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Ø Tiempo
de Navidad. Epifanía del Señor (2020). Epifanía: es la «manifestación» de Jesús,
que se da a conocer a los «gentiles», a los paganos, es decir a quienes no
pertenecían al pueblo elegido. Los sabios/magos
de Oriente fueron los primeros frutos de las naciones gentiles que
vinieron a rendir homenaje al Señor. Mateo en el Evangelio quiere ver el gran
desfile anunciado por Cristo mismo: «Muchos del oriente y del occidente vendrán
y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios». Los Magos son predecesores, precursores, de los
buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos. Los sabios de Oriente
son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia
Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. También en
nuestro caso, hemos de pedir a veces
consejo o información para encontrar al Señor. Un aspecto de la luz que
nos guía en el camino de la fe es también la santa “astucia”. Los Magos
supieron usar esa luz de “astucia” cuando, de regreso a su tierra, decidieron
no pasar por el palacio tenebroso de Herodes, sino marchar por otro camino.
v
Cfr. Solemnidad de la Epifanía del Señor, 6 de
enero de 2020.
Isaías 60, 1-6; Efesios 3, 2-3.5-6;
Mateo 2, 1-12.
Cfr. Temi di Predicazione – Omelie, Napoli,
Epifania del Signore (6 gennaio 2016), pp. 115-120
Isaías 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti! - ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la
gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas
cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti. Y
caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta
la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos
llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante
de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti
los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de
Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando
las alabanzas del Señor.
Salmo responsorial -
Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11) -
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los
pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija
a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R. Que en sus días
florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R. Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo. Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que
se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. R. Él
librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se
apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R.
Efesios 3, 2-3a. 5-6: 2 Hermanos, supongo que habéis oído hablar de la distribución de la gracia
de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles. 3 Ya que se me
dio a conocer por revelación el misterio. 5 Él no había sido manifestado a los
hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus
santos apóstoles y profetas: 6 que también los gentiles son coherederos,
miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por
el Evangelio
Aleluya Mt 2, 2 - Hemos visto salir su estrella y
venimos a adorar al Señor.
Mateo 2, 1-12: 1 Después
de nacer Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos
Magos llegaron de Oriente a Jerusalén 2 preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el
Oriente y hemos venido a adorarlo.» 3 Al oír esto el rey Herodes, se inquietó,
y con él toda Jerusalén. 4 Y reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes
y a los escribas del pueblo, les
preguntó dónde había de nacer el Mesías. Ellos le contestaron: 5 «En Belén de
Judea, porque así lo ha escrito el profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judea, no
eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un
jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."» 7 Entonces Herodes llamó en
secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la
estrella, 8 y los envió a Belén,
diciéndoles: -«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo
encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.» 9 Ellos, después de
oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto
salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el
niño. 10 Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría.11 Entraron en la casa, vieron al niño con María,
su madre, y postrándose lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12 Y habiendo recibido en sueños un
oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro
camino.
LA SOLEMNIDAD DE LOS REYES MAGOS
La manifestación a los gentiles del Dios
encarnado: universalidad de la salvación
Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor
(Mateo 2, 2 – Aleluya
antes del Evangelio)
Se postrarán ante ti, Señor,
todos los pueblos de la tierra.
(Salmo responsorial,
n. 71)
1.
Quienes eran los Reyes Magos
v
Les guía una estrella: luz del Señor que
resplandece para judíos y paganos.
o
Los Magos representan a la multitud de pueblos
que reconocerán en Cristo a su salvador, a lo largo de los siglos.
§ En la segunda Lectura, san Pablo afirma que también
los gentiles son partícipes de la promesa
en Jesucristo.
La palabra magoi no significa en este caso de los Reyes Magos cultivadores de artes mágicas (Cfr.
Hechos 13, 6.8), si no
miembros de una categoría especial de sacerdotes y sabios, que cultivan la
astronomía. El contesto evangélico presupone
que eran observadores de los astros y añade expresamente que venían de Oriente,
sin dejar constancia de indicaciones más precisas (para los hebreos «Oriente»
era todo lo que estaba más allá del Jordán).
Lo importante, teológicamente, es que eran paganos.
