Sábado, 21 de marzo de 2020
Irene
Kyamummi, doctora con los niños pobres,
Premio
Harambee: «Educar a una niña es educar un país»
Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
![La doctora Irene Kyamummi, Premio Harambee, cambia el mundo educando a las madres en salud familiar e infantil](file:///C:/Users/freep/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image010.jpg)
La
doctora Irene Kyamummi, Premio Harambee,
cambia el
mundo educando a las madres en salud familiar e infantil
Marta Sánchez Esparza - 11 marzo 2020
La doctora en
medicina Irene Kyamummi tiene 36 años y lleva ya una década
liderando la lucha por reducir la mortalidad infantil en África, primero en
el Kimlea Medical Center de Limuru,
en Kenia, y más tarde en su país, Uganda. Su trabajo en Child Health Project
(CHEP) ha beneficiado a más de 5.000 niños, en una zona donde mueren
150 de cada mil bebés menores de un año debido a las pésimas condiciones de
higiene y nutrición. Su labor ha sido reconocida ahora con el XI Premio Harambee 2020
a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
- ¿Cómo
empezó todo?
- Siempre quise ser
médico, desde niña. Quería ayudar a los enfermos, y me atraía la bata
blanca de los médicos. Al terminar la carrera colaboré en la puesta en
marcha de varios dispensarios móviles en las zonas más desfavorecidas de
Kampala, en Uganda, mi país. En 2008 comencé a trabajar en el Mulago Hospital, el hospital público más
grande del país, con 1.500 camas y entre 80 y 100 nacimientos al día. La Fundación KIANDA me
propuso entonces ir a Kenia para dirigir el proyecto Child Health Project
(CHEP).
- Marchar
a Kenia le obligó a dejar un trabajo ya consolidado en un hospital de
referencia y con bastante prestigio. ¿Por qué lo hizo?
- Me atraía mucho la
posibilidad de poner al servicio de niñas y niños de zonas rurales lo que yo
sabía. Kenia no me acercaba al premio Nobel, pero me acercaba a niños que
necesitaban un médico.
- ¿Qué
fue lo que encontró allí?
- Traté a niños
que enferman y no saben que enferman, familias que no saben cuándo hay
que acudir al médico. Algunos padecían malnutrición, o enfermedades que se
pueden curar fácilmente en una clínica. El proyecto CHEP nació en los
asentamientos de Nairobi, donde la mortalidad infantil alcanza a 150 de cada
mil niños nacidos menores de un año. Mucha gente desconoce las
precauciones higiénicas básicas y carece de asistencia sanitaria. La falta de
agua dificulta la salubridad de los hogares. La supervivencia se mide
en litros de agua. En muy poco tiempo, me metí en el proyecto y quería llegar a
más y más niños.
- Y tras
varios años trabajando en Kenia decidió llevar el mismo proyecto a su país…
¿Qué motivos le impulsaron a ello?
- El motivo principal
es que siento la necesidad urgente de acercar la sanidad a la
población, para dar a las familias una cultura de la
sanidad. Falta mucha formación, y las familias apenas prestan atención a
la asistencia médica. El coste de los servicios sanitarios está fuera
del alcance de la mayoría. A muchos niños los llevan al médico cuando ya es
demasiado tarde. No podemos cruzarnos de brazos ni confiar solo en la ayuda
exterior. Nosotros somos los primeros responsables de nuestro país.
- Sin
embargo, muchos profesionales de la Medicina se marchan fuera para desarrollar
su carrera…
- Sí, sin duda tenemos
un problema con la fuga de talentos. Un tercio de mis colegas ya no
está en mi país, y entre los que nos quedamos nos falta articular ideas muchas
veces por falta de medios. Por eso yo estoy agradecida al
donativo de Harambee, que nos
permitirá tratar a muchas familias y a miles de niños.
- ¿Qué
supone poner en marcha el proyecto CHEP en Uganda?
- En mi país el
reto es enorme: más de la mitad de la población de Uganda son niños, un
total de 23 millones. A la vez, 3 de cada 10 niños menores de 5 años
sufren desnutrición. Y dos millones de niños tienen retrasos en el
crecimiento. Mi deseo es que puedan vivir sanos y tengan la oportunidad de
continuar una cadena de servicio ciudadano. CHEP facilita dos o
tres chequeos anuales para desparasitar a los niños y combatir la malnutrición. Además
se proporcionan conocimientos a los niños en las escuelas, y a través de ellos
a las familias.
- ¿Cuáles
son las necesidades inmediatas para que arranque el proyecto?
- En Kampala no tenemos
aún dispensario, así que comenzaremos en los espacios que nos faciliten las
escuelas. Pero con la ayuda de Harambee esperamos tener pronto un
dispensario que nos permita centralizar el trabajo y facilitar la
atención. Necesitamos 25.000 euros para que ese dispensario, ese sueño, esa
primera piedra que caerá en el lago, vea la luz y ayude a la salud de tantos
niños.
![irene_kyamummi_premio_harambee](file:///C:/Users/freep/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image012.jpg)
La doctora Kyamummi al recibir el Premio
Harambee por su tarea de promoción de la mujer africana a través de la
educación para la salud familiar e infantil
- Usted
está viajando para sensibilizar sobre la realidad del continente africano.
¿Cómo puede colaborar cualquiera de las personas que le escuchen o que lean
esta entrevista?
- Una manera de
colaborar son las becas que promueve Harambee [desde
España]. Con solo 50 euros un niño es atendido médicamente durante 10
años, y con ello se le facilita que pueda completar la educación
primaria. El resultado en Kenia es que 5.000 niños se han beneficiado del
proyecto durante once años. Eso es lo que queremos hacer en Uganda. Además
de los donativos, se puede colaborar con medicinas y aparatos, participando
mediante actividades de voluntariado, etcétera.
-
Hablamos de un proyecto sanitario, pero por lo que dice es también un proyecto
educativo…
- Muchos profesores nos
han dicho que desde que empezó el proyecto CHEP el absentismo ha
disminuido y ha mejorado el rendimiento en clase. Tengamos en cuenta que en
Uganda el 67 por ciento termina la Enseñanza Primaria y sólo un 2 por ciento
completa la Secundaria. Y aunque la escolarización mejora, muchos niños no van
a la escuela porque deben trabajar o ayudar en casa. En el mundo hay 61
millones de niños de 6 a 11 años que no van a la escuela: la mitad
está en África subsahariana. En CHEP también se atiende a los padres de
los niños cuando lo necesitan, y de este modo pueden cuidar mejor de sus
hijos. Este es otro efecto multiplicador. Y para los maestros hemos tenido
clases sobre primeros auxilios para que puedan atender a los niños en momentos
de emergencia.
- Por
tanto trabajan con las familias a todos los niveles…
- Child Health Project no llega directamente a la atención de los
recién nacidos, pero a través de la atención a escolares se proporciona a las
familias una cultura de la sanidad que es muy importante para esas madres. Por
eso me gusta repetir que educar a una niña es educar a un país. África
será todo lo que las mujeres africanas queramos y consigamos con
nuestro esfuerzo.
Vida Cristiana
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