Ø 16 domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B (2018). Jesús es el Buen Pastor. A
la vuelta de una
misión encomendada por
Jesús a sus discípulos, éstos se reunieron con él para contarle lo que habían hecho y
enseñado. Nuestra actividad ha de partir
de Jesús y volver continuamente a él. Su amor sostiene e impulsa. Jesús reza y
cura; ofrece su palabra y el pan;
proclama el Reino de Dios y denuncia las injusticias. En Cristo aprendemos a
descubrir las necesidades de nuestro prójimo y a ponernos a su servicio con
generosidad.
Dos dimensiones necesarias e
interdependientes de la preocupación de Jesús y de la fe: a) una religión sólo
«social» se diluye en un movimiento
político; b) una fe solamente «intimista» es la negación de la
encarnación, es puro rito y existe el riesgo de que se convierta en magia. Jesús se presenta a sí mismo como el Buen
Pastor. No sólo de Israel, sino de todos los hombres. Ante los pastores
infieles e incapaces, Dios anuncia por medio del profeta Jeremías que Él se
hará pastor de su pueblo y suscitará buenos pastores. Para “ver a Dios” es
preciso conocer a Cristo y dejarse modelar por su Espíritu, que guía a los
creyentes “hasta la verdad completa”.
v
Cfr. 16 domingo del tiempo ordinario, Ciclo B, 22
julio 2018.
Jeremías 23, 1-6; Efesios 2,
13-18; Marcos 6, 30-34; Salmo Responsorial: 22, 1-3a.3b-4.5.6
Jeremías
23 1 ¡Ay de los pastores
que pierden y dispersan las ovejas de mi
majada! - oráculo del Señor -. 2 Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros
habéis dispersado mis ovejas, las habéis ahuyentado, no habéis cuidado de ellas.
Mirad que Yo mismo me ocuparé de castigar la maldad de vuestras obras - oráculo del Señor -. 3 Congregaré los restos
de mis ovejas de todas las tierras a
donde las expulsé, y las haré volver a
sus pastos para que crezcan y se multipliquen. 4 Pondré sobre ellas pastores que las
apacienten, para que no teman más, ni se
espanten, ni falte ninguna - oráculo del
Señor -. 5 . Mirad que vienen días -
oráculo del Señor - en que suscitaré a David un brote justo que rija como rey y
sea prudente, y ejerza el derecho y la justicia en la tierra. 6 . En sus
días Judá será salvada, e Israel habitará en seguridad, y este será el nombre con que le llamen: «El
Señor, nuestra justicia»
Efesios 2 13 Mas
ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis
llegado a estar cerca por la sangre de Cristo.14 Porque él es nuestra paz:
el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la
enemistad, 15 anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus
preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo
la paz, 16 y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la
cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad. 17 Vino a anunciar la paz: paz a
vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca. 18 Pues por él,
unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu.
Marcos 6, 30 . Los apóstoles se reunieron con Jesús
y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. 31 El,
entonces, les dice: « Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para
descansar un poco. » Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba
tiempo ni para comer. 32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.
33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá
corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. 34 Y al
desembarcar, vio mucha gente, sintió
compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Salmo 22/23, 1-6: 1 El
Señor es mi pastor, nada me falta. 2 En verdes prados me hace reposar; hacia aguas tranquilas me guía; , 3 reconforta mi alma, me conduce por sendas
rectas por honor de su nombre. 4 Aunque camine por valles oscuros, no temo ningún mal , porque Tú estás conmigo; tu vara
y tu cayado me sosiegan. 5 Preparas una mesa para mí frente a mis
adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa. 6 Tu bondad y misericordia me acompañan todos
los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días.
Los
apóstoles se reunieron con Jesús
y
le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado.
(Evangelio de hoy)
1. Evangelio
v
Contexto histórico
·
Los Apóstoles han
vuelto de una misión encomendada por Jesús en los pueblos cercanos de Galilea,
cerca del Lago de Genesaret. Habían predicado y hecho milagros. Y se habían dado
cuenta de que eran animados por una fuerza que aumentaba sus capacidades. A la
vuelta se reunieron con Jesús para contarle lo que habían hecho y
enseñado. Y con un toque de
humanidad Jesús les invita a retirarse
con él para descansar.
