Ø Tres grupos de necios, de corruptos. Los doctores de la ley. Los paganos y los ideólogos del cristianismo.
v
Cfr. Homilía de Papa Francisco en Santa Marta
Martes, 17 de octubre de 2017
La palabra necios sale dos veces en la Liturgia de hoy.
Jesús la dice a los fariseos (Lc 11,37-41), mientras que San Pablo se
refiere a los paganos (Rm 1,16- 25). Y también a los Gálatas cristianos el
Apóstol de las Gentes les había llamado insensatos porque se dejaron engañar
por las nuevas ideas.
Esa palabra
más que una condena, es una advertencia, porque muestra el camino de la necedad
que conduce a la corrupción. Y los tres grupos de necios son corruptos.
o Los
Doctores de la ley
A los doctores de la Ley Jesús les decía que se parecían a
sepulcros blanqueados: se volvían corruptos porque se preocupaban
de embellecer solo lo exterior de las cosas, pero no lo de dentro, donde está la corrupción.
Estaban corruptos por la vanidad, las apariencias, la belleza exterior, la justicia
exterior.
o Los
paganos
Los paganos, en cambio, tienen la corrupción de la
idolatría: se hacen corruptos porque cambian la gloria de Dios –al que habrían
podido conocer a través de la razón– por los ídolos, que también hoy existen,
como el consumismo o buscar un dios más cómodo.
o Los
ideólogos del cristianismo
Finalmente, esos cristianos que se han dejado
corromper por ideologías, es decir, que han dejado de ser cristianos
para volverse ideólogos del cristianismo. Y los tres grupos, a causa
de esa necedad, acaban en la corrupción.
v
La necedad
o La
necedad es un no escuchar, literalmente “nescio”, “no sé”, no escuchar. Es la
incapacidad para escuchar la Palabra, cuando la Palabra no entra, no la
dejo entrar porque no la escucho.
La necedad es un no escuchar, literalmente “nescio”, “no
sé”, no escuchar. Es la incapacidad para escuchar la Palabra, cuando la
Palabra no entra, no la dejo entrar porque no la escucho. El necio no
escucha. Cree que escucha, pero no lo
hace. Va a lo suyo, siempre. Por eso la Palabra de Dios no puede entrar en el
corazón, y no hay sitio para el amor. Y si entra, entra filtrada, transformada por mi concepción de la
realidad. Los necios no saben escuchar. Y esa sordera
les lleva a la corrupción. No entra la Palabra de
Dios, no hay sitio para el amor y, en definitiva, no hay sitio para
la libertad. Y se vuelven esclavos, porque cambian la verdad de Dios con la
mentira, y adoran a las criaturas en vez de al Creador. No son libres, y no
escuchan, esa sordera, no deja lugar al amor ni a la libertad: nos lleva
siempre a una esclavitud.
o ¿Escucho
yo la Palabra de Dios? ¿La dejo entrar o
estoy sordo?
§ ¿La
transformo en apariencia, en idolatría , en ideología?
Esa es la necedad de los
cristianos y pastores necios.
¿Escucho yo la Palabra de Dios? ¿La dejo entrar? Lo
hemos oído en el Aleluya: la Palabra de Dios es viva y eficaz, juzga los deseos
e intenciones del corazón. Corta, va adentro. Esa Palabra, ¿la dejo entrar o
estoy sordo? ¿La trasformo en apariencia, en idolatría, en costumbres
idolátricas, o la trasformo en ideología? Y no entra… Esa es la necedad de
los cristianos.
Hay cristianos necios y también pastores necios. San
Agustín les pega bien, con fuerza porque la necedad de los pastores hace daño a
la grey. La referencia es a la necedad del pastor corrupto, a la necedad del
pastor satisfecho de sí mismo, y a la necedad del pastor ideólogo.
§ Miremos
al Señor que siempre está a la puerta, llama y espera. Pensemos en la nostalgia
del Señor por nosotros.
Miremos la imagen de esos cristianos necios y, junto a esa
necedad, miremos al Señor que
siempre está a la puerta, llama y espera. Así pues, pensemos
en la nostalgia del Señor por nosotros, en el primer amor que tuvo con
nosotros. Y si caemos en esa necedad, nos alejamos de Él y Él siente esa
nostalgia, nostalgia de nosotros. Jesús lloró con esa nostalgia, lloró sobre
Jerusalén: era la nostalgia de un pueblo que Él eligió y amó, pero que se alejó
por necedad, que prefirió las apariencias, los ídolos o las ideologías.
VIDA CRISTIANA
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