Ø
Domingo de Pascua de la Resurrección del
Señor. Misa del día (1 de abril de 2018). La fiesta de
las fiestas. La Pascua del Señor y la
nuestra: «paso» de la muerte a la vida. Jesucristo murió y resucitó. Nosotros
podemos «pasar» de una vida vieja (de la
muerte por el pecado) a una vida nueva, la de los hijos de Dios. El reino del
pecado y el reino del amor de Dios. Las obras de la carne y los frutos del Espíritu. Distinguir entre vida biológica
y vida según el Espíritu El reino del pecado y el del amor de Dios. Esclavitud
y libertad. Obras de la carne y frutos del Espíritu. (Cfr. Gálatas 5, 13-26).
Se llama obra de la carne todo lo que proviene del desordenado amor a sí
mismo. Renacimiento en una vida nueva. Jesús
piedra y fundamento de la nueva vida.
v
Cfr. Domingo de Resurrección (2018), Misa del día.
1 de abril - Hechos 10, 34a.37-43; Sal
117; Colosenses 3, 1-4; Juan 20, 1-9
1. La Pascua, introducción.
v
La Pascua «Fiesta
de las fiestas»
- Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1169: (…) “No es simplemente una fiesta
entre otras: es la «Fiesta de las fiestas», «Solemnidad de las solemnidades»,…
San Atanasio la llama «el gran domingo»[1].
v
La Eucaristía hace memoria de la Pascua
de Cristo y realiza la obra de
nuestra redención.
o
El
sacrificio que Cristo ofreció
de una vez para
siempre en la cruz permanece siempre actual.
- La
Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo (Cfr. Catecismo, n. 1362).
- Catecismo … n. 1364: “El memorial recibe un sentido nuevo en el Nuevo Testamento. Cuando la Iglesia celebra
la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y esta se hace presente: el
sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece
siempre actual (cf Hebreos 7, 25 - 27): «Cuantas veces se renueva en el
altar el sacrificio de la cruz, en el que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado,
se realiza la obra de nuestra redención» (Conc. Vaticano II, Lumen Gentium 3).
o
Por tanto, memorial, en este caso, no es un
simple recuerdo: es un memorial-sacrificial- presencia. Memoria del sacrificio
de Cristo que se hace presente.
§ Memorial
en el lenguaje común y en el lenguaje bíblico o litúrgico
-
En el lenguaje común, «memorial» indica una recolección
de datos sobre hechos importantes
que se han de comunicar, como un grande pro-memoria; por
tanto se trata de una actividad de la mente: haciendo un esfuerzo de memoria,
hacemos presente en la mente determinados elementos de un dato o sucedido del
pasado. Se hace revivir la realidad solo “intencionalmente”, en la memoria.
Sin embargo, el memorial litúrgico,
la celebración eucarística, hace revivir la realidad “realmente”; es un recuerdo y una presencia, que se
explica por la fuerza de las palabras del Señor: «haced esto en memoria mía».
Así nos lo explican algunos
textos del Magisterio de la Iglesia:
§ Conc.
Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, n. 47, 4/12/1963
-
“Nuestro
Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el
sacrificio
eucarístico de su
cuerpo y de su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el
sacrificio de la cruz y confiar a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección,
sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el
que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la
gloria futura”.
§ Catecismo
de la Iglesia Católica n. 1363
El memorial no es solamente el recuerdo del pasado, sino que los
acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes.
-
“En
el sentido empleado por la Sagrada Escritura, el memorial no es solamente el recuerdo de
los acontecimientos del pasado, sino la proclamación
de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (Cf Ex 13, 3). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta
forma, presentes y actuales” (...).
v
La Pascua del Señor y la nuestra: «paso» de la
muerte a la vida
o
Jesucristo murió y resucitó.
·
Pascua
del Señor se refiere al Paso, de la
muerte a la vida: Jesucristo murió y resucitó. Es lo
que explicó San Pedro,
según nos relatan los Hechos de los Apóstoles, en el párrafo que se ha leído
hoy - en la primera Lectura - (10,
34a.37-43): «Nosotros, los apóstoles, somos testigos de que lo mataron
colgándolo de un madero y de que Dios lo resucitó al tercer día». Murió y
después de tres días hay testigos que nos dicen que le vieron en una nueva
vida: hombres y mujeres, sus discípulos.
o
Nosotros podemos «pasar» de una vida vieja (de la muerte por el pecado) a una vida
nueva, la de los hijos de Dios.
§ El
reino del pecado y el reino del amor de Dios. Las obras de la carne y los frutos
del Espíritu.
