martes, 14 de marzo de 2017

Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia (2012) Ciclo B. El sacramento de la Confesión o de la Misericordia. El sacramento de la penitencia o reconciliación es una de las fuentes de la misericordia divina. “El confesor, ministro de la misericordia de Dios, se sentirá comprometido a ofrecer a los fieles, con plena disponibilidad, su tiempo y su paciencia comprensiva”. La remisión de los pecados supone un nuevo comienzo, como una re-creación de la humanidad.



1 Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia (2012) Ciclo B. El sacramento de la Confesión o de la Misericordia. El sacramento de la penitencia o reconciliación es una de las fuentes de la misericordia divina. “El confesor, ministro de la misericordia de Dios, se sentirá comprometido a ofrecer a los fieles, con plena disponibilidad, su tiempo y su paciencia comprensiva”. La remisión de los pecados supone un nuevo comienzo, como una re-creación de la humanidad. Cfr. 2º Pascua Ciclo B 15 abril 2012 Evangelio Juan 20, 19-31; Salmo Responsorial: 117, 2-4.16ab-18.22-24; Hechos 4, 32- 35; 1 Juan 5, 1-6 Los ciclos, A-B-C, de este domingo tienen el mismo evangelio. El segundo domingo de Pascua es llamado “Domingo de la Misericordia divina”: - El 5 de mayo del 2000 la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede declaró el Segundo Domingo de Pascua, es decir, el domingo siguiente al Domingo de Resurrección, como “Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia”. El Papa dispuso que se conservaran los mismos textos tanto en el Misal Romano, como en la Liturgia de las Horas. - Juan Pablo II: “En todo el mundo el Segundo Domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros”. Salmo 117. R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya. L. 3 Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la casa de Aarón: "Su misericordia es eterna". 4 Digan los que temen al Señor: “Su misericordia es eterna” /R. L. 22 La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. 23 Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. 24 Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo /R. L. Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine/ /R. Juan 20, 19-31: 19 Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con vosotros". 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. 21 De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo". 22 Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid al Espíritu Santo. 23 A quienes les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos". 24 Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Los otros discípulos le dijeron: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré". Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con vosotros". 27 Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". 28 Tomás le respondió: '¡Señor mío y Dios mío!' 29 Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haber visto". 30 Muchos otros signos hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. 31 Sin embargo, éstos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre. 1. El sacramento de la confesión es el sacramento de la misericordia divina. o En el evangelio de hoy, v. 23 • El texto evangélico de ese domingo (Jn. 20, 19-31) es elocuente en cuanto a la Misericordia Divina: narra la institución del Sacramento de la Confesión o del Perdón. Es el Sacramento de la Misericordia Divina. o Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: • n. 1422: «Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la misericordia de 2 Dios el perdón de los pecados cometidos contra El y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones» (Cf Lumen gentium 11). o Juan Pablo II, al llamar al confesor «ministro de la misericordia de Dios», hace las siguientes observaciones 1 : “El confesor, ministro de la misericordia de Dios, se sentirá comprometido a ofrecer a los fieles, con plena disponibilidad, su tiempo y su paciencia comprensiva. (...) Exhorto a los sacerdotes de todas las partes del mundo a ser ministros generosos de este sacramento, para que la abundancia de la misericordia divina pueda llegar a toda alma necesitada de purificación y consuelo”. o En la Encíclica «Dives in misericordia»: el sacramento de la penitencia o reconciliación es una de las fuentes de la misericordia divina. • En la encíclica «Dives in Misericordia» se describen las diversas maneras en