[Chiesa/Omelie1/Vocazione/4C19CaracterísticasVocaciónLlamadaJeremíasJesucristo]
Ø Domingo 4º
del tiempo ordinario, Año C (2019). Primera Lectura: la vocación del profeta
Jeremías. El
Señor nos conoce y nos ha constituido antes de que seamos concebidos y hayamos
nacido. La vocación o llamada de parte de Dios precede a la concepción y
nacimiento del profeta, el cual observa una incapacidad o ineptitud para
cumplir un compromiso tan alto. Pero dado que es un mensajero de Dios, el Señor
elige las palabras que debe decir, y le protegerá. Pero no obstante el origen
de su misión, encontrará dificultades e graves peligros. Y el mensaje de Jesús
está destinado a “plantear problemas” en la vida de cada uno de los seres
humanos. Nuestra conciencia encuentra
fatiga para convertirse al Señor. Sólo la acción salvadora del Espíritu Santo -
que transforma esa fatiga en amor salvífico - realiza la fatigosa y salvadora
conversión del corazón. Se sabe que reconocer el mal en uno mismo a menudo
cuesta mucho.
v
Cfr. Domingo 4º del tiempo ordinario, Año C.
Jeremías
1, 4-5.17-19; Salmo 70; 1 Corintios 12, 31-13,13; Lucas 4, 21-30
3 de
febrero de 2019
Jeremías 1: 4 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en
estos términos: 5 Antes de haberte
formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones
te constituí. 17 Por tu parte, te
apretarás la cintura, te alzarás y les dirás todo lo que yo te mande. No
desmayes ante ellos, y no te haré yo desmayar delante de ellos; 18 pues, por mi
parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en
muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá
como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra. 19 Te harán la guerra, mas no podrán contigo,
pues contigo estoy yo -oráculo de Yahveh- para salvarte."
Lucas
4, 21-30: 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido
esta Escritura que acabáis de oír. 22 Todos daban testimonio en favor de él, y
se admiraban de las palabras de gracia que procedían de su boca, y decían: ¿No
es éste el hijo de José? 23 Entonces les dijo: Sin duda me aplicaréis aquel
proverbio: Médico, cúrate a ti mismo. Cuanto hemos oído que has hecho en
Cafarnaún, hazlo también aquí en tu patria. 24 Y añadió: En verdad os digo que
ningún profeta es bien recibido en su patria. 25 Os digo de verdad que muchas
viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis
meses se cerró el cielo y hubo gran hambre por toda la tierra; 26 y a ninguna
de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27
Muchos leprosos había también en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno
de ellos fue curado, sino Naamán el Sirio. 28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira, 29 y se levantaron,
le echaron fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta la cima del monte sobre
el que estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30 Pero él, pasando por
medio de ellos, seguía su camino.
Ciertamente el mensaje de
Jesús está destinado a “plantear problemas”
en la vida de cada uno de
los seres humanos
(San Juan Pablo II, Homilía, 3 de febrero de 1980, domingo 4 del tiempo ordinario ciclo
C )
La fatiga de la conciencia
humana:
reconocer el mal en uno
mismo a menudo cuesta mucho.
Mediante esta conversión
en el Espíritu Santo,
el hombre se abre al perdón y a la remisión de los pecados.
(San Juan Pablo II, Enc. Dominum et vivificantem, n. 45)
1. Primera Lectura: primera lectura: la vocación del profeta
Jeremías (1, 4-5.17-19).
·
Se trata
de una de las diversas “confesiones” que hace el profeta. Encontramos otras en
otros
capítulos
de su libro (cfr. 11, 18-23; 12,1-8; 13,11-18; 15,10-21; 18,18-23; 20,7-18).
v
Características del convencimiento del profeta
que ha sido llamado por Dios para realizar una tarea.
Cfr. Temi di
Predicazione – Omelie, Editrice Domenicana Italiana, 20 gennaio – 10 febbraio
2013,
domeniche
II a 5 del tempo ordinario, Napoli, p. 38
o
La vocación o llamada de parte de Dios precede a
la concepción y nacimiento del profeta.
El profeta está tan convencido de la llamada de Dios que afirma que
ella precede a su concepción y a su
nacimiento (v. 5). Dios le ha «formado» en el seno materno con una finalidad; y
así le ha «conocido» (v. 5), es decir , le ha preferido y elegido, y, por
tanto, le ha «consagrado» (v. 5) y «establecido», o sea, le ha «constituido»
(v. 5) portavoz ante su pueblo.
