La planificación familiar natural. A diferencia de las generaciones que hicieron de la píldora
anticonceptiva un tótem de la liberación de la mujer, hoy empieza a calar la idea de que la planificación familiar natural es una forma de corresponsabilizar al varón en las relaciones sexuales y un alivio frente a los posibles efectos adversos de la anticoncepción hormonal. Además, ahora hay más mujeres que están redescubriendo esos métodos por el deseo de quedarse embarazadas, para lo que no hay una píldora a mano.
De
la píldora a las “apps” para conseguir un embarazo
Reconocer la propia fertilidad, lo más natural
ACEPRENSA
-
9.MAY.2017
A
diferencia de las generaciones que hicieron de la píldora
anticonceptiva un tótem de la liberación de la mujer, hoy empieza a
calar la idea de que la planificación
familiar natural es
una forma de corresponsabilizar al varón en las relaciones sexuales
y un alivio frente a los posibles efectos adversos de la
anticoncepción hormonal. Además, ahora hay más mujeres que están
redescubriendo esos métodos por el deseo de quedarse embarazadas,
para lo que no hay una píldora a mano.
(Actualizado
el 10-05-2017)
Con los clichés al uso, puede sorprender que
una universidad de reconocidas credenciales progresistas, el Colorado
College, haya sido el escenario de un exitoso curso de métodos
basados en el conocimiento de la fertilidad, como se llama también a
la planificación familiar natural. Algo impensable hace unas
décadas, cuando mucha gente veía esos métodos con desconfianza por
ignorancia, por temor a que no fueran tan seguros como la píldora, o
porque exigen más abstinencia.
Menos prejuicios
¿A qué se debe el tirón de ese curso entre
unos estudiantes que tienen al alcance todo tipo de anticonceptivos?
En una entrevista publicada
en Crux,
la bloguera Anna Keating, que organizó las sesiones, da una primera
pista: “Empecé a interesarme por el conocimiento de la fertilidad
tras una mala experiencia con la píldora”. Se casó con 23 años y
comenzó a tomar una dosis diaria para evitar quedarse embarazada. La
consulta médica duró “menos de un minuto”, recuerda. Y tampoco
le hicieron demasiado caso cuando se quejó a los médicos de los
efectos secundarios –principalmente migrañas crónicas– que ella
atribuyó al fármaco.
“El conocimiento de la fertilidad
permite a los jóvenes verse como seres relacionales, y les ayuda a
preguntarse por el tipo de relaciones que quieren construir” (Anna
Keating)
Con 26
años, cuando quería quedarse embarazada, abandonó la píldora. Las
migrañas y el resto de efectos secundarios desaparecieron, y también
recuperó la motivación y la vitalidad de antes. Más adelante
comprobó que no era la única que había tenido problemas de salud:
algunos de sus parientes cercanos, por ejemplo, tuvieron coágulos de
sangre que habrían sido causados por el dispositivo anticonceptivo
NuvaRing, cuyo fabricante ha tenido que afrontar denuncias
millonarias.
Keating
hace notar que la misma generación que ahora goza de una libertad
sin precedentes para acceder a toda clase de anticonceptivos, no
tiene reparos en hablar abiertamente sobre los riesgos para la salud
asociados a la píldora y otros anticonceptivos hormonales.
Y aunque
no faltaron feministas que en los años 70 se preocuparon de advertir
sobre los posibles efectos adversos de esos anticonceptivos, opina
que “quizá la píldora ha dejado de ser la vaca sagrada que fue
para los baby
boomers.
[Los jóvenes de hoy] están más abiertos a cuestionar a las grandes
farmacéuticas y a preguntarse por el impacto [de los anticonceptivos
hormonales] sobre su salud, sus relaciones o sobre el medio ambiente,
sobre todo cuando se les presenta la información sin juzgarles”.
Seres relacionales
“No creo que interesarse por la salud de las
mujeres sea un tema de izquierdas o de derechas”, afirma Keating,
que se define como “católica feminista”. Y cuando el
entrevistador le pregunta si el rechazo a la píldora no menoscaba su
feminismo, responde: “Creo que la posición más promujer es
enseñar a las jóvenes (y a los jóvenes) cómo funciona su cuerpo.
(…) Hay un cambio enorme cuando empiezas a ver la propia fertilidad
y el propio cuerpo no como un enemigo a erradicar, sino como un
indicador de salud que es preciso comprender. El conocimiento de la
fertilidad les permite verse como seres relacionales, y les ayuda a
preguntarse por el tipo de relaciones que quieren construir”.
Con este planteamiento conectan creyentes y no
creyentes. De ahí que no tenga sentido reducir la enseñanza de los
métodos naturales al ámbito católico. Sus alumnas escépticas con
la religión, por ejemplo, se muestran particularmente receptivas
cuando les explica “que su cuerpo es sagrado, bueno y que está
hecho para el amor y la conexión”.