·
La narración
sobre los Reyes Magos se concluye de modo positivo: se realiza plenamente su proyecto
de
encontrar al recién nacido
Mesías y de adorarlo (Evangelio, v. 2) y en todo prevalece una grande alegría
(v. 10). Lo que guía a los Magos a Jerusalén es una luz. Es la luz del Señor
que resplandece para judíos y paganos y que nos hace llegar a través de la
predicación del Evangelio.
·
La solemnidad de
la Epifanía, manifiesta, por tanto, el designio universal de salvación de Dios.
Se puede
decir que los Magos
representan a la multitud de pueblos que reconocerán en Cristo a su salvador, a
lo largo de los siglos. En la segunda Lectura, san Pablo afirma que también los gentiles son partícipes de la promesa en Jesucristo
(Efesios 3,6).
2.
La Epifanía en el Catecismo de la Iglesia Católica
v
La Epifanía es la manifestación de Jesús como
Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo, a unos «magos» (los
«gentiles», de los que habla San Pablo en la Carta a los Efesios, 3.2-3.5-6) que representan a las religiones paganas
de pueblos vecinos a Israel.
- n. 528: La Epifanía es la manifestación de Jesús como
Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador
del mundo. (…) la
Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos «magos» venidos de Oriente (Cf
Mateo 2, 1). En estos «magos», representantes de religiones paganas de pueblos
vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la
Encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos a
Jerusalén para «rendir homenaje al rey de los judíos» (Mateo 2, 2) muestra que
buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David (Cf Números 24,
17; Apocalipsis 22, 16), al que será el rey de las naciones (Cf Números 24,
17-19). (…) La Epifanía manifiesta que «la multitud de los gentiles entra en la
familia de los patriarcas» (S. León Magno, serm. 23) y adquiere la «israelitica
dignitas» (la dignidad israelítica) (MR, Vigilia pascual 26: oración después de
la tercera lectura).
3.
La llamada a todas las naciones.
Cfr. Mercaba.org , dossier
sobre la Navidad.
o
Los sabios de Oriente representaban a las naciones del mundo. Ellos fueron los
primeros frutos de las naciones gentiles que vinieron a rendir homenaje al
Señor.
§ Los
grandes padres latinos, san Agustín, san León, san Gregorio y otros, se sintieron
fascinados por esas tres figuras, porque representaban a las naciones del
mundo. No sentían curiosidad por conocer quiénes eran o su lugar de
procedencia. No tenían interés alguno en tejer leyendas en torno a ellos.
Los Magos simbolizaban la vocación de todos los hombres a la única Iglesia
de Cristo. La raza humana forma una sola familia, pues el amor de Dios abraza a
todos.
Cuando la epifanía se popularizó, se implantó la
costumbre de añadir las tres figuras de los magos a la cuna de navidad. Ellos llegaron
a conquistar la fantasía popular. La leyenda les dio unos nombres y los
convirtió en reyes. En la gran catedral gótica de Colonia se puede ver la urna
de los tres reyes. Sus "huesos" fueron llevados allí, desde Milán, en
1164, por Federico Barbarroja.
Los grandes padres latinos, san Agustín, san León, san
Gregorio y otros, se sintieron fascinados por esas tres figuras, pero por una
razón distinta. No sentían curiosidad por conocer quiénes eran o su lugar de
procedencia. No tenían interés alguno en tejer leyendas en torno a ellos. Su
interés se centraba en determinar lo que ellos representaban, su función simbólica, la teología subyacente en el
relato evangélico. En sus reflexiones sobre Mateo 2,1-12 llegaron a la misma
conclusión: los sabios de Oriente representaban a las naciones del mundo. Ellos fueron los primeros frutos de las
naciones gentiles que vinieron a rendir homenaje al Señor. Ellos simbolizaban
la vocación de todos los hombres a la única Iglesia de Cristo.
Con esta interpretación de epifanía, la fiesta toma un
carácter más universal. Amplía nuestro campo de visión, abre nuevos horizontes.
Dios deja de manifestarse sólo a una raza, a un pueblo privilegiado, y se da a
conocer a todo el mundo. La buena nueva de la salvación es comunicada a todos
los hombres. El pueblo de Dios se compone ahora de hombres y mujeres de toda
tribu, nación y lengua. La raza humana forma una sola familia, pues el amor de
Dios abraza a todos.
