jueves, 13 de julio de 2017
Domingo 24 del Tiempo Ordinario, Ciclo A (2011). El perdón y la justicia son compatibles: «No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón» (Juan Pablo II, Mensaje para la Celebración de la Jornada Mundial por la paz, 2002). El perdón no se opone a la justicia, sino al rencor, a la venganza, al odio. El perdón no consiste en inhibirse ante las legítimas exigencias de reparación del orden violado, sino en una recuperación de las heridas abiertas.
1 Domingo 24 del Tiempo Ordinario, Ciclo A (2011). El perdón y la justicia son compatibles: «No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón» (Juan Pablo II, Mensaje para la Celebración de la Jornada Mundial por la paz, 2002). El perdón no se opone a la justicia, sino al rencor, a la venganza, al odio. El perdón no consiste en inhibirse ante las legítimas exigencias de reparación del orden violado, sino en una recuperación de las heridas abiertas. Cfr. 24 Semana tiempo ordinario ciclo A 11 septiembre 2011 Eclesiástico 27, 30-28.8; Romanos 14, 7-9; Mateo 18, 21-35 Mateo 18, 21-35: 21En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: -«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» 22 Jesús le contesta: -«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 23 Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" bY el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.» Eclesiástico 27,33-28, 9: 33 Rencor y cólera, ambos son detestables, y el hombre pecador los tendrá dentro. 1 Del vengativo se vengará el Señor; Él le tendrá siempre presentes sus pecados. 2 Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando reces. 3 Hombre que a hombre guarda rencor, ¿cómo osará pedir al Señor la curación? 4. El hombre que no tiene misericordia con su semejante, ¿cómo se atreve a rezar por sus propios pecados? 5. Si él, siendo mortal, guarda rencor, ¿quién le perdonará sus pecados? ¿Y pide a Dios la reconciliación? 6. Recuerda tus postrimerías y dejarás de odiar: 7 son corrupción y muerte; así cumplirás los mandatos. 8 Recuerda los preceptos, y no te enojes con el prójimo; 9 recuerda la alianza del Altísimo, y no tengas en cuenta los errores del prójimo. 1. ¿Perdón o justicia?: Una falsa alternativa • Ante hechos indignantes y muy numerosos - desgraciadamente - que suceden en la vida (crímenes y todo tipo de injusticias), que proporcionan indecibles sufrimientos a personas y pueblos, podemos caer en la tentación de preguntarnos: ¿debo perdonar como dice el Señor o dejar y promover que se haga justicia?. La indignación que sufrimos antes determinados hechos objetivamente condenables, nos lleva a estar de acuerdo con lo que un autor ha escrito: “perdonar las ofensas no es fácil, y probablemente no forma parte del código genético de la criatura humana”. • Pero plantearnos en términos alternativos el perdón y la justicia es falso, como observa Juan Pablo II en su Mensaje para la Celebración de la Jornada Mundial por la Paz (1 de enero de 2002). Se proponen a continuación, de manera esquemática y breve, los puntos que nos pueden ayudar a resolver esa falsa alternativa, según ese documento y algunos otros del magisterio eclesiástico; como se observará se trata de procurar hacer compatible las exigencias de la justicia con las de la misericordia y del perdón. 2 o La autoridad legítima tiene el derecho y el deber de imponer reparaciones a los desórdenes introducidos por delitos que lesionan derechos humanos y la convivencia civil. • CEC 2266: “A la exigencia de la tutela del bien común corresponde el esfuerzo del Estado para contener la difusión de comportamientos lesivos de los derechos humanos y las normas fundamentales de la convivencia civil. La legítima autoridad pública tiene el derecho y el deber de aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito. La pena tiene, ante todo, la finalidad de repara el desorden introducido por la culpa. Cuando la pena es aceptada voluntariamente por el culpable, adquiere un valor de expiación. La pena finalmente, además de la defensa del orden público y la tutela de la seguridad de las personas, tiene una finalidad medicinal: en la medida de lo posible, debe contribuir a la enmienda del culpable”. o El perdón no se opone a la justicia, sino al rencor, a la venganza, al odio ... El perdón no consiste en inhibirse ante las legítimas exigencias de reparación del orden violado, sino en una recuperación de las heridas abiertas. • cfr. Mensaje, n. 3: “El perdón se opone al rencor y a la venganza, no a la justicia. (...) El perdón en modo alguno se contrapone a la justicia, porque no consiste en inhibirse ante las legítimas exigencias de reparación del orden violado. (...) pretende una profunda recuperación de las heridas abiertas. Para esta recuperación, son esenciales ambos, la justicia y el perdón.” (…). • CEC 2262: “En el Sermón de la Montaña, el Señor recuerda el precepto: «No matarás» (Mateo 