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Ø La fe. Domingo 13 del tiempo ordinario
(2018). Angelus de Benedicto XVI (2012). Dos
curaciones milagrosas: la hija
de uno de los jefes de la sinagoga y una
mujer que sufría hemorragia. En
los dos episodios hay dos
niveles de lectura: el puramente físico, Jesús se inclina ante el sufrimiento
humano y cura el cuerpo; el
espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y
pide fe en él. Estos dos
relatos de curación son una invitación a superar una visión puramente
horizontal
y materialista de la
vida.
v
Cfr. Benedicto XVI, Angelus, Domingo 1 de
julio de 2012, Ciclo B
1. Dos curaciones milagrosas a favor de dos mujeres: la hija de uno de los
jefes de la sinagoga y una mujer que sufría de hemorragia
v
En los dos episodios hay dos niveles de lectura:
el puramente físico, Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el
cuerpo; el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la
salvación y pide fe en él.
o
Estos dos relatos de curación son una invitación
a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida.
2. Jesús, que está atento al sufrimiento humano, nos hace pensar también en
todos
aquellos que ayudan a los enfermos
a llevar su cruz, especialmente en los médicos, en los agentes sanitarios y en
quienes prestan la asistencia religiosa en los hospitales.
v
Su competencia profesional, y su humanidad y
atención cordial: “la formación del corazón”.
[Chiesa/Omelie1/13B18FeCuracionesMilagrosasLiberaciónTotalSerHumanoAngelusBXVI]
Ø La fe. Domingo 13 del tiempo ordinario
(2018). Angelus de Benedicto XVI (2012). Dos
curaciones milagrosas: la hija
de uno de los jefes de la sinagoga y una
mujer que sufría hemorragia. En
los dos episodios hay dos
niveles de lectura: el puramente físico, Jesús se inclina ante el sufrimiento
humano y cura el cuerpo; el
espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y
pide fe en él. Estos dos
relatos de curación son una invitación a superar una visión puramente
horizontal
y materialista de la
vida.
v
Cfr. Benedicto XVI, Angelus, Domingo 1 de
julio de 2012, Ciclo B
Marcos 5, 21ñ43
1. Dos curaciones milagrosas a favor de dos mujeres: la hija de uno de los
jefes de la sinagoga y una mujer que sufría de hemorragia
v
En los dos episodios hay dos niveles de lectura:
el puramente físico, Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el
cuerpo; el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la
salvación y pide fe en él.
Este
domingo, el evangelista san Marcos nos presenta el relato de dos curaciones
milagrosas que Jesús realiza en favor de dos mujeres: la hija de uno de los
jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y una mujer que sufría de hemorragia (cf. Mc 5,
21-43). Son dos episodios en los que hay dos niveles de lectura; el puramente
físico: Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el
espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide
fe en él.
En el
primer episodio, ante la noticia de que la hija de Jairo había muerto, Jesús le
dice al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe» (v. 36), lo lleva
con él donde estaba la niña y exclama: «Contigo hablo, niña, levántate» (v.
41). Y esta se levantó y se puso a caminar. San Jerónimo comenta estas
palabras, subrayando el poder salvífico de Jesús: «Niña, levántate por mí: no
por mérito tuyo, sino por mi gracia. Por tanto, levántate por mí: el hecho de
haber sido curada no depende de tus virtudes» (Homilías sobre el Evangelio
de Marcos, 3).
El
segundo episodio, el de la mujer que sufría hemorragias, pone también de
manifiesto cómo Jesús vino a liberar al ser humano en su totalidad. De hecho,
el milagro se realiza en dos fases: en la primera se produce la curación
física, que está íntimamente relacionada con la curación más profunda, la que
da la gracia de Dios a quien se abre a él con fe. Jesús dice a la mujer: «Hija,
tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5,
34).
o
Estos dos relatos de curación son una invitación
a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida.
Para
nosotros estos dos relatos de curación son una invitación a superar una visión
puramente horizontal y materialista de la vida. A Dios le pedimos muchas
curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo
que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el
Señor renueve nuestra vida, y una firme confianza en su amor, en su providencia
que no nos abandona.
2. Jesús, que está atento al sufrimiento humano, nos hace pensar también en
todos
aquellos que ayudan a los enfermos
a llevar su cruz, especialmente en los médicos, en los agentes sanitarios y en
quienes prestan la asistencia religiosa en los hospitales.
v
Su competencia profesional, y su humanidad y
atención cordial: “la formación del corazón”.
Jesús,
que está atento al sufrimiento humano, nos hace pensar también en todos
aquellos que ayudan a los enfermos a llevar su cruz, especialmente en los
médicos, en los agentes sanitarios y en quienes prestan la asistencia religiosa
en los hospitales. Son «reservas de amor», que llevan serenidad y esperanza a
los que sufren. En la encíclica Deus caritas est, expliqué que, en este
valioso servicio, hace falta ante todo competencia profesional —que es una
primera necesidad fundamental—, pero esta por sí sola no basta. En efecto, se
trata de seres humanos, que necesitan humanidad y atención cordial. «Por eso,
dichos agentes, además de la preparación profesional, necesitan también y sobre
todo una “formación del corazón”: se les ha de guiar hacia el encuentro con Dios
en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro» (n. 31).
Pidamos a la Virgen María
que acompañe nuestro camino de fe y nuestro compromiso de amor concreto
especialmente a los necesitados, mientras invocamos su maternal intercesión por
nuestros hermanos que viven un sufrimiento en el cuerpo o en el espíritu.
Vida Cristiana
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