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El aborto, una salida falsa al embarazo
precoz
“Niñas, no madres” es una
campaña de algunas organizaciones internacionales que buscan promover el aborto
como solución a las preocupantes cifras de maternidad precoz en América Latina.
Sin embargo, otras organizaciones locales ofrecen alternativas a la vez que
llaman la atención sobre las complicadas causas de la grave situación de muchas
niñas y niños en los países latinoamericanos.
A finales de abril de 2015 saltó a los medios internacionales el
caso de Mainumby (nombre falso): una niña paraguaya de 10 años que estaba
embarazada de la pareja de su madre (ver Aceprensa, 7-05-2015).
El Ministerio de Salud hizo la denuncia correspondiente y se constató que la
niña llevaba dos años siendo objeto de abusos por parte de aquel hombre. Fue
puesta en manos de un equipo de profesionales e internada en un hospital
materno. El abusador fue condenado, y la madre, arrestada por incumplimiento
del deber de cuidado. A la vez, Amnistía Internacional Paraguay, CLADEM (Comité
de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres) y
Equality Now emprendieron una campaña mediática para exigir al gobierno
paraguayo que le realizara un aborto a la niña.
El caso Mainumby polarizó a la sociedad paraguaya: se celebró
una audiencia pública donde estaban presentes grupos feministas radicales,
miembros de CLADEM, Amnistía Internacional y el público general. En los grupos
provida, a la vez que se reconocía la gravedad de la situación y el abuso
sufrido por la víctima, se destacaba la preocupación por la niña y su bebé, y
por la protección de la Constitución paraguaya a la vida del no nacido. Las
organizaciones internacionales acusaron al gobierno y a los provida de
abandonar a la niña a su suerte y de no cumplir con su obligación de
protegerla.
o
Violencia sexual
En Paraguay, en 2011, las adolescentes y jóvenes constituyeron
el 25,5% de las muertes maternas, según datos oficiales del Ministerio de
Salud. En México, 4 de cada 10 chicas menores de 15 años son víctimas de
delitos sexuales. En Perú, 4 de cada 5 denuncias por violencia sexual son de
niñas y adolescentes. En Guatemala, diariamente se registran 5 embarazos de
menores de 14 años. En Nicaragua, 8 de cada 10 mujeres víctimas de agresiones
sexuales son niñas menores de 13 años. En Ecuador, entre 2002 y 2010, los
partos en niñas de 10 a 14 años han aumentado un 78%.
Ante estas preocupantes cifras, Planned Parenthood Global,
Amnistía Internacional, GIRE y CLACAI lanzaron una intensa campaña mediática
titulada “Niñas, no madres”, en la cual buscaban dar
visibilidad a esta situación de salud pública y proponer el aborto como
solución para acabar con la maternidad infantil. Explican que los derechos a la
autonomía y a la dignidad de estas niñas se ven vulnerados al haber sido
víctimas de abuso sexual, y “porque se les ha negado el derecho a ejecutar un
proyecto de vida libremente elegido al imponérseles la continuación de un
embarazo y una maternidad que ponen en riesgo su salud y futuro”. Siguiendo su
propuesta, ante un caso de violación y de un embarazo como resultado de esta,
la solución sería el aborto. Pero, ¿es esta la mejor manera de combatir tan
dura realidad?
En muchos casos la violencia sexual no acaba en embarazo y, por
otro lado, los embarazos infantiles no siempre son resultado de una violación
sexual
Esta
campaña, aunque surge de una preocupación por un problema urgente, confunde dos
realidades distintas que merecen atención detenida: el abuso y la violencia
sexual contra menores, de una parte, y de otra, los embarazos precoces. Estas
dos realidades, a pesar de estar relacionadas, no son identificables. En muchos
casos, la violencia sexual no acaba en embarazo, y por otro lado, los embarazos
de menores no siempre son resultado de una violación sexual. Ambas situaciones
son problemáticas y merecen estudio; sin embargo, el identificarlas puede dar
lugar a confusiones y a que las soluciones no atiendan a cada uno de los
aspectos específicos de la problemática.
o
Abusos sin embarazo
Karla de Rodríguez, miembro de la Asociación La Familia Importa (AFI) en Guatemala,
trabaja desde hace años en el interior del país enfatizando el desarrollo de la
familia a través de los valores: “Algunos de los casos de embarazo precoz que
se ven no son resultado de abuso sexual, sino de sexo casual, con lo cual las
causas del problema en esos casos son distintas y las soluciones pasan más bien
por una educación sexual integral”.