5, 21), y añade el rechazo absoluto de la ira, del odio y de la venganza.” (...) o El perdón se opone al instinto de devolver mal por mal. Raíz y dimensiones divinas del perdón y razones humanas. • Mensaje...., n.8: “El perdón, antes de ser un hecho social, nace en el corazón de cada uno. Sólo en la medida en que se afirma una ética y una cultura del perdón se puede esperar también en una " política del perdón ", expresada con actitudes sociales e instrumentos jurídicos, en los cuales la justicia misma asuma un rostro más humano. En realidad, el perdón es ante todo una decisión personal, una opción del corazón que va contra el instinto espontáneo de devolver mal por mal. Dicha opción tiene su punto de referencia en el amor de Dios, que nos acoge a pesar de nuestro pecado y, como modelo supremo, el perdón de Cristo, el cual invocó desde la cruz: " Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen " (Lc 23, 34). Así pues, el perdón tiene una raíz y una dimensión divinas. No obstante, esto no excluye que su valor pueda entenderse también a la luz de consideraciones basadas en razones humanas. La primera entre todas, es la que se refiere a la experiencia vivida por el ser humano cuando comete el mal. Entonces se da cuenta de su fragilidad y desea que los otros sean indulgentes con él. Por tanto, ¿por qué no tratar a los demás como uno desea ser tratado? Todo ser humano abriga en sí la esperanza de poder reemprender un camino de vida y no quedar para siempre prisionero de sus propios errores y de sus propias culpas. Sueña con poder levantar de nuevo la mirada hacia el futuro, para descubrir aún una perspectiva de confianza y compromiso.” o El odio voluntario a la persona es contrario a la caridad. • CEC 1933: (...) La enseñanza de Cristo exige incluso el perdón de las ofensas. Extiende el mandamiento del amor que es el de la nueva ley a todos los enemigos (Cf Mateo 5, 43-44). La liberación en el espíritu del Evangelio es incompatible con el odio al enemigo en cuanto persona, pero no con el odio al mal que hace en cuanto enemigo.” • CEC 2303: El odio voluntario es contrario a la caridad. El odio al prójimo es pecado cuando se le desea deliberadamente un mal. El odio al prójimo es un pecado grave cuando se le desea deliberadamente un daño grave. «Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial...» (Mt 5, 44-45). 3 2. El perdón en la liturgia de la celebración eucarística de hoy o En la primera Lectura, del libro del Eclesiástico, encontramos dos grupos de sentencias sobre el perdón. cfr. Sagrada Escritura, Libros poéticos y sapienciales, Eclesiástico/Sirácida 28, 1-13, Eunsa 2001. • Versículos 1-5: hay que perdonar para poder ser perdonado; • Versículos 6-9: no mantendremos el ánimo irritado contra el prójimo si «recordamos» quiénes somos y qué ha hecho Dios con nosotros. • “Parece claro que nuestro Señor tenía presentes estos u otros consejos semejantes al enseñar en el Padrenuestro: «perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores». (Mateo 6,12; cfr. también Mateo 6,14)”. • cfr. Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture Anno A, Piemme 3 edizione novembre 1995, XXIV domenica, p. 253: “El párrafo que leemos hoy [en la primera Lectura], dedicado al tema del perdón y del rencor, está escrito con el estilo de la reflexión sapiencial 1 , que se preocupa de hacer confluir en la religión exigencias morales concretas e inmediatas. El rencor hacia el hermano - afirma este sabio – es como una pantalla que interrumpe también el diálogo con Dios. Si perdonas al hermano, también Dios te perdona; si tú eres implacable, también Dios lo será contigo”. o En el Evangelio: Mateo 18, 21-22 • La respuesta del Señor a la pregunta de Pedro equivale al adverbio «siempre». Debemos perdonar siempre. “No encerró el Señor el perdón en un número determinado, sino que dio a entender que hay que perdonar continuamente y siempre” (S. Juan Crisóstomo, Hom. In Mt. 61,1). • “El «prójimo» se extiende a todo hombre, incluidos aquellos a los que hay que devolver bien por mal (5, 44-45; Romanos 12, 17-21; 1 Tesalonicenes 5,15; 1 P 3,9; ver Éxodo 21, 25+; Sal 5,11+). (Biblia de Jerusalén, Mateo 18, 21). • Cfr. Gianfranco Ravasi, o.c. pp. 253-254: “La dimensión «teológica» del perdón ha sido recogida también en el párrafo del «Discurso sobre la comunidad» que Mateo describe en el cap. 18 de su Evangelio. En ese párrafo vemos que aparece una especie de díptico: en la primera tabla se habla sobre la corrección fraterna, como se vio el pasado domingo; en la segunda tabla, que hoy leemos, en la escena se ve el perdón. Algunos textos bíblicos invitaban a conceder el perdón al menos tres veces, como Dios «que perdona al hombre tres veces», como dice Job (33,29). A Pedro le parecía que era atrevido y generoso imaginar un perdón hasta siete veces. Jesús, sin embargo, va más allá rompiendo con toda concepción cuantitativa del