·
Pero hay otra Pascua que es el Paso en nosotros de una vida vieja a
una vida nueva, como
consecuencia de la
identificación de nuestra vida con la vida de Jesucristo y que san Pablo llamó la «vida en Cristo Jesús», es la realidad de la que habla en su carta a
los Gálatas (2, 20) cuando dice, después de su conversión: «Vivo, pero no soy
yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la
vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí».
Esta afirmación de San Pablo no es ciencia
ficción, o fantasía, o fruto de la imaginación que no corresponde a la
realidad. Es algo que nos atañe también a nosotros, cuando se nos pide que dejemos transformar nuestras vidas por la gracia
de Dios, de modo que, efectivamente, vivamos en Cristo Jesús, es decir,
identificados con Él, con su pensamiento, con sus propuestas, dejándonos
moldear por Él, y entonces renacemos (volvemos a nacer) a una nueva vida, se renueva nuestra vida …
Nos ayuda a entender esto lo que
sucede entre personas conocidas (amigos, de la familia, colegas de trabajo,
etc), cuando tantas veces nos damos cuenta y lo comentamos: ha cambiado de
vida, es otro u otra, antes era un perezoso, un vago, y ahora trabaja, se preocupa
de su familia, etc. etc. Ha habido un cambio, hay una nueva vida.
§ Distinguir
entre vida biológica y vida según el Espíritu
Es el paso
(Pascua) a una nueva vida, porque admitimos que no sólo existe la vida biológica,
sino también la vida según el Espíritu, según la fuerza Cristo que nos
transforma, nos hace mejores, nos da una calidad de vida que es distinta a la
calidad biológica …
¿Acaso no distinguimos todavía entre vida biológica y vida según el
Espíritu?
¿Acaso no distinguimos entre el paso
(nuestra pascua) del vicio a la virtud, del pecado a la vida de gracia? ¿Acaso
no distinguimos entre una vida biológica (¡estoy sano!, ¡no necesito del
médico!, podemos decir) y esa otra vida en la que puede haber degradación
aunque no necesitemos del médico, en la que hay envidia, odio, individualismo,
venganza, manipulación de los demás, mentira, etc. etc. (y no añado más
posibles degradaciones, para que no nos pongamos a llorar en el día de Pascua)?
¿Acaso no distinguimos entre salud física y salud moral? ¿Acaso no nos
damos cuenta de que a veces cuidamos nuestra calidad biológica de la vida,
haciendo deporte, dejándonos cuidar por el dietista, y eso está bien, pero
moralmente hacemos mucho mal a nosotros mismos y al prójimo, porque somos
corruptos, vengativos, individualistas, mentirosos, vagos, vamos sólo a lo
nuestro, sin preocuparnos de los demás?
§ El
reino del pecado y el del amor de Dios. Esclavitud y libertad. Obras de la
carne y frutos del Espíritu. (Cfr. Gálatas 5, 13-26). Se llama obra de la carne
todo lo que proviene del desordenado amor a sí mismo.
-
¿Acaso no nos damos cuenta de que en nuestra vida puede
reinar el pecado que es esclavitud
(la esclavitud de los
pecados de la envidia, del odio, de la mentira, de la calumnia, de la pereza,
etc. …) o puede reinar el amor de Dios,
su fuerza, que nos lleva a ser libres,
tal como lo describe san Pablo en
su Carta a los Gálatas.
-
“13 Vosotros, hermanos, fuisteis llamados a la
libertad. Pero que esta libertad no sea pretexto
para la carne, sino servíos unos a otros por amor. 14 Pues toda la Ley se resume en este único
precepto: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 15 Y si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad que acabaréis
por destruiros. 16 Y os digo: caminad en el Espíritu y no deis satisfacción a
la concupiscencia de la carne. 17 Porque la carne tiene deseos contrarios al
espíritu, y el espíritu tiene deseos contrarios a la carne, porque ambos se
oponen entre sí, de modo que no podéis hacer lo que os gustaría ”.
Nuevo Testamento, EUNSA 2004,
Comentario a Gálatas 5, 13-26. pp. 1109-1111
“Para Pablo la libertad cristiana
no significa libertinaje. (…) La libertad quiere decir que el hombre es capaz
de caminar hacia Dios, su verdadero y último fin. Se es libre cuando se es
conducido por el espíritu de Dios. Éste da fuerza al espíritu humano para
superar las inclinaciones de la carne, denunciadas por la Ley, y para producir
los frutos que están por encima de ella. De ahí que, cuando no se vive conforme
al espíritu, la persona se deja llevar por las apetencias de la carne.
“«Se
dice que alguien vive según la carne cuando vive para sí mismo. En este caso,
por ´carne´se entiende todo el
hombre. Ya que todo lo que proviene del desordenado
amor a sí mismo se llama obra de la
carne» (S. Agustín, De civitate Dei 14, 2). Por
eso se incluyen entre las obras de la carne no
sólo los pecados de impureza (v. 19),
sino también los pecados que van contra la
religión y la caridad (v. 20). En cambio,
cuando una persona deja actuar al Espíritu
Santo en su vida se transforma en una
vida «según el Espíritu» (v. 25), en
una vida sobrenatural que ya no es una
vida
simplemente humana, sino
divina”.
