miércoles, 29 de enero de 2020

Aprender de la Luz a ser luz: por Santiago Agrelo

No nos identifican los edificios en los que nos reunimos, ni los ritos que
practicamos, ni las manifestaciones en las que participamos, ni los vestidos que
utilizamos.
Si decimos que somos cristianos, lo decimos por lo que Dios ha hecho en
nosotros y por lo que nos ha llamado a hacer.
Se podría decir que cristiano es quien ha sido incorporado por gracia al cuerpo
de Cristo y ha sido llamado a ser en el mundo una presencia viva de Cristo.
Decirse cristiano es declararse inmerso en un misterio, que es el de Cristo, que
es el de Dios, y al que sólo se accede con la ayuda de la palabra de Dios.
Si eres cristiano, habrás de ser luz, pues aquel a quien estás unido por la fe, aquel
por quien has recibido el Espíritu Santo, él es la luz del mundo.
Y si él es la Luz, luz hemos de ser los que vivimos en él, aquéllos en quienes él
vive: “Vosotros sois la luz del mundo”.
La luz de Dios llega a donde llega el Reino de Dios, a donde llega Jesús de
Nazaret, a donde lleguemos los discípulos de Jesús.
Ahora, si quieres saber cómo has de ser luz, recuerda las palabras de tu oración:
“En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo”. “Reparte
limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta”.
Tú, Iglesia discípula de Cristo, dices esas palabras sin temor a mentir, porque las
dices en comunión con el que es la Luz del mundo, con el que es justicia de Dios para
todos, clemencia de Dios para todos, compasión de Dios para todos, regalo –limosna-
de Dios para todos, sacramento del amor que a todos Dios nos tiene .
Tú lo has conocido, no sólo como aquél que parte su pan contigo, sino como
aquél que se ha hecho pan para ti, no sólo te ha hospedado en su casa sino que se ha
hecho casa en la que tú puedas habitar, no sólo te ha vestido sino que se ha hecho
vestido para ti.
Y de la Luz aprendes a ser luz.
Aprendes a ser justicia, clemencia y compasión.
Aprendes a ser regalo de Dios para el mundo, sacramento del amor que Dios le
tiene.
Aprendes a ser pan, partido como un pan, repartido como un pan entre los
pobres.
Aprendes a ser techo –cabaña, cobertizo, tienda, choza, casa- bajo el que pueda
cobijarse el forastero.
Aprendes a ser vestido para la desnudez de los desdichados.
Entonces “brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”.
Feliz comunión con Cristo Luz.

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