lunes, 26 de junio de 2017

Fiesta del Bautismo del Señor (11 de enero de 2015) Ciclo B. Primer domingo del tiempo ordinario. La vida nueva en Cristo Jesús. El bautismo de Jesús tiene un significado para nosotros. Los creyentes por el bautismo somos inmersos con Cristo en la muerte al pecado, al mal y a todo lo que es contrario al Evangelio, para resucitar con Él a una vida nueva: se trata del paso de la vida «vieja» a la vida «nueva» en Cristo Jesús. Nacemos a una vida nueva renunciando al pecado, y estamos llamados a caminar en la vida en plena y filial obediencia a la misión y a la vocación a la que hemos sido llamados. La imagen de la esclavitud y de la libertad, para explicar el contenido de la vida “nueva”. Para vivir la vida “nueva”, es decir, según el Espíritu, hay que mortificar (lo cual que significa «morir a …») las obras de la carne. «Se dice que alguien vive según la carne cuando vive para sí mismo» (San Agustín). El carácter dramático de la existencia del hombre en esta vida.





1 Fiesta del Bautismo del Señor (11 de enero de 2015) Ciclo B. Primer domingo del tiempo ordinario. La vida nueva en Cristo Jesús. El bautismo de Jesús tiene un significado para nosotros. Los creyentes por el bautismo somos inmersos con Cristo en la muerte al pecado, al mal y a todo lo que es contrario al Evangelio, para resucitar con Él a una vida nueva: se trata del paso de la vida «vieja» a la vida «nueva» en Cristo Jesús. Nacemos a una vida nueva renunciando al pecado, y estamos llamados a caminar en la vida en plena y filial obediencia a la misión y a la vocación a la que hemos sido llamados. La imagen de la esclavitud y de la libertad, para explicar el contenido de la vida “nueva”. Para vivir la vida “nueva”, es decir, según el Espíritu, hay que mortificar (lo cual que significa «morir a …») las obras de la carne. «Se dice que alguien vive según la carne cuando vive para sí mismo» (San Agustín). El carácter dramático de la existencia del hombre en esta vida. Cfr. Fiesta del Bautismo del Señor 11/01/15 Ciclo B - Primer domingo del tiempo ordinario. Isaías 42, 1-4.6-7; Salmo 28; Hechos 10, 34-38; Marcos 1, 6b-11 Isaías 42, 1-4. 6-7: 1 Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien se complace mi alma. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. 2 No gritará, ni chillará, no hará oír su voz en la calle. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo vacilante. Dictará sentencia según la verdad. 4 No desfallecerá ni se doblará hasta que establezca el derecho en la tierra. Las islas esperarán su ley. 6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia, te he tomado de la mano, te he guardado y te he destinado para alianza del pueblo, para luz de las naciones, 7 para abrir los ojos de los ciegos, para sacar a los cautivos de la prisión, y del calabozo a los que yacen en tinieblas.» Hechos de los Apóstoles 10, 34-38: En aquellos días, Pedro se dirigió a Cornelio y a los que estaban en su casa, y dijo: 34 «En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. Está claro que Dios no hace distinciones; 35 sino que en cualquier pueblo le es agradable el que le teme y obra la justicia. 36 Ha enviado su palabra a los hijos de Israel, anunciando el Evangelio de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo ocurrido por toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo a Jesús de Nazaret le ungió Dios con el Espíritu Santo y poder, y cómo pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.» Marcos 1, 6b-11: “En aquel tiempo 7 Juan predicaba diciendo: «Después de mí viene el que es más poderoso que yo, ante quien no soy digno de inclinarme para desatarle la correa de la sandalias. 8 Yo os he bautizado en agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo». 9 Y sucedió que en aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y nada más salir del agua vio los cielos abiertos y al Espíritu que, en forma de paloma, descendía sobre él; 11 y se oyó una voz desde los cielos: «Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me he complacido” El Bautismo (palabra que deriva del griego bapto/baptizo, “sumergirse”) de Jesús tiene un significado para nosotros: «inmersión» en la muerte al pecado, al mal y a todo lo que es contrario al Evangelio, para «emerger» a la vida nueva de los Hijos de Dios, con una vida que sea una continua adhesión a la voluntad de Dios. 1. El significado para nosotros del Bautismo de Jesús. cfr. Primo Gironi, Battesimo di Gesù- Annuncio, Omelie- Temi di Predicazione, n. 108 nuova serie • El bautismo es una palabra que deriva del griego (bapto/baptizo/, «sumergirse»), que para nosotros es «inmersión» en la muerte (al pecado, al mal y a todo lo que es contrario al Evangelio), para «emerger» a la vida nueva de los resucitados, de los Hijos de Dios. Nuestra vida debe ser, siguiendo el ejemplo de Jesús, una continua adhesión a Dios y a su voluntad de Padre. Como Jesús (y como el «Siervo» del que se habla en la primera Lectura), nosotros estamos llamados a caminar en la vida en plena y filial obediencia a la misión y a la vocación a la que hemos sido llamados y consagrados por el Espíritu del Señor, por el Espíritu del Padre. 