miércoles, 15 de noviembre de 2017

Papa Francisco, Audiencia General, La Santa Misa (1) Introducción




Ø La Eucaristía. Papa Francisco inicia una nueva serie de catequesis  - en las Audiencias generales de los miércoles - sobre la Eucaristía, el “corazón” de la Iglesia. La Eucaristía hace de nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de agradecimiento y hace de nosotros un solo cuerpo con Cristo. Crecer en el conocimiento del gran don que Dios nos ha dado en la Eucaristía. Participar en la Misa «es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor”. Tantas veces vamos allí, miramos las cosas, chismorreamos entre nosotros mientras el sacerdote celebra la Eucaristía. ¿Por qué se hace la señal de la cruz y el acto penitencial al inicio de la Misa? Hay que enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. ¿Porqué las Lecturas en la Misa? ; ¿porqué se  dice “Levantemos el corazón”? y se levantan los móviles para hacer una foto? Es muy importante volver a los fundamentos, redescubrir lo que es esencial.


La Eucaristía, “corazón” de la Iglesia


v  Cfr. Papa Francisco, Audiencia General, La Santa Misa (1) Introducción

                   Miércoles, 8 de noviembre de 2017

Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Iniciamos hoy una nueva serie de catequesis, que dirigirá la mirada al “corazón” de la Iglesia, es decir, la Eucaristía. Es fundamental para los cristianos comprender bien el valor y el significado de la Santa Misa, para vivir cada vez más plenamente nuestro trato con Dios.

No podemos olvidar el gran número de cristianos que, en el mundo entero, en dos mil años de historia, han resistido hasta la muerte por defender la Eucaristía; y cuántos, todavía hoy, arriesgan su vida por participar en la Misa dominical.

En el año 304, durante las persecuciones de Diocleciano, un grupo de cristianos del norte de África fue sorprendido mientras celebraban la Misa en una casa y fueron arrestados. El procónsul romano, en el interrogatorio, les preguntó por qué lo habían hecho, sabiendo que estaba absolutamente prohibido. Y respondieron: «Sin el domingo no podemos vivir», que quería
decir: si no podemos celebrar la Eucaristía, no podemos vivir, nuestra vida cristiana moriría.

En efecto, Jesús dijo a sus discípulos: «Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día» (Jn 6,53-54).

Aquellos cristianos del norte de África fueron asesinados porque celebraban la Eucaristía. Han dejado el testimonio de que se puede renunciar a la vida terrena por la Eucaristía, porque esta nos da la vida eterna, haciéndonos partícipes de la victoria de Cristo sobre la muerte. Un testimonio que nos interpela a todos y pide una respuesta sobre qué significa para cada uno de nosotros participar en el Sacrificio de la Misa y acercarnos a la Mesa del Señor.

v  La Eucaristía hace de nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de agradecimiento y hace de nosotros un solo cuerpo con Cristo.

¿Estamos buscando esa fuente que “mana agua viva” para la vida eterna, que hace de nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de agradecimiento y hace de nosotros un solo cuerpo con Cristo? Ese es el sentido más profundo de la sagrada Eucaristía, que significa “acción de gracias”: agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos implica y nos transforma en su
comunión de amor.

            En las próximas catequesis quisiera dar respuesta a algunas preguntas importantes sobre la Eucaristía y la Misa, para redescubrir, o descubrir, cómo a través de este misterio de la fe brilla el amor de Dios.

El Concilio Vaticano II estuvo fuertemente animado por el deseo de llevar a los cristianos a comprender la grandeza de la fe y la belleza del encuentro con Cristo. Por ese motivo, era necesario ante todo llevar a cabo, con la guía del Espíritu Santo, una adecuada renovación de la Liturgia, porque la Iglesia continuamente vive de ella y se renueva gracias a ella.

v  Fin de este ciclo de catequesis: crecer en el conocimiento del gran don que Dios nos ha dado en la Eucaristía.


Un tema central que los Padres conciliares subrayaron fue la formación litúrgica
de los fieles, indispensable para una verdadera renovación. Y ese es precisamente también el fin de este ciclo de catequesis que hoy iniciamos: crecer en el conocimiento del gran don que Dios nos ha dado en la Eucaristía.

v  Participar en la Misa «es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor”.

o   Tantas veces vamos allí, miramos las cosas, chismorreamos entre nosotros mientras el sacerdote celebra la Eucaristía.

