Ø El Adviento (2017). Palabras de Papa Francisco en el rezo del Angelus (primer domingo, 3 de diciembre). El Adviento es el tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene a nuestro encuentro. En la fiesta de Navidad, Él regresará a nosotros cuando haremos memoria de su venida histórica en la humildad de la condición humana; pero viene dentro de nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al final de los tiempos «para juzgar a vivos y a muertos». Por eso siempre debemos estar siempre vigilantes y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. Por eso siempre debemos estar vigilantes y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo
v
Cfr. ÁNGELUS de Papa Francisco, primer domingo
de Adviento.
3 de
diciembre de 2017
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos
días!
Hoy iniciamos el camino del
Adviento, que culminará en Navidad. El Adviento es el tiempo que se nos da para
acoger al Señor que viene a nuestro encuentro, también para comprobar nuestro
deseo de Dios, para mirar adelante y prepararnos a la vuelta de Cristo. Él
regresará a nosotros en la fiesta de Navidad, cuando haremos memoria de su
venida histórica en la humildad de la condición humana; pero viene dentro de
nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al
final de los tiempos para «juzgar a vivos y a muertos». Por eso siempre debemos
estar vigilantes y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. La
liturgia de hoy nos introduce precisamente en ese sugestivo tema de la
vigilancia y la espera.
En el Evangelio (cfr. Mc
13,33-37) Jesús exhorta a estar atentos y a velar, para estar preparados para
recibirlo en el momento del regreso. Nos dice: «Mirad, vigilad: pues no sabéis
cuándo es el momento […]; no sea que venga inesperadamente y os encuentre
dormidos» (vv. 33-36).
o
Vigilad. La persona que presta atención es la
que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o por la
superficialidad, sino que vive de maniera plena y consciente, con una
preocupación dirigida principalmente a los demás
La persona que presta atención es
la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o por la
superficialidad, sino que vive de maniera plena y consciente, con una
preocupación dirigida principalmente a los demás. Con esa actitud nos damos
cuenta de las lágrimas y de las necesidades del prójimo y podemos captar
también las capacidades y las cualidades humanas y espirituales. La persona
atenta se dirige luego también al mundo, procurando contrarrestar la indiferencia
y la crueldad presentes en él, y alegrándose de los tesoros de belleza que
también existen y deben protegerse. Se trata de tener una mirada de comprensión
para reconocer tanto las miserias y las pobrezas de los individuos y de la
sociedad, como para reconocer la riqueza escondida en las cosas pequeñas de
cada día, precisamente allí donde el Señor nos ha puesto.
o
Quién es la persona vigilante
La persona vigilante es la que
acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse dominar por el sueño del desánimo,
de la falta de esperanza, de la desilusión; y al mismo tiempo rechazar la
solicitación de tantas vanidades que desbordan el mundo y tras las cuales, a
veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar. Es la experiencia
dolorosa del pueblo de Israel, contada por el profeta Isaías: Dios parecía
haber dejado vagar a su pueblo lejos de sus caminos (cfr. Isaías 63,17), pero
eso era un efecto de la infidelidad del pueblo mismo (cfr. 64,4b).
También nosotros nos encontramos
a menudo en esa situación de infidelidad a la llamada del Señor: Él nos indica
la vía buena, la vía de la fe, la vía del amor, pero nosotros buscamos nuestra
felicidad por otra parte.
o
Presupuestos para no continuar “vagando lejos de
las vías del Señor”
§ Condiciones
para permitir a Dios que irrumpa en nuestra existencia, para devolverle
significado y valor con su presencia llena de bondad y de ternura.
Estar atentos y vigilantes son
los presupuestos para no continuar “vagando lejos de las vías del Señor”,
perdidos en nuestros pecados y en nuestras infidelidades; estar atentos y estar
vigilantes son las condiciones para permitir a Dios que irrumpa en nuestra
existencia, para devolverle significado y valor con su presencia llena de
bondad y de ternura. Que María Santísima, modelo de la espera de Dios e imagen
de la vigilancia, nos guíe al encuentro de su hijo Jesús, reavivando nuestro
amor por Él.
Vida Cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.