Ø Solemnidad de la Inmaculada (2017). Palabras de Papa Francisco en el rezo del Angelus. Llena de gracia: un nuevo nombre que da Dios a la Virgen. Quiere decir que María está llena de la presencia de Dios, y que no hay presencia para el pecado. Cada uno de nosotros, mirándose por dentro, ve lados oscuros. Un bonito piropo a una señora es decirle, con gracia, que se ve más joven. En cierto sentido le decimos eso, al nivel más alto. Solo hay una cosa que hace envejecer de verdad y es el pecado: endurece el corazón, lo cierra y lo hace marchitar. En muchos cuadros María está representada sentada ante el ángel con un pequeño libro en la mano. Ese libro es la Escritura. María acostumbraba a escuchar a Dios y entretenerse con Él. La Palabra de Dios era su secreto: cercana a su corazón, tomó luego carne en su seno. María hizo hermosa su vida dialogando con Dios. Hace hermosa la vida no la apariencia, no lo que pasa, sino el corazón dirigido a Dios. .
v
Cfr. Palabas de Papa Francisco en el rezo del Ángelus
en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Viernes,
8 de diciembre de 2017
Lucas
1, 26-36
¡Queridos
hermanos y hermanas, buenos días y feliz fiesta!
v
Llena de gracia
Hoy contemplamos la belleza de
María Inmaculada. El Evangelio, que narra el episodio de la Anunciación, nos
ayuda a comprender lo que celebramos, sobre todo a través del saludo del ángel.
Se dirige a María con una palabra no fácil de traducir, que significa colmada
de gracia, creada de la gracia, «llena de gracia» (Lc 1,28).
o
Un nuevo nombre que le da Dios: quiere decir que
María está llena de la presencia de Dios.
§ No
hay presencia para el pecado
Cada uno de nosotros, mirándose por dentro, ve lados oscuros.
Antes de llamarla María, la llama
llena de gracia, y así revela el nuevo nombre que Dios le
da y que le encaja más que el nombre que le dieron sus
padres. También nosotros la llamamos así, en cada Avemaría.
¿Qué quiere decir llena de
gracia? Que María está llena de la presencia de Dios. Y si está enteramente habitada
por Dios, no hay sitio en Ella para el pecado. Es algo extraordinario, porque
todo en el mundo, desgraciadamente, está contaminado por el mal. Cada uno de
nosotros, mirándose por dentro, ve lados oscuros. Hasta los más grandes santos
eran pecadores y todas las
realidades, incluso las más hermosas, están afectadas por el
mal: todas, salvo María. Ella es el único “oasis siempre verde” de la
humanidad, la única incontaminada, creada inmaculada para acoger plenamente,
con su “sí”, a Dios que venía al mundo e iniciar así una historia nueva.
o
Un bonito piropo a una señora es decirle, con
gracia, que se ve más joven.
§ En
cierto sentido le decimos eso, al nivel más alto.
Solo hay una cosa que hace envejecer de verdad y es el pecado: endurece el
corazón, lo cierra y lo hace marchitar.
Cada vez que la reconocemos llena
de gracia, le hacemos el mayor de los cumplidos, el mismo que le hizo Dios. Un
bonito piropo a una señora es decirle, con gracia, que se ve más joven. Cuando
decimos a María llena de gracia, en cierto sentido le decimos también eso, al
nivel más alto. Pues la reconocemos siempre joven, pues nunca envejece por el
pecado. Sólo hay una cosa que
hace envejecer de verdad, envejecer interiormente: no la
edad, sino el pecado. El pecado hace viejos, porque endurece el corazón: lo
cierra, lo vuelve inerte, lo hace marchitar. Pero la llena de gracia está vacía
de pecado. Por eso es siempre joven, es «más joven que el pecado», es «la más
joven del género humano» (G. Bernanos, Diario de un cura rural, II, Ed. Encuentro,
Madrid 1998,
p. 206).
v
La Iglesia felicita hoy a María llamándola toda
hermosa.
o
Su belleza no consiste en lo exterior, no
sobresale por su apariencia, no era famosa, no tuvo vida cómoda sino
preocupaciones y temores. ¿Cuál fue su secreto?
§ Podemos
intuirlo mirando de nuevo la escena de la Anunciación. En muchos cuadros María
está representada sentada ante el ángel con un pequeño libro en la mano. Ese
libro es la Escritura. María
acostumbraba a escuchar a Dios y entretenerse con Él. La Palabra de Dios era su
secreto: cercana a su corazón, tomó luego carne en su seno.
María hizo hermosa su vida dialogando con Dios. Hace hermosa la vida no la
apariencia, no lo que pasa, sino el corazón dirigido a Dios. .
La Iglesia felicita hoy a María
llamándola toda hermosa, tota pulchra.
Y así como su juventud no está en la edad, tampoco su belleza consiste en lo exterior.
María, como muestra el Evangelio de hoy, no sobresale por su apariencia: de
familia sencilla, vivía humildemente en Nazaret, una aldea casi desconocida. Y
no era famosa: incluso cuando el ángel la visitó nadie lo supo, aquel día no
había allí ningún reportero. La Virgen tampoco tuvo una vida cómoda, sino
preocupaciones y temores: se «turbó» (v. 29), dice el Evangelio, y cuando el
ángel «la dejó» (v. 38), los problemas aumentaron.
Sin embargo, la llena de gracia
vivió una vida hermosa. ¿Cuál era su secreto? Podemos intuirlo mirando de nuevo
la escena de la Anunciación. En muchos cuadros María está representada sentada
ante el ángel con un pequeño libro en la mano. Ese libro es la Escritura María
acostumbraba a escuchar a Dios y entretenerse con Él. La Palabra de Dios era su
secreto: cercana a su corazón, tomó luego carne en su seno. Permaneciendo con
Dios, dialogando con Él en toda circunstancia, María hizo hermosa su vida. No
la apariencia, no lo que pasa, sino el corazón dirigido a Dios hace hermosa la
vida. Miremos hoy con alegría a la llena de gracia. Pidámosle que nos ayude a
permanecer jóvenes, diciendo “no” al pecado, y a vivir una vida hermosa,
diciendo “sí” a
Dios.
Vida Cristiana
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