martes, 27 de junio de 2017
Domingo 15 del Tiempo Ordinario, Año B (2012). Ninguno de nosotros está en este mundo por casualidad, y mucho menos dependemos de la fatalidad. Estamos integrados, desde siempre, en un proyecto universal. Dios tiene un proyecto (plan, designio) para cada uno de nosotros desde toda la eternidad, no hay azar. Es lo que San Pablo llama el “misterio”. Un aspecto fundamental de la fe es aprender a descubrir ese proyecto, es decir, la voluntad de Dios. Ese proyecto es la vocación de cada uno. En la raíz de toda vocación está la iniciativa de Dios. Necesitamos una fe más personal y madura, convencida, para superar así los sentimientos religiosos vagos y poco comprometidos. Debemos aprender a pensar de manera más profunda. Dios nos revela en Cristo su proyecto, nuestra vocación.
1 Domingo 14 del Tiempo Ordinario, Año B (2012). La presencia de Cristo en medio de nosotros: el problema de discernir los signos de su presencia para no caer en el escándalo, en la incredulidad, etc. ante su presencia. El Señor se presenta en la historia de la humanidad en la debilidad de sus apóstoles y discípulos. Cfr.14 Domingo tiempo ordinario Ciclo B - 8 julio 2012 Ezequiel 2, 2-5; Salmo 122; 2 Corintios 12,7-10; Marcos 6, 1-6. Ezequiel 2, 2-5 [Ezequiel recibe su misión]. 1 En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puse en pie, y oí que me decía: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».2 El espíritu entró en mí como se me había dicho y me hizo tenerme en pie; y oí al que me hablaba. 3 Me dijo: «Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a la nación de los rebeldes, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han sido contumaces hasta este mismo día.4 Los hijos tienen la cabeza dura y el corazón empedernido; hacia ellos te envío para decirles: Así dice el señor Yahveh.5 Y ellos, escuchen o no escuchen, ya que son una casa de rebeldía, sabrán que hay un profeta en medio de ellos. 2 Corintios 12, 7b-10. 7 Hermanos: para que no tenga soberbia, me fue clavado un aguijón en la carne, un ángel de Satanás, que me abofetea para que no sea soberbio. 8 Por esto, rogué tres veces al Señor que lo apartase de mí; 9 pero El me dijo: Te basta mi gracia, porque la fuerza resplandece en la flaqueza. Por eso, con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. 10 Por lo cual me complazco en las flaquezas, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones y angustias, por Cristo; pues cuando soy débil, entonces soy fuerte. Marcos 6, 1-6: 1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. 2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: « ¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros? » Y se escandalizaban a causa de él. 4 Jesús les dijo: « Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.» 5.Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. 6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando. cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture, Anno B, Piemme 4 Edizione settembre 1996, XIV domenica 1. Ezequiel, primera Lectura: o La figura del profeta Ezequiel. • Ezequiel era sacerdote en el templo de Jerusalén, y fue deportado a Babilonia después de la derrota de los Israelitas, en el año 597. Vivía entre otros deportados junto al río Quebar, afluente del Éufrates. Prostrado por el dolor porque ya no podía ejercitar la función sacerdotal, puesto que fuera del templo no podían realizarse los ritos sagrados, el Señor se hace presente en su vida, y descubre así que el Señor continúa siguiendo a su pueblo también entre los ríos de Babilonia. Aquí es llamado por el Señor para realizar una misión distinta de la sacerdotal: es llamado a ser profeta, es decir “portavoz” de Dios para consolar a su pueblo en el exilio, y para hacerle comprender cómo la desgracia de la deportación era consecuencia de las culpas de Israel mismo, y no signo de la