa
María, Madre de Dios, 42 Jornada Mundial de la Paz , 1 de enero de 2009
La historia terrena de Jesús, que culminó en el
misterio pascual, es el inicio de un mundo nuevo, porque inauguró realmente una
nueva humanidad, capaz de llevar a cabo una "revolución" pacífica,
siempre y sólo con la gracia de Cristo.
Esta revolución no es ideológica, sino
espiritual; no es utópica, sino real; y por eso requiere infinita paciencia,
tiempos quizás muy largos, evitando todo atajo y recorriendo el camino más
difícil: el de la maduración de la responsabilidad en las conciencias.
“El
concilio Vaticano II dijo, a este respecto, que "el Hijo de Dios, con su
encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre" (Gaudium et spes,
22). Esta unión ha confirmado el plan original de una humanidad creada a
"imagen y semejanza" de Dios. En realidad, el Verbo encarnado es la
única imagen perfecta y consustancial del Dios invisible. Jesucristo es el
hombre perfecto. "En él —afirma asimismo el Concilio— la naturaleza humana
ha sido asumida (...); por eso mismo, también en nosotros ha sido elevada a una
dignidad sublime" (ib.). Por esto, la historia terrena de Jesús, que
culminó en el misterio pascual, es el inicio de un mundo nuevo, porque inauguró
realmente una nueva humanidad, capaz de llevar a cabo una
"revolución" pacífica, siempre y sólo con la gracia de Cristo. Esta
revolución no es ideológica, sino espiritual; no es utópica, sino real; y por
eso requiere infinita paciencia, tiempos quizás muy largos, evitando todo atajo
y recorriendo el camino más difícil: el de la maduración de la responsabilidad
en las conciencias”.
o 4.
La formación de la conciencia es hoy día una empresa difícil, delicada e
imprescindible.
Cfr. Benedicto XVI, Discurso a los
participantes en la
Asamblea General de la Academia
Pontificia
para la Vida –
24 febrero 2007
La formación de una conciencia verdadera, por estar
fundada en la verdad, y recta, por estar decidida a seguir sus dictámenes, sin
contradicciones, sin traiciones y sin componendas, es hoy una empresa difícil y
delicada, pero imprescindible. Y es una empresa, por desgracia, obstaculizada
por diversos factores. Ante todo, en la actual fase de la secularización
llamada post-moderna y marcada por formas discutibles de tolerancia, no sólo
aumenta el rechazo de la tradición cristiana, sino que se desconfía incluso de
la capacidad de la razón para percibir la verdad, y a las personas se las aleja
del gusto de la reflexión.
Según algunos, incluso la conciencia individual, para ser
libre, debería renunciar tanto a las referencias a las tradiciones como a las
que se fundamentan en la razón. De esta forma la conciencia, que es acto de la
razón orientado a la verdad de las cosas, deja de ser luz y se convierte en un
simple telón de fondo sobre el que la sociedad de los medios de comunicación
lanza las imágenes y los impulsos más contradictorios.
Es preciso volver a educar en el deseo del conocimiento
de la verdad auténtica, en la defensa de la propia libertad de elección ante
los comportamientos de masa y ante las seducciones de la propaganda, para
alimentar la pasión de la belleza moral y de la claridad de la conciencia. Esta
delicada tarea corresponde a los padres de familia y a los educadores que los
apoyan; y también es una tarea de la comunidad cristiana con respecto a sus
fieles.
Por lo que atañe a la conciencia cristiana, a su
crecimiento y a su alimento, no podemos contentarnos con un fugaz contacto con
las principales verdades de fe en la infancia; es necesario también un camino
que acompañe las diversas etapas de la vida, abriendo la mente y el corazón a
acoger los deberes fundamentales en los que se basa la existencia tanto del
individuo como de la comunidad.
Sólo así será posible ayudar a los jóvenes a comprender
los valores de la vida, del amor, del matrimonio y de la familia. Sólo así se
podrá hacer que aprecien la belleza y la santidad del amor, la alegría y la
responsabilidad de ser padres y colaboradores de Dios para dar la vida. Si
falta una formación continua y cualificada, resulta aún más problemática la
capacidad de juicio en los problemas planteados por la biomedicina en materia
de sexualidad, de vida naciente, de procreación, así como en el modo de tratar
y curar a los enfermos y de atender a las clases débiles de la sociedad.
Ciertamente, es necesario hablar de los criterios morales
que conciernen a estos temas con profesionales, médicos y juristas, para
comprometerlos a elaborar un juicio competente de conciencia y, si fuera el
caso, también una valiente objeción de conciencia, pero en un nivel más básico
existe esa misma urgencia para las familias y las comunidades parroquiales, en
el proceso de formación de la juventud y de los adultos.
o 5.
