Varios estudios muestran los
beneficios que suponen para los hijos el crecer con un padre y una madre,
así como el que sean parte de una familia unida. Ahora, un nuevo
informe que utiliza
una muestra de casi 11.000 madres con hijos de 14 años y
que acaba de ser publicado confirma estos datos.
La principal conclusión a la que llega The Marriage Foundation tras
analizar los datos de Millennium Cohort Study es que la ruptura familiar es la principal
causa de la salud mental infantil en Reino Unido.
De este modo, más de
un tercio (36%) de los adolescentes cuyos padres se habían separado/
divorciado habían reportado una mala salud mental, mientras
que este porcentaje disminuía hasta el 22% entre cuyos padres estaban
juntos.
Estado civil, felicidad y estabilidad
En este sentido, los autores del estudio aseguran que es el primero en
Reino Unido que compara
la salud mental de los niños con el estado civil, la felicidad y la
estabilidad de sus padres. Un dato revelador que ofrece
este análisis es que el mero hecho de tener padres casados actúa como un
amortiguador contra la mala salud mental.
Comparando los resultados de niños que viven en hogares en los que están
los padres y en otros en los que sólo hay uno, el estudio revela que el 32% de
los vástagos de una familia monoparental presentaron problemas frente
al 23% de los de padres casados.
Por su parte, los niños cuyos padres no tienen ningún tipo de relación
formal, ni casado ni cohabitando, son los que salen peor parados,
pues en estos casos
un 40% presenta problemas.
El mejor marco de crecimiento de un niño
Este centro de
investigación insiste en que una familia unida y feliz es el mejor marco
para el crecimiento de un niño,
favoreciendo su salud emocional, mental e incluso física, por lo que hace
un llamamiento para impulsar el papel de la familia.
De este modo, Harry Benson, director de investigación de Marriage Foundation, recuerda que
“los problemas de salud mental durante la niñez proyectan una gran sombra
sobre las oportunidades en la vida en el futuro, afectando al trabajo, las relaciones y
el bienestar en la edad adulta”.
Tras presentar estos datos, el consejo que dan en este caso a las
autoridades británicas es que “el conflicto entre los padres es la
principal influencia en la salud mental de los niños en el marco de la
familia”. Y añaden el punto clave: “Que
los padres estén casados, permanezcan juntos, sean felices y permanezcan
cerca de sus hijos hace una diferencia única”.
"Los niños necesitan" a sus padres
Este organismo reconoce los “heroicos esfuerzos” de los padres que crían
solos a sus hijos pero agrega que
“los niños necesitan y se benefician más de dos padres que se comprometen
entre sí y se planifican para el futuro” recalcando que “la
ruptura familiar tiene el mayor impacto negativo de todos”.
Benson recuerda además que la atención temprana trata en gran parte de
mitigar las consecuencias del “colapso
familiar”.
En este punto incide Paul Coleridge, presidente de esta institución, que
afirma que “se citan muchas causas (uso excesivo de redes sociales, la
sexualización de los niños y las presiones escolares), pero mientras estas
aumentan el problema, parece que insistimos en hacer la vista gorda ante la razón subyacente
más grande, la inestabilidad familiar y su destrucción”.
Atajar la causa principal
En su opinión, por muchos psicoterapeutas infantiles que haya capacitados
nunca serán suficientes pues
“no se puede detener la avalancha de problemas de salud mental infantil a
menos que sepamos cuál es la causa principal: la
desintegración de la familia".
“En 44 años que he pasado trabajando en tribunales de familia, la magnitud
de la miseria causada por la ruptura familiar con el frágil estado
emocional de los niños era evidente para todos los involucrados.
Prácticamente en todos los casos que traté como abogado y juez, lo único que los niños querían por
encima de todo era ver a sus padres y a su familia junta”,
concluyó.
Otros estudios llegan a conclusiones similares
Al igual que éste, existen otros estudios enfocados en otros aspectos
familiares que llegan, sin embargo a las mismas conclusiones.
Recientemente, se publicaba un estudio del National Center of Fathering,
centrado en la importancia de que los
niños crezcan con una figura paterna. El centro afirmaba que los niños que viven en hogares
sin padre tienen más posibilidades de ser pobres, de abusar de las drogas y
el alcohol o de abandonar la escuela. La ausencia de
esta figura también genera más posibilidades en estos niños de sufrir
problemas de salud o emocionales. Los niños serían más propensos al delito
y las niñas a quedarse embarazadas de adolescentes.
Por otro lado, el propio gobierno británico, a través del Ministerio del
Trabajo, y apoyado en estudios sociológicos, recalcaba que cohabitar
sin casarse daña a niños, a adultos y a la sociedad.
Del mismo modo, una importante investigación
realizada por siete expertos y comandada por Mark D. Regnerus ya
alertaba en 2013 de las consecuencias de que los niños crecieran sin un
padre y una madre.
“Las estructuras parentales del mismo sexo excluyen por definición a la
madre o al padre . Ciertamente, las parejas del mismo sexo, al igual que
otros tipos de estructuras, pueden ofrecer calidad y esfuerzo con éxito en
la crianza de niños, esto no se pone en discusión. Pero la evidencia de las
ciencias sociales, en particular las conclusiones basadas en pruebas con
muestras representativas, sugiere
la ventaja única de una estructura formada por una madre y un padre”.
La conclusión final de este estudio aseguraba: “El matrimonio es el medio
legal por el cual los niños se unen permanentemente con sus madres y sus
padres biológicos, orientados hacia un desarrollo óptimo. Los padres del
sexo opuesto permiten que los niños puedan beneficiarse de las
contribuciones distintivas maternas y paternas. A la luz de estos
hechos, salvaguardar
el matrimonio es una libertad que debe serle reconocida a los niños, por lo
menos tanto como a sus padres”.
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