lunes, 22 de mayo de 2017
Matrimonio y familia. Estados Unidos. Un informe (en 1965) que fue censurado sobre el peligro que supone, para el avance de la igualdad, la inestabilidad familiar en las comunidades negras. La experiencia del informe Moynihan muestra que en nombre de lo políticamente correcto del momento se puede censurar la investigación que va contra corriente; pero la realidad social (45 años después) siempre acaba pasando factura.
1 Matrimonio y familia. Estados Unidos. Un informe (en 1965) que fue censurado sobre el peligro que supone, para el avance de la igualdad, la inestabilidad familiar en las comunidades negras. La experiencia del informe Moynihan muestra que en nombre de lo políticamente correcto del momento se puede censurar la investigación que va contra corriente; pero la realidad social (45 años después) siempre acaba pasando factura. La inestabilidad familiar, un lastre para la igualdad Aceprensa - 7 Septiembre 2010 En los años 60 del pasado siglo, en Estados Unidos estaban frescas las victorias del movimiento pro derechos civiles. La discriminación racial se batía en retirada. La igualdad entre blancos y negros –una igualdad no solo de oportunidades sino de resultados– parecía al alcance de la mano. En ese clima cultural, Daniel Patrick Moynihan, un funcionario del Departamento de Trabajo en la Administración Johnson, escribió en 1965 un informe que iba a convertirse en centro de furiosas polémicas, y que todavía se recuerda 45 años después. El informe, titulado The Negro Family: The Case for National Action, advertía el peligro que suponía para el avance de la igualdad la inestabilidad de la vida familiar en las comunidades negras. Subrayaba que los nacimientos fuera del matrimonio habían crecido hasta el 23,6% en 1963 (mientras que entre los blancos era solo del 3%.). Hacía notar que aunque el desempleo estaba bajando, las familias negras que vivían del welfare (asistencia pública) aumentaba. En estas familias había niños a cargo de un solo adulto, generalmente la madre. “El centro del enredo de la patología es la debilidad de la estructura familiar”, escribía Moynihan. “Una comunidad que permite que un gran número de varones crezcan en familias rotas, dominadas por mujeres, sin llegar a adquirir nunca una relación estable con la autoridad masculina, sin tener unas expectativas racionales sobre el futuro, es una comunidad que se dirige al caos”. Moynihan, entonces de 38 años, pertenecía al partido demócrata, era lo que en América se llama un liberal, partidario de un mayor intervencionismo del Estado. De hecho, en su diagnóstico proponía aumentar el empleo público para varones negros. o Un informe mal recibido Pero su visión contra corriente no le fue perdonada. Para los políticamente correctos de la época, no podía haber más causa del atraso de la población negra que la discriminación racial. Así que Moynihan fue acusado de ser un racista, por minusvalorar el papel de la discriminación. Se le reprochó que “culpaba a la víctima”, al atribuir en parte su situación a factores culturales. Además, ¿por qué había de ser mejor la familia de dos padres que la que está a cargo de una madre sola? Todavía no se hablaba tanto de modelos alternativos de familia, pero ya estaba presente la idea de que la familia tradicional “blanca” no era mejor que otras. Moynihan fue descalificado entonces con argumentos ad hominem más que con ideas. Pero era un hombre suficientemente brillante como para no perecer en la tormenta. Luego fue profesor en Harvard, embajador en Naciones Unidas con Gerald Ford, y senador durante cuatro mandatos. Pero su nombre está siempre unido a su célebre y clarividente informe de 1965. o 45 años después Las tesis y la recepción del informe Moynihan han sido analizadas en el reciente libro Freedom is not Enough, de James T. Patterson, profesor emérito de historia en la Brown University. Si Moynihan proponía como objetivo nacional “el establecimiento de una estructura estable en las familias negras”, al cabo de 45 años hay que reconocer que no se ha conseguido. La tasa de nacimientos extramatrimoniales entre estas familias ha crecido hasta el 72,3% en 2008, aunque también hay que reconocer que la media nacional ha subido hasta un 40,6%. Y la inestabilidad familiar es un obstáculo más para la igualdad. Patterson recuerda que actualmente un tercio de los niños negros viven bajo el umbral de pobreza, más de un millón de 2 hombres negros están en la cárcel, los adolescentes negros tienen un retraso de tres años en habilidad lectora respecto a sus compañeros blancos, y sigue habiendo guetos negros en docenas de grandes ciudades. Superar todo esto requerirá mucho tiempo. Lo que está claro, dice Patterson, es que el intencionado olvido de la cuestión familiar en las políticas pro igualdad fue un desastre para la comunidad afroamericana. Los que en nombre de la no discriminación prefirieron no evocar el tema, les hicieron un flaco favor. Igual que después se consideraron poco progresistas los estudios de sociólogos que advirtieron de los límites de la integración racial en la escuela, de los efectos que la violencia entre los jóvenes negros tendría en la remodelación de los barrios, o de que los programas de acción afirmativa podían desacreditar a sus beneficiarios. La experiencia del informe Moynihan muestra que en nombre de lo políticamente correcto del momento se puede censurar la investigación que va contra corriente; pero la realidad social siempre acaba pasando factura.
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