Es necesario promover coherentemente los valores morales relacionados con la
corporeidad, la sexualidad, el amor humano, la procreación, el respeto a la
vida en todos los momentos, denunciando a la vez, con motivos válidos y
precisos, los comportamientos contrarios a estos valores primarios.
Cfr. Benedicto XVI, Discurso a
los participantes en la
Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida – 24 febrero 2007
Bajo este aspecto, junto con la formación cristiana, que
tiene como finalidad el conocimiento de la persona de Cristo, de su palabra y
de los sacramentos, en el itinerario de fe de los niños y de los adolescentes
es necesario promover coherentemente los valores morales relacionados con la
corporeidad, la sexualidad, el amor humano, la procreación, el respeto a la
vida en todos los momentos, denunciando a la vez, con motivos válidos y
precisos, los comportamientos contrarios a estos valores primarios. En este
campo específico, la labor de los sacerdotes deberá ser oportunamente apoyada
por el compromiso de educadores laicos, incluyendo especialistas, dedicados a
la tarea de orientar las realidades eclesiales con su ciencia iluminada por la
fe.
B. El Espíritu Santo seguirá inspirando la predicación del Evangelio de
salvación y ayudará a conocer el contenido del mensaje de Cristo y el misterio
del hombre.
o 1.
El Espíritu Santo ayudará a comprender el justo significado del contenido del
mensaje de Cristo, asegurando su continuidad e identidad de comprensión en
medio de las condiciones y circunstancias mudables.
Juan Pablo II, Encíclica Dominum et vivificantem, 4: “Poco después del citado anuncio, añade Jesús:
«Pero el Paráclito, el
Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo he dicho ». (Juan 14, 26)) El Espíritu Santo será
el Consolador de los apóstoles y de la Iglesia, siempre presente en medio de
ellos—aunque invisible—como maestro de la misma Buena Nueva que Cristo anunció.
Las palabras « enseñará » y « recordará » significan no sólo que el Espíritu, a
su manera, seguirá inspirando la predicación del Evangelio de salvación, sino
que también ayudará a comprender el justo significado del contenido del mensaje
de Cristo, asegurando su continuidad e identidad de comprensión en medio de las
condiciones y circunstancias mudables. El Espíritu Santo, pues, hará que en la
Iglesia perdure siempre la misma verdad que
los apóstoles oyeron de su Maestro.
o 2.
El Espíritu Santo no sólo da luz para conocer el contenido del mensaje de
Cristo, la persona y la obra de Jesús, las cosas de Dios (cfr. 1 Corintios 2,
10-12) y nos abre la inteligencia para comprender las Escrituras (cfr. Lucas
24, 45), también nos hace conocer el misterio del hombre: ilumina nuestro
destino, nos hace conocer la esperanza a la que hemos sido llamados …
Benedicto XVI, Jornada Mundial de la Juventud,
en Australia, 20 de julio de 2008.
§ Fortalecida
por el Espíritu y provista de una rica visión de fe, una nueva generación de
cristianos está invitada a contribuir a la edificación de un mundo en el que sea acogida la vida; en el que
el amor no sea ambicioso o egoísta.
Fortalecida
por el Espíritu y provista de una rica visión de fe, una nueva generación de
cristianos está invitada a contribuir a la edificación de un mundo en el que la
vida sea acogida, respetada y cuidada amorosamente, no rechazada o temida como
una amenaza y por ello destruida. Una nueva era en la que el amor no sea
ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los
otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y
belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libere de la
superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y
envenena las relaciones humanas. Queridos jóvenes amigos, el Señor os está
pidiendo ser profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de
atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para
toda la humanidad.
El mundo y la Iglesia tienen
necesidad de renovación.
El
mundo tiene necesidad de esta renovación. En muchas de nuestras sociedades,
junto a la prosperidad material, se está expandiendo el desierto espiritual: un
vacío interior, un miedo indefinible, un larvado sentido de desesperación.
¿Cuántos de nuestros semejantes han cavado aljibes agrietados y vacíos (cf. Jr
2,13) en una búsqueda desesperada de significado, de ese significado último que
sólo puede ofrecer el amor? Éste es el don grande y liberador que el Evangelio
lleva consigo: él revela nuestra dignidad de hombres y mujeres creados a imagen
y semejanza de Dios. Revela la llamada sublime de la humanidad, que es la de
encontrar la propia plenitud en el amor. Él revela la verdad sobre el hombre,
la verdad sobre la vida.
o 3.
El descubrimiento de la belleza de la tierra y el del hombre.
Cfr. Benedicto XVI, en la Jornada
Mundial de la Juventud en Australia, el 17 de julio de 2008.
§ El
descubrimiento de las bellezas naturales.