La misma cosa dirá sobre sí mismo el
siervo de Yahveh 0F[1], y lo repetirá refiriéndose también a sí
mismo Pablo 1F[2].
o
Este lenguaje señala el origen sobrenatural de
la vocación.
§ El
profeta se encuentra ante una propuesta sin alternativas y aunque su respuesta
parezca como predeterminada permanece libre.
Se trata de un lenguaje teológico destinado a
señalar el origen sobrenatural de la vocación profética. No es una elección del
hombre; es más él se encuentra ante una propuesta sin alternativas, y su
respuesta parece como predeterminada, aunque permanece libre.
§ El
profeta observa una incapacidad o ineptitud para cumplir un compromiso tal
alto.
Si el elegido tiene algo que observar ante la
decisión divina es una incapacidad, y hasta una ineptitud para cumplir un
compromiso tan alto. Ni siquiera Moisés se sentía capaz de afrontar al faraón
porque era “torpe de boca y de lengua” (Éxodo 4, 10).
o
Pero dado que es un mensajero de Dios, el Señor
elige las palabras que debe decir, y le protegerá.
§ Y no
obstante el origen de su misión, encontrará dificultades e graves peligros.
Pero el profeta es un mensajero de Dios; habla en su
nombre y en su lugar, y por ello no le corresponde a él elegir las palabras
oportunas sino que es obligación de quien le manda (Éxodo 4, 12): “Así pues,
vete, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que debes decir”.
Lo mismo repite a Jeremías (1,7): “Y me dijo Yahveh:
No digas: "Soy un muchacho", pues adondequiera que yo te envíe irás,
y todo lo que te mande dirás”. Y el Señor añade (Jeremías 1,8): “No les tengas miedo, que contigo estoy yo
para protegerte”. Esta aclaración le hace comprender al profeta que, no
obstante el origen de su misión, encontrará dificultades e graves peligros. De
hecho, se alzarán contra él los reyes, los cortesanos, los falsos profetas,
nobles y gentes del pueblo. No estará siempre su vida al seguro, pero no se
echará atrás en la tarea que le ha sido encomendada.
·
“7 Me has
seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido. He sido
la irrisión cotidiana:
todos me remedaban. 8 Pues cada vez que hablo
es para clamar: "¡Atropello!", y para gritar: "¡Expolio!".
La palabra de Yahveh ha sido para mí oprobio y befa cotidiana.9 Yo decía:
"No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su Nombre." Pero había en
mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo
trabajada por ahogarlo, no podía. 10 Escuchaba las calumnias de la turba:
"¡Terror por doquier!, ¡denunciadle!, ¡denunciémosle!" Todos aquellos
con quienes me saludaba estaban acechando un traspiés mío: "¡A ver si se
distrae, y le podremos, y tomaremos venganza de él!". 11 Pero Yahveh está
conmigo, cual campeón poderoso. Y así mis perseguidores tropezarán impotentes;
se avergonzarán mucho de su imprudencia: confusión eterna, inolvidable”. 12 ¡Oh
Yahveh Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el corazón!, vea yo
tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. 13 Cantad a
Yahveh, alabad a Yahveh, porque ha salvado la vida de un pobrecillo de manos de
malhechores. 14 ¡Maldito el día en que nací! ¡el día que me dio a luz mi madre
no sea bendito! 15 ¡Maldito aquel que felicitó a mi padre diciendo: "Te ha
nacido un hijo varón", y le llenó de alegría! 16 Sea el hombre aquel
semejante a las ciudades que destruyó Yahveh sin que le pesara, y escuche
alaridos de mañana y gritos de ataque al mediodía.17 ¡Oh, que no me haya hecho
morir desde el vientre, y hubiese sido mi madre mi sepultura, con seno preñado
eternamente! 18 ¿Para qué haber salido del seno, a ver pena y aflicción, y a
consumirse en la vergüenza mis días?
Pero el profeta conseguirá reprenderse (Jeremías 20,9):
2. El Salmo Responsorial (70,1-2; 3-4; 5-6; 15.17)
v
El salmista se dirige a Dios en la dificultad.
