martes, 3 de octubre de 2017

Ø Edad Media. Desacreditados mitos sobre la Edad Media son el ariete contra la Iglesia en libros de texto y blogs. Origen y actualidad de esta denigración de la Edad Media. Descrita como una época de oscuridad, ignorancia y superstición. Presentación de "la superstición y la religión" como un único fenómeno. Es «tremendamente injusto», dice una medievalista de Oxford.



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Ø Edad Media. Desacreditados mitos sobre la Edad Media son el ariete contra la Iglesia en libros de texto y blogs. Origen y actualidad de esta denigración de la Edad Media. Descrita como una época de oscuridad, ignorancia y superstición. Presentación de "la superstición y la religión" como un único fenómeno. Es «tremendamente injusto», dice una medievalista de Oxford.


La Edad Media abarca mil años y situaciones muy diversas: descalificarla en su conjunto solo indica ignorancia.

2 octubre 2017
Mitos desacreditados hace tiempo sobre la historia medieval pueblan aún los libros de textos y encuentran voceros interesados en el activismo ateo en internet. Eleanor Parker, profesora de Literatura Inglesa Medieval en el Brasenose College de Oxford, sale al paso de esta escandalosa situación en el Catholic Herald:


Eleanor Parker es doctora en Literatura Medieval por la Universidad de Oxford y experta en la Inglaterra vikinga: "Dejad de enseñar a nuestros hijos esos mitos anti-católicos e inútiles", pide en el título de su artículo.

Hay algo relacionado con la palabra "medieval" que hace que las personas actúen de manera extraña. Como ha observado recientemente el profesor David Patonon en Catholic Herald, por desgracia los libros de texto de las escuelas secundarias siguen repitiendo errores comunes acerca de la Edad Media, descrita como una época de oscuridad, ignorancia y superstición.

En el blog Bitesize de la BBC, por ejemplo, se informa a los estudiantes de que en el periodo medieval "la mayoría de los campesinos eran extremamente supersticiosos" y que la Iglesia medieval fue la responsable del "estancamiento" en los conocimientos médicos, a causa sobre todo de su "apoyo a la oración y la superstición". Supuestamente, la Iglesia "se oponía al progreso" de la ciencia, "animando a la gente a confiar en la oración a los santos y la superstición" y diciendo a la gente que "la enfermedad era un castigo de Dios", una creencia que "llevaba al fatalismo y obstaculizaba la investigación de posibles tratamientos".

Es un retrato sesgado e inexacto de la enseñanza medieval, y el sitio web Bitesize no es tan excepcional como uno esperaría. Un libro de texto de historia aprobado por la AQA[Assessment and Qualifications Alliance, entidad británica que facilita exámenes y certificados de calificación académica] presenta "la superstición y la religión" como un único fenómeno. La popular página Revise GCSE History afirma: "Los médicos tenían creencias supersticiosas, decían conjuros cuando trataban a los pacientes y consultaban las estrellas".

Origen y actualidad de esta denigración de la Edad Media
Estas fuentes tratan la palabra "superstición" como si fuera la clave para entender la historia medieval, sin tan siquiera intentar definirla. Es un término comúnmente asociado a la Edad Media en la cultura popular, aunque mucha gente que lo utiliza en ese contexto tiene sólo una vaga idea de lo que quiere decir; muy a menudo es utilizado como sinónimo de "religión". Esto sucede también con la palabra "medieval", a la que se le atribuye el significado de "bárbaro" o "primitivo". Es tremendamente injusto hacia el periodo de nuestra historia que llamamos Edad Media, que cubre mil años de historia y que está lleno de variedad y diversidad.

Esta presuntuosa idea sobre el periodo medieval se remonta muy atrás, a los pensadores del Renacimiento, que fueron los que inventaron esta idea acerca de la Edad Media: un periodo que eligieron ver como una brecha de ignorancia que dividía su mundo moderno del pasado clásico. Pero el lenguaje de la "superstición" para describir la religión medieval es reminiscencia, sobre todo, de un cierto tipo de historiador británico del siglo XIX, que veía el catolicismo como una religión extranjera sospechosa, apta sólo para campesinos ignorantes y pueriles. Este prejuicio significaba que estaban dispuestos a creer casi cualquier mito sobre la Iglesia medieval.


A los alumnos se les enseña en ocasiones una auténtica caricatura de la verdadera historia de la Edad Media, solo por aversión al cristianismo, que fue su alma. Imagen: Christian Adams. Catholic Herald.

A pesar del avance, desde hace décadas, de estudios serios sobre la Edad Media, que han cambiado ese punto de vista, recientemente los viejos clichés han caído en manos de internautas agresivos y ateos que han regurgitado los estereotipos originalmente creados por el fanatismo anticatólico. Ahora, el historiador victoriano lleno de prejuicios y el trollde Twitter tienen una causa común. Es irónico que la gente que está más dispuesta a etiquetar a la Edad Media de credulidad, sea la que esté más ansiosa por tragarse mitos desacreditados hace tiempo acerca de la historia medieval.

Monjes y frailes medievales, científicos en todos los ámbitos
Seamos claros: la Iglesia medieval no prohibía el progreso científico. A lo largo de la Edad Media, científicos y estudiosos –muchos de ellos monjes y frailes– utilizaron la curiosidad que sentían por el mundo natural para explorar, debatir, razonar, teorizar y deleitarse en todo tipo de aprendizaje. Los eruditos medievales estudiaron muchos tipo de ciencia, incluyendo temas que ahora podrían llamarse astronomía, matemáticas, ingeniería, geografía, ramas de la física (como la óptica) y, sí, la medicina.


