[Chiesa/Omelie1/Vocazione/Vita/13C19VidaComoVocación]
Ø Domingo 13 del tiempo ordinario (30 de junio de 2019). Ciclo C. La vida como vocación para todos los cristianos. Cada cristiano debe descubrir su vocación personal, rechazando así una concepción de la existencia pasiva, aburrida y banal. Dios tiene un proyecto preciso para cada hombre. Tres encuentros del Señor con personas en el Evangelio. La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. Sólo el conocimiento personal y la unión profunda con Cristo proporcionan la energía espiritual para realizar plenamente la vocación cristiana.
v
Cfr. Domingo 13 del Tiempo Ordinario, Ciclo C - 30 de junio
de 2019
1 Reyes 19, 16b.19-21; Salmo 15;
Gálatas 5,1.13-18; Lucas 9, 51-62
Evangelio (Lucas 9,51-62) - Cuando ya
se acercaba el tiempo en que tenía que
salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de
emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron
a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no
quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa,
sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar
fuego del Cielo para que acabe con ellos ?” Pero Jesús se volvió hacia ellos y
les reprendió. Después se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, alguien
le dijo a Jesús: "Te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: “Las zorras tienen
madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde
reclinar la cabeza". A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero é1
le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los
muertos entierren a sus muertos. Tú, ve y anuncia el Reino de Dios". Otro
le dijo: "Te Seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi
familia". Jesús le contestó; "El
que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
LA VIDA COMO VOCACIÓN
LA RESPUESTA DE JESÚS A TRES
PERSONAS QUE DESEAN SEGUIRLE
(Evangelio de hoy)
1. EL ENCUENTRO DE JESÚS CON TRES PERSONAS DURANTE EL VIAJE A JERUSALÉN.
Importantes afirmaciones dichas por el Señor con ocasión del
encuentro con tres personas anónimas, acerca del seguimiento del Señor.
v
A). Al primero que se ofrece
a seguir a Jesús, Él le advierte de las dificultades que una tal decisión
comporta: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del
hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza. (vv. 57-58).
o
Se trata del desprendimiento o renuncia de lo
que proporciona una cierta seguridad.
“El
hogar es la base de la seguridad terrena. Y el Señor advierte que quien quiera
seguirlo debe
desprenderse de
las seguridades y ventajas terrenas. ¿Significa que debemos quedarnos sin casa
o
habitación? No. Al menos no todos. ...........
pero debemos aprender a seguir a Cristo sin intereses ni
segundas
intenciones y, además, sin importarnos que el camino a donde nos lleve ese
seguimiento pueda
volverse - como
de hecho suele suceder - incómodo, difícil, sin seguridades, con confianza
hacia lo que
nos vaya pidiendo
el Señor.
La respuesta del Señor viene a
indicar: “no tengo nada que ofrecerte, ya que ni tengo casa donde alojarte”.
v
B). Segundo encuentro. La
persona es invitada por Jesús a seguirlo, pero parece que no es encuentra
todavía preparado: «Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú, ve y
anuncia el Reino de Dios» (vv. 59-60).
o
Jesús le advierte de que el discípulo debe saber
renunciar también a los afectos más queridos, aunque sean legítimos y de peso,
si se convierten en obstáculos para sacar adelante la misión encomendada. Los
parámetros del Reino de Dios no corresponden a la vida fuera de ese Reino. En
definitiva, el Señor le pide que rompa con el pasado.
San Agustín, Sermón
100, 1-3: “Cuando nuestro Señor Jesucristo destina a los hombres al evangelio,
no quiere que se interponga excusa alguna de piedad carnal y temporal.
