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Es Cristo que pasa, 34
o La
palabra, un tesoro para tener luz en esta vida
Si la vocación es lo primero, si
la estrella luce de antemano, para orientarnos en nuestro camino de amor de
Dios, no es lógico dudar cuando, en alguna ocasión, se nos oculta. Ocurre en
determinados momentos de nuestra vida interior, casi siempre por culpa nuestra,
lo que pasó en el viaje de los Reyes Magos: que la estrella desaparece.
Conocemos ya el resplandor divino de nuestra vocación, estamos persuadidos de
su carácter definitivo, pero quizá el polvo que levantamos al andar —nuestras
miserias— forma una nube opaca, que impide el paso de la luz.
¿Qué hacer,
entonces? Seguir los pasos de aquellos hombres santos: preguntar. Herodes se
sirvió de la ciencia para comportarse injustamente; los Reyes Magos la utilizan
para obrar el bien. Pero los cristianos no tenemos necesidad de preguntar a
Herodes o a los sabios de la tierra. Cristo ha dado a su Iglesia la seguridad
de la doctrina, la corriente de gracia de los Sacramentos; y ha dispuesto que
haya personas para orientar, para conducir, para traer a la memoria
constantemente el camino. Disponemos de un tesoro infinito de ciencia: la Palabra de Dios,
custodiada en la Iglesia ;
la gracia de Cristo, que se administra en los Sacramentos; el testimonio y el
ejemplo de quienes viven rectamente junto a nosotros, y que han sabido
construir con sus vidas un camino de fidelidad a Dios.
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Es Cristo que pasa, 131
o Cita
de San Juan Crisóstomo
Si
no existiera el Espíritu Santo, no habría en la Iglesia palabra alguna de
sabiduría o de ciencia, porque está escrito:
es dada por el Espíritu la palabra de sabiduría (I Cor XII, 8)...
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Es Cristo que pasa, 118
o El
Pan y la Palabra ,
camino para encontrarnos con Cristo
Si
sabemos contemplar el misterio de Cristo, si nos esforzamos en verlo con los
ojos limpios, nos daremos cuenta de que es posible también ahora acercarnos
íntimamente a Jesús, en cuerpo y alma. Cristo nos ha marcado claramente el
camino: por el Pan y por la
Palabra , alimentándonos con la Eucaristía y conociendo
y cumpliendo lo que vino a enseñarnos, a la vez que conversamos con El en la
oración. Quien come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece y yo en él.
Quien conoce mis mandamientos y los cumple, ése es quien me ama. Y el que me
ame será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él.
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Forja 254
o La
palabra de Cristo sana, consuela e ilumina
A nadie niega Jesús su palabra, y
es una palabra que sana, que consuela, que ilumina.
—Para que tú y yo lo recordemos siempre, también cuando nos encontremos fatigados por el peso del trabajo o de la contradicción.
—Para que tú y yo lo recordemos siempre, también cuando nos encontremos fatigados por el peso del trabajo o de la contradicción.
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Es Cristo que
pasa, 162
o Jesucristo,
Palabra de Dios hecha carne, es la
Palabra de la que procede el amor
Y el Verbo, la Palabra de Dios es Verbum spirans amorem, la Palabra de la que procede
el Amor.
El amor se
nos revela en la
Encarnación , en ese andar redentor de Jesucristo por nuestra
tierra, hasta el sacrificio supremo de la Cruz. Y , en la Cruz , se manifiesta con un nuevo signo: uno de
los soldados abrió a Jesús el costado con una lanza, y al instante salió sangre
y agua. Agua y sangre de Jesús que nos hablan de una entrega realizada hasta el
último extremo, hasta el consummatum est,
el todo está consumado, por amor.
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