las que la Iglesia «acerca a los hombres a la fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora. En este ámbito tiene un gran significado la meditación constante de la palabra de Dios, y sobre todo la participación consciente y madura en la Eucaristía y en el sacramento de la penitencia o reconciliación» 2 . Y trata de practicar la misericordia «usando misericordia» con los demás, viendo en las palabras de Jesús «bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5,7) una llamada a la acción y al esfuerzo por practicar la misericordia 3 . A este respecto se pueden recordar, como ejemplo emblemático, todos los esfuerzos que se hacen en la educación de las conciencias, en los testimonios de vida, etc. para “hacer el mundo más humano” 4 . o La Confesión es un acto de honradez y valentía: un acto de entrega de nosotros mismos, más allá del pecado, a la misericordia de un Dios que ama y perdona 5 . Os pido que no veáis la Confesión como un mero intento de liberación psicológica - por más legítimo que esto pueda ser - sino como un sacramento, un acto litúrgico. La Confesión es un acto de honradez y valentía: un acto de entrega de nosotros mismos, más allá del pecado, a la misericordia de un Dios que ama y perdona. Es un acto del hijo pródigo que regresa a su Padre y es recibido por él con un beso de paz. Es fácil entender por qué “cada confesionario es un lugar privilegiado y bendito desde el cual, canceladas las divisiones, nace nuevo e incontaminado un hombre reconciliado, un mundo reconciliado” (Reconciliatio et paenitentia 31). o Un tribunal, sobre todo, de misericordia Es Cristo que pasa, 78: Si se pierde la sensibilidad para las cosas de Dios, difícilmente se entenderá el Sacramento de la Penitencia. La confesión sacramental no es un diálogo humano, sino un coloquio divino; es un tribunal, de segura y divina justicia y, sobre todo, de misericordia, con un juez amoroso que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ezequiel 33,11). 2. Diversos aspectos del mensaje transmitido por Jesús a sus discípulos En el evangelio de hoy, el mensaje más importante transmitido por Jesús a sus discípulos comprende tres elementos: - la misión apostólica v. 21 (Como el Padre me envió, así os envío yo); - el don del Espíritu v. 22 (Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu 1 Discurso a un curso de la Penitenciaría apostólica, sábado 31 de marzo 2001 2 Dives in misericordia, 13 3 Cf. Dives in misericordia, n. 14 4 Cf. Juan Pablo II, Dives in misericordia, n. 14 5 Juan Pablo II, Homilía durante la Misa en Westover Hills, en San Antonio (Estados Unidos), 13-IX-1987 3 Santo); - y el poder de perdonar los pecados v. 23 (a quienes les perdonareis los pecados les son perdonados ...) o Tercer elemento: la remisión de los pecados supone un nuevo comienzo, como una re-creación de la humanidad. • Los discípulos continuarán en la Iglesia la misma misión de Jesús. Les da un “don inefable que tan estrechamente los incorporaba a la obra divina, porque sólo Dios posee el poder de perdonar los pecados” 6 . Se harán guiar por el mismo Espíritu Santo que Jesús les transmitió soplando sobre ellos. Se debe notar que el gesto de soplar (v. 22) sobre ellos evoca el gesto creativo de Dios, que dio la vida al primer hombre plasmado del fango de la tierra: “e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente” (Gén. 2,7). La remisión de los pecados supone la vuelta de todo hombre a la original y perdida intimidad con Dios Padre, supone un nuevo comienzo, como una re-creación de la humanidad 7 . • Cf. Sagrada Biblia, Libros poéticos y sapienciales, Eunsa 2001, nota a Salmo 118, 22- 4: La Iglesia utiliza en la liturgia del Domingo de Resurrección el versículo 24 de este salmo: “Éste es el día que hizo el Señor, exultemos y alegrémonos en él”. De este modo se reconoce el establecimiento de un nuevo orden salvífico que ha operado la resurrección de Cristo. 