25 de Enero del 2015
Emplazados:
Más
tarde o más temprano, todos acabamos emplazados.
Las
gentes de Nínive lo fueron por la muerte: “Dentro de cuarenta días
Nínive será arrasada”.
Las
gentes de Galilea lo fueron por el evangelio: “Se ha cumplido el
plazo, está cerca el Reino de Dios”.
Las
palabras de la revelación, ya fijen plazo a la destrucción, ya nos
convoquen a entrar en el Reino de Dios, son sacramentos de la gracia
con que Dios visita a los pecadores, son siempre sacramentos de
salvación.
La
predicación, la del profeta y la de Jesús, es evidencia de la
ternura de Dios con sus hijos, es memoria de su misericordia, de su
fidelidad, de su bondad y rectitud.
Hoy
resuena en nuestra asamblea la palabra que a todos nos emplaza: “Está
cerca el Reino de Dios; creed la Buena Noticia”. ¡”Está
cerca”!: creed; ¡”está cerca”!: entrad; ¡”está cerca”!:
comulgad.
El
Señor está cerca, tan cerca como su palabra, tan cerca como su
cuerpo eucarístico, tan cerca como su cuerpo eclesial, tan cerca
como su cuerpo necesitado, tan cerca como los hermanos, tan cerca
como los pobres, tan cerca que puedes oírlo, puedes cuidar de él,
puedes abrazarlo, puedes comulgarlo.
Si
dejas que la palabra entre en tu corazón, estarás entrando tú en
el Reino de Dios.
Si
dejas que Cristo viva en ti, estarás haciendo tuya la Buena Noticia
que viene con él, la Buena Noticia que es él.
Si
un pobre se acerca a tu vida, recuerda siempre que, en el pobre, se
estará acercando a ti el Señor a quien escuchas en la palabra y a
quien recibes en la Eucaristía.
El
plazo está fijado y es ahora: “Está cerca el Reino de Dios:
Convertíos”.
Feliz
domingo.
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