- “A ti,
Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a
salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. Sé tú mi roca
de refugio, al alcázar donde me salve, porque mi pena y mi alcázar eres tú,
Dios, Dios mío, líbrame de la mano perversa.Por que tú, Dios mío, fuiste mi
esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me
apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. Mi boca contaré tu auxilio, y todo
el día tu salvación. Dios mío, me
instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas”.
- El salmista se dirige al Dios en la
dificultad, en el que siempre ha confiado, para pedir ayuda
y protección.
También es una oración de agradecimiento por los beneficios que el Señor le ha
concedido siempre.
3. Algunas de las manifestaciones de Jesús sobre la vocación del profeta,
un sábado, en la Sinagoga.
Lucas 4, 21-30 (cfr. Marcos 6, 1-6).
Cfr. Temi di Predicazione –
Omelie, Editrice Domenicana Italiana, 20 gennaio – 10 febbraio 2013, domeniche
II a
V del tempo ordinario, Napoli,
pp. 3-38
v
Las dificultades que encuentra en la realización
de su tarea.
Lucas pone en boca de Jesús las razones por las que quienes le
escuchaban rechazan sus palabras. Aparte de que su conciudadanos de Nazaret ,
aunque se admirasen de su doctrina no acabasen de creer (v. 22: «¿No es éste el
hijo de José?»), se habían sentido
ofendidos porque no había hecho en su tierra lo mismos milagros que en
Cafarnaún. Con esta expresión - que
equivaldría a querer resaltar algo así como que pertenece a la familia de un
“común carpintero” - parece que dan a entender que se trata de una familia de
poca importancia que no justifica la doctrina y los poderes de un sedicente
profeta.
En cualquier caso, se sentían descuidados (Lucas 4, 23). Había
socorrido a otros antes que a ellos mismos. Si tenía virtudes terapéuticas,
como parecía, los familiares, amigos y conocidos de su tierra, deberían haber
sido los primeros beneficiarios. Jesús recurre, para explicar ese enfado, a un
refrán de la sabiduría popular: “ningún profeta es bien recibido en su patria”
(v. 24).
La discusión se hace incandescente cuando Jesús ilustra su
comportamiento recurriendo a algunos ejemplos de la Escritura, citando el caso
de Elías y Eliseo que socorren al hijo de una viuda de Zarepta y a un leproso
de Siria ( 1 Reyes 17,17; 2 Reyes 5).
v Cfr.
Juan Pablo II, Homilía en la
Parroquia de la
Ascensión (3-II-1980), Domingo IV del Tiempo ordinario, Ciclo
C.
o
La contradicción que Cristo encontró al comienzo
mismo de su misión.
Ciertamente el mensaje de Jesús está destinado a “plantear problemas”
en la vida de cada uno de los seres humanos. Nos lo recuerdan también las
lecturas de la liturgia de hoy, y sobre todo el texto del Evangelio de Lucas,
que acabamos de oír. Él nos induce a volver una vez más con el pensamiento (...)
al momento de la
Presentación de Jesús en el templo, que tuvo lugar a los 40
días de su nacimiento, el anciano Simeón pronunció sobre el Niño las siguientes
palabras: “Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Este está puesto para
caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción”
(Lucas 2:34).
Hoy somos testigos de la
contradicción que Cristo encontró al comienzo mismo de su misión - en su
Nazaret -. Efectivamente: cuando, basándose en las palabras del profeta Isaías,
leídas en la sinagoga de Nazaret, Jesús hace entender a sus paisanos que la
predicción se refería precisamente a Él, esto es, que Él era el anunciado
Mesías de Dios (el Ungido en la potencia del Espíritu Santo), surgió primero el
estupor, luego la incredulidad y finalmente los oyentes “se llenaron de cólera”
(Lucas 4,28), y se pusieron de acuerdo en la decisión de tirarlo desde el monte
sobre el que estaba construida la ciudad de Nazaret... “Pero Él, atravesando
por medio de ellos, se fue” (Lucas 4,30).