Hoy me toca a mí. Para
algunos puede parecer que, viniendo aquí, hemos llegado al fin del mundo.
Ciertamente, para los de
vuestra edad cualquier viaje en avión es una perspectiva excitante. Pero para
mí, este vuelo ha sido en cierta medida motivo de aprensión. Sin embargo, la
vista de nuestro planeta desde lo alto ha sido verdaderamente magnífica. El
relampagueo del Mediterráneo, la magnificencia del desierto norteafricano, la
exuberante selva de Asia, la inmensidad del océano Pacífico, el horizonte sobre
el que surge y se pone el sol, el majestuoso esplendor de la belleza natural de
Australia, todo eso que he podido disfrutar durante dos días, suscita un
profundo sentido de temor reverencial. Es como si uno hojeara rápidamente
imágenes de la historia de la creación narrada en el Génesis: la luz y las
tinieblas, el sol y la luna, las aguas, la tierra y las criaturas vivientes.
Todo eso es «bueno» a los ojos de Dios (cf. Gn 1, 1-2. 2,4). Inmersos en tanta
belleza, ¿cómo no hacerse eco de las palabras del Salmista que alaba al
Creador: «!Qué admirable es tu nombre en toda la tierra!» (Sal 8,2)?
§ El
descubrimiento del hombre, creado a imagen
y semejanza de Dios.
Pero
hay más, algo difícil de ver desde lo alto de los cielos: hombres y mujeres
creados nada menos que a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26). En el centro
de la maravilla de la creación estamos nosotros, vosotros y yo, la familia
humana «coronada de gloria y majestad» (cf. Sal 8,6). ¡Qué asombroso! Con el
Salmista, susurramos: «Qué es el hombre para que te acuerdes de él?» (cf. Sal
8,5). Nosotros, sumidos en el silencio, en un espíritu de gratitud, en el poder
de la santidad, reflexionamos.
§ Las
heridas que marcan la tierra.
Y
¿qué descubrimos? Quizás con reluctancia llegamos a admitir que también hay
heridas que marcan la superficie de la tierra: la erosión, la deforestación, el
derroche de los recursos minerales y marinos para alimentar un consumismo
insaciable. Algunos de vosotros provienen de islas-estado, cuya existencia
misma está amenazada por el aumento del nivel de las aguas; otros de naciones
que sufren los efectos de sequías desoladoras. La maravillosa creación de Dios
es percibida a veces como algo casi hostil por parte de sus custodios, incluso
como algo peligroso. ¿Cómo es posible que lo que es «bueno» pueda aparecer
amenazador?
§ Las
heridas y cicatrices en la humanidad, junto con los logros del ingenio humano.
Pero
hay más aún. ¿Qué decir del hombre, de la cumbre de la creación de Dios? Vemos
cada día los logros del ingenio humano. La cualidad y la satisfacción de la
vida de la gente crece constantemente de muchas maneras, tanto a causa del
progreso de las ciencias médicas y de la aplicación hábil de la tecnología como
de la creatividad plasmada en el arte. También entre vosotros hay una
disponibilidad atenta para acoger las numerosas oportunidades que se os
ofrecen. Algunos de vosotros destacan en los estudios, en el deporte, en la
música, la danza o el teatro; otros tienen un agudo sentido de la justicia
social y de la ética, y muchos asumen compromisos de servicio y voluntariado.
Todos nosotros, jóvenes y ancianos, tenemos momentos en los que la bondad
innata de la persona humana -perceptible tal vez en el gesto de un niño pequeño
o en la disponibilidad de un adulto para perdonar- nos llena de profunda
alegría y gratitud.
Abuso del alcohol y de drogas; exaltación de la violencia y degradación sexual.
Sin
embargo, estos momentos no duran mucho. Por eso, hemos de reflexionar algo más.
Y así descubrimos que no sólo el entorno natural, sino también el social -el
hábitat que nos creamos nosotros mismos -
tiene sus cicatrices; heridas que indican que algo no está en su sitio. También
en nuestra vida personal y en nuestras comunidades podemos encontrar
hostilidades a veces peligrosas; un veneno que amenaza corroer lo que es bueno,
modificar lo que somos y desviar el objetivo para el que hemos sido creados.
Los ejemplos abundan, como bien sabéis. Entre los más evidentes están el abuso
de alcohol y de drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual,
presentados a menudo en la televisión e internet como una diversión. Me
pregunto cómo uno que estuviera cara a cara con personas que están sufriendo
realmente violencia y explotación sexual podría explicar que estas tragedias,
representadas de manera virtual, han de considerarse simplemente como
«diversión».
Libertad y tolerancia separadas de
la verdad; confusión moral e intelectual; pérdida de la autoestima y
desesperación.