Ciertamente la ley ordena esta acción piadosa, y el mismo Señor acusó a los
judíos de echar abajo ese mandato de Dios. También dice San Pablo en su carta:
Éste es el primer mandamiento de la promesa. ¿Cuál? Honra a tu padre y a tu
madre (Ef 6,2). No hay duda de que es mandato de Dios. Este joven, pues, quería
obedecer a Dios, dando sepultura a su padre. Pero hay lugares, tiempos y asuntos
apropiados a este asunto, tiempo y lugar. Ha de honrarse al padre, pero ha de
obedecerse a Dios; ha de amarse al progenitor, pero ha de anteponerse el
Creador. Yo -dice Jesús- te llamo al evangelio; te llamo para obra más
importante que la que tú quieres hacer. Deja a los muertos que entierren a sus
muertos (Le 9,60).”
“En
este texto nos ordenó el Señor lo que está escrito en el Cantar de los
Cantares: Ordenad en mí el amor (Cant 2,4). ¿Qué significan esas palabras?
Estableced una jerarquía, un orden y dad a cada uno lo que se le debe. No
sometáis lo primario a lo secundario. Amad a los padres, pero anteponed a Dios.
Contemplad a la madre de los Macabeos: Hijos, no sé cómo aparecisteis en mi
seno (2 Mac 7). Pude concebiros y daros a luz, pero no pude formaros. Luego oíd
a Dios, anteponedle a mí, no os importe el que me quede sin vosotros. Se lo
indicó y lo cumplieron. Lo que enseñó la madre a sus hijos, eso mismo enseñaba
nuestro Señor Jesucristo a aquel a quien decía: Sígueme.”
v C). El tercer encuentro. «El que empuña el arado y mira hacia
atrás, no sirve para el Reino de Dios»
o
En este caso el Señor no concede “al candidato”
el despedirse de su familia, como había hecho Elías con Eliseo. Puede pedir
cortar con el pasado, sin compromisos, sin pruebas, sin esperas.
§ Para
seguir a Cristo hay que tener, como decía Santa Teresa de Jesús, “una determinada
determinación”.
“Es
probable que este candidato ya haya sido
seguidor de Jesús, y que le haya pedido autorización para volver por un tiempo
con su familia: “Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi
familia”. La respuesta de Jesús se refiere a la inconstancia: “El que empuña el
arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios”.
Para
seguir a Cristo hay que tener, como decía Santa Teresa de Jesús, “una
determinada determinación”, que es lo mismo que decir: “una decidida decisión”.
Porque vienen los momentos de decaimiento, desaliento, incomprensiones y
persecuciones, y - ya lo dice el Señor a este candidato- hay que saber que no
hay vuelta a atrás. Hay que seguir adelante. “¡Más hubiera valido no empezar!”,
también exclama Santa Teresa.”
La
llamada de Jesús es más exigente que la de Elías ante la petición de Eliseo
(primera Lectura). Jesús nos señala las exigencias de la palabra de Dios.
Cuando alguien oye la Palabra
debe responder a ella inmediatamente. Hemos de comprender que si Él "toma -resueltamente- el camino de
Jerusalén", donde "es
preciso" que muera un profeta, es comprensible que exija, a quienes
quieren seguirle, una decisión firme como la suya.
v
D). Podemos hacer como un
resumen de estos tres casos
Las
condiciones que pone Jesús para seguirle son tres: en el primer caso, abandonar
toda seguridad; en el segundo, dar precedencia a la dedicación a la extensión
del reino de Dios ante otras obligaciones; y, en el tercer caso, no echarse
atrás. El Señor propone una meta y para llegar a ella puede haber
dificultades y tensiones, ante las que deberá darse una determinación firme e
inquebrantable.
2. CONVIENE QUE CADA UNO DESCUBRA SU PERSONAL
VOCACIÓN
Hay
momentos decisivos en los que es necesario tomar una postura por Cristo,
dejando a un lado – de
un modo u otro -
comodidades, seguridades, realizaciones personales, bienes materiales,
preferencias
familiares, tal
vez todas cosas lícitas, pero que el
Señor quiere que dejemos de lado para seguirlo como
El nos pide.
v Juan Pablo II, Mensaje: La vida como vocación, 14 septiembre 2000[1]
o
Cada cristiano debe descubrir su vocación
personal, rechazando así una concepción de la existencia pasiva, aburrida y
banal.