La Eucaristía es un acontecimiento maravilloso en el que Jesucristo, nuestra vida, se hace presente. Participar en la Misa «es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación del mundo» (Homilía en Santa Marta, 10-II- 2014). El Señor está ahí con nosotros, presente. Tantas veces
vamos allí, miramos las cosas, chismorreamos entre nosotros mientras el sacerdote celebra la Eucaristía…, y no celebramos cerca de Él. ¡Pero es el Señor! Si hoy viniese aquí el Presidente de la República o alguna persona muy importante del mundo, es seguro que todos estaríamos cerca de él, que nos gustaría saludarlo. Pues piensa: cuando vas a Misa, ¡allí está el Señor! Y tú estás distraído. ¡Es el Señor! Debemos pensar en esto. “Padre, es que las misas son aburridas” —“Pero qué dices, ¿el Señor es aburrido?” —“No, no, la Misa no, los curas” —“Ah, pues que se conviertan los curas, ¡pero es el Señor el que está ahí!”. ¿Entendido? No lo olvidéis. «Participar en la Misa es vivir otra
vez la pasión y la muerte redentora del Señor».

v  ¿Por qué se hace la señal de la cruz y el acto penitencial al inicio de la Misa?

o   Hay que enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz.

            Probemos ahora a plantearnos algunas preguntas sencillas. Por ejemplo, ¿por qué se hace la señal de la cruz y el acto penitencial al inicio de la Misa? Y aquí quisiera hacer un paréntesis. ¿Habéis visto cómo los niños hacen la señal de la cruz? No sabes lo que hacen, si es la señal de la cruz o un garabato. Hacen así [hace un gesto confuso]. Hay que enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Así comienza la Misa, así comienza la vida, así comienza la jornada. Eso quiere decir que somos redimidos con la cruz del Señor. Mirad a los niños y enseñadles a hacer bien la señal de la cruz.

v  ¿Porqué las Lecturas en la Misa? ; ¿porqué se dice “Levantemos el corazón”? y se levantan los móviles para hacer una foto?


Y las Lecturas, en la Misa, ¿porqué están ahí? ¿Porqué se leen el domingo tres Lecturas y los demás días dos? ¿Porqué están ahí, qué significa la Lectura de la Misa? ¿Porqué se leen y
qué pintan ahí?

O bien, ¿porqué en determinado momento el sacerdote que preside la celebración dice: “Levantemos el corazón?”. No dice: “¡Levantemos los móviles para hacer una foto!”. ¡No, eso sería feo! Y os digo que a mí me da mucha tristeza cuando celebro aquí en la Plaza o en la Basílica y veo tantos móviles levantados, no solo de los fieles, también de algunos curas e incluso obispos. ¡Por favor!
La Misa no es un espectáculo: es ir a encontrar la pasión y la resurrección del Señor. Por eso el sacerdote dice: “Levantemos el corazón”. ¿Qué quiere decir eso? Acordaos: ¡nada de móviles!

v  Es muy importante volver a los fundamentos, redescubrir lo que es esencial.


Es muy importante volver a los fundamentos, redescubrir lo que es esencial, a través de lo que se toca y se ve en la celebración de los Sacramentos. La petición del apóstol santo Tomás (cfr. Jn 20,25), de poder ver y tocar las heridas de los clavos en el cuerpo de Jesús, es el deseo de poder de algún modo “tocar” a Dios para creer en Él. Lo que santo Tomás pide al Señor es lo que todos necesitamos: verlo, tocarlo para poderlo reconocer. Los Sacramentos salen al encuentro de esta exigencia humana. Los Sacramentos, y la celebración eucarística de modo particular, son las señales del amor de Dios, las vías privilegiadas para encontrarnos con Él.

Así, a través de estas catequesis que hoy comienzan, quisiera redescubrir junto a vosotros la belleza que se esconde en la celebración eucarística, y que, una vez desvelada, da sentido pleno a la vida de cada uno.
Que la Virgen nos acompañe en este nuevo tramo de camino. Gracias.




VIDA CRISTIANA

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