Hay
también algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la tolerancia
están frecuentemente separadas de la verdad. Esto está fomentado por la idea,
hoy muy difundida, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestras vidas.
El relativismo, dando en la práctica valor a todo, indiscriminadamente, ha
hecho que la «experiencia» sea lo más importante de todo. En realidad, las
experiencias, separadas de cualquier consideración sobre lo que es bueno o
verdadero, pueden llevar, no a una auténtica libertad, sino a una confusión
moral o intelectual, a un debilitamiento de los principios, a la pérdida de la
autoestima, e incluso a la desesperación.
o 4.
La conciencia y el azar
§ La
vida no está gobernada por el azar; el ejercicio de la libertad; no dejarse
engañar.
Cfr.
Benedicto XVI, en la Jornada Mundial de la Juventud en Australia, el 17 de
julio de 2008.
Queridos
amigos, la vida no está gobernada por el azar, no es casual. Vuestra existencia
personal ha sido querida por Dios, bendecida por él y con un objetivo que se le
ha dado (cf. Gn 1,28). La vida no es una simple sucesión de hechos y
experiencias, por útiles que pudieran ser. Es una búsqueda de lo verdadero,
bueno y hermoso. Precisamente para lograr esto hacemos nuestras opciones,
ejercemos nuestra libertad y en esto, es decir, en la verdad, el bien y la
belleza, encontramos felicidad y alegría. No os dejéis engañar por los que ven
en vosotros simplemente consumidores en un mercado de posibilidades
indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad
se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.
§
La identidad del hombre está más allá del azar,
de las circunstancias y determinismos o de las interacciones físicoquímicas.
Las capacidades del hombre. En el
ejercicio de su libertad ejerce también su responsabilidad sobre sus actos .
Cfr.
Benedicto XVI, Discurso a un Congreso organizado por la Academia de las
Ciencias de París y por la Pontificia Academia de las Ciencias, sobre la
identidad cambiante del individuo, el 28 de enero de 2008.
“El hombre no es fruto del azar, ni de un conjunto de
circunstancias, ni de determinismos, ni de
interacciones fisicoquímicas;
es un ser que goza de una libertad que, teniendo en cuenta su naturaleza, la
trasciende y es el signo del misterio de alteridad que lo habita. Desde esta
perspectiva el gran pensador Pascal decía que «el hombre sobrepasa
infinitamente al hombre». Esta libertad, propia del ser humano, hace que pueda
orientar su vida hacia un fin, que por sus actos puede orientarse hacia la
felicidad a la que está llamado para la eternidad. Esta libertad pone de
manifiesto que la existencia del hombre tiene un sentido. En el ejercicio de su
auténtica libertad, la persona realiza su vocación; se cumple; da forma a su
identidad profunda. En el ejercicio de su libertad ejerce también su
responsabilidad sobre sus actos. En este sentido, la dignidad particular del
ser humano es al mismo tiempo un don de Dios y la promesa de un porvenir.
El
hombre tiene una capacidad específica: discernir lo bueno y el bien. Impresa en
él como un sello, la sindéresis le lleva a hacer el bien. Movido por ella, el
hombre está llamado a desarrollar su conciencia por la formación y por el
ejercicio para orientarse libremente en su existencia, fundándose en las leyes
esenciales que son la ley natural y la ley moral. En nuestra época, cuando el
desarrollo de las ciencias atrae y seduce por las posibilidades ofrecidas, es
más importante que nunca educar las conciencias de nuestros contemporáneos para
que la ciencia no se transforme en el criterio del bien, y el hombre sea
respetado como centro de la creación y no se convierta en objeto de
manipulaciones ideológicas, de decisiones arbitrarias, ni tampoco de abuso de
los más fuertes sobre los más débiles. Se trata de peligros cuyas
manifestaciones hemos podido conocer a lo largo de la historia humana, y en
particular en el siglo XX”.
Vida Cristiana
Cfr. Raniero Canatalamessa,
Meditaciones en la Cuaresma del 2009 al Papa y a la Curia Romana; tercera
meditación,
"Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son
hijos de Dios" (Rm 8, 14). Zenit: 27 de marzo de 2009.
Jean-Dominique Bauby, La escafandra y la mariposa (relato
autobiográfico): «¿Existen en el cosmos llaves que puedan abrir mi escafandra?
¿Una línea de Metro sin final? ¿Una moneda lo bastante fuerte para comprar mi
libertad? Hay que buscar en otra parte. Allá voy» (últimas palabras del
libro). Describe las experiencias de su
autor después de que sufriera un accidente cardiovascular que le dejó en estado
vegetativo. El relato ha sido llevado al
cine. Cfr. Alfa y Omega, Un cine a favor
de la vida, n. 619, 19-II-2009.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)