“Conviene que en la Comunidad cristiana,
cada uno descubra su personal vocación y responda con generosidad. Cada
vida y vocación y todo creyente es invitado a cooperar en la edificación de la Iglesia.”
“Considerar la vida como vocación favorece la libertad interior,
estimulando en la persona el deseo de futuro, conjuntamente con el rechazo de
una concepción de la existencia pasiva, aburrida y banal. La vida asume así el
valor del "don recibido, que tiende por naturaleza a llegar a ser bien
dado" (Doc. Nuevas vocaciones para
una nueva Europa, 1997,16, b).”.
“Esta
lectura cristiana de la existencia debe hacer el balance de algunos comportamientos de la cultura occidental, en la que
Dios es prácticamente marginado del vivir cotidiano. He aquí porqué es
necesario un compromiso acorde de toda la comunidad cristiana para
"reevangelizar la vida". Conviene a esta fundamental obligación
pastoral el testimonio de hombres y mujeres que muestren la fecundidad de una
existencia que tiene en Dios su fuente, en la docilidad a la acción del
Espíritu su fuerza, en la comunión con Cristo y con la Iglesia la garantía del
sentido auténtico de la fatiga cotidiana.”
o
A los jóvenes, a los padres, a los catequistas y
a los docentes cristianos.
“Mi
pensamiento se dirige ahora a tantos jóvenes
sedientos de valores y las más de las veces incapaces de encontrar el
camino que a ello conduce. Si: sólo Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Y es por esto
necesario hacerles encontrar al Señor y ayudarlos a establecer con Él una
relación profunda. Jesús debe entrar en su mundo, asumir su historia y abrirle
su corazón, para que se dispongan a conocerlo siempre más, a medida que siguen
las huellas de su amor”.
Me
dirijo ahora a vosotros, queridos padres
cristianos, para exhortaros a estar cerca de vuestros hijos. No los
dejéis solos frente a las grandes opciones de la adolescencia y de la juventud.
Ayudadlos a no dejarse arrollar por la búsqueda afanosa del bienestar y
guiadlos hacia el gozo auténtico, como lo es el del espíritu. Haced resonar en
sus corazones, a veces llenos de miedo por el futuro, el gozo liberador de la
fe. Educadlos, como escribía mi venerado predecesor, el Siervo de Dios Pablo
VI, "apreciando simplemente los múltiples gozos humanos que el Creador
pone ya en su camino: alegría entusiasta de la existencia y de la vida; gozo
del amor casto y santificado; júbilo pacificante de la naturaleza y del
silencio; regocijo, a veces austero, del trabajo esmerado; felicidad y
satisfacción del deber cumplido; contento transparente de la pureza, del
servicio, de la participación: satisfacción exigente del sacrificio". (Gaudete in Domino, I).
A
la acción de la familia sirva de apoyo la de los catequistas y de los docentes cristianos, llamados de forma
particular a promover el sentido de la vocación en los jóvenes. Su tarea es
guiar a las nuevas generaciones hacia el descubrimiento del proyecto de Dios
sobre sí mismo, cultivando en ellos la disponibilidad de hacer de la propia
vida, cuando Dios llama, un don para la misión. Esto se verificará a través de
ocasiones progresivas que preparen al "sí" pleno, por el que la
entera existencia es puesta al servicio del Evangelio. Queridos catequistas y
docentes: para obtener esto, ayudad a los jóvenes confiados a vosotros a mirar
hacia lo alto, a huir de la tentación constante del compromiso. Educadlos en la
confianza en Dios que es Padre y muestra la extraordinaria grandeza de su amor,
confiando a cada uno un deber personal al servicio de la gran misión de
"renovar la faz de la tierra".
3. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: LA VIDA
HUMANA COMO VOCACIÓN
v El hombre invitado al diálogo con Dios. La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación
del hombre a la comunión con Dios.
n. 27: EL DESEO DE DIOS - El deseo de Dios está inscrito en
el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y
Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre
la verdad y la dicha que no cesa de buscar:
La
razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la
comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su
nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado
siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce
libremente aquel amor y se entrega a su Creador (Gaudium et spes 19,1).
v Tres sacramentos que son el fundamento de la vocación común de
todos los discípulos de Cristo a la santidad y al apostolado.
n. 1533: El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía son los
sacramentos de la iniciación cristiana.
Fundamentan la vocación común de todos los discípulos de Cristo, que es
vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. Confieren las
gracias necesarias para vivir según el Espíritu en esta vida de peregrinos en
marcha hacia la patria.
n. 2085: (…) El hombre tiene la vocación de hacer manifiesto
a Dios mediante sus obras humanas, en conformidad con su condición de criatura
hecha «a imagen y semejanza de Dios». (…).
v Los padres deben fomentar en sus hijos el sentido de la vocación
desde la más tierna infancia.
o
Han de recordar y enseñar que la vocación
primera del cristiano es la de seguir a Jesús.
n. 2226: La educación en la fe por los padres debe comenzar
desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de
la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida
cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña
y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe. Los padres tienen la misión
de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios (Cf
Lumen gentium 11). La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la
vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la
catequesis de los niños y de los padres.
n. 2232: Los vínculos familiares, aunque son muy importantes,
no son absolutos. A la par que el hijo crece hacia una madurez y autonomía
humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con
más claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la
respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación
primera del cristiano es seguir a Jesús: (Cf Mateo 16, 25) «El que ama a su
padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su
hija más que a mí, no es digno de mí» (Mateo 10, 37).
n. 2253: Los padres deben respetar y favorecer la vocación de
sus hijos. Han de recordar y enseñar que la vocación primera del cristiano es la
de seguir a Jesús.
4. DIOS TIENE UN PROYECTO PRECISO PARA CADA HOMBRE
Benedicto XVI,
Discurso en un encuentro con jóvenes, en
Roma, 25 de marzo de 2010.
v
Hay una voluntad fundamental
de Dios que es idéntica para todos nosotros.
o
Pero su aplicación es diversa en cada vida,
porque Dios tiene un proyecto preciso con cada hombre.
“Los
diez mandamientos a los que Jesús apunta en su respuesta, son sólo una
explicitación del mandamiento del amor. Son, por así decirlo, reglas del amor,
indican el camino del amor con estos puntos esenciales: la familia, como
fundamento de la sociedad; la vida, que hay que respetar como don de Dios; el
orden de la sexualidad, de la relación entre hombre y mujer; el orden social, y
finalmente, la verdad. Estos elementos esenciales explicitan el camino del
amor, explicitan cómo amar realmente y cómo encontrar el camino recto. Por
tanto, hay una voluntad fundamental de Dios para todos nosotros, que es
idéntica para todos nosotros.
Pero
su aplicación es diversa en cada vida, porque Dios tiene un proyecto preciso
con cada hombre. San Francisco de Sales dijo una vez: la perfección, es decir,
ser bueno, vivir la fe y el amor, es sustancialmente una, pero con formas muy
distintas. Muy diversa es la santidad de un cartujo y de un político, de un
científico o de campesino, etc. Y así, para cada hombre, Dios tiene su proyecto
y yo tengo que encontrar, en mis circunstancias, mi manera de vivir esta única
y común voluntad de Dios, cuyas grandes reglas están indicadas en esta
explicitación del amor. Y buscar también por tanto realizar lo que es la
esencia del amor, es decir, no tomar mi vida para mí, sino dar la vida; no
“tener” la vida, sino hacer de la vida un don, no buscarme a mí mismo sino
darme a los demás. Esto es lo esencial, e implica renuncias, es decir, salir de
mí mismo y no buscarme a mí mismo. Y precisamente no buscándome a mí mismo,
sino dándome para las cosas grandes y verdaderas, encuentro la verdadera vida.