debilidad divina 1 . No es un adivino de las cosas que sucederán, sino quien proclama la palabra de Dios 1 Cfr. Antiguo Testamento, Libros proféticos, Introducción al libro de Ezequiel, y notas a Ezequiel 1, 1-3 y 2,1-3,3, Eunsa 1986; cfr. Don Claudio Doglio, Temi di Predicazione – Omelie, 3/12, Domenica 14 del Tempo Ordinario, Esegesi, Editrice Domenicana Italiana, pp. 89-90. Per l’Omelia, Don Marino Gobbin, s.d.b 2 • “El «profeta» no es un adivino, aquel que dice las cosas que sucederán, sino quien, una vez que ha acogido en sí la palabra nueva de Dios, es llamado a proclamarla, a despertar los corazones. Es quien habla en nombre de Dios, estimulando a los creyentes a saber mirar más alto y más allá de la visión y de las perspectivas humanas, que siempre tienen la tentación de adaptarse a lo que es cómodo, fácil, privado de los riesgos y de los imprevistos. Hoy, en nuestro mundo occidental, podemos identificar los profetas con aquellos hombres o mujeres espirituales a los que podemos dirigirnos para recibir un consejo, una ayuda, una palabra de esperanza, una solución a un problema de conciencia. Y ... no son raros. Lo difícil es reconocerlos, el tener el coraje de entrar en sintonía. Son personas normale, personas que viven con nosotros y en medio de nosotros. La normalidad de su vida, la sencillez de su obrar, el no utilizar ningún podio, son circunstancias que los ocultan a nuestra vista. Sólo cuando entramos en sintonía descubrimos con cuánta seriedad nos hablan de Dios y que nos hacen sus amigos”2 . o La soledad dramática del profeta. Con frecuencia es objeto de escándalo y de desprecio. a) Gianfranco Ravasi o.c.: “La soledad del profeta es muchas veces dramática. Es con frecuencia objeto de escándalo y de desprecio. Jeremías grita (15,10): 10 . ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y debatido por todo el país! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me maldicen!. También es ejemplar el testimonio de Ezequiel del que hoy leemos un párrafo sacado de la segunda relación de su vocación profética (cap. 2). Introducido con la expresión “hijo de hombre”, que es muy apreciada por Ezequiel, el anuncio de su misión profética desvela ya el destino desconcertante de quien es llamado. El será “mártir” en el sentido doble que tiene este término de origen griego usado por nosotros: testimonio y víctima. En efecto, alrededor de él nos encontramos solamente un pueblo obstinado y pecador, una verdadero y propio pueblo (raza/banda) de rebeldes, deseoso sólo de señales cómodas y de palabras inofensivas y neutras. Y sin embargo, “escuchen o no escuchen”, no podrán hacer callar o ignorar la voz incómoda del profeta, voz lacerante como un silbido y potente como un golpe de tambor. En efecto, la palabra que el profeta comunica no es suya sino de Dios mismo: “te envío para decirles: así dice el Señor”. Como confesará el mismo Ezequiel poco después del texto que se ha leído hoy, será como vivir en medio de los “cardos y de las espinas” que pinchan. Y, sin embargo, Dios le dará un “rostro duro como su rostro, y tu frente tan dura como su frente; (...) tu frente dura como el diamante, que es más duro que la roca. No los temas, no tengas miedo de ellos, porque son una casa de rebeldía.» (3,9) 2. Lectura, de la 2ª Carta de san Pablo a los Corintios 12, 7-10 Es un ejemplo claro de cómo el Señor se presenta en la historia de la humanidad en la debilidad de sus apóstoles y discípulos. Te basta mi gracia, porque la fuerza resplandece en la flaqueza (v. 9). o El aguijón de la carne El aguijón en la carne: es una expresión enigmática, que ha sido interpretada de diversos modos: una enfermedad crónica o persecuciones (Padres de la Iglesia latinos y griegos) ...; hoy se tiende a interpretarlo como la enfermedad que provocaba dificultades y retrasos en su ministerio; el enviado de Satanás: se entiende en sentido metafórico de acuerdo con la convicción de los hebreos de que las pruebas, desgracias, sufrimientos, etc. provienen no de Dios sino de Satanás (cfr. Job 2,6). 