Ø Cuestiones
sobre la eutanasia
Cfr. web de la CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
Marzo 2020
![](file:///C:/Users/freep/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg)
¿Qué es la eutanasia?
1. Es
el modo de quitar la vida a una persona enferma. Es la provocación intencionada de
la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada, crónica o
terminal. Esta muerte se puede causar por acción o por omisión.
2. Es
similar al suicidio asistido, pero, a diferencia de la eutanasia, en el suicidio
asistido la actuación del profesional médico se limita a proporcionar al
paciente los medios necesarios para que sea él mismo quien se produzca la
muerte.
3. La
auténtica eutanasia o muerte dulce debería ser la que permita al enfermo morir
dignamente, aliviando
su dolor, su angustia y su soledad con la cooperación del personal sanitario,
su familia y su entorno. La eutanasia no debe ser un modo de librar a la
sociedad de personas molestas y costosas, ni un modo de evitar que el Estado
gaste dinero en cuidados paliativos y asistencia domiciliaria.
¿Qué estrategias utilizan las campañas que defienden la ley de
eutanasia?
1. Se
presenta al público algún «caso límite». Se busca una situación terminal y dramática
especialmente llamativa que interpele la sensibilidad colectiva. Admitido este
caso, desaparecen las razones profundas para no admitir otros parecidos,
ensanchándose después la casuística.
2. Se
utilizan expresiones que suenan bien como “muerte digna”, “libertad” y se evitarán expresiones como
«provocar la muerte del enfermo», «ayudarle a suicidarse» o «quitarle la vida».
3. Se
procura presentar a los defensores de la vida como retrógrados, intransigentes, contrarios a la libertad
individual y al progreso. Al discrepante se le pone una etiqueta y así se evita
un diálogo sosegado y constructivo que busque el bien del enfermo.
4. Se
transmite la idea de que la eutanasia es una cuestión únicamente religiosa y se dice que, en una sociedad
pluralista la Iglesia —o cualquier confesión religiosa— no puede, ni debe,
imponer sus opiniones.
5. Se
transmite la idea de que la eutanasia es una demanda urgente de la población, algo que pide la mayoría de la
gente y que es propia de nuestros tiempos.
¿A quién hace daño una ley que permita la eutanasia?
1. Al paciente en situación terminal con
dolor físico y sufrimiento psíquico y espiritual, pues en vez de atenderlo,
acompañarlo y ofrecerle cuidados paliativos se opta por acabar con su vida. La
experiencia demuestra que, cuando un enfermo que sufre pide la muerte, en el
fondo está pidiendo que le alivien los padecimientos, tanto los físicos como
los morales. Cuando recibe alivio en dolor, atención médica, compañía, afecto y
consuelo la experiencia muestra que deja de solicitar que pongan fin a su vida.
2. A la familia angustiada que
no acaba de saber gestionar la situación y sufre por el ser querido. La
posibilidad de eutanasia introduce en las relaciones familiares un sentimiento
de inseguridad, confrontación y miedo, ajeno a lo que la idea de familia
sugiere: solidaridad, amor, generosidad.
3. Al personal sanitario que fue educado
fundamentalmente para luchar contra la muerte y afrontar y paliar el dolor y el
sufrimiento y ahora se le emplea como agente que da muerte al paciente.
¿Por qué es algo nocivo para una sociedad la ley de la
eutanasia?
1.
Porque el Estado tiene la obligación de defender al más débil. Una sociedad es más civilizada en la
medida que sea capaz de proteger a los más débiles, y el Estado tiene el deber
de asistir a los más débiles y desfavorecidos permitiéndoles vivir con dignidad
y morir en las mejores condiciones posibles cuando llegue su momento.
2.
Porque estas leyes hacen que la gente vea normal lo que es un crimen. Cuando por ley se admiten crímenes
como el aborto o la eutanasia, mucha gente considera que si se admite
legalmente es porque no es algo malo y al convertirse en una práctica admitida
terminan considerándolo como algo normal.
