miércoles, 17 de mayo de 2017
La familia. El negocio del ocio en Salou (Tarragona). Como otros años, miles de jóvenes británicos han invadido literalmente la ciudad tarraconense de Salou. Han llegado unos cinco mil y se esperan otros tres mil más. Su objetivo: deporte y diversión. Por poco más de doscientos euros, pasan unas minivacaciones fuera de casa sin ningún control. Adolescentes borrachos (lo que hacen se llama, aunque queramos utilizar otros eufemismos, «turismo de borrachera»), actos soeces e incívicos y todo lo que quepa en días de deporte y noches de desenfreno, donde la única norma es que las normas se han quedado a mil quinientos kilómetros de distancia.
1 La familia. El negocio del ocio en Salou (Tarragona). Como otros años, miles de jóvenes británicos han invadido literalmente la ciudad tarraconense de Salou. Han llegado unos cinco mil y se esperan otros tres mil más. Su objetivo: deporte y diversión. Por poco más de doscientos euros, pasan unas minivacaciones fuera de casa sin ningún control. Adolescentes borrachos (lo que hacen se llama, aunque queramos utilizar otros eufemismos, «turismo de borrachera»), actos soeces e incívicos y todo lo que quepa en días de deporte y noches de desenfreno, donde la única norma es que las normas se han quedado a mil quinientos kilómetros de distancia. Cfr. El negocio del ocio. En la ciudad tarraconense de Salou. blogfamiliaactual - Aceprensa Posted on abril 9, 2012 Como otros años, miles de jóvenes británicos han invadido literalmente la ciudad tarraconense de Salou. Han llegado unos cinco mil y se esperan otros tres mil más. Su objetivo: deporte y diversión. Por poco más de doscientos euros, pasan unas minivacaciones fuera de casa sin ningún control. El año pasado hubo una denuncia por violación que hizo saltar las alarmas. Este año, parece que se han tomado algunas medidas preventivas, por ejemplo, el ayuntamiento ha colgado en los locales un letrero con estas indicaciones: Vive la fiesta con respeto, baila con control, bebe con responsabilidad y flirtea con cuidado, y la organización ha eliminado el sexo y el alcohol como reclamo publicitario (Público). No obstante, parece que tenemos más de lo mismo: adolescentes borrachos (lo que hacen se llama, aunque queramos utilizar otros eufemismos, «turismo de borrachera»), actos 2 soeces e incívicos y todo lo que quepa en días de deporte y noches de desenfreno, donde la única norma es que las normas se han quedado a mil quinientos kilómetros de distancia. Los vecinos se resignan porque saben que representa una fuente de ingresos considerable para la ciudad. Por su parte, los locales frecuentados por los jóvenes se frotan las manos ante una avalancha de consumidores que, si bien no salvan la temporada, le dan el primer impulso. Los mensajes que reciben los jóvenes siguen siendo ambiguos: ¡Bebe! ¡Bebe mucho!, les decimos, pero no te emborraches, no cometas actos incívicos, no te pongas en ridículo, no hagas gamberradas. ¡Consume alcohol! ¡Consume mucho!, pero no digas que estás haciendo «turismo de borrachera». Primero unimos alcohol y diversión, y después lanzamos recomendaciones políticamente correctas, pero incapaces de desbancar a la premisa mayor. Enredamos así a nuestros jóvenes en la lógica del mercado, lógica en la que también estamos enredados nosotros. Mientras el ocio de nuestros hijos sea un negocio para algunos, no recibirán mensajes veraces, sino turbios y equívocos. La familia, una vez más, se encuentra sola ante el peligro, remando contra corriente con remos de goma, porque el ocio de los hijos no es ningún negocio, sino algo mucho más importante, del que debemos preocuparnos y ocuparnos. Preocuparnos, porque la aleación de ocio y negocio es tremendamente peligrosa, y ocuparnos para encontrar alternativas atractivas y, ante todo, sanas. www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana
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