2 o Los creyentes por el bautismo somos inmersos con Cristo en la muerte para resucitar con él a una vida nueva; se trata del paso de la vida «vieja» a la vida «nueva» en Cristo Jesús. • “Fuimos sepultados juntamente con él mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva” (Romanos 6, 3-4). Por el sacramento del bautismo los cristianos nos unimos a Cristo; cuando se celebra el bautismo por inmersión, aparece con mayor claridad el simbolismo: la inmersión en el agua “sepulta al pecador en la muerte de Cristo” (cfr. Colosenses 2,12) de la que se sale por la resurrección con él (Cfr. Romanos 8,11) como nueva criatura; nacemos a una vida nueva renunciando al pecado. o La imagen de la esclavitud y de la libertad, para explicar el contenido de la vida “nueva”1 . En otros versículos de esta misma carta a los Romanos, san Pablo exhorta a vivir con un estilo de vida típicamente cristiano que corresponde a la condición de bautizados, usando la imagen de la esclavitud y de la libertad. “Que no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus concupiscencias (...) gracias a Dios, vosotros, que fuisteis esclavos del pecado, obedecisteis de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis confiados y, liberados del pecado, os hicisteis siervos de la justicia. (...) Ahora, liberados del pecado y hechos siervos de Dios, dais vuestro fruto para la santidad; y tenéis como fin la vida eterna” (Cfr. vv. 12-23). o La vida nueva es el revestimiento de Cristo. Y a los Gálatas, Pablo les dirá: “Los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo” (3,27). Por el bautismo, el hombre se transforma en hijo de Dios y se reviste de Cristo. Para vivir la vida “nueva”, es decir, según el Espíritu, hay que mortificar (morir a …) las obras de la carne. Las obras según el Espíritu y según la carne en la carta a los Gálatas. Una de las afirmaciones más claras sobre el paso de la vida «vieja» a la vida «nueva», es expresada por Pablo en su conocido texto a los Gálatas sobre las obras de la carne, el hombre viejo, que hay que mortificar, para vivir según el Espíritu, con sus frutos: “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes (...) En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí” (Cfr. 5, 19-23) 2 . 2. ¿Por qué Jesús se mezcla entre la multitud gris de los pecadores que esperan a las orillas del Jordán, para ser bautizado por Juan? Cfr. J. Ratzinger - Benedicto XVI, Jesús de Nazaret a) Jesús inicia su vida pública tomando el puesto de los pecadores. o El significado pleno del bautismo de Jesús, se manifiesta en la cruz: el bautismo es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, y la voz del cielo - «Éste es mi Hijo amado» (Marcos 3, 17) – es una referencia anticipada a la resurrección. • (p. 39). “El bautismo [de Juan] comportaba la confesión de la culpas. Era realmente un reconocimiento de los pecados y el propósito de poner fin a una vida anterior malgastada para recibir una nueva. ¿Podía hacerlo Jesús? ¿Cómo podía reconocer sus pecados? ¿Cómo podía desprenderse de una vida anterior para entrar en una vida nueva? Los cristianos tuvieron que plantearse estas cuestiones”. • (p. 40): “A partir de la cruz y la resurrección se hizo claro para los cristianos lo que había ocurrido: Jesús había cargado con la culpa de toda la humanidad; entró con ella en el Jordán. Inicia su vida pública tomando el puesto de los pecadores. La inicia con una anticipación de la cruz. Es, por así decirlo, el verdadero Jonás que dijo a los marineros: «Tomadme y lanzadme al mar» (cf. Jon 1, 12). El significado pleno del bautismo de Jesús, que comporta cumplir «toda 1 Nota de la redacción de Vida Cristiana: “La libertad quiere decir que el hombre es capaz de caminar hacia Dios, su verdadero y último fin (cfr. Gálatas 5, 16-26). Se es libre cuando se es conducido por el Espíritu de Dios. Éste da fuerza al espíritu humano para superar las inclinaciones de la carne, denunciadas por la Ley (cfr. ibídem vv. 22-23). De ahí que cuando no se vive conforme al Espíritu, la persona se deja llevar por las apetencias de la carne. «Se dice que alguien vive según la carne cuando vive para sí mismo. En este caso, por “carne” se entiende todo el hombre. Ya que todo lo que proviene del desordenado amor a uno mismo se llama obra de la carne». (San Agustín, La ciudad de Dios 14,2). 