Aquel otro día,
“al pasar, Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento”.
Todavía resuenan en nuestro corazón las palabras que le dijo: “Ve
a lavarte a la piscina de Siloé”.whatsapp://send?text=Hello World!&phone=+9198********1
Esas palabras
evocan el misterio de nuestro encuentro con Jesús, cuando la Luz nos
dijo: “Ve a lavarte a la fuente bautismal”, “ve a
Siloé”, “al Enviado”, “a Cristo Jesús”...
Fuimos, nos
lavamos, y volvimos con ojos de ver, unos ojos que sólo Dios puede
dar.
Hoy, el que es
nuestra luz, dice de sí mismo: “Yo soy la resurrección y la
vida; el que cree en mí, no morirá para siempre”.
Y esas palabras,
que nos revelan el misterio de Jesús, revelan al mismo tiempo el
misterio del bautismo que los catecúmenos se disponen a recibir y
que el pueblo de Dios ya ha recibido, y revelan también el misterio
de la eucaristía que hoy celebramos: Hoy, a ti que has creído en
él, viene “el que es la resurrección y la vida”.
Tu fe lo recuerda
con asombro y agradecimiento: “En la Palabra estaba la vida, y
la vida era la luz de los hombres… Y la Palabra se hizo carne y
habitó entre nosotros”.
Tu fe dice: “La
Palabra habitó entre nosotros”; y el evangelio que se proclama
en tu celebración, te ayuda a comprender el significado de lo que
dices: La Palabra que es la vida ha venido a ti, ha abrazado tu
debilidad, se ha llegado a tu sepulcro, ha descendido a lo hondo de
tu mortalidad. La Palabra que es la vida, por amor a ti, habitó
contigo en el lugar de los muertos.
Y tú, por la fe y
los sacramentos de la fe, has acogido a la Palabra y te has abrazado
a la vida: creyendo, vives; comulgando, resucitas.
“La Palabra
se hizo carne y habitó entre nosotros”: Viniendo a ti, la Vida
ha apartado la losa de tu sepulcro; viniendo a ti, la Resurrección
te liberó de tus ataduras y te dejó andar.
A ti, que gritabas
desde lo hondo, te ha visitado la misericordia de Dios, a ti ha
venido la redención copiosa. El Señor ha abierto nuestros sepulcros
y nos ha hecho salir de nuestros sepulcros, y nos ha infundido el
Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos.
Creyendo, Iglesia
cuerpo de Cristo, un día fuiste bautizada en el que es la
resurrección y la vida. Creyendo y comulgando, hoy, en la
Eucaristía, te haces una con el que es la resurrección y la vida.
Feliz domingo.
I
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