·
“Fácilmente, se percibe aquí la intensidad del ministerio
público de Jesús. Era tal su dedicación que, por
segunda vez (cfr. 3,20), el
evangelio hace notar que no tenía tiempo
ni de comer. Los Apóstoles participan también de esta entrega a los demás: tras
las agotadoras jornadas de la misión apostólica, Jesús quiere llevarlos a descansar, pero las
muchedumbres no se lo permiten”. (Cfr. Nuevo Testamento, EUNSA 2004, cita
Marcos 6, 30-44).
o Nuestra
actividad parte de Jesús y hemos de volver continuamente a Él.
Cfr. David
Amado Fernández, Magnificat Julio
2015, n. 140, Meditación, 16 Domingo
del Tiempo
Ordinario
·
El Evangelio de
hoy nos coloca ante los apóstoles que han vuelto junto a Cristo después de su
primera
misión. Son momentos de
confidencias y de entusiasmo en los que los discípulos pueden comentar al Señor
la experiencia vivida. Así se nos muestra que nuestra actividad ha de partir de
Jesús y volver continuamente a él. A su luz comprendemos también mejor lo que
ha sucedido.
§ Volver
a Cristo es un reconocimiento de que sin él no podemos nada.
La auténtica acción apostólica también tiene el efecto de acercarnos más a Cristo.
Al
mismo tiempo es como si los apóstoles tuvieran que reponer sus energías
espirituales. Han enseñado y han hecho otras cosas, como curar o expulsar
demonios, y saben que aquello no ha sido por sus propias fuerzas, sino por el
poder que Jesús les ha dado. Volver a Cristo es un reconocimiento de que sin él
no pueden nada; es como si le dijeran: «Mira todo lo que has hecho a través de nosotros». Y a la vez volver es la ratificación del deseo
de estar más unidos a él. La conciencia del bien que Dios obra por medio de
nosotros nos conduce a amarlo más. La auténtica acción apostólica también tiene
este efecto: acercarnos más a Cristo. (…)
§ En
Cristo aprendemos a descubrir las necesidades de nuestro prójimo y a ponernos a
su servicio con generosidad.
Su amor sostiene e impulsa.
El
amor que siente por sus discípulos, cansados del viaje apostólico, y el que le
lleva a compadecerse de la multitud que anda desorientada es el mismo. Aquí
aprendemos cómo el amor del Señor, el que nos mueve a permanecer a su lado,
debe guiar todas nuestras decisiones. En su corazón se nos ofrece lo necesario
para reponer nuestras fuerzas, para salir del agobio, para recuperar la ilusión
… Pero también en él aprendemos a descubrir las necesidades de nuestro prójimo
y a ponernos a sus servicio con generosidad. En su corazón está el sustento
para nosotros y la fuerza para darnos a los demás. Es un amor que nos sostiene
y nos impulsa.
v
Jesús nos salva con su palabra: se puso a enseñarles muchas
cosas.
·
Marcos 6, 34: 34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues
estaban como
ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
v
Jesús reza y cura; ofrece su palabra y el pan; proclama el Reino de Dios
y denuncia las injusticias. Dos dimensiones necesarias e interdependientes de
la preocupación de Jesús y de la fe.
o Una
religión sólo «social» se diluye en un movimiento político; una fe solamente «intimista» es la
negación de la encarnación, es puro rito y existe el riesgo de que se convierta
en magia.
·
Gianfranco
Ravasi, Secondo le Scritture, Anno B, Piemme septiembre 1996, pp. 236-237: “Antes que
el pan, Jesús ofrece su
palabra. El compromiso cristiano se constituye con esta jerarquía de valores. El, en primer lugar anuncia el
Reino de Dios y su justicia y después se introduce en el mundo y en sus
estructuras para corregirlos e infundir un espíritu nuevo. Las dos dimensiones
son necesarias e interdependientes: Jesús reza y cura, a veces busca la soledad pero también está
junto a la muchedumbre, predica y ofrece el pan, están con Dios Padre y con los
hombres, proclama el Reino de Dios, denuncia las injusticias. Una religión sólo
«social» se diluye en un movimiento
político; una fe solamente «intimista» es la negación de la encarnación,
es puro rito y existe el riesgo de que se convierta en magia. Es necesario que
ambas dimensiones se unan en el corazón de los fieles, con la conciencia de que
lo divino transforma y exalta lo humano, lo eterno fecunda el tiempo, el
infinito abraza la criatura”.
o Catecismo
de la Iglesia Católica: la miseria humana atrae la compasión de Cristo
Salvador.
