viernes, 28 de abril de 2017
Espíritu Santo: la imagen del agua en San Cirilo de Jerusalén y en el Catecismo de la Iglesia Católica.
1 Espíritu Santo: la imagen del agua en San Cirilo de Jerusalén y en el Catecismo de la Iglesia Católica. 1. S. Cirilo de Jerusalén (315-386), Catequesis XVI, Ciudad Nueva 2ª ed. 1992 1. Lo que dice el Señor [11]. “Volvamos a la Sagradas Escrituras y veamos las aguas de nuestros vasos (los Santos Padres: Cirilo llama Santos Padres a los hagiógrafos del Antiguo Testamento) y del manantial de nuestros pozos (Cf. Pr 5,15). Bebamos del ‘agua viva, que salta hasta la vida eterna’(Jn 4,14). El Salvador dijo esto en relación al Espíritu que recibirían los que creyeran en Él (Cf Jn 7,39). Atiende a lo que dice: ‘El que cree en mí, no simplemente, sino como dice la Escritura (te remitió al Antiguo Testamento), ríos de agua viva manarán de sus entrañas’ (Jn 7,38). No ríos visibles, que sólo riegan una tierra que produce espinas y árboles, sino que iluminan las almas. Y en otra parte dice: ‘Pero el agua que yo le daré, se hará en él una fuente de agua viva («viva» procede de Jn 7,39) que salta hasta la vida eterna (Jn 4,14)”. 2.¿Por qué ha llamado «agua» a la gracia espiritual? Porque es para cada uno lo que le conviene [12] “Porque al agua se debe la conservación de todas las cosas; porque el agua es la que produce la yerba y los seres vivos; porque el agua de las lluvias vienes de los cielos; porque viene de una sola forma, pero obra de muy diversas maneras. Una sola fuente riega todo un jardín; una misma lluvia cae en todo el mundo, y es blanca en la azucena, roja en la rosa, purpúrea en la violeta y el jacinto, y distinta y variada en las diversas clases de flores. En la palma es una; en la vid, otra; y todo en todo. Es uniforme y no diferente de sí misma. No es que la lluvia se transforme, y ahora caiga una y luego otra, sino que se acomoda a la manera de ser del que la recibe y es para cada una lo que le conviene. Del mismo modo (El tema del agua aplicado al Espíritu le sirve a Cirilo para subrayar la unicidad del Espíritu que se manifiesta en la multiplicidad de sus dones) el Espíritu Santo, siendo uno, simple e indivisible (Cf. Cat IV,16; XVII 2.12), distribuye a cada uno la gracia como quiere (Cf. 1 Co 12,11). Y como el árbol seco, asociándose al agua, echa brotes, así el alma en pecado, hecha digna del Espíritu Santo por la conversión, produce racimos de justicia. b) Siendo uno produce muchas virtudes Siendo simple produce, queriéndolo Dios y en nombre de Jesucristo, muchas virtudes. Usa de la lengua de uno para la sabiduría, ilumina el alma de otro con la profecía, a otro le da el poder de arrojar demonios, a otro el poder de interpretar las Sagradas Escrituras. Robustece la templanza de uno, a otro le enseña lo que se refiere a la limosna, a otro le enseña a ayunar y a practicar las virtudes; a uno le enseña a despreciar las cosas corporales, a otro le prepara para el martirio. En unos una cosa, en otros otra, no siendo distinto de sí mismo, como está escrito: ‘A cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para provecho común: a uno se le concede por el Espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a uno fe en el mismo Espíritu, a otro don de curaciones en el único Espíritu; a uno poder de obrar milagros, a otro profecía, a otro discernimiento de espíritus; a uno diversidad de lenguas, a otro interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las realiza el mismo y único Espíritu, que las distribuye a cada uno según quiere’ (1 Co 12, 7-11)”. 2. Catecismo de la Iglesia Católica 694 Los símbolos del Espíritu Santo 2 El agua. El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que, después de la invocación del Espíritu Santo, ésta se convierte en el signo sacramental eficaz del nuevo nacimiento: del mismo modo que la gestación de nuestro primer nacimiento se hace en el agua, así el agua bautismal significa realmente que nuestro nacimiento a la vida divina se nos da en el Espíritu Santo. Pero "bautizados en un solo Espíritu", también "hemos bebido de un solo Espíritu"(1Co 12, 13): el Espíritu es, pues, también personalmente el Agua viva que brota de Cristo crucificado (cf. Jn 19, 34; 1Jn 5, 8) como de su manantial y que en nosotros brota en vida eterna (cf. Jn 4, 10 - 14; Jn 7, 38; Ex 17, 1 - 6; Is 55, 1; Za 14, 8; 1Co 10, 4; Ap 21, 6; Ap 22, 17). 1137 La celebración de la Liturgia celestial El Apocalipsis de S. Juan, leído en la liturgia de la Iglesia, nos revela primeramente que "un trono estaba erigido en el cielo y Uno sentado en el trono" (Ap 4, 2): "el Señor Dios" (Is 6, 1; cf Ez 1, 26 - 28). Luego revela al Cordero, "inmolado y de pie" (Ap 5, 6; cf Jn 1, 29): Cristo crucificado y resucitado, el único Sumo Sacerdote del santuario verdadero (cf Hb 4, 14 - 15; Hb 10, 19 - 21; etc), el mismo "que ofrece y que es ofrecido, que da y que es dado" (Liturgia de San Juan Crisóstomo, Anáfora). Y por último, revela "el río de Vida que brota del trono de Dios y del Cordero" (Ap 22, 1), uno de los más bellos símbolos del Espíritu Santo (cf Jn 4, 10 - 14; Ap 21, 6). 2652 Artículo 1 LAS FUENTES DE LA ORACION El Espíritu Santo es el "agua viva" que, en el corazón orante, "brota para vida eterna" (Jn 4, 14). El es quien nos enseña a recogerla en la misma Fuente: Cristo. Pues bien, en la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos espera para darnos a beber el Espíritu Santo. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana
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