Descargar
1
[Chiesa/Omelie1/Ascensione/B12Ascensión(2012)(3)ReinoIsraelDeDiosTestigosCristo]
La Ascensión (2012) (3). «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» El
reproche que hace el señor a sus discípulos ante esta pregunta. Los que esperaban del Mesías un
poderío temporal visible, se equivocaban. Cristo no ofrece un programa político. Todo cristiano, a
su manera, puede y debe ser testigo del Señor resucitado. Los discípulos deben consagrarse por
entero a la construcción del reino de Dios. Esto es el reino de Dios y su justicia, una vida santa
Cfr. La Ascensión (2012). Año B.
20 Mayo 2012 Marcos 16, 15-20; Hechos 1, 1-11; Efesios 1, 17-23
Hechos de los apóstoles 1, 1-11: 1 En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y
enseñando 2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por el Espíritu Santo a los Apóstoles que él
había elegido, fue elevado al cielo. 3 Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que
estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. 4 Una vez que comían juntos,
les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he
hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» 6 Ellos lo
rodearon preguntándole: - «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» 7 Jesús contestó: «No os toca
a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. 8 Cuando el Espíritu Santo
descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta los confines del mundo.» 9 Y después de decir esto, mientras miraban mientras ellos lo observaban, se elevó,
y una nube lo ocultó a sus ojos. 10 Estaban mirando atentamente al cielo mientras él se iba, cuando se presentaron
ante ellos dos hombres con vestiduras blancas 11 que dijeron:- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al
cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Efesios 1, 17-23: 17 Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y
revelación para conocerlo. 18 Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la
que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, 19 y cuál la extraordinaria grandeza de su
poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, 20 que desplegó en Cristo,
resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, 21 por encima de todo principado,
potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el
futuro. 22 Todo lo sometió bajo sus pies, y a él lo constituyó cabeza de todas las cosas a favor de la Iglesia, 23
que es su cuerpo, la plenitud de quien llena todo en todas las cosas.
Marcos 16,15-20: 15 En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: -Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
a toda criatura. 16 El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que no crea se condenará. 17 A los que crean, les
acompañarán estos milagros: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, 18 agarrarán serpientes con
las manos, y si bebieran un veneno, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán curados. 19
19 El Señor Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo y está sentado a la derecha de Dios. 20 Ellos fueron y
proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los milagros
que los acompañaban.
La Resurrección, la Ascensión y Pentecostés son aspectos diversos del misterio pascual, del misterio de
Cristo. La Resurrección se refiere a la victoria de Cristo sobre la muerte. La Ascensión a su retorno al
Padre y la toma de posesión del reino. Estar sentado a la derecha del Padre (cfr. 2º Lectura, Efesios 1, 17-
23, Evangelio Marcos 16, 19 y la Profesión de fe) significa participar en su poder real y en su dignidad
divina: «todo lo sometió bajo sus pies, y a él lo constituyó cabeza de todas las cosas …» (Efesios 1, 22),
Pentecostés es su nueva forma de presencia en la historia.
LA DESCRIPCIÓN DEL HECHO DE LA ASCENSIÓN
Y SU SIGNIFICADO (3)
2
Todo cristiano, a su manera, puede y debe ser testigo
del Señor resucitado.
Los que esperaban del Mesías un poderío temporal visible,
se equivocaban.
Cristo no ofrece un programa político.
Ellos lo rodearon preguntándole: - «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el
reino de Israel?» Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y
las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu
Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
(Hechos 1, 6-8)
La pregunta de los Apóstoles (v. 6) y la respuesta del Señor (vv. 7-8): naturaleza
del reino de Dios.
• Ellos piensan todavía en una restauración temporal de la dinastía de David, su esperanza se cifra en
algo así como un dominio nacional judío. La respuesta del Señor les dice que los planes de Dios están por
encima de una realización política. Su misión será la de dar testimonio de la resurrección de Jesús.
o Ese es el reino de Cristo: la acción divina que salva a los hombres y que
culminará cuando la historia acabe, y el Señor, que se sienta en lo más
alto del paraíso, venga a juzgar definitivamente a los hombres.
Cristo, Dios y Hombre verdadero, vive y reina y es el Señor del
mundo. Sólo por Él se mantiene en vida todo lo que vive.
• San Josemaria Escrivá, Es Cristo que pasa, 180: “Quisiera que considerásemos cómo ese
Cristo, que —Niño amable— vimos nacer en Belén, es el Señor del mundo: pues por El fueron
creados todos los seres en los cielos y en la tierra; El ha reconciliado con el Padre todas las cosas,
restableciendo la paz entre el cielo y la tierra, por medio de la sangre que derramó en la cruz (Cf
Colosenses 1, 11-16). Hoy Cristo reina, a la diestra del Padre: declaran aquellos dos ángeles de blancas
vestiduras, a los discípulos que estaban atónitos contemplando las nubes, después de la Ascensión del
Señor: varones de Galilea ¿por qué estáis ahí mirando al cielo? Este Jesús, que separándose de vosotros
ha subido al cielo, vendrá de la misma manera que le acabáis de ver subir (Hechos 1,11).
Por El reinan los reyes (Cf Proverbios 8,15), con la diferencia de que los reyes, las autoridades
humanas, pasan; y el reino de Cristo permanecerá por toda la eternidad (Exodo 15,18), su reino es un
reino eterno y su dominación perdura de generación en generación (Daniel 3,100).
