27 de Septiembre del 2015
Ojalá:
Moisés
lo dijo así: “¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y
recibiera el espíritu del Señor!”
Nosotros
podemos decir: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus
fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor”.
Esa
invocación es nuestro modo de decir: ¡Ojalá nuestra vida profetice
la voluntad del Señor, hable de sus mandatos, imite su infinita
caridad para con todos! ¡Ojalá la alegría profetice en nuestro
corazón, ilumine nuestro rostro, para que siempre digamos bien de
Dios! ¡Ojalá en nuestras palabras aletee incansable una profecía
de esperanza! ¡Ojalá todo nuestro ser vaya diciendo que Dios es
amor!
La
Eucaristía que celebramos es profecía del Reino de Dios,
anticipación del banquete celeste, semilla prodigiosa de esperanza
desmesurada.
Quienes
participamos en ella, transformados en Cristo por la fuerza del
Espíritu, estamos llamados a ser buena noticia para los pobres,
profecía de salvación que pronuncia para ellos el amor eterno de
Dios.
¡Ojalá
todo el pueblo del Señor sea profeta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.