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Ø
Sobre la maternidad subrogada. Montecitorio, la sede de la
Cámara de los Diputados italiana–
como hace un año la Asamblea Nacional francesa–, se unió el 23 de marzo a un creciente clamor femenino mundial contra la utilización mercantil de la capacidad procreadora de la mujer. Se opone a transformar en derecho el deseo de quienes están dispuestos a tener hijos que no pueden traer al mundo de modo natural: desde la clásica esterilidad a las parejas homosexuales masculinas.
Cfr. A favor de una convención internacional contra los
vientres de alquiler
Cfr. SALVADOR BERNAL - 29.MAR.2017
Montecitorio, la sede de la Cámara de los Diputados
italiana–como hace un año la Asamblea Nacional francesa–, se unió el 23 de
marzo a un creciente clamor femenino mundial contra la utilización mercantil de
la capacidad procreadora de la mujer. Se opone a transformar en derecho el
deseo de quienes están dispuestos a tener hijos que no pueden traer al mundo de
modo natural: desde la clásica esterilidad a las parejas homosexuales
masculinas.
El simposio fue
promovido por un movimiento interpartidista con el nombre de Se
non ora quando-Libere. Y el título de la reunión no fue menos
expresivo: “Maternidad en la encrucijada: de la libre decisión a la
subrogación, un desafío mundial”.
Organizar la
producción y comercialización de un recién nacido es contrario a la dignidad
humana, dijo una ministra de Italia
Estuvo presente la vicepresidente del parlamento francés, la
socialista Laurence Dumont, aunque no hubo un patrocinio explícito de la
presidente de la Cámara italiana, Laura Boldrini, “porque en temas sensibles no
se pueden apoyar iniciativas en las que existe una clara elección de una
parte”.
o
Razones sociales, políticas,
médicas, históricas
La ministra de Sanidad francesa, Beatrice Lorenzin, criticada en
otros puntos, se ganó un buen aplauso en la reunión cuando afirmó que se trata
de un comercio, de una práctica antigua con medios nuevos: “Cuando vea a una
mujer rica, blanca, occidental, llevar durante meses en su útero a un hijo que
lo será de una india pobre y estéril, entonces quizá admitiré la posibilidad de
que la maternidad subrogada sea solidaria”.
Hoy por hoy, Beatrice Lorenzin, como los promotores del evento,
no encuentra nada más cruel que privar a una madre de su hijo y convencer a
jóvenes occidentales que puede ser un “don”. Más bien lo considera un robo
organizado a sabiendas, a partir de opciones racistas que permiten elegir el
mejor producto. Con una profunda humillación para la madre biológica:
desaparecerá, después de haber servido como una incubadora. Salvo que los
mandantes decidan no hacerse cargo del nacido, como ha sucedido en casos que alcanzaron notoriedad informativa.
También debe ser prohibida la gestación para un tercero a juicio
de la ministra de Relaciones con el Parlamento, Anna Finocchiaro: organizar la
producción y comercialización de un recién nacido es contrario al valor
universal de la dignidad humana.
o
Voces diversas
En las sesiones se pudieron oír voces de lugares diversos del
mundo: Stephanie Thogersen, de Suecia, un país sin regulación jurídica de la
maternidad subrogada; Sheela Saravanan, de la India, donde se abusa de la
pobreza, el analfabetismo, la sumisión, también por personas de países
occidentales –como Alemania– que no admiten la subrogación en su territorio,
pero aceptan las del extranjero.
El simposio ha
pedido a la ONU que abra de un proceso para recomendar la prohibición de la
maternidad subrogada
No faltaron informes de fondo, como el del psicoanalista Fabio
Castriota, que analiza los traumas que este procedimiento provoca en los
nacidos, a raíz de la ruptura entre madre e hijo naturales, que deja en ambos
una huella indeleble.
La escritora Susanna
Tamaro tuvo una intervención brillante, dentro del estilo de los ensayos breves
que publica en la prensa italiana bajo la rúbrica “cuore pensante”. Se titulaba “Útero en alquiler, no en mi
nombre”. Recuerda las investigaciones de Iliá Ivánovich Ivanov,
discípulo de Iván Pávlov, sobre inseminación artificial de caballos, pocos años
antes de la revolución soviética. A partir de 1925, la Academia de Ciencias de
la URSS le concedió una financiación sustancial para llevar a cabo ambiciosos
proyectos. Aunque murió fracasado, fue el primer científico en tratar a la
mujer como mera máquina reproductora, en el intento de dar a luz un híbrido de
chimpancé y ser humano. Hasta que en 1997, un biólogo estadounidense planteó la
posibilidad de implantar en el útero de una mujer un embrión híbrido producido in
vitro. La ideología marxista leninista daría paso a un capitalismo
sin alma, un nuevo tótem idolátrico con una sola ley: la del deseo individual y
el beneficio que se puede obtener para satisfacerla. Pero se justifica con la
apelación al amor, caballo de Troya a través del cual se condicionan las
conciencias.
o
Recomendaciones para a la ONU
Las sesiones no fueron sólo teóricas. El simposio se clausuró
con la firma de un aquilatado texto, discutido durante
tres horas, y dirigido a la sede la ONU en Ginebra, con destino a los
organismos responsables del respeto a la Convención sobre la Eliminación de
toda forma de Discriminación de la Mujer (CEDAW), así como de las relativas a
los derechos humanos y a los derechos de la infancia. Pide la apertura de un
proceso para recomendar la prohibición de la maternidad subrogada, en cuanto
incompatible con los derechos humanos y la dignidad de las mujeres.
El movimiento
internacional contra la maternidad subrogada está creciendo, y une a personas
de diferentes culturas
El deseo de ser padre o madre no puede elevarse a derecho
individual, en favor de quien contrata –como si fuera una cosa– el cuerpo de
una mujer y se apropia de la vida de un niño. La maternidad, realidad
eminentemente humana, expresión notable de la dignidad femenina, se rebaja a
algo mecánico, y los elementos del proceso se dividen en parcelas que se
convierten en mercancías. Se limita de hecho la libertad de la mujer, en
términos comparables a la abolida esclavitud. El actual mercado en este campo
es una auténtica derrota para la mujer y las convenciones internacionales
vigentes.
Justamente porque el fenómeno es internacional, su abolición
debe serlo también, como señaló hace un año en París la parlamentaria
socialista Laurence Dumont. Promovió entonces, junto con la filósofa Sylviane
Agacinski, la primera gran movilización para proteger a los seres humanos de
la mercantilización de la vida. Ahora, desde Roma, se envía una nueva petición
a la ONU: prohibir la maternidad subrogada como práctica lesiva de los derechos
humanos, como “cuestión de civilización” a juicio de la pensadora francesa.
Dumont recordó en Roma que la propuesta cuenta con el apoyo de candidatos de
izquierda a la presidencia gala, Benoît Hamon y Jean-Luc Mélenchon.
Como describió en Avvenire Marco Tarquinio, se trata
de una movilización en evidente crecimiento, que une a hombres y mujeres de
diferentes culturas, personas creyentes y no creyentes, ciudadanos del norte y
del sur.
Vida Cristiana
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