El entusiasmo por las aplicaciones
móviles de fertilidad refleja el interés de cada vez más mujeres
por los métodos naturales
También facilita las cosas el aprecio de los
jóvenes por lo natural, que a veces choca con los prejuicios de sus
mayores. “Los métodos basados en el conocimiento de la fertilidad
son gratuitos, ecológicos y eficaces, pero los médicos no los
enseñan”, lamenta Keating. Y deja constancia de la perplejidad que
suscitaron sus explicaciones a una alumna de Yale que se había
decantado por la especialidad de estudios de género: “¿Cómo es
posible que nadie me haya explicado antes cómo funciona el ciclo
[menstrual]?”.
En la misma línea, la doctora estadounidense
Marguerite Duane, profesora en la Universidad de Georgetown y
fundadora de Fertility Appreciation Collaborative to Teach the
Science, una organización especializada en la enseñanza de la
planificación familiar natural, denuncia el
desconocimiento de estos métodos por parte de muchos médicos. Y eso
a pesar de su eficacia: “De acuerdo con la mejor y más actualizada
información médica publicada hasta la fecha, la tasa de eficacia de
los métodos basados en el conocimiento de la fertilidad oscila entre
el 95% y el 99,5% según el método, si se usan de manera correcta
[en sintonía con los datos
de la OMS]. E incluso
en su uso común, las tasas de eficacia de esos métodos son
comparables a las de las formas más usadas de control de la
natalidad”.
Alta eficacia de los métodos, no de las “apps”
El interés creciente de la opinión pública
por la planificación familiar natural se ve también en el boom de
las aplicaciones móviles pensadas para reconocer los días fértiles
durante el ciclo menstrual –bien para aplazar un embarazo, bien
para lograrlo–, algunas de las cuales superan de largo el millón
de descargas, como Clue, Flo, Ovia o Glow.
La
oferta es variada, pero muchas no son fiables, pues carecen de la
base científica que la OMS sí reconoce a los métodos naturales
(sobre la gran eficacia, teórica y práctica, de estos métodos,
ver Aceprensa,
7-04-2010). Además,
para usar correctamente un método de planificación familiar natural
es imprescindible conocer bien sus normas y, para eso, hace falta una
formación adecuada.
Hay aplicaciones muy precarias, como las que se
limitan a llevar un registro de la temperatura corporal basal, y que
pierden eficacia al fiar los cálculos a algoritmos que pretenden
diseñar un patrón para todas las mujeres (pese a que los días
fértiles de cada mujer pueden variar de un ciclo a otro).
Algunas tampoco tienen en cuenta a mujeres con
ciclos irregulares, o que se ven alterados por distintas
circunstancias vitales: lactancia, premenopausia, abandono de la
píldora… O bien pasan por alto otros factores que pueden llegar a
invalidar la toma de temperatura: viajes, cenas copiosas, consumo
abundante de alcohol la noche anterior, situación de estrés…
Para
usar correctamente un método de planificación familiar natural es
imprescindible conocer bien sus normas y, para eso, hace falta una
formación adecuada
Otras aplicaciones añaden al registro de la
temperatura el parámetro del moco cervical (en el que se basa el
método Billings) y otros indicadores (método sintotérmico) que
afinan la eficacia, como Sympto, iCycleBeads, LilyPro o Lady Cycle.
Pero incluso en estos casos, para hacerlo bien, hay que aprender a
interpretar los datos. De lo contrario, es fácil caer en una especie
de “confianza ciega” en la app,
donde se van anotando datos que no se comprenden.
Una ventana de oportunidad
Más tranquilidad ofrecen las aplicaciones
pensadas para buscar un embarazo, pues aquí no hay sorpresas
inesperadas. Con ellas se abre una “ventana de oportunidad” para
descubrir el valor de los métodos de planificación familiar
natural, no ya para evitar la concepción sino para lograrla.
Algunas informaciones periodísticas sobre las
aplicaciones de fertilidad suelen presentarlas como una posible
alternativa a la píldora anticonceptiva. Pero, en realidad,
las apps solo
son un instrumento de registro que presuponen una formación en
varios frentes (fisiológico, psicológico, afectivo,
antropológico…), además del conocimiento de las normas y reglas
de los distintos métodos. Las apps,
por ejemplo, no proporcionan la motivación necesaria para la
abstinencia en el caso de que la pareja quiera posponer el embarazo.
No obstante, muchas noticias coinciden (aquí
una de El
País, otra de
la BBC, otra de The
Guardian…) en que el entusiasmo
por esas aplicaciones móviles refleja el interés de cada vez más
mujeres por los métodos naturales.
Vida
Cristiana
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