2 Gálatas 5, 16-17: “Caminad en el Espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne. Porque la carne tiene deseos contrarios al espíritu, y el espíritu tiene deseos contrarios a la carne, porque ambos se oponen entre sí, de modo que no podéis hacer lo que os gustaría”. 3 justicia» se manifiesta sólo en la cruz: el bautismo es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, y la voz del cielo - «Éste es mi Hijo amado» (Mc 3, 17) – es una referencia anticipada a la resurrección”. o Jesús no sólo es un espectador antes los pecados de los hombres, sino que con-padece • (p. 42): “El bautismo de Jesús se entiende así como compendio de toda la historia, en el que se retoma el pasado y se anticipa el futuro: el ingreso en los pecados de los demás es el descenso al «infierno», no sólo como espectador, como ocurre con Dante, sino con-padeciendo y, con un sufrimiento transformador, convirtiendo los infiernos, abriendo y derribando las puertas del abismo. Es el descenso a la casa del mal, la lucha con el poderoso que tiene prisionero al hombre (y ¡cómo es cierto que todos somos prisioneros de los poderes sin nombre que nos manipulan!). Este poderoso, invencible con las meras fuerzas de la historia universal, es vencido y subyugado por el más poderoso que, siendo de la misma naturaleza de Dios, puede asumir toda la culpa del mundo, sufriéndola hasta el fondo, sin dejar nada al descender en la identidad de quienes han caído”. o Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo • (pp. 43-45): “Juan el Bautista, al ver a Jesús, pronunció estas palabras: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (1,29). Mucho se ha hablado sobre estas palabras, que en la liturgia romana se pronuncian antes de comulgar. ¿Qué significa «cordero de Dios»? ¿Cómo es que se denomina a Jesús «cordero» y cómo quita este cordero» los pecados del mundo, los vence hasta dejarlos sin sustancia ni realidad? (...) El canto del siervo de Dios en Isaías 53, 7 compara al siervo que sufre con un cordero al que se lleva al matadero: «Como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca». Más importante aún es que Jesús fue crucificado durante una fiesta de Pascua y debía aparecer por tanto como el verdadero cordero pascual, en el que se cumplía lo que había significado el cordero pascual en la salida de Egipto: liberación de la tiranía mortal de Egipto y vía libre para el éxodo, el camino hacia la libertad de la promesa. A partir de la Pascua, el simbolismo del cordero ha sido fundamental para entender a Cristo. Lo encontramos en Pablo (cf. 1 Co 5, 7), en Juan (cf. 19, 36), en la Primera Carta de Pedro (cf. 1, 19) y en el Apocalipsis (cf. por ejemplo, 5, 6). (...) La palabra hebrea taljã' significa tanto «cordero» como «mozo», «siervo» (ThWNT I 343). Así, las palabras del Bautista pueden haber hecho referencia ante todo al siervo de Dios que, con sus penitencias vicarias, «carga» con los pecados del mundo; pero en ellas también se le podría reconocer como el verdadero cordero pascual, que con su expiación borra los pecados del mundo. «Paciente como un cordero ofrecido en sacrificio, el Salvador se ha encaminado hacia la muerte por nosotros en la cruz; con la fuerza expiatoria de su muerte inocente ha borrado la culpa de toda la humanidad» (ThWNT I 343s). Si en las penurias de la opresión egipcia la sangre del cordero pascual había sido decisiva para la liberación de Israel, El, el Hijo que se ha hecho siervo 3—el pastor que se ha convertido en cordero— se ha hecho garantía ya no sólo para Israel, sino para la liberación del «mundo», para toda la humanidad. (...) 3. Efectos del bautismo: muerte al pecado y nacimiento a una vida nueva en Cristo “Fuimos sepultados juntamente con Cristo Jesús mediante el bautismo para unirnos a su muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva”. a) Qué significa ser sepultados con Cristo para una vida nueva. • Con la inmersión se entienden mejor las palabras de San Pablo a los romanos: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte» (6, 4). El signo de la inmersión o del bautismo «significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo para una nueva vida: «Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Romanos 6, 4) (Cf Colosenses 2, 12; Efesios 5, 26).» (Catecismo de la …, n. 628). Los dos efectos principales del bautismo son la purificación de los pecados (morir al pecado) y el nacimiento a una vida nueva, es decir, un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo; muerte y purificación y regeneración y renovación. (Cf. Catecismo de la …, 1262; Cf Hechos 2, 38; Juan 3, 5). • Dicho con otras palabras, el Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y los 3 Nota de la redacción de Vida Cristiana. Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo siervo de todos, Catecismo de la Iglesia Católica, n. 786: (…) “Cristo, Rey y Señor del universo, se hizo el servidor de todos, no habiendo «venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20, 28). Para el cristiano, «servir es reinar» (Lumen gentium 36) particularmente «en los pobres y en los que sufren» donde descubre «la imagen de su Fundador pobre y sufriente» (Lumen gentium 8). El pueblo de Dios realiza su «dignidad regia» viviendo conforme a esta vocación de servir con Cristo” (…). 4 demás pecados personales que puede tener el hombre cuando es bautizado en edad adulta, y devuelve el hombre a Dios; pero permanecen «las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual» (CEC 405): quien ha recibido el bautismo, aunque recibe “la gracia de la purificación de todos los pecados ..... debe seguir luchando contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados” (CEC 2520). • Según nos dice el Concilio Vat. II, en la Constitución Lumen gentium, 7: «La vida de Cristo se comunica a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto y glorificado, por medio de los sacramentos de una manera misteriosa pero real». «Esto es particularmente verdad en el caso del bautismo por el cual nos unimos a la muerte y a la Resurrección de Cristo (Cf. Romanos 6, 4-5r; 1Co 12,13)». (Cf. CEC 790). b) La vida nueva en Cristo: su contenido se expresa de diversos modos • Esta nueva vida en Cristo, ha sido expresada de diversos modos: - los bautizados se han «revestido de Cristo» (Gálatas 3,27); - el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (Cf. Catecismo de la Iglesia … 1227); - el Bautismo hace del bautizado «una nueva criatura» (2 Corintios 5,17); un hijo adoptivo de Dios (Cf Gálatas 4, 5-7); «partícipe de la naturaleza divina» 2 Pedro 1,4); miembro de Cristo (Cf 1 Corintios 6, 15; 12, 27); coheredero con Él (Cf Romanos 8, 17); templo del Espíritu Santo (Cf 1 Corintios 6, 19). (Cf. Catecismo de la …, n. 1265). - comienzo de la vida nueva (Cf Catecismo de la …, n. 1275; Romanos 6,4): el Bautismo « constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo», por la cual, además de lo ya dicho, el bautizado es «incorporado a la Iglesia» y «hecho partícipe del sacerdocio de Cristo» (Cf. Catecismo de la …, nn. 1277 y 1279). - “Por la gracia del bautismo ... somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (Cf Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 9)”. (cf. Catecismo de la …, n. 265). - después del baño del agua, «el Espíritu Santo desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y, adoptados por la Voz del Padre, llegamos a ser hijos de Dios (S. Hilario, Mat. 2). - mediante el Bautismo, nos hemos convertido en un mismo ser con Cristo (Cf Romanos 6, 5); ( Catecismo de la …, n. 2565). - Es Cristo que pasa, n. 96: “Todos, por el Bautismo, hemos sido constituidos sacerdotes de nuestra propia existencia, para ofrecer víctimas espirituales, que sean agradables a Dios por Jesucristo, para realizar cada una de nuestras acciones en espíritu de obediencia a la voluntad de Dios, perpetuando así la misión del Dios-Hombre”. c) Cristo en cierto sentido se convierte en sujeto de nuestras acciones • Gal 2,20: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne , la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Biblia de Jerusalén: “(a) Por la fe (Romanos 1,16), Cristo se convierte, en cierto sentido, en sujeto de todas las acciones vitales del Cristiano (Romanos 8,2.10- 11+; Filipenses 1,21; ver Colosenses 3,3). (b) Aunque todavía «en la carne» (Romanos 7,5+), la vida del cristiano está ya espiritualizada por la fe (ver Efesios 3,17); sobre esta condición paradójica, ver Romanos 8, 18-27.” b) El carácter dramático de la existencia del hombre en esta vida. • La «pérdida de nuestra vida» (de la vida, natural, según la carne, es decir, según la precariedad y debilidad de la vida humana) y la ganancia de la vida según el Espíritu se lleva a cabo no sin fatiga, lucha, etc. Se trata de la lucha ascética, realidad positiva muy conocida en la vida cristiana, que explica “el carácter dramático que caracteriza la existencia del cristiano en el mundo”. Es nuestra cooperación a la acción del Espíritu Santo autor de esa nueva vida. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana 

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