Así cada uno encontrará, en su vida, las distintas posibilidades: comprometerse
en el voluntariado, en una comunidad de oración, en un movimiento, en la acción
de su parroquia, en su propia profesión. Encontrar mi vocación y vivirla en
cada lugar es importante y fundamental, sea uno un gran científico o un
campesino. Todo es importante a los ojos de Dios: es hermoso si se vive hasta
el fondo con ese amor que realmente redime al mundo.”
5. SÓLO EL CONOCIMIENTO PERSONAL Y LA UNIÓN PROFUNDA CON CRISTO
PROPORCIONAN LA ENERGÍA ESPIRITUAL PARA REALIZAR PLENAMENTE LA VOCACIÓN CRISTIANA.
Cfr. Benedicto XVI, Discurso,
Vísperas el sábado 26 septiembre 2009, en la Catedral
de San Vito, San Wenceslao y San Adalberto - Praga
El
heroísmo de los testigos de la fe recuerda que sólo el conocimiento personal y
la unión
profunda con Cristo
proporcionan la energía espiritual para realizar plenamente la vocación
cristiana. Sólo el amor de Cristo hace eficaz la acción apostólica, sobre todo
en los momentos de dificultad y de prueba. El amor a Cristo y a los hermanos
debe ser la característica de todo bautizado y de toda comunidad. En los Hechos
de los Apóstoles leemos que "la multitud de los creyentes no tenía
sino un solo corazón y una sola alma" (Hch 4, 32). Y Tertuliano, un
autor de los primeros siglos, escribió que los paganos se maravillaban ante el
amor que unía a los cristianos (cf. Apologeticum, XXXIX).
Queridos
hermanos y hermanas, imitad al divino Maestro, que "no vino a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (Mc 10, 45).
Que el amor resplandezca en todas vuestras parroquias y comunidades, en las
distintas asociaciones y movimientos. Que vuestra Iglesia, según la imagen de
san Pablo, sea un cuerpo bien estructurado, que tenga a Cristo por Cabeza, y en
el que cada miembro actúe en armonía con el todo. Alimentad el amor a Cristo
con la oración y la escucha de su palabra; nutríos de él en la Eucaristía y
sed, con su gracia, artífices de unidad y de paz en todos los ambientes.
6. SI FALTA EL ENCUENTRO CON CRISTO NO HABRÁ
AUTENTICA EXISTENCIA CRISTIANA, AUNQUE HAYA DEVOCIONES Y PRÁCTICAS.
Es Cristo que pasa, 134: “Vivir según el Espíritu Santo es vivir de fe, de esperanza, de caridad;
dejar que Dios tome posesión de nosotros y cambie de raíz nuestros corazones,
para hacerlos a su medida. Una vida cristiana madura, honda y recia, es algo
que no se improvisa, porque es el fruto del crecimiento en nosotros de la
gracia de Dios. En los Hechos de los
Apóstoles, se describe la situación de la primitiva comunidad cristiana con
una frase breve, pero llena de sentido: perseveraban
todos en las instrucciones de los Apóstoles, en la comunicación de la fracción
del pan y en la oración.
Fue así como vivieron aquellos primeros, y como
debemos vivir nosotros: la meditación de la doctrina de la fe hasta hacerla
propia, el encuentro con Cristo en
la Eucaristía, el diálogo personal —la oración sin anonimato— cara a cara con
Dios, han de constituir como la substancia última de nuestra conducta. Si eso falta, habrá tal vez reflexión
erudita, actividad más o menos intensa, devociones y prácticas. Pero no habrá
auténtica existencia cristiana, porque faltará la compenetración con Cristo,
la participación real y vivida en la obra divina de la salvación”.
Vida Cristiana
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