2 cfr. Don Marino Gobbin, Temi di Predicazione – Omelie, 3/12, Domenica 14 del Tempo Ordinario, Per L’0melia, Editrice Domenicana Italiana, pp. 93-94. 3 o La necedad Benedicto XVI, Catequesis 29 de octubre de 2008 San Pablo mismo sufrió la amarga experiencia del rechazo del anuncio cristiano considerado "insípido", irrelevante, realidad que también se da en nuestro tiempo. La indiferencia. San Pablo mismo, en más de una ocasión, sufrió la amarga experiencia del rechazo del anuncio cristiano considerado "insípido", irrelevante, ni siquiera digno de ser tomado en cuenta en el plano de la lógica racional. Para quienes, como los griegos, veían la perfección en el espíritu, en el pensamiento puro, ya era inaceptable que Dios se hiciera hombre, sumergiéndose en todos los límites del espacio y del tiempo. Por tanto, era totalmente inconcebible creer que un Dios pudiera acabar en una cruz. Y esta lógica griega es también la lógica común de nuestro tiempo. El concepto de apátheia indiferencia, como ausencia de pasiones en Dios, ¿cómo habría podido comprender a un Dios hecho hombre y derrotado, que incluso habría recuperado luego su cuerpo para vivir como resucitado? "Te escucharemos sobre esto en otra ocasión" (Hch 17, 32), le dijeron despectivamente los atenienses a san Pablo, cuando oyeron hablar de resurrección de los muertos. Creían que la perfección consistía en liberarse del cuerpo, concebido como una prisión. ¿Cómo no iban a considerar una aberración recuperar el cuerpo? En la cultura antigua no parecía haber espacio para el mensaje del Dios encarnado. Todo el acontecimiento "Jesús de Nazaret" parecía estar marcado por la más total necedad y ciertamente la cruz era el aspecto más emblemático. Otros ejemplos en la Escritura, además del de san Pablo Muchas veces la Escritura resalta nuestra absoluta insuficiencia, para que quede clara la intervención divina; además de lo que se dice hoy de S. Pablo (a quien el Señor no le quita el peso sino que le da la gracia para soportarlo): - Exodo: Deuteronomio 9,29; 2 Re 17, 36. - Samuel (1 Samuel 17, 32-54): cómo David vence al gigante; - 2 Re 6, 8-23: Eliseo vence un ejercito che lo rodeaba - 1 Macabeos 4, 1-35; - Ver Salmo 77: el vencedor es el brazo de Dios Catecismo de la Iglesia Católica • n. 268: (…) “la omnipotencia de Dios es misteriosa, porque sólo la fe puede descubrirla cuando "se manifiesta en la debilidad" (2Corintios 12,9 cf. 1Corintios 1,18). • n. 273: “Sólo la fe puede adherir a las vías misteriosas de la omnipotencia de Dios. Esta fe se gloría de sus debilidades con el fin de atraer sobre sí el poder de Cristo” (cf. 2 Corintios 12,9 Filipenses 4,13). (…) • n. 1508: (…) Ni siquiera las oraciones más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades. Así S. Pablo aprende del Señor que "mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2Corintios 12,9), y que los sufrimientos que tengo que padecer, tienen como sentido lo siguiente: "completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia" (Colosenses 1,24). 3. Evangelio: «y se escandalizaban a causa de Él» (v. 3) ... Jesús estaba maravillado por la incredulidad de aquella gente (v. 6). Precisamente en Nazaret, su patria, Jesús no es acogido. o Qué es el escándalo a) cfr. Gianfranco Ravasi o.c.: Escándalo: “skándalon” es la piedra que hace tropezar al caminante; es la trampa en la que se enreda el pié; metafóricamente es la representación de una crisis, de una duda que hace perder la fe y la confianza. Escandalizarse es la caída provocada por el escándalo. En el sentido religioso: una ocasión de pecado; un mal ejemplo. Jesús es ocasión de escándalo para sus paisanos porque provoca en ellos el pecado de incredulidad con sus enseñanzas y con sus acciones. 