Arriba, San Isidoro de Sevilla (560-636). Abajo, San Alberto Magno (1206-1280). Son dos hombres medievales, los más sabios de su tiempo en todas las disciplinas, incluidas las experimentales. San Alberto Magno es, de hecho, y no por nada, patrón de los científicos.



No definieron estos temas de manera tan precisa como hacemos nosotros hoy en día, y no los abordaron con los mismos métodos que utilizamos ahora, o no sacaron las mismas conclusiones. El conocimiento y los métodos científicos cambian y se desarrollan con el tiempo. Pero sugerir que los modos medievales de abordar estas cuestiones, distintos a los nuestros, fueron un obstáculo al "progreso", un signo de "estancamiento", es imponer un tipo de conformidad intelectual que se niega a ver el valor que tiene cualquier otra cultura que no sea la nuestra. Enseñar esta actitud a nuestros niños en edad escolar es preocupante.

Pero ¿qué es superstición?
Lo es también el sentido de superioridad cultural implícito en el término "superstición". ¿Qué valor tiene, cuando se enseña historia, utilizar dicha etiqueta a no ser que se explique que se quiere decir con este término? Este término es impropiamente peyorativo y, a la vez, demasiado amplio, puesto que la gente tiene puntos de vista diferentes sobre lo que considera superstición.

Lo que la mayoría de la gente entiende cuando habla de superstición medieval es, probablemente, una vaga referencia a las prácticas devocionales del catolicismo medieval: peregrinaciones, creencias en milagros y en las reliquias de los santos, visitas a fuentes sagradas, etc. Estas prácticas no estaban limitadas a los campesinos de la Edad Media, o a los ignorantes. Las élites sociales e intelectuales las practicaban con el mismo entusiasmo y, durante siglos, fueron un aspecto indiscutido tanto de las personas instruidas como de la fe popular. Para comprender la religión medieval es esencial intentar saber por qué dichas prácticas tenían tanto significado para gente tan diversa, en lugar de limitarse a descartarlas como supersticiones.

Todo lo creado estaba en relación continua con el Creador 
En general (y debemos tener en mente la dificultad que implica generalizar sobre un periodo que cubre mil años), la visión del mundo que respaldaba estas prácticas era la de un universo en el que cada cosa creada tenía el potencial de recibir la gracia de Dios. No había nada en el mundo tan trivial que no pudiera ser importante para Dios. Cada cosa tenía su finalidad y su lugar, desde los planetas al más minúsculo tallo de hierba. Había bendiciones para cada cosecha y para los instrumentos de cada día, oraciones para cada hora del día y para cada necesidad humana.

Los científicos medievales calcularon el tiempo y los calendarios, desarrollaron intrincadas teorías sobre los ciclos entrelazados del año natural, el movimiento de las estrellas y el calendario de la Iglesia. Y para la gente común, estos ciclos estaban entretejidos con su vida diaria, para que así cada día del año perteneciera a un santo cuya historia podía llevar a cada persona hacia Dios.

Ésta es la visión del mundo que hay detrás del tipo de historias milagrosas que, hoy en día, provocan una sonrisa; historias en las que los santos curan al ganado, encuentran los objetos perdidos y alteran el clima. Dios se percataba de cualquier preocupación humana y nada era demasiado pequeño para ser ocasión de milagro. Cuando tenían que enfrentarse a dificultades serias, no era el fatalismo lo que llevaba a la gente a buscar la ayuda de Dios en la enfermedad: era la fe, la creencia en que Dios podía intervenir, e intervenía, en el mundo.


Un libro imprescindible para deshacer tópicos y falsedades sobre los siglos medievales: Para acabar con la Edad Media, de Régine Pernoud (1909-1998), historiadora y conservadora del Museo de Reims y de los Archivos Nacionales de Francia.

Devotos y peregrinos, personas normales y reales 
Las peregrinaciones proporcionan beneficios genuinos a la salud (aunque no de la manera como lo hubieran explicado los cristianos de la Edad Media) y son, además, una oportunidad de viajar, conocer a gente y tener experiencias espirituales profundas en lugares santificados por siglos de devoción.

Decir que los campesinos medievales eran "extremamente supersticiosos" es una cosa; es fácil burlarse de las abstracciones. Pero si se leen las crónicas medievales sobre la gente enferma que visitaba los santuarios, los retratos no reflejan estereotipos, sino seres humanos reales: hombres y mujeres de todas las clases sociales, en busca de ayuda a causa de un dolor y sufrimiento extremos, con historias de sacrificio, abnegación y profunda fe personal. Algunas de sus creencias pueden parecer ajenas a un punto de vista moderno, pero sus miedos y esperanzas no. Esta gente y sus creencias merecen respeto y, por lo menos, un intento de comprensión. Santificaban cada día y su visión del mundo estaba cargada de poder y significado; y, para los estudiosos medievales, nada de esto era incompatible con la ciencia o el aprendizaje.

Hay que evitar el lenguaje emotivo al hablar como científicos 
Nadie pretende decir que el periodo medieval era perfecto, o que la Iglesia medieval no tuviera defectos. Lo que se necesita, hoy, es una visión más equilibrada, que entienda que la Edad Media fue un periodo tan complejo como cualquier otro periodo de la historia, evitando así un lenguaje emotivo y crítico como son los términos "estancamiento" y "superstición". Ya no hay excusa para ello.

Nunca ha sido más fácil acceder a información sobre el pasado medieval, sobre todo cuando con algunos minutos en Google llegas a sitios web escritos por expertos en ciencia y religión medieval, no sólo desmintiendo mitos, sino también proporcionando información más detallada.

Ha llegado la hora que educadores y periodistas vayan más allá de los inútiles estereotipos sobre la Edad Media. La verdad es mucho más interesante.

Traducción de Helena Faccia Serrano.


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