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SIDA. Edward Green muestra en su nuevo libro Broken Promises (Promesas rotas) cómo “el
AIDS establishment ha traicionado al mundo en desarrollo” al imponer unas estrategias
equivocadas que renuncian a cambiar las conductas sexuales de riesgo. Green ha trabajado durante
más de treinta años en desarrollo internacional, y desde los años ochenta ha investigado la epidemia
de sida, sobre todo en África. En la Universidad de Harvard ha sido director del Proyecto de
Investigación sobre la Prevención del Sida, y es consejero de organismos dedicados a esta tarea. Green
señala que una serie de ideas preconcebidas se convierten en obstáculos para prevenir el sida.
Cfr. Las “Promesas Rotas” en la prevención del sida en África
Aceprensa – 26.SEP.2011
Broken Promises.
How the AIDS Establishment has Betrayed the Developing World.
Autor:Edward Green
PoliPointPress (2011).
Con su libro de 2003 Repensar la prevención del sida, el investigador Edward Green puso
sobre la mesa lo que estaba funcionando y lo que estaba fallando en la lucha contra el sida en
África. Y lo que decía era una voz disonante en el coro de los que todo lo cifraban en la distribución
de preservativos. Ahora, Green muestra en su nuevo libro Broken Promises (Promesas rotas) cómo
“el AIDS establishment ha traicionado al mundo en desarrollo” al imponer unas estrategias
equivocadas que renuncian a cambiar las conductas sexuales de riesgo.
Green ha trabajado durante más de treinta años en desarrollo internacional, y desde los años
ochenta ha investigado la epidemia de sida, sobre todo en África. En la Universidad de Harvard ha
sido director del Proyecto de Investigación sobre la Prevención del Sida, y es consejero de
organismos dedicados a esta tarea.
Green, que antes había trabajado para grupos de control de población, enfoca las estrategias
de prevención del sida con una mente abierta, tratando de descubrir lo que funciona, sin prejuicios
ideológicos. Cuando en 1993 visitó Uganda, observó el éxito que estaba teniendo la estrategia
conocida como ABC para reducir las infecciones. El retraso en el inicio de las relaciones sexuales
de los jóvenes (A), la fidelidad a una sola pareja (B) y el uso de condones (C) solo si no se vive lo
anterior, había logrado reducir sustancialmente las tasas de infección.
A pesar de estas pruebas, muchos “expertos” occidentales y los organismos extranjeros que
financian los programas de prevención, siguieron manteniendo que era poco realista confiar en la
abstinencia y en la fidelidad, y pusieron todo su esfuerzo financiero y educativo en el uso de
preservativos.
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Con un enfoque pragmático, Green y los investigadores de su equipo habían estudiado los
resultados de los programas basados en condones y habían concluido que no estaban siendo eficaces
para frenar la epidemia. Compararon la prevalencia del VIH entre tres tipos de personas: los que
nunca usaban condones, los que los usaban a veces, y los que los usaban siempre. Y no encontraron
correlación entre el uso de preservativos y el estado respecto a la infección por VIH. Los que los
usaban esporádicamente (que es lo más habitual en África y en otras partes) tenían la misma o
mayor tasa de infección que los no usuarios. Los que decían usarlos siempre tenían tanta
probabilidad de estar infectados como los que no los usaban.
Cuando Uganda relajó la estrategia ABC, la tasa de infección por VIH volvió a subir (ver
Aceprensa, 1-03-2010). En Broken Promises, Green explica cómo lo que llama el “AIDS
establishment” prefiere ignorar las crecientes pruebas de que la prevención a través solo de
condones es un fracaso. En este establishment incluye a activistas gays, grupos de control de
población, fabricantes de condones y algunas ONG decididas a imponer su idea de revolución
sexual en África. Este establishment piensa que los africanos son incapaces de cambiar su
comportamiento sexual y que por eso la única respuesta posible son los condones. Sin embargo, la
experiencia de países como Zimbabue (cfr. Aceprensa, 24-02-2011) indica que el principal factor
del descenso de la tasa de infección por VIH ha sido el aumento de la fidelidad matrimonial y la
reducción del número de parejas sexuales.
En cambio, advierte Green, las campañas que presentan el uso de preservativos como
equivalente a “sexo seguro” pueden generar un comportamiento desinhibido. Es lo que se llama
“compensación de riesgo”, que lleva a asumir riesgos mayores en la conducta sexual cuando uno se
cree protegido.
o Ideas preconcebidas
Por eso a Green no le importó salir en defensa de Benedicto XVI cuando en su viaje a
Camerún en 2009 dijo que el problema del sida en África exigía un cambio de conducta sexual y
que no podía resolverse simplemente con la distribución de preservativos. Green piensa que el Papa
“sintetizó lo que dice la mejor investigación actual sobre la prevención del sida en África”.
En su libro, Green señala que una serie de ideas preconcebidas se convierten en obstáculos
para prevenir el sida.
En primer lugar, la creencia de que cada persona “tiene el inalienable derecho a escoger su
comportamiento sexual y a expresarlo libremente, sin inhibición, juicio o censura por parte de la
sociedad” se convierte en un valor que está por encima de toda otra consideración, incluso de la
salud.
Segundo, se da por supuesto que uno no puede cambiar de conducta sexual, lo que lleva a
poner el acento solo en la “reducción de daños”.
En tercer lugar, se adopta una postura relativista, según la cual nadie tiene derecho a criticar
prácticas como la prostitución, la promiscuidad gay o el sexo entre adultos y chicas adolescentes.
Según algunos expertos, gran parte de los contagios del virus del sida entre las jóvenes en el África
subsahariana se deben a la actividad de los sugar daddies: hombres que ofrecen regalos o dinero a
cambio de favores sexuales.
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Este enfoque ideológico ha llevado a que en el caso del sida no se hayan tenido en cuenta
prácticas de salud pública que son normales en otras epidemias (búsqueda del origen del contagio,
notificación a la pareja, promover un cambio de conducta...). La política oficial ha sido la de no
adoptar medidas que pudieran hacer que los ya infectados se sintieran culpables por su conducta.
Green piensa que si se hubieran adoptado esas medidas, la pandemia de sida podría haberse
controlado.
www.parroquiasantamonica.com
Vida Cristiana
miércoles, 15 de febrero de 2017
SIDA. Edward Green muestra en su nuevo libro Broken Promises (Promesas rotas) cómo “el AIDS establishment ha traicionado al mundo en desarrollo” al imponer unas estrategias equivocadas que renuncian a cambiar las conductas sexuales de riesgo. Green ha trabajado durante más de treinta años en desarrollo internacional, y desde los años ochenta ha investigado la epidemia de sida, sobre todo en África. En la Universidad de Harvard ha sido director del Proyecto de Investigación sobre la Prevención del Sida, y es consejero de organismos dedicados a esta tarea. Green señala que una serie de ideas preconcebidas se convierten en obstáculos para prevenir el sida.
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