3. El gesto de mostrar las manos y el costado: el don de «perdonar los pecados» brota de las heridas de sus manos y de sus pies, y de su costado traspasado o La identidad del resucitado • Juan 20, 27: sirve para subrayar la identidad del resucitado, de Jesús que había sido crucificado y sepultado. De la conciencia de esta identidad deriva la alegría de los discípulos (que ya había sido prometida a ello por Jesús en Juan 16.20: «vuestra tristeza se convertirá en alegría») o De las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado brota una ola de misericordia que inunda toda la humanidad. • Juan Pablo II, 22 abril 2001: “El evangelio, que acabamos de proclamar, nos ayuda a captar plenamente el sentido y el valor de este don. El evangelista san Juan nos hace compartir la emoción que experimentaron los Apóstoles durante el encuentro con Cristo, después de su resurrección. Nuestra atención se centra en el gesto del Maestro, que transmite a los discípulos temerosos y atónitos la misión de ser ministros de la misericordia divina. Les muestra sus manos y su costado con los signos de su pasión, y les comunica: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo" (Jn 20, 21). E inmediatamente después "exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos"" (Jn 20, 22-23). Jesús les confía el don de "perdonar los pecados", un don que brota de las heridas de sus manos, de sus pies y sobre todo de su costado traspasado. Desde allí una ola de misericordia inunda toda la humanidad.” o La misericordia es la dimensión indispensable del amor, es como su segundo nombre. • Juan Pablo II, Enc. Dives in misericordia, n. 7: “Creer en el Hijo crucificado significa « ver al Padre », (Cf. Juan 14,9) significa creer que el amor está presente en el mundo y que este amor es más fuerte que toda clase de mal, en que el hombre, la humanidad, el mundo están metidos. Creer en ese amor significa creer en la misericordia. En efecto, es ésta la dimensión indispensable del amor, es como su segundo nombre y a la vez el modo específico de su revelación y actuación respecto a la realidad del mal presente en 6 Louis Claude de Fillion, Nuestro Señor Jesucristo según los Evangelios, Edibesa 2000, p. 434 7 Cf. Biblia de Jerusalén, Desclée De Brouwer, Bilbao 1998, nota a Juan 20,22 4 el mundo que afecta al hombre y lo asedia, que se insinúa asimismo en su corazón y puede hacerle « perecer en la gehenna ».(Mateo 10, 28)” 4. En el salmo responsorial de hoy: 117 Su misericordia es eterna R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya. L. 3 Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". Diga la casa de Aarón: "Su misericordia es eterna". 4 Digan los que temen al Señor: “Su misericordia es eterna” /R. L. 22 La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. 23 Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. 24 Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo /R. L. Libéranos, Señor, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Señor. Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine/ /R. o Cristo es la piedra que descartaron los constructores; es ahora la piedra angular, punto de fuerza de un nuevo orden querido por Dios; también es piedra de tropiezo para quienes la rechazan ( 1 Pedro 2, 6-8). • Vincenzo Raffa, Liturgia festiva, Anni A-B-C, Tipografia Poliglota Vaticana, p. 953: “El Antiguo Testamento recurre a veces a la metáfora de la piedra para indicar el punto de fuerza de un nuevo orden querido por Dios, y para delinear también la suerte feliz de cuantos se inscriben y la desgracia de los que lo repudian. Isaías 28, 16: «He aquí que yo pongo por fundamento en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará». Isaías 8,14-15: «Dios 14 Será piedra de tropiezo, la roca desde la que se despeñen ... 15 Muchos tropezarán en ella, caerán y se harán pedazos, quedarán atrapados y presos» En conformidad con la imagen profética de la piedra como fundamento, el Mesías fue matado por los Hebreos («piedra descartada») y resucitado por Dios para ser la cabeza de un nuevo pueblo de elegidos, santos, sacerdotes del Altísimo («convertido en piedra angular»). (...) En el ámbito de la salvación total del hombre no existe otro fundamento que Cristo (Hechos 4,12; 1 Corintios 3, 11; cfr. Romanos 15, 20-21). La seguridad de una construcción depende del fundamento. Quien pone a Cristo como fundamento con fe operativa, tiene la garantía de la vida eterna (Romanos 9,33; 1 Pedro 2, 6-11). Pero es fatal precipitar sobre un bloque o ser golpeado por él. Quien se arroja sobre Cristo, o quien es golpeado por su condena, está contra Dios y, por tanto, se pierde (Mateo 21, 44; Romanos 9, 32- 33; 1 Pedro 2,8). A este propósito se podría recordar la comparación de la casa fundada sobre la roca y la fundada sobre la arena (Mateo 7, 24-27; Lucas 6, 47-49).” www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana

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