Y he aquí que la liturgia de hoy -
sobre el fondo de este acontecimiento - nos hace oír en la primera lectura la
voz lejana del profeta Jeremías: “Ellos te combatirán, pero no te podrán,
porque yo estaré contigo para protegerte” (Jeremías 1,19). (…)
El amor es exigente. Es difícil. Es atrayente, ciertamente, pero
también es difícil. Y por eso encuentra resistencia en el hombre. Y esta
resistencia aumenta cuando desde fuera actúan también programas en los que está
presente el principio del odio y de la violencia destructora. Cristo, cuya
misión mesiánica, encuentra desde el primer momento la contradicción de los
propios paisanos en Nazaret, vuelve a afirmar la veracidad de las palabras que
pronunció sobre Él el anciano Simeón el día de la Presentación en el
templo: “Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para
signo de contradicción” (Lucas. 2,34).
Estas palabras acompañan a Cristo
por todos los caminos de su experiencia humana, hasta la cruz.
Esta verdad sobre Cristo es también
la verdad sobre el amor. También el amor encuentra la resistencia, la
contradicción. En nosotros, y fuera de nosotros. Pero esto no debe
desalentarnos. El verdadero amor -como enseña San Pablo- todo lo “excusa” y
“todo lo tolera” (1 Corintios 13,7).
4. Catecismo de la Iglesia Católica: algunos
puntos sobre Jesús, signo de contradicción.
· CEC n. 529: (…) Jesús es reconocido como el
Mesías tan esperado, «luz de las naciones» y «gloria de Israel», pero también
«signo de contradicción». La espada de dolor predicha a María anuncia otra
oblación, perfecta y única, la de la
Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado «ante todos
los pueblos».
· CEC 569: Jesús ha subido voluntariamente a
Jerusalén sabiendo perfectamente que allí moriría de muerte violenta a causa de
la contradicción de los pecadores. (Cf Hebreos 12, 3)
· CEC 575: Muchas de las obras y de las
palabras de Jesús han sido, pues, un «signo de contradicción» (Lucas 2, 34)
para las autoridades religiosas de Jerusalén, aquéllas a las que el Evangelio
de S. Juan denomina con frecuencia «los judíos» (Cf Juan 7, 48-49), más incluso
que a la generalidad del pueblo de Dios (Cf Juan 7, 48-49). Ciertamente, sus
relaciones con los fariseos no fueron solamente polémicas. Fueron unos fariseos
los que le previnieron del peligro que corría (Cf Lucas 13, 31). Jesús alaba a
alguno de ellos como al escriba de Marcos 12, 34 y come varias veces en casa de
fariseos (Cf Lucas 7, 36; 14, 1). Jesús confirma doctrinas sostenidas por esta
élite religiosa del pueblo de Dios: la resurrección de los muertos (Cf Mateo
22, 23-34; Lc 20, 39), las formas de piedad (limosna, ayuno y oración) (Cf
Mateo 6, 18) y la costumbre de dirigirse a Dios como Padre, carácter central
del mandamiento del amor a Dios y al prójimo (Cf Marcos 12, 28-34).
· CEC 587: Si la Ley y el Templo pudieron ser
ocasión de «contradicción» (Cf Lucas 2, 34) entre Jesús y las autoridades
religiosas de Israel, la razón está en que Jesús, para la redención de los
pecados -obra divina por excelencia-, acepta ser verdadera piedra de escándalo para
aquellas autoridades (Cf Lucas 20, 17-18; Salmo 118, 22).
5. Además de la posibilidad de una respuesta positiva al don de la
fe, existe también el riesgo del rechazo del Evangelio, de la no acogida del
encuentro vital con Cristo.
Cfr. Cfr.
Benedicto XVI, Catequesis sobre la fe (2). 24 de octubre de 2012
·
Con todo, a nuestro alrededor vemos cada día que
muchos permanecen indiferentes o rechazan
acoger este anuncio. Al
final del Evangelio de Marcos, hoy tenemos palabras duras del Resucitado, que
dice: «El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado» (Mc
16, 16), se pierde él mismo. Desearía invitaros a reflexionar sobre esto.