·
n. 2448:
«Bajo sus múltiples formas - indigencia material, opresión injusta,
enfermedades físicas o
psíquicas
y, por último, la muerte -, la miseria humana es el signo manifiesto de la
debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras el primer pecado y de la
necesidad que tiene de salvación. Por ello, la miseria humana atrae la
compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e identificarse
con los "más pequeños de sus hermanos". (...)
o Catecismo
de la Iglesia Católica: Jesús vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo.
§ Pero
la finalidad de su venida no fue para abolir todos los males sino liberar a los
hombres de la esclavitud del pecado, que
es causa de todas sus servidumbres o esclavitudes humanas.
- Cfr. nn. 549 y 1421: Jesús tiene el poder para curar y también para
perdonar los pecados, vino a curar al
hombre entero, alma y cuerpo;
la finalidad de su venida no fue para abolir todos los males aquí abajo, sino a liberar a los hombres de la
esclavitud más grave, la esclavitud del
pecado, que es obstáculo en la vocación
de los hombres de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres o esclavitudes
humanas.
2. Salmo responsorial
v
El buen pastor
o Jesús
se presenta a sí mismo como el Buen Pastor: nada nos falta (v. 1)
·
Libros poéticos y
sapienciales, EUNSA 2001, nota a Salmo 23: El salmo 23
“adquiere su pleno significado
después de que Jesús dijera:
Yo soy el Buen Pastor (Juan 10, 11.14; Cfr. Hebreos 13, 20). Con Él que ya nos
ha preparado la mesa de la Eucaristía, y
bajo su guía, esperamos llegar a las verdes praderas de su Reino, a la felicidad plena (Cfr. 1 Pedro 5,4;
Apocalipsis 7, 17).
o No
sólo de Israel, sino de todos los hombres
·
Juan Pablo II, Pastores dabo vobis, n. 22: «Jesús se
presenta a sí mismo como «el buen Pastor»
(Juan
10, 11.14), no sólo de
Israel, sino de todos los hombres (cf. Juan 10, 16). Y su vida es una
manifestación ininterrumpida, es más, una realización diaria de su «caridad
pastoral». Él siente compasión de las gentes, porque están cansadas y abatidas,
como ovejas sin pastor (cf. Mateo 9, 35-36); él busca las dispersas y las
descarriadas (cf. Mt 18, 12-14) y hace fiesta al encontrarlas, las recoge y
defiende, las conoce y llama una a una (cf. Juan 10, 3), las conduce a los
pastos frescos y a las aguas tranquilas (cf. Salmo 22-23), para ellas prepara una mesa,
alimentándolas con su propia vida. Esta vida la ofrece el buen Pastor con su
muerte y resurrección, como canta la liturgia romana de la Iglesia: «Ha
resucitado el buen Pastor que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por
su grey. Aleluya».( Misal Romano, Antífona de comunión de la Misa del IV
domingo de Pascua.)
3. Primera Lectura: ante los pastores infieles e incapaces, Dios anuncia
por medio del profeta Jeremías que Él se hará pastor de su pueblo y suscitará
buenos pastores.
- El profeta Jeremías vivió en uno de los períodos más dramáticos de
la historia hebrea, en la que la clase
dirigente – los pastores –
conducían al pueblo al desastre. El peor momento fue el de Sedecías que reinó
entre el 598 y el 586 antes de Cristo. Las palabras que se leen hoy pertenecen
a estos años.
«¡Ay de los pastores que dejan perderse
y desparramarse las ovejas de mis pastos!»
(Primera Lectura,
Jeremías 23,1).
·
Libros
Proféticos, EUNSA 2002, nota Jeremías 23, 1-8: “Jeremías mira al futuro y,
mediante la imagen de
los pastores, anuncia una
nueva era en la que Dios mismo se ocupará de pastorear-regir a su pueblo
(vv.1-4); suscitará un nuevo rey que obrará justicia (vv. 5-6); y, en
consecuencia, la nueva situación nacida tras la vuelta del destierro será más
gloriosa que la vivida tras el éxodo de Egipto ( vv. 7-8)”.
·
En otros sitios
el Señor habla de la insensatez de los pastores que lleva a la ruina al pueblo
(cf. Jeremías
10,21). En el AT los profetas también acusaban a los pastores
– los Reyes del Pueblo de Dios – a los que manifestaban el haber dejado perecer y dispersarse al
rebaño (Jeremías 23,1; Ezequiel 34,11-16).
