martes, 9 de mayo de 2017

Maternidad subrogada. “Madres de alquiler”. La reciente tragedia del terremoto en Nepal, ha dado alas al movimiento que promueve la prohibición de las “madres de alquiler”, que oculta una evidente explotación de mujeres pobres. Esta práctica “rompe el vínculo materno natural que se establece durante el embarazo, un vínculo que los profesionales de la medicina estimulan y tratan de reforzar sin cesar”. Los autores de la declaración aseguran que “no ven diferencia entre la práctica comercial de la GPA y la compraventa de niños”.



1 Maternidad subrogada. “Madres de alquiler”. La reciente tragedia del terremoto en Nepal, ha dado alas al movimiento que promueve la prohibición de las “madres de alquiler”, que oculta una evidente explotación de mujeres pobres. Esta práctica “rompe el vínculo materno natural que se establece durante el embarazo, un vínculo que los profesionales de la medicina estimulan y tratan de reforzar sin cesar”. Los autores de la declaración aseguran que “no ven diferencia entre la práctica comercial de la GPA y la compraventa de niños”. Cfr. Petición internacional contra la maternidad subrogada ACEPRENSA - 14.MAY.2015 Un manifiesto publicado en Francia por personalidades de la cultura y de la política pide a los gobiernos que se opongan a la práctica de la maternidad subrogada, que viola los derechos de las mujeres y de los niños. La maternidad subrogada “se basa a menudo en la explotación de las mujeres más desfavorecidas”, en beneficio de las parejas ricas La reciente tragedia del terremoto en Nepal ha desvelado la magnitud del llamado “turismo reproductivo” (cfr. Aceprensa 8-05-2015). Además, ha dado dar alas al movimiento que promueve la prohibición internacional de la maternidad subrogada (popularmente, “madres de alquiler”), que oculta una evidente explotación de mujeres pobres. El “stop surrogacy now” nació en Estados Unidos y se ha ido extendiendo en Occidente. En esta línea se ha promovido en Francia un manifiesto publicado en Libération, con la firma de personalidades de la izquierda cultural tan distintas como los filósofos Michel Onfray y Sylviane Agacinski, el conocido activista y hoy eurodiputado verde José Bové, o la ex ministra socialista Yvette Roudy. Entre los firmantes figura también una activista india, Ruchira Gupt. La conclusión del escrito es tajante: “Creemos que debe prohibirse la GPA [gestación para otro] porque constituye una violación de los derechos humanos de las mujeres y de los niños”. Los derechos de las mujeres se violan porque “la GPA se basa a menudo en la explotación de las mujeres más desfavorecidas”, en beneficio de las parejas ricas que pueden permitirse comprar, dicen los firmantes. “El proceso médico de la GPA supone riesgos para las madres de sustitución, para las mujeres que venden sus ovocitos y para los niños nacidos gracias a estas técnicas”. Esta práctica “rompe el vínculo materno natural que se establece durante el embarazo, un vínculo que los profesionales de la medicina estimulan y tratan de reforzar sin cesar”. Los autores de la declaración aseguran que “no ven diferencia entre la práctica comercial de la GPA y la compraventa de niños”. Concluyen diciendo que “nadie tiene derecho a un hijo, ni los heterosexuales ni los homosexuales o los individuos que han decidido permanecer solteros”. Por eso piden a los gobiernos y líderes de la comunidad internacional que trabajen conjuntamente para poner fin a estas prácticas.

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