Sin embargo, cuando se trata de embarazos como resultado de
violencia sexual, muchas veces el aborto sirve como un incentivo para que se
vuelva a abusar de la niña y esto “perpetúa el ciclo de violencia”, explica
Karla. Sostiene que con las campañas enfocadas solamente en aquellas niñas que
han quedado embarazadas como resultado de esa violencia sexual, quedan
desamparadas todas las víctimas de abusos que no han quedado embarazadas. “Son
la mayoría, puesto que el que coincida su fertilidad con el acto de violencia
sexual no es común. Además, se deja fuera de las ayudas a los niños abusados,
que también son víctimas. A estas campañas solo les interesa el aborto como
reparación, pero no se preocupan verdaderamente por las víctimas”, explica.
En esto coincide también Julia Regina Sol de Cardenal, una de
las fundadoras de la Fundación Sí a la Vida en El Salvador. En 1995
pusieron en marcha el Centro de Ayuda para la Mujer (CAM), en el que se ha
atendido a más de 5.500 madres y a sus hijos. La fundación también se encarga
del Hogar María Isabel, un refugio para madres con embarazos en dificultad
fundado en 1986. “En ambos refugios atendemos a niñas, adolescentes y mujeres
de 9 años en adelante. Todas las menores han tenido embarazos y partos sin
dificultades. Debido a que muchas de estas niñas son víctimas de abuso,
incesto, violación o abandono, se quedan en nuestro refugio hasta que logramos
contactar a un familiar para que les dé un hogar seguro donde regresar y el
abusador esté en la cárcel. La mayoría se queda solo unos meses con nosotros,
pero en algunos casos hemos tenido que darles albergue hasta 8 años. Mandamos a
las madres a la escuela y a sus hijos también”, explica Julia Regina.
o
Apoyo para salir adelante
En el hogar se les provee de todo lo necesario para afrontar su
situación de la mejor manera posible: apoyo psicológico, médico, espiritual,
comida, estudios y talleres de capacitación profesional, para que al dejar el
refugio puedan mantener económicamente a sus familias. “La violencia nunca
puede ser la solución para ningún problema; la solución que necesitan estas
madres en dificultades es apoyo como el que les da la Fundación Sí a la Vida.
El gobierno debe invertir en políticas, programas y campañas de apoyo para
madres con embarazos en dificultades. Que la mujer tenga acceso a esta
información para que no busque soluciones desesperadas. También es importante
agilizar las adopciones, proponer lugares accesibles donde se puedan denunciar
abusos sexuales, la captura rápida de los violadores y castigos efectivos para
que no vuelvan a cometer este tipo de crímenes”.
“La
violencia nunca puede ser la solución para ningún problema; la solución que
necesitan estas madres en dificultades es apoyo…”
En los hogares que dirige Sí a la Vida en El Salvador, se ofrece
a las madres la adopción como una alternativa; sin embargo, tan solo un
porcentaje mínimo de ellas se decide por esta opción. “La mayoría, con el apoyo
de nuestro equipo, se convierten en madres excelentes”, dice Julia Regina. Para
ella, las campañas como la de Planned Parenthood no solucionan el problema de
fondo y contribuyen a infligir más violencia en una víctima que ya ha sufrido.