4 o Cinco preguntas que expresan la dificultad de los habitantes de Nazaret para creer en Jesús. b) S. Marcos presenta la dificultad de los habitantes de Nazaret con cinco preguntas: 6,2-3: “De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos? ¿No es éste el artesano, el hijo de María, y hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros? • Se podrían resumir así las dificultades: ¿cómo puede el Mesías ser uno de ellos? No aceptan que Jesús, que había vivido en su pueblo, al que han visto crecer y trabajar, del que conocen los parientes, sea el enviado de Dios, el que trae la verdad que viene de Dios. ¿Cómo podía uno de ellos presentarse con autoridad, exigir en nombre de Dios un cambio de vida, un cambio del corazón? • cfr. Gianfranco Ravasi o.c.: En el fondo se ve en esa actitud una de las causas de la incredulidad de todos los tiempos. En un pueblo, en vez de asombrarse positivamente la buena enseñanza de una persona, se fijan tal vez en cuatro superficialidades del modo de vestir, o del modo de hablar, o se critican sus orígenes “modestos” tratando de «desmitificarlo» porque es el hijo de tal o cual (en este caso de María, tal vez ya había fallecido José), es decir se fijan en la normalidad de esa familia - una familia modesta - para desacreditar la grandeza de su mensaje. Hay una desproporción entre las grandes cosas que anuncia Jesús y sus milagros, y su origen humilde: su estupor no se traduce en fe, sino en escándalo, en impedimento. • cfr. Gianfranco Ravasi o.c.: Acerca de su profesión: ¡¿No es éste el artesano?! En el original griego de S. Marcos (tekton), el vocablo, genérico, significa no sólo “artesano”, sino también “peón”, “carpintero”, “herrero”, indicando, en cualquier caso, un trabajo manual. En determinadas culturas de aquella época (egipcia, por ejemplo), se ironizaba sobre la «vulgaridad» del trabajador en comparación con el trabajo intelectual. Del carpintero, se decía que tiene las manos rugosas como un cocodrilo... En el AT, en el libro del Siracida, capítulo 38, se dice de los agricultores, artesanos, herreros, etc.: “No se les busca para el consejo del pueblo, ni ocupan un puesto especial en la asamblea; no se sientan en la sede del juez, ni entienden de decretos judiciales. No hacen brillar la educación ni el derecho, ni se encuentran entre los que componen proverbios; sino que se ocupan de las cosas materiales, y sus cuidado están en las obras de su oficio. (vv. 37-39). En definitiva, algunos autores piensan que la incredulidad de los habitantes de Nazaret se debía a que consideraban miserable la profesión de Jesús. • En cualquier caso, cualquiera que sea la causa no se convierten a Jesús, que es lo que en el fondo pide siempre. o Catecismo de la Iglesia Católica, n. 548 Los milagros fortalecen la fe en Jesús, pero a veces pueden ser «ocasión de escándalo». • Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado (Cf Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús (Cf Jn 10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe (Cf Mc 5, 25-34; 10, 52; e. a). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios (Cf Jn 10, 31-38). Pero también pueden ser «ocasión de escándalo» (Mt 11, 6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos (Cf Jn 11, 47-48); incluso se le acusa de obrar movido por los demonios (Cf Mc 3, 22). o Hans Urs von Balthasar • El escándalo de los de Nazaret: “El escándalo consiste en rechazar con razones penúltimas lo que habría que aceptar con razones últimas (que se conocen muy bien). Es lo que hacen los paisanos de Jesús en el evangelio de hoy). Ante todo no pueden sino asombrarse de su enseñanza; no comprenden «de dónde saca todo eso». Su sabiduría y su poder, mayormente sus milagros, les superan, y así lo declaran. Pero no quieren admitirlo e invocan como justificación de su actitud que conocen a su familia y que conocen ciertamente también su vida anterior