v El «derecho a la eutanasia» entra de nuevo en campaña electoral
o Pedro pensó en la eutanasia para su mujer, pero conoció los paliativos: «Empezamos a vivir otra vez»
Cfr. Religión en
Libertad
Pedro cuenta la
experiencia, que no cambiaría, que vivió con su mujer enferma terminal en un
centro de cuidados paliativos
J.L. / ReL - 09
octubre 2019
Queda apenas un mes para
unas nuevas elecciones generales en España y los partidos políticos ya
van dando a conocer las propuestas que llevarán en sus programas o que
promocionarán especialmente con el objetivo de ganar votos de cara al 10-N.
Al igual que en abril la
eutanasia volverá a entrar en campaña. Ya se ha encargado el propio
PSOE de que así sea al presentar sus “35 compromisos sociales”. En el número 13
aparece la “regulación de la eutanasia” donde aparece que “es necesario avanzar
en materia de derechos civiles. Nos comprometemos a aprobar la ley de derechos
y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de su vida que
entre otros aspectos regulará el derecho a la eutanasia”.
Ni una sola mención hace de
los cuidados paliativos, principal petición de los médicos y de
numerosas familias.
Más
paliativos y menos eutanasia
Sin embargo, mientras se intenta
imponer el “derecho a la eutanasia” siguen sin implantarse como
debieran los cuidados paliativos, que donde se llevan a cabo hacen un
bien inmenso. Así lo atestiguan los pacientes y sus familias.
Un ejemplo es el de Pilar y su
familia. Esta mujer, esposa y madre de familia, fue diagnosticada de
un tumor cerebral muy agresivo e inoperable. Finalmente, acabó en el centro de
cuidados paliativos de la Fundación
Vianorte-Laguna, donde falleció, y este final de la vida fue
completamente diferente a lo que esperaban. Pero para mejor, mucho mejor.
Su marido, Pedro, recuerda
exploraron todas las opciones, llegando incluso a plantearse la eutanasia como
una opción. Finalmente, en los cuidados paliativos encontraron todo lo que
necesitaban. “Empezamos a vivir otra vez”, explica.
En una entrevista publicada
en Alfa
y Omega, Pedro recuerda que su esposa acudió al médico a
realizarse una revisión rutinaria porque cada vez tenía más dolores de cabeza y
más fuertes. Era joven, tenía 44 años, y fue entonces
cuando le diagnosticaron un tumor cerebral en un TAC. Ese día, él no había
acompañado a su mujer a la consulta, pero al quedar ingresada acudió
rápidamente.
"Eutanasia
y que deje de sufrir"
Entonces recibió el mazazo. “Me
dieron la noticia –señala- de que era un tumor inoperable y de los peores que
hay, con una esperanza de seis meses. La calidad de vida iba a ser muy mala,
con todas las consecuencias: fallo respiratorio, fallo multiorgánico, silla de
ruedas, sin oír ni hablar… Cuando te dicen eso se te cae el mundo encima.
Primero piensas en buscar otro diagnóstico. Y luego cuando se confirma,
te planteas: para que esté sufriendo, lo mejor es que muera. Eutanasia y que
deje de sufrir”.
Sin embargo, echando la vista
atrás su pensamiento es completamente diferente. Afirma que aquella primera
opción que se planteó con la eutanasia era la vía “fácil”. De hecho, Pedro
reconoce que “debido al sistema de vida y a la velocidad que llevamos, no nos
paramos a pensar. Pero ahora sé que hay 200.000 cosas que no son la
eutanasia y que son infinitamente mejores. El enfermo va a estar
atendido y no va a sufrir, esa es mi experiencia”.
"En
paliativos empezamos a vivir otra vez"
“Lo más digno –agrega el marido
de Pilar- es cuidarle y luchar, hasta los últimos momentos. Tuvimos la suerte
de caer en paliativos de Laguna después de un año de desatenciones por parte de
médicos que decían que, como ya no se podía curar, no podían hacer nada. Cuando
entramos en paliativos empezamos a vivir otra vez".
Paradójicamente esta familia asocia
ahora paliativos a vida. “Puede parecerlo, pero quien lo haya vivido me
entenderá. Recuerdo cuando llegamos con la ambulancia que la imagen que
teníamos era que esto es el final. Y fue todo lo contrario: mi mujer se
encontró atendida, querida y cuidada. Y nosotros también. Ella vivía. La
gente que hay en el hospital se deja la vida entera”.
Unos
momentos inolvidables y para toda la vida
Sus hijos tienen también una
tremenda experiencia de lo vivido con su madre en aquel tiempo en cuidados
paliativos. Pedro reconoce que “mis hijos son una generación de su tiempo, y
tienen opiniones muy modernas sobre muchas cosas. Pero respecto a la eutanasia
están en contra por lo que han vivido. Mi hija Lorena, por ejemplo,
venía y tocaba la guitarra y el piano para su madre, porque en este hospital
hay piano. Y su madre la escuchaba. Eso le quedará a ella para siempre. Son
minutos llenos de intensidad”.
Al mismo Pedro la enfermedad y
muerte de su mujer le ha cambiado la forma de ver la vida. “Me ha reforzado más
en mis creencias. Yo he vivido otras situaciones en las que la gente se ha
enfadado pero a mí me pasó lo contrario, ahora necesito rezar a la Virgen. Tengo
la costumbre de entrar a verla cuando paso cerca de una iglesia y, cuando la
veo, lloro”.
También tiene palabras para los
políticos que tienen la capacidad de legislar sobre el final de la vida, a los
que les pide que se “informen”. Les recuerda que “los paliativos existen en
nuestro país porque hay médicos y profesionales excepcionales que se preocupan,
trabajan con personas que están en una situación difícil y dolorosa. Muchas
veces trabajan sin médicos suficientes, sin ser valorados socialmente ni
tomados en cuenta… Necesitan más ayudas para poder atender tanto a los
enfermos, como a quienes los rodeamos. Si hacen una ley, necesitamos
una ley para la vida. Para las familias necesitamos bajas laborales que se
puedan tramitar rápidamente. Por ejemplo, en mi caso, estuve cinco años sin
faltar al trabajo, y en los últimos meses de enfermedad de mi mujer, la empresa
te echa. Y la ley de dependencia debería contemplar los paliativos”.
Miles
de muerte sin acceso a los paliativos
Según la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal),
80.000 personas fallecen cada año en España sin acceso a servicios de cuidados
paliativos, lo que les genera un sufrimiento innecesario, con síntomas
descontrolados. En definitiva, se ven privados del derecho fundamental a la
salud.
Sin embargo, no todo son sombras.
Se ha detectado una creciente implantación de servicios paliativos para niños
en Europa (de 29 países en 2013 a 38 en 2019) y en España (de 5 a 10 servicios
en 6 años); además, se están generalizando marcos legales que regulan la
provisión de paliativos (leyes específicas, decretos-leyes, o planes y
estrategias nacionales).
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