Anulada la sentencia que ordenó un aborto en Reino Unido
ACEPRENSA - 26.JUN.2019
El Tribunal de Apelaciones británico ha anulado la decisión
dictada el pasado viernes 21 por una juez, que pretendía obligar a una joven
con discapacidad intelectual a abortar en contra de su voluntad y la de su
madre.
Todavía no están claros todos los detalles del caso. Se sabe que
la joven está en la veintena, aunque su edad mental es de entre 6 y 9 años.
Está embarazada de 22 semanas. La policía investiga las circunstancias del
embarazo, por ahora inciertas.
La
joven quería tener al hijo. Su madre –matrona de profesión y católica,
según informa The Telegraph–, se había
comprometido a hacerse cargo del nieto. Y también contaba con el apoyo de la
trabajadora social que asistía a aquella. Pero los médicos, de la sanidad
pública (NHS), solicitaron por propia iniciativa la autorización para practicar
el aborto al Tribunal de Protección, competente en los casos relativos a
personas con discapacidad mental.
La juez Nathalie Lieven sabía que estaba ante un asunto
sensible. “Soy muy consciente de que el hecho de que el Estado ordene a una
mujer abortar cuando parece que no quiere, es una intrusión inmensa”. A pesar
de eso, decidió ordenar el aborto, alegando “el mejor interés” de la
embarazada.
La embarazada “merece ayuda, no intromisión” por parte del
Estado
La madre recurrió la sentencia ante el Tribunal de Apelaciones
de Inglaterra y Gales. El abogado de la familia argumentó que la juez Lieven
había ignorado la voluntad de la embarazada, mientras concedía todo el crédito
a las especulaciones de los médicos sobre cómo podía afectar a su salud mental
la decisión de tener al hijo.
Los tres magistrados de apelación que juzgaron el caso han
anulado la decisión. Más adelante, darán a conocer sus argumentos.
o Ayuda, no intromisión
A
propósito de este caso, Holly Scheer recuerda en The Federalist el de
un tribunal de Nevada que en 2012 rechazó obligar a abortar a una mujer con
discapacidad mental contra su voluntad y la de sus padres. El juez argumentó
que la embarazada “tiene derecho a expresar su deseo en esa decisión, y
nosotros [el Estado], los responsables de su cuidado, tenemos la obligación de
escuchar y dar cumplimiento a sus deseos cuando sea apropiado (...). Es
manifiesto que los riesgos para la Sra. Bauer o el feto no son tan abrumadores
como para obligarla a que interrumpa el embarazo”.
Para Scheer, esta decisión acertó a identificar el papel que
corresponde a las autoridades en situaciones como esta: la embarazada “merece
ayuda, no intromisión”. Y critica la tendencia a desoír a los padres, algo que
ya quedó de manifiesto en el caso de Alfie Evans, el niño
británico aquejado de una rara enfermedad neurológica, a cuyos padres los
tribunales impidieron llevar a un hospital italiano a intentar su curación.
También en el caso de Evans, los tribunales adujeron “el mejor
interés” para retirarle la alimentación y el oxígeno. Lo que lleva a Scheer a
criticar una interpretación demasiado expansiva de ese interés, tanto por parte
de los médicos que querían el aborto como de la juez Lieven: “Los médicos del
NHS quieren terminar con el embarazo de esta mujer porque creen que su
discapacidad intelectual significa que un aborto sería menos traumático para
ella que tener un bebé”. Por su parte, la juez trató de ningunear la voluntad
de la joven, de su madre y de la trabajadora social, para decidir que “el bebé
no tiene valor y que es mejor arrebatarlo de la vida de esta mujer”.
Y a la vista de los casos favorables al aborto que defendió
Lieven cuando era abogada, Scheer observa: “El empeño de esta juez por un
aborto ciertamente no es la decisión de esta madre; [más bien,] le roba a ella
la decisión”.
Vida Cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.