La confianza en la acción del Espíritu Santo nos debe impulsar siempre a ir y
predicar el Evangelio, al valiente testimonio de la fe; pero, además de la
posibilidad de una respuesta positiva al don de la fe, existe también el riesgo
del rechazo del Evangelio, de la no acogida del encuentro vital con Cristo. Ya
san Agustín planteaba este problema en un comentario suyo a la parábola del
sembrador: «Nosotros hablamos —decía—, echamos la semilla, esparcimos la
semilla. Hay quienes desprecian, quienes reprochan, quienes ridiculizan. Si
tememos a estos, ya no tenemos nada que sembrar y el día de la siega nos quedaremos
sin cosecha. Por ello venga la semilla de la tierra buena» (Discursos sobre
la disciplina cristiana, 13,14: PL 40, 677-678). El rechazo, por lo tanto,
no puede desalentarnos. Como cristianos somos testigos de este terreno fértil:
nuestra fe, aún con nuestras limitaciones, muestra que existe la tierra buena,
donde la semilla de la Palabra de Dios produce frutos abundantes de justicia,
de paz y de amor, de nueva humanidad, de salvación. Y toda la historia de la
Iglesia con todos los problemas demuestra también que existe la tierra buena,
existe la semilla buena, y da fruto.
6. Dos sencillas conclusiones
v
1. Unas advertencias del salmo sobre la
necesidad de estar atentos
·
En el salmo 18 (vv. 10-14) , se nos advierte sobre la necesidad de estar
atentos a las
inadvertencias, a la
falta oculta, a la arrogancia:
“Los juicios del Señor son veraces, son enteramente justos, más preciosos que
el oro, que el oro más fino, más dulces que la miel que destila el panal.
Aunque tu siervo se instruya en ellos, y encuentra provecho en observarlos, las
inadvertencias, ¿quién las puede discernir? De las faltas ocultas, absuélveme. Preserva a tu siervo de las arrogancias,
que no me dominen. Así podré ser íntegro y libre de grave delito”
v
2. La fatiga del corazón humano y de la conciencia para convertirse.
Cfr.
San Juan Pablo II, Enc. Dominum et
vivificantem
o
Sólo la acción salvadora del Espíritu Santo -
que transforma en amor salvífico esa fatiga – realiza la fatigosa y salvadora
conversión del corazón.
§ «Se
sabe que reconocer el mal en uno mismo a menudo cuesta mucho»; la conciencia
juzga; es también fuente de remordimiento: sufre interiormente por el mal
cometido.
·
DV, n. 45: “El Espíritu de la verdad, que « convence al mundo en lo referente al
pecado », se
encuentra con
aquella fatiga de la conciencia humana, de la que los textos conciliares hablan
de manera tan sugestiva. Esta fatiga de la conciencia determina también los caminos de las conversiones
humanas: el dar la espalda al pecado para reconstruir la verdad y el amor en el
corazón mismo del hombre. Se sabe que reconocer el mal en uno mismo a menudo
cuesta mucho. Se sabe que la conciencia no
sólo manda o prohibe, sino que juzga a
la luz de las órdenes y de las prohibiciones interiores. Es también fuente de remordimiento: el hombre sufre
interiormente por el mal cometido. ¿No es este sufrimiento como un eco lejano
de aquel « arrepentimiento por haber creado al hombre », que con lenguaje
antropomórfico el Libro sagrado atribuye a Dios; de aquella « reprobación »
que, inscribiéndose en el « corazón » de la Trinidad, en virtud del amor eterno
se realiza en el dolor de la Cruz y en la obediencia de Cristo hasta la muerte?
Cuando el Espíritu de la verdad permite a la conciencia humana la participación en aquel dolor, entonces
el sufrimiento de la conciencia es particularmente profundo y también
salvífico. Pues, por medio de un acto de contrición perfecta, se realiza la
auténtica conversión del corazón: es la « metanoia » evangélica.
La fatiga del corazón humano y la fatiga de la conciencia, donde se
realiza esta «metanoia» o conversión,
es el reflejo de aquel proceso
mediante el cual la reprobación se
transforma en amor salvífico, que sabe sufrir. El dispensador oculto de esa fuerza salvadora es el Espíritu Santo,
que es llamado por la Iglesia « luz de las conciencias », el cual penetra y
llena « lo más íntimo de los corazones » humanos.(176) Mediante esta conversión
en el Espíritu Santo, el hombre se abre
al perdón y a la remisión de los pecados”.
Vida Cristiana
[1] Isaías 49, 1: ¡Oídme,
islas, atended, pueblos lejanos! Yahveh desde el seno materno me llamó; desde
las entrañas de mi madre recordó mi nombre.
[2] Gálatas 1, 15-16: “15 Pero
cuando Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me llamó por su
gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo para que le anunciara entre los
gentiles”.
[3] Traducción de la redacción
de Vida Cristiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.