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SIDA. Aunque en algunos ámbitos llegó a considerarse inoportuno referirse a “grupos de riesgo” al
hablar del sida, por temor a favorecer actitudes discriminatorias, ONUSIDA sigue subrayando que la
lucha contra la epidemia ha de empezar por las “poblaciones clave más expuestas”. Otras
“actividades programáticas básicas” deben ser la dirigidas a provocar cambios de conducta social.
Cfr. La lucha contra el sida tiene que centrarse en los grupos de riesgo
Aceprensa – 30 de noviembre de 201130.NOV.2011
En el África subsahariana, las infecciones anuales han bajado un 26% desde 1997,
principalmente gracias a la reducción del número de parejas sexuales, en particular
entre los jóvenes, que también han retrasado la iniciación sexual
Aunque en algunos ámbitos llegó a considerarse inoportuno referirse a “grupos de riesgo” al hablar del
sida, por temor a favorecer actitudes discriminatorias, ONUSIDA sigue subrayando que la lucha contra la
epidemia ha de empezar por las “poblaciones clave más expuestas”. Son “profesionales del sexo y sus clientes,
usuarios de drogas inyectables y hombres que tienen relaciones sexuales con hombres ”. Vuelve a decirlo en su
último informe anual, que no registra apenas novedades en cuanto a la difusión del virus en las distintas partes del
mundo con respecto a la edición de 2010 (ver Aceprensa, 29-11-2010).
De las “actividades programáticas básicas” que propone el organismo de la ONU especializado en el sida,
la primera consiste en intervenciones dirigidas a esos tres grupos. La razón es que ellos predominan en la
epidemia, y a la vez contribuyen a extenderla a otras capas de población. Así ha sucedido en muchos países,
donde al principio la infección por VIH (el virus del sida) era prácticamente exclusiva de homosexuales o
drogadictos, y ahora predomina la transmisión por vía heterosexual.
El informe destaca algunos ejemplos de éxito con esas intervenciones. En Camboya, donde el VIH se
transmite principalmente por medio de la prostitución, el uso sistemático del preservativo en este ámbito ha hecho
que las nuevas infecciones anuales bajen de unas 30.000 en 1995 a unas 2.000 en la actualidad. En Dacca
(Bangladesh), gracias a un programa dirigido a los consumidores de drogas inyectables, la prevalencia del VIH en
este grupo se ha reducido del 7% al 5,3% en los últimos cuatro años. En cambio, Rusia destina a las poblaciones
más expuestas menos del 5% de su considerable presupuesto para la prevención del sida, y las nuevas infecciones
no cesan de aumentar.
En general, los mayores progresos (claro que a partir de la situación más grave) se dan en el África
subsahariana, donde las infecciones se dan sobre todo en relaciones heterosexuales, con fuerte incidencia de la
prostitución en algunas zonas. Las infecciones anuales han bajado un 26% en el conjunto de la región desde el
máximo registrado en 1997. El retroceso se debe principalmente a la reducción del número de parejas sexuales, y
es alentador que esto se haya producido de modo particular entre los jóvenes, que también han retrasado la
iniciación sexual. De todas formas, el África subsahariana, con el 12% de la población mundial, todavía registra el
68% del total de personas con VIH y el 70% de las nuevas infecciones.
Como explicaba el informe del año pasado, la epidemia se ha agravado en Europa oriental y Asia central.
Y “en América del Norte y Europa occidental y central –dice el informe de este año– permanece obstinadamente
estable, a pesar del acceso universal al tratamiento, de la atención y el apoyo, y de la amplia sensibilización sobre
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la epidemia y las causas de la infección por el VIH”. Esto se debe en gran parte a que han aumentado los casos
de infección en relaciones homosexuales, según decía también el informe anterior.
Hoy, los seropositivos son más que nunca –unos 34 millones en todo el mundo– no solo porque continúan
las nuevas infecciones, aunque a menor ritmo, sino también porque ha mejorado mucho la tasa de supervivencia.
Esto obedece al hallazgo y difusión de medicamentos eficaces que, si bien no eliminan completamente el virus, lo
mantienen a niveles inapreciables. Esto ya no es privilegio de los habitantes de países ricos. Once naciones de
renta media o baja, incluidas cuatro africanas (Botsuana, Comoras, Namibia y Ruanda) han implantado el
tratamiento prácticamente universal (a más del 80% de los seropositivos). Otras quince superan el 60%.
Como las personas medicadas presentan bajo riesgo de infectar a otras, es crucial seguir extendiendo el
tratamiento, dice ONUSIDA. Pero esto no exime de seguir con la prevención, advierte el informe, pues la
experiencia muestra que los avances obtenidos con actuaciones enérgicas (intervenciones en los grupos de riesgo,
generalización del tratamiento) pueden ser rápidos y considerables, pero luego se estancan. Por eso, otras
“actividades programáticas básicas” deben ser las dirigidas a provocar cambios de conducta sexual.
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Vida Cristiana
miércoles, 15 de febrero de 2017
SIDA. Aunque en algunos ámbitos llegó a considerarse inoportuno referirse a “grupos de riesgo” al hablar del sida, por temor a favorecer actitudes discriminatorias, ONUSIDA sigue subrayando que la lucha contra la epidemia ha de empezar por las “poblaciones clave más expuestas”. Otras “actividades programáticas básicas” deben ser la dirigidas a provocar cambios de conducta social.
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