entre ellos. Si antes era un simple carpintero, ¿de dónde había sacado súbitamente 5 todo eso?” (Hans Urs von Balthasar, Luz de la Palabra, Editorial Encuentro Madrid 1994, pp. 177-178). o Romano Guardini • "El escándalo es la expresión violenta del resentimiento del hombre contra Dios, contra la esencia misma de Dios; contra su santidad. Es la resistencia contra el mismo ser de Dios. En lo más profundo del corazón humano dormita junto a la nostalgia de la fuente eterna, origen de todo lo criado y que es la única que contiene la plenitud absoluta, la rebelión contra el mismo Dios, el pecado, en su forma elemental, que espera la ocasión propicia para atacar. Pero el escándalo se presenta raramente en estado puro, como ataque abierto contra la santidad divina en general; se oculta dirigiéndose contra un hombre de Dios: el profeta, el apóstol, el santo, el profundamente piadoso. Un hombre así es realmente una provocación. Hay algo en nosotros que no soporta la vida de un santo, que se rebela contra ella, buscando como pretexto las imperfecciones propias de todo ser humano. Sus pecados por ejemplo: ¡éste no puede ser santo! O sus debilidades aumentadas malévolamente por una mirada oblicua de los que le rechazan. O sus rarezas: ¡no hay nada más irritante que las excentricidades de los santos! En una palabra, el pretexto se basa en el hecho de que el santo es un hombre finito. La santidad, sin embargo, se presenta más insoportable y es objeto de mayores objeciones y recusaciones intolerantes en la patria de los profetas. ¿Cómo va a admitirse que es Santo un hombre cuyos padres se conocen, que viven en la casa de al lado, que debe ser como todos los otros? Este de quien se sabe cómo están todos sus asuntos ¿un elegido de Dios? El escándalo es el gran adversario de Jesús. Tiene por consecuencia que se cierren todos los oídos al anuncio de la buena nueva; que no crean en el Evangelio; que se resistan al advenimiento del reino de Dios, llegando incluso a combatirlo" (Romano Guardini, El Señor, vol. I, págs. 86-87, Rialp, 1954). o El escándalo de la encarnación: Dios se ha hecho semejante a los hombres. ¿No es éste el carpintero, el hijo de …? • No olvidemos otros dos textos del Evangelio: a) Juan 1, 46 (encuentro de Jesús con Natanael): ¿De Nazaret puede salir algo bueno? b) Marcos 3, 20-21 (cuando los parientes de Jesús se muestran inquietos): “Entonces llegó a su casa; y se volvió a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer. Se enteraron sus parientes y fueron a llevárselo porque decían que había perdido el juicio” • En el fondo estamos delante de lo que se llama el “escándalo de la encarnación”: que ha sido explicado muy bien por S. Pablo: 1 Cor 1, 22-25.27-28: “Porque los judíos piden signos, los griegos buscan sabiduría; nosotros predicamos a Cristo crucificado ... Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios, y Dios eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes ... o El Señor se presenta hoy a nosotros de muchas otras maneras: • Ha confiado su mensaje a pobres hombres como los profetas y apóstoles; en nuestro caso se apoya en nosotros que estamos llenos de defectos; • Ver oración colecta de hoy: el Verbo de Dios se hace visible en la carne mortal. “Oh Dios que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede ….”; • Cristo toma como cuerpo la Iglesia que está compuesta de pecadores; • Cristo transmite su gracia a través de los sacramentos, que son pequeños gestos , y que son elementos materiales comunes como el agua, el pan, el aceite, etc. • Sobre todo podemos asombrarnos en la Eucaristía: un poco de pan y de vino se convierten en el Cuerpo y Sangre de Cristo por la fuerza de unas palabras a las que Dios da una fuerza divina... y es la actualización de su muerte en la Cruz. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana
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