·
El Señor declara también que castigará a los
malos pastores, al mismo tiempo que se compromete a
salvar a las ovejas: «Congregaré
los restos de mis ovejas de todas las
tierras a donde las expulsé, las haré volver a sus pastos para que crezcan y se
multipliquen» (Jeremías 23,3; cfr 29,14;
31,10; 32,37); «Pondré sobre ellas pastores que las apacienten, para que no
teman más, ni se espanten, ni falte ninguna» (Jeremías 23,4)
·
Sobre todo, en el versículo 5 de la primera lectura
aparece un personaje que ha sido entendido, por toda
la tradición cristiana, como
el esperado Mesías : « Mirad que
días vienen - oráculo del Señor - en que suscitaré a David un brote justo que
rija como rey y sea prudente, y ejerza el derecho y la justicia en la tierra.»
4. Segunda Lectura. Efesios 2, 13-18
«Por Jesucristo, unos y
otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu»
(Efesios 2, 18)
·
El mensaje de san Pablo se dirige “a los cristianos
procedentes de la gentilidad para que,
al contemplar el
misterio de Cristo no se
jacten de autosuficiencia. La obra redentora de Cristo en la cruz ha producido
el acercamiento y la paz entre judíos y gentiles. (vv. 13-15), y también la
reconciliación de ambos con Dios (vv. 16-18). Deben ser conscientes de que, por
Jesucristo, han sido integrados en un solo pueblo junto con los judíos, y por
tanto hechos partícipes de la herencia prometida por Dios al pueblo de Israel”.
(Cfr. Nuevo Testamento, EUNSA 2004, cita
Efesios 2, 11-22).
v
Por Cristo tenemos acceso Dios Padre.
o "El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre".
§ Para
“ver a Dios” es preciso conocer a Cristo y dejarse modelar por su Espíritu, que
guía a los creyentes “hasta la verdad completa”.
- Benedicto XVI, Peregrinación al Santuario de la Santa Faz,
Manopello (Italia), 1/09/2006: "El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre". Sí,
queridos hermanos y hermanas, para "ver a Dios" es preciso conocer a
Cristo y dejarse modelar por su Espíritu, que guía a los creyentes "hasta
la verdad completa" (Juan 16,13). El que encuentra a Jesús, el que
se deja atraer por él y está dispuesto a seguirlo hasta el sacrificio de la
vida, experimenta personalmente, como hizo él en la cruz, que sólo el
"grano de trigo" que cae en tierra y muere da "mucho fruto"
(cf. Juan 12,24).
Este
es el camino de Cristo, el camino del amor total, que vence a la muerte: el que
lo recorre y "el que odia su vida en este mundo, la guardará para la vida
eterna" (Juan 12,25). Es decir, vive en Dios ya en esta tierra,
atraído y transformado por el resplandor de su rostro.
Esta
es la experiencia de los verdaderos amigos de Dios, los santos, que han
reconocido y amado en los hermanos, especialmente en los más pobres y
necesitados, el rostro de aquel Dios largamente contemplado con amor en la
oración. Ellos son para nosotros ejemplos estimulantes, dignos de imitar; nos
aseguran que si recorremos con fidelidad ese camino, el camino del amor,
también nosotros, como canta el salmista, nos saciaremos de gozo en la
presencia de Dios (cf. Salmo 16,15).
"Jesu...
quam bonus te quaerentibus", "Jesús, qué bondadoso eres con los
que te buscan". Así hemos cantado
hace poco, entonando el antiguo canto "Jesu, dulcis memoria",
que algunos atribuyen a san Bernardo. Es un himno que adquiere un significado
especial en este santuario dedicado a la Santa Faz y que nos trae a la mente el
salmo 23: "Esta es la generación de los que lo buscan, los que buscan tu
rostro, oh Dios de Jacob" ( Salmo 23,6). Pero, ¿cuál es la
"generación" que busca el rostro de Dios?, ¿cuál es la generación
digna de "subir al monte del Señor", de "estar en el recinto
sacro"? Explica el salmista: son los que tienen "manos inocentes y
puro corazón", los que no dicen mentiras ni juran contra el prójimo en
falso (cf. vv. Salmo 23,3-4).
Vida Cristiana
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