perdón. Él da un vuelco al terrible canto de la violencia pronunciado por Lamech en Génesis 4, 24 (“Caín será vengado siete veces y Lamech setenta y siete veces”), y exige a sus discípulos el perdón ilimitado, expresado por medio de la simbólica y exorbitante cifra de «setenta veces siete»2 ”. • Cfr. Gianfranco Ravasi, o.c. p. 254: “La trama de la parábola tiene tres escenas con dos protagonistas: el dueño y el siervo deudor; el siervo y un colega suyo deudor a su vez en relación con él; el dueño y el siervo en la rendición de cuentas final. Toda la narración se basa sobre un contraste. Se trata de la oposición entre dos comportamientos: la deuda del siervo es 1 El libro “Eclesiástico” es uno de los llamados libros «sapienciales o poéticos», también llamados «didácticos» o «morales». Los libros poéticos son los Salmos y el Cantar de los Cantares. Los libros sapienciales son Job, Proverbios, Eclesiastés o Qohélet, Eclesiástico o Sirácida y Sabiduría. “Los libros sapienciales representan la interiorización en el hombre de la Ley divina, cuya bondad es descubierta mediante la razón y la experiencia humanas, y cuyo conocimiento y práctica hace sabio al hombre. De ahí que lo que la Ley prescribe en forma de mandamientos, en los libros sapienciales se proponga en forma de sabios consejos mostrando las consecuencias de seguirlos o no” (Libros poéticos y sapienciales, Eunsa 2001, Introducción p. 13). 2 Ésta es una expresión semítica para indicar un número ilimitado. 4 desmesurada3 , y, sin embargo, al dueño le basta un gesto de buena voluntad y perdona inmediatamente; por su parte, el siervo tiene un colega deudor de un crédito exiguo (cien denarios) y, no obstante, su rigor es inexorable, no admitiendo esperas, rémoras o tolerancia. Dios en su infinita misericordia supera todo delito del hombre, condonándole todo y siempre. El hombre, por el contrario, desvela su mezquindad comportándose frecuentemente como un tirano ofendido que trata despiadadamente al hermano también por una nimiedad o una ofensa mínima y ridícula. La lección de Jesús es por tanto límpida y no admite excepciones. El discípulo debe estar siempre preparado y gozoso para conceder el perdón sin recurrir a excusas o a distinciones vanas de acuerdo con el modelo del perdonar pero no olvidar. El perdón concedido al hermano tiene una raíz profunda: debemos, en efecto, reconocer que nosotros somos perdonados antes por Dios.” (…) • “En el rostro del siervo deudor podemos intuir nuestros rasgos. Nuestros créditos en relación con los demás son nimiedades microscópicas si las comparamos con los créditos que Dios podría presentarnos. (…) 3. La enseñanza del Padrenuestro: «como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. o a) Estamos llamados a ser una sola cosa con Cristo • CEC 521: Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros. «El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido en cierto modo con todo hombre» (Gaudium et spes 22, 2). Estamos llamados a no ser más que una sola cosa con El; nos hace comulgar en cuanto miembros de su Cuerpo en lo que El vivió en su carne por nosotros y como modelo nuestro: Debemos continuar y cumplir en nosotros los estados y Misterios de Jesús, y pedirle con frecuencia que los realice y lleve a plenitud en nosotros y en toda su Iglesia... Porque el Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus Misterios en nosotros y en toda su Iglesia por las gracias que El quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros gracias a estos Misterios. Y por este medio quiere cumplirlos en nosotros (S. Juan Eudes, regn). o b) Pero observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Sólo el Espíritu Santo puede hacer nuestros los sentimientos de Cristo Jesús. • CEC 2842: Este «como» no es el único en la enseñanza de Jesús: «Sed perfectos "como" es perfecto vuestro Padre celestial» (Mateo 5, 48); «Sed misericordiosos, "como" vuestro Padre es misericordioso» (Lucas 6, 36); «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que "como" yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros» (Juan 13, 34). Observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación, vital y nacida «del fondo del corazón», en la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios. Sólo el Espíritu que es «nuestra vida» (Gálatas 5, 25) puede hacer nuestros los mismos sentimientos que hubo en Cristo Jesús (Cf Filipenses 2, 1. 5). Así, la unidad del perdón se hace posible, «perdonándonos mutuamente "como" nos perdonó Dios en Cristo» (Efesios 4, 32). www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana 3 La deuda es de 10.000 talentos. Algunos investigadores revelan que las rentas anuales de Herodes el Grande eran de unos novecientos talentos y los ingresos fiscales en Galilea y Perea en el siglo 4º a.C. habían sido no superiores a los doscientos talentos.
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