3.
Porque desnaturaliza la función del médico. La misión del médico es curar
cuando se pueda, y cuando no aliviar y consolar, cuando se le autoriza a matar,
se pervierte su noble función. La eutanasia responde a una medicina liberal y
endiosada que considera que curar no es cuidar al enfermo sino en eliminar la enfermedad
y el sufrimiento, aunque sea eliminando al paciente.
¿Cuáles son las mentiras que hay que desmontar sobre la
eutanasia?
1.
Nos dicen que es sólo para cuando haya un dolor insoportable, pero no dicen que en esos casos la
solución no es la eutanasia, sino la atención adecuada, humana y profesional
aplicando los cuidados paliativos. Tampoco dicen que la práctica en países como
Holanda es que esa figura que empieza a aplicarse a casos extremos termina
utilizándose en muchísimo otros casos: personas que no pueden dar su
consentimiento, pacientes psiquiátricos, niños recién nacidos, personas con
“infelicidad senil” …
2.
Nos dicen que se hace por compasión, cuando en realidad lo más humano no es provocar la
muerte, sino acoger al enfermo, sostenerlo en estos momentos de dificultad,
rodearlo de afecto y atención y poner los medios necesarios para aliviar el
sufrimiento y “suprimir el dolor y no al paciente”.
3.
Nos dicen que es indigno vivir con sufrimientos y sin calidad de vida. Pero: ¿Con qué baremos se mide la
calidad de vida? ¿En qué momento se puede llegar a afirmar que ya carece de
valor o que no merece la pena ser vivida? ¿Se puede decir que un ser humano
pierde su dignidad por sufrir?
4.
Nos dicen que es una decisión fruto de la libertad, cuando en realidad quien lo pide
es porque tiene la voluntad debilitada. Se supone que el que nadie es capaz de
ir contra una tendencia natural como el amor a uno mismo sin tener la voluntad
profundamente dañada. Además, ¿tienen libertad para decidir matarse los que están
en depresión, los enfermos dependientes, los discapacitados psíquicos o los
pacientes en coma?
¿Qué dice la Medicina?
1. El
juramento hipocrático, que
ha sido el referente moral de los médicos a lo largo de la historia, dice
explícitamente: “jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me
soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo”.
2. La
Asociación Médica Mundial (AMM), que representa a las organizaciones médicas colegiales de
todo el mundo, afirmaba en su resolución adoptada en octubre de 2019 en su
septuagésima asamblea general: «La AMM se opone firmemente a la eutanasia y al
suicidio con ayuda médica… Ningún médico debe ser obligado a participar en
eutanasia o suicidio con ayuda médica».
3. El
objetivo único de la medicina no es curar al enfermo, a veces es sólo calmar
sus dolores. Un
analgésico puede permitir la vida normal sin propiamente curar. La salud no
implica un perfecto bienestar, a menudo se puede desarrollar la actividad
diaria con alguna molestia. La medicina debe buscar el bienestar adecuado para
poder desarrollar las actividades diarias, sin pretender la utopía de su
plenitud. La actitud de la medicina ante la enfermedad ha de ser «curar a
veces, aliviar a menudo, consolar siempre».
¿Por qué defender a la persona que sufre?
1.
Porque todo ser humano tiene una dignidad infinita. No depende de la edad, ni de la
raza, ni de la salud. Existe una dignidad que es objetiva y es propia de todo
ser humano. Cada persona es un fin en sí mismo, nunca un medio, por ello
requiere todo el esfuerzo que sea necesario para cuidarla y atenderla, el ser
humano no puede ser tratado como un objeto inútil o como una carga que produce
gastos a la sociedad e incomodidades a la familia.
2.