En Guatemala, la asociación Sí a la
Vida, a través de CAM y del Hogar María Guadalupe, busca otorgar
ayuda a mujeres en crisis por un embarazo imprevisto “para que, entre la vida y
la muerte, escojan la vida”. Aseguran que el 95% de estas mujeres decide tener
a su bebé y la mayoría quiere conservarlo, aunque algunas optan por la
adopción. Desde 1996 han atendido a más de 3.000, y ninguna de estas mujeres ni
sus bebés ha fallecido. “Les ofrecemos hospedaje, alimentación, servicios
médicos y acompañamiento, además de capacitaciones. También tenemos relación
cercana con el Consejo Nacional de Adopciones”, explica Gabriela de Tefel,
directora de la Asociación. “Lo importante es que reciban calor de hogar, sin
importar su credo religioso o su situación socioeconómica”, sentencia.
o
Invertir en las niñas
Como estas, existen otras iniciativas en todos los países de
Latinoamérica que se encargan de dar alternativas positivas para madres
embarazadas que se encuentren en dificultades. Se les ofrece la posibilidad de
llevar a cabo su maternidad en las mejores condiciones posibles, se les brinda
atención en el embarazo y en el parto, así como apoyo psicológico y espiritual.
De esta manera esperan promover la salud materno-infantil y disminuir las tasas
de morbi-mortalidad. Coinciden en que la mejor manera de reducir los embarazos
precoces pasa por la prevención y no por el aborto: primero, eliminando los
casos de abuso sexual, y por otro lado, trabajando con las niñas y sus familias
en una educación sexual y afectiva integral. Con ello se fortalece la familia y
se impulsa el matrimonio, y el efecto será menores índices de abuso sexual, de
embarazo precoz, de violencia intrafamiliar, etc.
Con estos esfuerzos, las organizaciones provida se unen al grito
común de otras organizaciones internacionales: esta situación no es normal y
tenemos que ponerle fin. No son ajenas al dolor, la ansiedad, el miedo y la
sensación de vulnerabilidad que estas niñas pueden sentir; al contrario, las
conocen muy de cerca desde los hogares. Sin embargo, discrepan sobre las
medidas que hay que tomar para solucionar la situación. En la campaña incluso
se identifica la legislación provida de estos países como un “obligar a las
niñas a ser madres”. A esto responde Julia Regina de Cardenal: “No podemos
obligar a ser madres, no tenemos cómo hacerlo. Llegan a nosotros cuando ya son
madres”. Lo que sí pueden hacer, y de hecho hacen, es ofrecer un hogar y apoyo
a aquellas mujeres que se encuentran en situaciones difíciles.
Invertir en la gente joven, especialmente en las adolescentes,
es una de las mejores inversiones que puede hacer un país: ellas tienen el
poder de romper el círculo de la pobreza y de fortalecer los lazos sociales.
Sin embargo, esta inversión debe enfocarse en la educación y en protegerlas de
las situaciones que las convierten en potenciales víctimas para los abusadores.
El trabajo debe enfocarse en la prevención de estas situaciones, no en
soluciones cortoplacistas que solamente generan más dolor y sufrimiento en las
madres adolescentes.
Invertir
en la gente joven, especialmente en las adolescentes, es una de las mejores
inversiones que puede hacer un país
Hoy, Milagros (“Mili”), hija de Mainumby, tiene ya dos años y es
una niña sana y sonriente. El gobierno paraguayo ha ayudado a la familia con
subsidios para el mantenimiento de la niña. Asociaciones de la Iglesia católica
e Iglesias evangélicas se preocupan de cerca por Mainumby y Milagros. Mainumby
tiene ahora 13 años, es una alumna destacada en la escuela y compatibiliza su
rol de madre y de escolar; vive con su madre, su hermano y su hija. La casa en
la que viven la han podido construir con la generosa ayuda de muchas personas.
Nereida Brumat Decker, por su relación con la Pastoral Vida y
Familia, se ha hecho cargo del acompañamiento familiar desde el primer mes de
nacida Milagros. Explica que la madre de Mainumby puede ahora trabajar desde
casa, vendiendo comida, y así ayudar a su hija a cuidar de Milagros mientras
ella va a la escuela o estudia informática. “Esto comenzó como una tragedia y
está dando como resultado, con la ayuda de Dios, una familia más armada y casi
feliz. La niña-madre y su madre siguen en terapia. Viven dignamente y evitamos
todo lo posible que la prensa se acerque o se ocupe del tema. Mainumby está
bien y le ayudamos a transitar su adolescencia y su vida, paso a paso. El
Estado provee salud y necesidades extraordinarias. Están bien y seguimos
acompañándolas con mucho cariño, que es lo que va cerrando heridas y generando
confianza”.
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