4.
Los Magos y la estrella en el relato de Mateo
v
La sobriedad del evangelista y la tradición
Cfr.
Gianfranco Ravasi, Los Rostros de la
Biblia, Ciclos A-B-C, San Pablo 2008, pp. 30-31
- “El relato de Mateo (2, 1-12), del cual son los protagonistas [los
Reyes Magos] y que está en el
centro de la solemnidad, es
sobrio, aunque no privado de golpes de
escena, y tiene un marcado sentido religioso. Sin embargo no ha sabido resistir
a la tradición posterior que, a causa de los tres dones ofrecidos a Cristo,
consideró que eran tres los Magos; después los convirtió en reyes basándose en
el salmo 72, que afirma la prosternación de los soberanos de la tierra ante el
rey Mesías, y los ha llamado con
diversos nombres, entre los que prevalecieron los de Gaspar, Melchor y
Baltasar, que se convirtieron también en el título de una bonita novela del
francés Michel Tournier (1980). En las catacumbas romanas aparecen ya en el
siglo II, dos siglos antes que los más modestos pastores de Belén.
o
Mateo dice solamente que llegaron de oriente. La
importancia del valor de signo, es decir, Mateo quiere ver el gran desfile
anunciado por Cristo mismo.
§ «Muchos
del oriente y del occidente vendrán y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en
el reino de Dios». (cfr. Mateo 8, 11: palabras de Jesús ante la fe del centurión).
Mateo dice solamente que llegaron de oriente, es decir,
del desierto de Arabia o sirio-oriental por donde transitaban las caravanas
occidentales. En el libro bíblico de Daniel los «magos» son los sabios de
Babilonia, antigua sede de estudios astronómicos y astrológicos. El Evangelio árabe de la infancia, un
apócrifo del siglo V al VI, los imaginaba discípulos de Zaratustra, el profeta
de la religión persa. En realidad el evangelista los ha hecho surgir
intencionalmente de un horizonte vago, porque a él no le importaba tanto el
dato histórico como su valor de signo. En la pequeña procesión de los Magos
hacia el recién nacido Jesús, Mateo quiere ver discretamente el gran desfile
anunciado por Cristo mismo: «Muchos del oriente y del occidente vendrán y se
sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios» (Mateo 8, 11).
o
El símbolo mesiánico de la estrella.
§ Los
Magos son los antecesores de los pueblos que encuentran a Cristo después de
haber buscado, guiados por la revelación divina, simbolizada en la estrella que
conduce al Mesías.
Durante el viaje hay un signo en el cielo para los Magos:
la estrella. Inútilmente considerada, como hizo Kleper, como una supernova, o sea, una estrella en
explosión; identificada por otros como el cometa Halley (que, sin embargo pasó
por el cielo de Palestina en agosto del 12 a.C), relacionada también por otros
con una conjunción entre Júpiter y Saturno (7 a.C), hay que reconocer, sin
embargo que sobre esta estrella nos informa más la teología que la astronomía.
Así es, porque siguiendo la tradición bíblica y judaica, el hebreo cristiano
Mateo ve en aquel astro sobre todo un símbolo mesiánico. (…)
Los Magos son, por tanto, los antecesores de los pueblos
que encuentran a Cristo después de haber buscado, guiados por la revelación
divina, simbolizada en la estrella que conduce al Mesías: Entraron en la casa y
vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron
(Mateo 2, 11).
5.
Los sabios de Oriente son un inicio, representan
a la humanidad cuando emprenden el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión
que recorre toda la historia.
Cfr. Benedicto
XVI, La infancia de Jesús, capítulo
IV.
v
Estos hombres son predecesores, precursores, de
los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos.
- Basándonos en todo lo que se ha dicho, podemos hacernos una cierta
idea de cuáles eran las
convicciones y conocimientos
que llevaron a estos hombres a encaminarse hacia el recién nacido «rey de los
judíos». Podemos decir con razón que representan el camino de las religiones
hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él. Están
en cierto modo siguiendo a Abraham, que se pone en marcha ante la llamada de
Dios. De una manera diferente están siguiendo a Sócrates y a su preguntarse
sobre la verdad más grande, más allá de la religión oficial. En este sentido,
estos hombres son predecesores, precursores, de los buscadores de la verdad,
propios de todos los tiempos.