Porque todo ser humano en situación de fragilidad ha de ser especialmente
defendido. Las
personas frágiles no por eso son menos valiosas, tampoco son menos valiosas las
personas con depresión, ni las que están en coma, ni las que tienen
enfermedades psíquicas. Como no pueden defenderse por ellos mismos somos los demás
los que debemos hacerlo.
3.
Porque ninguna persona debe ser tratada como una carga. El enfermo ha de ser visto como
una persona a la que hay que atender y cuidar, no como un problema que hay que
eliminar lo antes posible. El que sufre ha de sentirse acogido y querido por la
sociedad y por la familia, lo contrario sería hacer que se sienta inútil y
excluido del grupo. A cualquier sociedad le es muy fácil inducir a alguien a
matarse, basta que lo haga sentirse excluido del grupo, así lo demuestra el antropólogo
Marcel Mauss cuando estudia la eficacia de las maldiciones del jefe de la
tribu: el maldito moría a las pocas semanas porque el sentimiento de ser
excluido del grupo bastaba para hacerle languidecer.
¿Por qué no puedo decidir que me quiten la vida?
1.
Porque la vida no es mía. La vida no depende de mí, no es algo que yo me haya
fabricado, es algo que he recibido, me ha sido donada… Si es algo que me han
prestado no puedo hacer con ella lo que yo quiera.
2. Porque si me equivoco en esta
decisión ya no puedo rectificar. Si me analizo compruebo que muchas veces tomo decisiones
equivocadas, meto la pata continuamente y tengo que rectificar. Si decidiera
suicidarme podría tomar la decisión errónea de la que no puedo desquitarme
después. Cualquiera de nosotros en un mal momento podría tomar una decisión
irreversible.
3.
Porque con mi decisión incito a los demás a que me imiten. El que se quita la vida, al
atentar contra sí, atenta también contra el otro porque se pone como ejemplo y
lo incita a cometer el mismo acto. Con su acto, el que pide la eutanasia está
diciendo a los demás que la vida no merece ser vivida y que destruirse es una
liberación y este mensaje puede hacer mucho daño a personas que pasan por malos
momentos.
¿Qué tenemos que hacer para que todo enfermo tenga una muerte
digna?
1.
Permitirle morir sin que sufra inútilmente, pudiendo recibir los cuidados
médicos paliativos. La medicina paliativa ayuda a que los enfermos pasen los
últimos momentos conscientes, sin dolor, con los síntomas controlados, de modo
que transcurran con dignidad, rodeados de las personas que aman y si fuera
posible, considerando su estado clínico y las atenciones que pudiera precisar,
en su propio domicilio.
2.
Aplicar cuando sea necesario la sedación paliativa. Se utiliza para aliviar el
sufrimiento del enfermo en situaciones de enfermedad incurable, avanzada e
irreversible, con un pronóstico de vida limitado o bien en situación de agonía.
Esta sedación consiste en disminuir el nivel de conciencia con ayuda de
medicamentos de modo que el enfermo no perciba dolor, sufrimiento o angustia
intratables. En estos casos el médico debe saber administrar la medicación de
modo que sea suficiente para sedar sin provocar intencionadamente la muerte.
3.
Permitirle morir a su tiempo natural, sin que se acorte o se prolongue de forma
innecesaria la vida. No se admite la obstinación terapéutica, que
consiste en el empeño de aplicar los tratamientos o procedimientos de cualquier
naturaleza que ya no proporcionan beneficios al enfermo y solo sirven para
prolongar penosamente su agonía, impidiendo que la naturaleza siga su curso
natural.
4.
Permitirle morir rodeado del cariño de la familia y los amigos. Podemos aliviar el dolor, la
angustia y la soledad del enfermo con la cooperación del personal sanitario, su
familia y su entorno. El enfermo ha de poder morir con la posibilidad de haber
sido informado adecuadamente, eligiendo, si se puede, el lugar y participando
en todas las decisiones importantes que le afecten; además ha de tener la ayuda
espiritual que precise.
Vida Cristiana
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