El reino de Cristo no es un modo de decir, ni una imagen retórica. Cristo vive, también como
hombre, con aquel mismo cuerpo que asumió en la Encarnación, que resucitó después de la Cruz y
subsiste glorificado en la Persona del Verbo juntamente con su alma humana. Cristo, Dios y Hombre
verdadero, vive y reina y es el Señor del mundo. Sólo por El se mantiene en vida todo lo que vive.
Los que esperaban del Mesías un poderío temporal visible, se
equivocaban. Cristo no ofrece un programa político.
¿Por qué, entonces, no se aparece ahora en toda su gloria? Porque su reino no es de este mundo
(Juan 18,36), aunque está en el mundo. Había replicado Jesús a Pilatos: Yo soy rey. Yo para esto nací:
para dar testimonios de la verdad; todo aquel que pertenece a la verdad, escucha mi voz (Juan 18,37).
Los que esperaban del Mesías un poderío temporal visible, se equivocaban: que no consiste el reino de
Dios en el comer ni en el beber, sino en la justicia, en la paz y en el gozo del Espíritu Santo (Romanos
14,17).
3
Verdad y justicia; paz y gozo en el Espíritu Santo. Ese es el reino de Cristo: la acción divina que
salva a los hombres y que culminará cuando la historia acabe, y el Señor, que se sienta en lo más alto del
paraíso, venga a juzgar definitivamente a los hombres.
Esto es el reino de Dios y su justicia, una vida santa
Cuando Cristo inicia su predicación en la tierra, no ofrece un programa político, sino que dice:
haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos (Mateo 3,2; 4,17); encarga a sus discípulos que
anuncien esa buena nueva (Lucas 10,9), y enseña que se pida en la oración el advenimiento del reino (Cf.
Mateo 6,10). Esto es el reino de Dios y su justicia, una vida santa: lo que hemos de buscar primero (Cf
Mateo 6,33), lo único verdaderamente necesario (Cf Lucas 10,42)”.
o Todo cristiano, a su manera, puede y debe ser testigo del Señor resucitado.
• Benedicto XVI, 7 de mayo 2005, Toma de posesión de la cátedra del Obispo de Roma:
De este modo, el Espíritu Santo es la fuerza por la que Cristo nos hace experimentar su cercanía. Pero la
primera lectura deja también un segundo mensaje: seréis mis testigos. Cristo resucitado tiene
necesidad de testigos que se hayan encontrado con él, que le hayan conocido íntimamente a través de la
fuerza del Espíritu Santo. Hombres que, habiéndole tocado con la mano, por así decir, puedan
testimoniarle. Fue así como la Iglesia, familia de Cristo, creció desde «Jerusalén… hasta los confines de
la tierra», como dice la lectura. A través de testigos se construyó la Iglesia, comenzando por Pedro y
Pablo, por los Doce, hasta todos los hombres y mujeres que, llenos de Cristo, en el transcurso de los
siglos, han vuelto a encender y encenderán de nuevo de manera siempre nueva la llama de la fe. Todo
cristiano, a su manera, puede y debe ser testigo del Señor resucitado. Cuando leemos los nombres de
los santos, podemos ver cuántas veces ante todo han sido --y siguen siendo-- hombres sencillos, hombres
de los que surgía --y surge-- una luz resplandeciente capaz de llevar a Cristo.
• Benedicto XVI, Homilía, en Polonia 28 de mayo 2006: Hoy hemos oído las palabras de
Jesús: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (Hch 1, 8). Hace siglos estas
palabras llegaron también a tierra polaca. Han constituido y siguen constituyendo
constantemente un desafío para todos los que admiten pertenecer a Cristo, para los cuales su
causa es la más importante. Debemos ser testigos de Jesús, que vive en la Iglesia y en el corazón
de los hombres. Es él quien nos asigna una misión. El día de su ascensión al cielo, dijo a los
Apóstoles: "Id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda la creación. (...) Ellos
salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la palabra con
las señales que la acompañaban" (Mc 16, 15).
o Los discípulos deben consagrarse por entero a la construcción del reino
de Dios.
• Hans Urs von Balthasar, Luz de la Palabra, Ediciones Encuentro 1994, p. 160: “La
primera lectura destruye ante todo la espera ingenua de los discípulos según la cual el Señor
resucitado iba a restaurar sobre la tierra el reino de Dios con su autoridad (ellos lo llaman la «soberanía de
Israel»), en el que ellos ocuparían automáticamente los puestos de honor (como pensaron en su día los
hijos de Zebedeo: Mt 20,21). Pero para ellos está reservado algo más grande: deben - renunciando al
conocimiento de los tiempos y de las fechas - consagrarse por entero a la construcción de ese reino: el
Espíritu Santo les dará la fuerza para ello y serán testigos de Jesús «en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaría y hasta los confines del mundo». Para abrirles y por así decirlo liberarles este espacio tan amplio
como el mundo, desaparece la figura visible de Jesús: el punto central del mundo no estará en lo sucesivo
allí donde él era visible, sino en cualquier lugar donde su Iglesia dé testimonio de él y se entregue por él”.
www.parroquiasantamonica.com
Vida Cristiana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.