23 de Agosto del 2015
El
escándalo de creer
Si
la fe no se reduce a mero ejercicio de prácticas religiosas, llega
un momento en que se nos pide la adhesión personal a Dios: “Si no
os parece bien servir al Señor, escoged a quién servir”. Entonces
en nuestro interior resonará la pregunta: “¿También vosotros
queréis marcharos?”.
El
evangelio de este domingo describe una situación dramática: Las
gentes a las que habíamos visto salir en busca de Jesús y que
querían nombrarlo rey como si tuviesen fe, se apartan ahora de él
decepcionadas. Muchos de los que hasta aquella hora habían sido sus
discípulos “se echaron atrás y no volvieron a ir con él”.
Incluso a los Doce, a los íntimos, Jesús ha de preguntar si quieren
marcharse.
¿Qué
había de escandaloso en las palabras de Jesús? Lo escandaloso en el
discurso de Jesús sobre el pan de vida era la muerte de quien decía
proceder del cielo y se presentaba como enviado de Dios para la vida
del mundo. Lo inaceptable era el Cuerpo repartido del Mesías Jesús
y su sangre entregada. Los hombres no podemos creer, no podemos comer
ni beber esa dura realidad, pues se aparta demasiado de las ilusiones
que alimenta nuestra religiosidad. Todos estaríamos dispuesto a
seguir a un Dios que por nada reparte pan sabroso y abundante, pero
damos la espalda a un Dios que se parte como un pan para que comamos
y nos pide hacer de nuestra vida un pan para que todos coman.
Si
queremos comprender en profundidad el escándalo que suscita el
proyecto de Dios en el corazón del hombre, si queremos acercarnos al
misterio de la soledad de Jesús, hemos de dejar la sinagoga de
Cafarnaún para acercarnos al monte de la crucifixión. Allí no sólo
enemigos, indiferentes o curiosos, sino también los Doce, los
íntimos, abandonan a Jesús.
Si
la Eucaristía que celebramos nos deja tranquilos en nuestra
religiosidad, es de temer que todavía no empezamos a vivirla como
sacramento del escándalo de la cruz. Para un cristiano, creer y
comulgar significa escoger como Señor a un Dios que le ofrece la
vida para que el creyente dé la vida con él.
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