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INTRODUCCION:
Esta escuela de oración persigue un objetivo que es el de el de enseñar a orar,
preparar el camino de la oración, un largo camino con el objetivo de acompañar al orante
proporcionándole cierto orden y método.
En la primera etapa intentaremos aprender a silenciarnos, conseguir el silencio
exterior y algo mas difícil, el silencio interior.
A lo largo de la escuela iremos atravesando por diferentes etapas, habrá también
una etapa central en la que intentaremos curar algunas heridas de la vida, hechos que
nos entristecen y nos restan alegría y ánimo, convendrá cerrar etapas que nos hacen
sufrir porque el cristiano no debe caer en una actitud derrotista ni victimista, necesitará
fortalecerse para emprender su ultima etapa que será la de entregarse a los demás.
Conviene aclarar un aspecto de la escuela porque muchas personas al oír “escuela
de oración” creen que el tiempo que dura nuestro encuentro, que será quincenal, va a ser
un tiempo que vamos a dedicar exclusivamente a orar, habrá momentos de oración pero
la finalidad fundamental es la de disponer el corazón para la oración, enamorarlo, de
alguna manera ofrecer pautas y consejos para educar al corazón de manera que el orante
tenga cierta facilidad para consumar su oración en momentos en los que esté más solo,
en su día a día, en su “cuarto”.
La estructura de la escuela es siempre la misma pero, con el fin de amenizar la
enseñanza, cada año intentamos comentar lecturas diferentes, escoger meditaciones
nuevas, en cuanto a las modalidades de oración, sin obviar las mas básicas, habrá
ocasiones en las que incidamos en algunas formas de orar con mas insistencia o
practiquemos alguna nueva modalidad.
En cualquier caso hay un recurso del que no nos gusta prescindir y es el de
adoptar la parábola o pequeño cuento con un fin didáctico, ya que hemos descubierto que
no hay mejor manera de aprender que con el cuento por su aspecto lúdico insustituible,
aprender divirtiéndonos da muy buenos resultados.
Al explicar la escuela de esta forma no queremos dar la sensación de esquematizar
la oración, en la oración todo es gracia, el verdadero maestro es el Señor pero no está de
más tener algo de método y de orden.
Está claro que cada persona irá madurando a su tiempo, lo importante es que no
nos desanimemos, adquirir el hábito de la oración cuesta pero poco a poco iremos viendo
resultados, quizás no convenga tanto controlar el tiempo de oración, aunque deberá ser
asidua, o esperar grandes experiencias místicas, como examinar nuestra conducta pues
lo importante son los frutos y el Señor es generoso, como diría Santa Teresa: “Bien paga
este Señor a quien le da buena posada”.
Como final añadimos este cuento que puede ilustrar el hecho de que siempre en
definitiva es el Señor quién lleva las riendas pero que sin embargo nuestra pobre
colaboración puede hacer mucho:
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