- “Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio,
representan a la humanidad cuando
emprende el camino hacia Cristo,
inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan
únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta
Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las
religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo”.
6.
«Vimos su estrella en Oriente»
Mateo
2,2
v
a) Los magos comienzan su itinerario desde la revelación de Dios en
la naturaleza, la estrella, pero tienen
que pasar por la revelación en las Escrituras de Israel.
Cfr. Nuevo Testamento, Eunsa 2004. Cita Mateo
2, 1-12
- “Los intentos de identificar la estrella como un cometa o como una
conjunción de astros no han dado
resultados satisfactorios.
Según ideas difundidas en la época, el nacimiento de los personajes importantes
estaba relacionado con ciertos movimientos de los astros. Dios pudo valerse de
esas nociones para conducirles hasta Jesucristo. En esa perspectiva el sentido
del pasaje es claro: los magos comienzan
su itinerario desde la revelación de Dios en la naturaleza, la
estrella, pero tienen que pasar por la
revelación en las Escrituras de Israel [1] para encontrar al verdadero Dios”.
v
b) También en nuestro caso, hemos de pedir a
veces consejo o información para
encontrar al Señor, si hiciese falta.
- También en nuestro caso, como en el de los Magos, a veces el
camino es luminoso y sereno (se
ve la estrella); otras veces
es difícil y oscuro: también en este caso hemos de continuar como ellos,
pidiendo un consejo o una información, si hiciese falta [2]; no podemos desalentarnos; así se explica S. Pablo:
“Él hizo, de un solo hombre, todo el linaje humano, para que habitase sobre
toda la faz de la tierra. Y fijó las edades de su historia y los límites de los
lugares en que los hombres habían de vivir, para que buscasen a Dios,
a ver si al menos a tientas lo encontraban, aunque no está lejos de
cada uno de nosotros .....” (Hechos 17, 26-27).
- En cualquier caso, pedimos al Señor que nos haga encontrar las
señales justas .... ¡también en
esto es importante el
problema de la señalización!: encontrar nuestra estrella. El escritor St.
Exupéry, hablaba de la tragedia de quien no descubre el sentido profundo de la
vida, que deseamos encontrar todos por medio de las señales oportunas:
«
Trabajan con tedio. // No les falta nada// salvo el nudo divino // que une las
cosas.»
v
c) Cristo vino para «dar a conocer al Padre»,
para «explicar» a los hombres quién es Dios y para revelar su rostro, su
«nombre». La vida eterna consiste en el encuentro con el Padre.
Cfr.
Juan Pablo II, 6 de enero de 1999
“Cristo no es sólo
luz que ilumina el camino del hombre. También se ha hecho camino para sus pasos
inciertos hacia Dios, fuente de vida. Un día dijo a los Apóstoles: «Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a
mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto»
(Juan 14, 6-7). Y ante la objeción de Felipe añadió: «El que me ha visto a mí
ha visto al Padre. (...) Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Juan 14,
9.1 1). La epifanía del Hijo es la epifanía del Padre.
¿No es éste, en definitiva, el objetivo de la venida de Cristo al
mundo? El mismo afirmó que había venido para «dar a conocer al Padre», para
«explicar» a los hombres quién es Dios y para revelar su rostro, su «nombre»
(cf. Juan 17, 6). La vida eterna consiste en el encuentro con el Padre (cf. Juan
17, 3).”
v
d) ¡Cuán sugestivo es el símbolo de la estrella,
que aparece en toda la iconografía de la Navidad y de la Epifanía!
Juan Pablo II, 6 de enero de 2002
o
¿Quién no siente la necesidad de una
"estrella" que lo guíe a lo largo de su camino en la tierra? Sienten
esta necesidad tanto las personas como las naciones.
·
Hoy,
solemnidad de la Epifanía, que significa "manifestación", se propone
de nuevo con vigor el
tema de la luz. Hoy el Mesías, que se
manifestó en Belén a humildes pastores de la región, sigue revelándose como luz
de los pueblos de todos los tiempos y de todos los lugares. Para los Magos, que
acudieron de Oriente a adorarlo, la luz del "rey de los judíos que ha
nacido" (Mt 2, 2) toma la forma de un astro celeste, tan brillante que
atrae su mirada y los guía hasta Jerusalén. Así, les hace seguir los indicios
de las antiguas profecías mesiánicas: "De Jacob avanza una estrella,
un cetro surge de Israel..." (Números 24, 17).