-
Las
obras de la carne son conocidas:
“19 La fornicación, la impureza, la
lujuria, 20 la idolatría,
la hechicería, las enemistades,
los pleitos, los celos, las iras, las
riñas, las discusiones, las divisiones, 21 las envidias, las embriagueces, las
orgías y cosas semejantes. Sobre ellas os
prevengo, como ya os he dicho, que los que hacen esas cosas no heredarán el Reino de Dios”.
-
“22 En cambio,
los frutos del Espíritu son: la
caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la
benignidad, la
bondad, la fe, 23 la mansedumbre, la continencia. 24 Los que son de Jesucristo
han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias, 25 Si vivimos por
el Espíritu, caminemos también según el Espíritu. 26 No seamos ambiciosos de
vanagloria, provocándonos unos a otros, envidiándonos recíprocamente ”.
2. Oración colecta de la Misa.
v
Pedimos ser renovados por el Espíritu, para
renacer en una vida nueva.
·
“Señor Dios, (…) concede a los que celebramos la
solemnidad de la resurrección de Jesucristo,
ser renovados
por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida”.
·
Se nos habla en esta oración de la resurrección
de Jesucristo, de renovación de nuestras vidas,
de nuestra
resurrección en el reino de la luz y de la vida
…
·
Junto a estas expresiones, en el tiempo de Pascua
podemos recordar otras palabras o expresiones,
como: renacer a una nueva vida, la Pascua del Señor y nuestra Pascua …
v
Si dejamos, si decimos o si queremos que.……..
- Si dejamos que el Señor
nos transforme y vivimos entonces una vida nueva;
- Si queremos
revestirnos del Señor, queremos resucitar a una vida nueva;
- Si decimos al Señor
Jesús: apiádate mis miserias humanas, y haz que tome parte en tu victoria de
la resurrección, porque quiero resucitar a
una nueva vida;
- Si le decimos líbrame
de las esclavitudes del pecado, líbrame de toda tiniebla, haz que viva con la
luz en
mi vida;
- Si le decimos Señor,
sálvame, haz que muera a las esclavitudes para vivir contigo …
- Si le decimos:
Señor haz que busque tu Palabra que es para mí luz y fuerza, leyendo el
Evangelio
y algún libro que me ayude a conocerte mejor,
tu vida y tu predicación; que busque tus
sacramentos,
donde tú me concedes participar de tu vida, participando periódicamente en los
sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía.
o
Unas palabras de san Pedro en una de sus
primeras predicaciones después de la resurrección de Cristo: Jesús piedra y
fundamento de la nueva vida.
-
Hechos 4, 11-12: «Él es la piedra que desechasteis vosotros,
los arquitectos, y que se ha
convertido en piedra
angular; no hay salvación en ningún
otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que
debamos salvarnos». Todos entendemos la imagen: el Señor es la piedra, el
fundamento, sobre el que queremos construir nuestras vidas;
3. «Que tengas una
feliz Pascua, o felices Pascuas»
- Si lo decimos como cristianos, queremos
decir algo parecido a te deseo que te encuentres con el Señor, que él te
transforme a una vida mejor con su fuerza, que te ayude a dar pasos en la
calidad de vida moral, a parecerte más a Él …. Nuestro augurio no se reduce a «te
deseo que tengas una buena vida biológica, que duermas bien, que tengas apetito,
etc. etc.». No reducimos nuestra vida a la salud física, que también deseamos
para los demás.
-
La fe en
Cristo resucitado transforma la existencia, actuando en nosotros una
resurrección
continua, como
escribía san Pablo a los primeros creyentes: «Antes sí erais tinieblas, pero
ahora sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz»
(Efesios 5, 8-9). (cfr. Benedicto XVI, Catequesis, 27 de abril de 2011).
-
Encomendemos
a la Virgen estos deseos del paso/Pascua a una nueva vida.
Que interceda ante
su Hijo para que Él,
con su fuerza, con su Espíritu, nos conceda una vida nueva.
Vida Cristiana
[1] San Atanasio de
Alejandría, Epístula festivitatis 1
(año 329), 10. Fue obispo de Alejandría (296-373). Doctor
de la Iglesia católica y padre
de la Iglesia Oriental. Desterrado
cinco veces por el emperador por influjo de los arrianos, escribió mucho a
pesar de la dureza de su vida, defendiendo, entre otras cosas, el Concilio de
Nicea frente a los arrianos.
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