EL REINO DE DIOS Y EL
ESPÍRITU SANTO
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Cfr. Homilía del Papa Francisco en Santa Marta
Jueves, 16 de noviembre de 2017
El Evangelio de hoy (Lc 17,20-25) recoge una pregunta que
los fariseos dirigen a Jesús:
“¿Cuándo vendrá el reino de Dios?”. Una pregunta
sencilla, que nace de un corazón bueno y aparece muchas veces en el
Evangelio. Por ejemplo, Juan Bautista, cuando estaba en la cárcel, angustiado,
envía a sus discípulos a preguntar a Jesús si Él era el que debía venir o había
que esperar a otro. O bien, en otro pasaje, la pregunta vuelve, esta vez
descaradamente: “si eres tú, baja de la cruz”.
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“El reino de Dios está en medio de vosotros”:
crece a escondidas
Siempre la duda, la curiosidad sobre cuándo vendrá el reino
de Dios. “El reino de Dios está en medio de vosotros”: es la respuesta de
Jesús. Ese alegre anuncio en la sinagoga de Nazaret cuando Jesús, después
de leer un pasaje de Isaías, dice que esa escritura se cumplía hoy, en medio de
ellos.
Como la semilla que, sembrada, crece por dentro, así
el reino de Dios crece a escondidas en medio de nosotros o se
encuentra escondida come la piedra preciosa o el tesoro, pero siempre con
humildad.
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El Espíritu Santo da el crecimiento a esa
semilla
Pero, ¿quién da el crecimiento a esa semilla, quien lo hace
germinar? Dios, el Espíritu Santo que está en nosotros. Y el Espíritu
Santo es espíritu de mansedumbre, espíritu de humidad, es espíritu de
obediencia, espíritu de sencillez. Es Él quien hace crecer dentro el
reino de Dios, no son los planes
pastorales, las grandes cosas… No, es el Espíritu, a
escondidas. Hace crecer y, llegado el momento, aparece el fruto.
En el caso del buen ladrón, ¿quién habría sembrado la
semilla del reino de Dios en su corazón: quizá su madre o tal vez un rabino
cuando le explicaba la ley? Luego, a lo mejor se le olvidó, pero en cierto
momento, a escondidas, el Espíritu lo hace crecer.
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“El reino de Dios no vendrá espectacularmente”.
Es siempre una sorpresa.
El reino de Dios es siempre una sorpresa, porque
es un don dado por el Señor. Jesús explica también que “el reino de Dios
no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí”.
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No le gusta la publicidad. Es escondido, y así
crece.
§ La
mujer más santa pero escondida. Nadie sabía del misterio del reino de Dios
No es un espectáculo o peor aún –aunque muchas veces se
piensa– un carnaval. El reino de Dios no se deja ver con soberbia,
con orgullo, no le gusta la publicidad: es humilde, escondido, y así
crece. Pienso que cuando la gente miraba a la Virgen, allí, siguiendo a Jesús,
dirían: “esa es su madre…”. La mujer más santa, pero escondida, nadie sabía el
misterio del reino de Dios, la santidad del reino de Dios. Y cuando estaba al
lado de la cruz de su hijo, la gente decía: “Pobre mujer, con este criminal como
hijo, pobre mujer”. Nadie, ninguno lo sabía.
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El reino de Dios, pues, crece siempre a
escondidas porque está el Espíritu Santo dentro de nosotros que lo hace
germinar hasta dar fruto.
o
Todos estamos llamados a hacer ese camino del
reino de Dios
§ Todos
estamos llamados a hacer ese camino del reino de Dios: es una vocación, es
una gracia, es un don, es gratuito.
El reino de Dios, pues, crece siempre a escondidas porque
está el Espíritu Santo dentro de nosotros que lo hace germinar hasta dar fruto.
Todos estamos llamados a hacer ese camino del reino de Dios: es una
vocación, es una gracia, es un don, es gratuito, no se compra, es una
gracia que Dios nos da. Y todos los bautizados llevamos dentro el Espíritu
Santo. ¿Cómo es mi trato con el Espíritu Santo, el que hace crecer en mí el
reino de Dios?
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Una buena pregunta para hacernos todos hoy:
¿Creo de verdad que el reino de Dios está en medio de nosotros, está
escondido, o me gusta más el espectáculo?
Una buena pregunta para hacernos todos hoy: ¿Creo de verdad
que el reino de Dios está
en medio de nosotros, está escondido, o me gusta más el
espectáculo? Pidamos al Espíritu Santo la gracia de hacer germinar en
nosotros y en la Iglesia, con fuerza, la semilla del reino de
Dios para que se haga grande, dé refugio a tanta gente y dé frutos de
santidad.
VIDA CRISTIANA
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