¡Cuán sugestivo es
el símbolo de la estrella, que aparece en toda la iconografía de la Navidad y
de la Epifanía! Aún hoy evoca profundos sentimientos, aunque como tantos otros
signos de lo sagrado, a veces corre el riesgo de quedar desvirtuado por el uso
consumista que se hace de él. Sin embargo, la estrella que contemplamos en el
belén, situada en su contexto original, también habla a la mente y al corazón
del hombre del tercer milenio. Habla al hombre secularizado, suscitando
nuevamente en él la nostalgia de su condición de viandante que busca la verdad
y anhela lo absoluto. La etimología misma del verbo desear -en latín, desiderare- evoca la experiencia de los
navegantes, los cuales se orientan en la noche observando los astros, que en latín
se llaman sidera.
¿Quién no siente
la necesidad de una "estrella" que lo guíe a lo largo de su camino en
la tierra? Sienten esta necesidad tanto las personas como las naciones. A fin
de satisfacer este anhelo de salvación universal, el Señor se eligió un pueblo
que fuera estrella orientadora para "todos los linajes de la tierra"
(Gn 12, 3). Con la encarnación de su Hijo, Dios extendió luego su elección a
todos los demás pueblos, sin distinción de raza y cultura. Así nació la
Iglesia, formada por hombres y mujeres que, "reunidos en Cristo, son
guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han
recibido el mensaje de la salvación para proponérselo a todos" (Gaudium et
spes, 1).
v
e) Un aspecto de la luz que nos guía en el
camino de la fe es también la santa “astucia”. Para protegernos de los cantos
de las sirenas, armonizando la sencillez con la sagacidad.
Francisco, 6 de enero de 2014
o
Los Magos nos enseñan a no caer en las
asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende cubrir
nuestra vida. Ellos, con esta santa “astucia”, han protegido la fe.
§ Los
Magos supieron usar esta luz de “astucia” cuando, de regreso a su tierra,
decidieron no pasar por el palacio tenebroso de Herodes, sino marchar por otro
camino.
Un aspecto de la luz que nos guía en el
camino de la fe es también la santa “astucia”. Es también una virtud, la santa
“astucia”. Se trata de esa sagacidad espiritual que nos permite reconocer los
peligros y evitarlos. Los Magos supieron usar esta luz de “astucia” cuando, de
regreso a su tierra, decidieron no pasar por el palacio tenebroso de Herodes,
sino marchar por otro camino. Estos sabios venidos de Oriente nos enseñan a no
caer en las asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende
cubrir nuestra vida. Ellos, con esta santa “astucia”, han protegido la fe. Y
también nosotros debemos proteger la fe. Protegerla de esa oscuridad. Esa
oscuridad que a menudo se disfraza incluso de luz. Porque el demonio, dice san
Pablo, muchas veces se viste de ángel de luz. Y entonces es necesaria la santa
“astucia”, para proteger la fe, protegerla de los cantos de las sirenas, que te
dicen: «Mira, hoy debemos hacer esto, aquello…» Pero la fe es una gracia, es un
don. Y a nosotros nos corresponde protegerla con la santa “astucia”, con la
oración, con el amor, con la caridad. Es necesario acoger en nuestro corazón la
luz de Dios y, al mismo tiempo, practicar aquella astucia espiritual que sabe
armonizar la sencillez con la sagacidad, como Jesús pide a sus discípulos:
«Sean sagaces como serpientes y simples como palomas» (Mt 10,16).
Vida
Cristiana
[1] “Al oír esto [la pregunta
de los Magos] Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén. Y, reuniendo a
todos los príncipes de los sacerdotes y los escribas del pueblo, les
interrogaba dónde había de nacer el Mesías. - En Belén de Judá - le dijeron -,
pues así está escrito por medio del Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente
no eres la menor entre las principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un
jefe que apacentará a mi pueblo, Israel” (Mateo 2, 3-6).
[2] Mateo 2,1- 2: « Unos Magos
llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos
que ha nacido?»
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