Mandamientos y ley natural. Relaciones de los mandamientos con la ley natural, según algunos de
los números del Catecismo de la Iglesia Católica. Una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre, para manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle contra el mal. El Decálogo enuncia los principios de vida moral válidos para todos los hombres. Las "diez palabras", como preceptos negativos o como mandamientos positivos, indican las condiciones de una vida liberada de la esclavitud del pecado. El Decálogo es un camino de vida. Los preceptos del Decálogo, aunque accesibles a la sola razón, han sido revelados. Los diez mandamientos, grabados por Dios en el corazón humano, expresan deberes fundamentales del hombre hacia Dios y su prójimo, y son básicamente inmutables; contienen una expresión privilegiada de la ley natural, que conocemos por revelación divina y por la razón humana.
La ley natural está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo
Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo como igual a sí mismo.
Se llama natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana
1955 La
ley "divina y natural" (Gaudium et Spes 89, 1), muestra al
hombre el camino que debe seguir para practicar el bien y alcanzar su
fin. La ley natural contiene los preceptos primeros y esenciales que
rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a
Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo
como igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos,
en el Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la
naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la
proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana:
"¿Dónde,
pues, están inscritas estas normas sino en el libro de esa luz que
se llama la Verdad? Allí está escrita toda ley justa, de allí pasa
al corazón del hombre que cumple la justicia; no que ella emigre a
él, sino que en él pone su impronta a la manera de un sello que de
un anillo pasa a la cera, pero sin dejar el anillo" (S. Agustín,
Trin. 14, 15, 21).
"La
ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en
nosotros por Dios; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo
que es preciso evitar. Esta luz o esta ley, Dios la ha dado a la
creación" (S. Tomás de Aquino, dec. praec. 1)
Los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación del hombre, formado a imagen de Dios.
Prohiben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial.
El Decálogo es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle contra el mal
1962 La
Ley antigua es el primer estado de la Ley revelada. Sus
prescripciones morales están resumidas en los Diez mandamientos. Los
preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la vocación
del hombre, formado a imagen de Dios. Prohiben lo que es contrario al
amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial. El
Decálogo es una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para
manifestarle la llamada y los caminos de Dios, y para protegerle
contra el mal:
"Dios
escribió en las tablas de la ley lo que los hombres no leían en sus
corazones" (S. Agustín, Sal 57, 1).
La catequesis en materia moral ha tomado como base, junto al Credo y el Padrenuestro, el Decálogo que enuncia los principios de vida moral válidos para todos los hombres.
2033 El
magisterio de los pastores de la Iglesia en materia moral se ejerce
ordinariamente en la catequesis y en la predicación, con la ayuda de
las obras de los teólogos y de los autores espirituales. Así se ha
trasmitido de generación en generación, bajo la dirección y
vigilancia de los pastores, el "depósito" de la moral
cristiana, compuesto de un conjunto característico de normas, de
mandamientos y de virtudes que proceden de la fe en Cristo y están
vivificados por la caridad. Esta catequesis ha tomado
tradicionalmente como base, junto al Credo y el Padrenuestro, el
Decálogo que enuncia los principios de la vida moral válidos para
todos los hombres.
El Decálogo enuncia los principios de la vida moral válidos para todo hombre.
2049 El Magisterio de los pastores de
la Iglesia en materia moral se ejerce ordinariamente en la catequesis
y la predicación sobre la base del Decálogo que enuncia los
principios de la vida moral válidos para todo hombre.
La consecución de la vida eterna: la necesidad de reconocer a Dios como “el único Bueno”, bien por excelencia y fuente de todo bien; y los preceptos que se refieren al amor del prójimo.
2052 "Maestro,
¿qué he de hacer… ?" »
"Maestro,
¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?"
Al joven que le hace esta pregunta, Jesús responde primero invocando
la necesidad de reconocer a Dios como "el único Bueno",
como el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego
Jesús le declara: "Si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos". Y cita a su interlocutor los preceptos que se
refieren al amor del prójimo: "No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás testimonio falso, honra a tu
padre y a tu madre". Finalmente, Jesús resume estos
mandamientos de una manera positiva: "Amarás a tu prójimo como
a ti mismo" (Mt 19, 16 - 19).
Las "diez palabras", como preceptos negativos o como mandamientos positivos, indican las condiciones de una vida liberada de la esclavitud del pecado. El Decálogo es un camino de vida.
2057 El
Decálogo se comprende mejor cuando se lee en el contexto del Exodo,
que es el gran acontecimiento liberador de Dios en el centro de la
antigua Alianza. Las "diez palabras", bien sean formuladas
como preceptos negativos, prohibiciones o bien como mandamientos
positivos (como "honra a tu padre y a tu madre"), indican
las condiciones de una vida liberada de la esclavitud del pecado. El
Decálogo es un camino de vida:
"Si
amas a tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, sus
preceptos y sus normas, vivirás y te multiplicarás" (Dt 30,
16).
Esta
fuerza liberadora del Decálogo aparece, por ejemplo, en el
mandamiento del descanso del sábado, destinado también a los
extranjeros y a los esclavos:
"Acuérdate
de que fuiste esclavo en el país de Egipto y de que tu Dios te sacó
de allí con mano fuerte y con tenso brazo" (Dt 5, 15).
El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la “ley natural”.
Pertenecen …. Nos enseñan … Ponen de relieve …Contienen …
2070 El Decálogo y la ley natural
Los diez mandamientos pertenecen
a la revelación de Dios. Nos enseñan al mismo tiempo la
verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los deberes
esenciales y, por tanto, indirectamente los derechos fundamentales,
inherentes a la naturaleza de la persona humana. El Decálogo
contiene una expresión privilegiada de la "ley natural":
"Desde el comienzo, Dios había
puesto en el corazón de los hombres los preceptos de la ley natural.
Primeramente se contentó con recordárselos. Esto fue el Decálogo"
(S. Ireneo, haer. 4, 15, 1).
Los preceptos del Decálogo, aunque accesibles a la sola razón, han sido revelados.
2071 Aunque
accesibles a la sola razón, los preceptos del Decálogo han sido
revelados. Para alcanzar un conocimiento completo y cierto de las
exigencias de la ley natural, la humanidad pecadora necesitaba esta
revelación:
"En
el estado de pecado, una explicación plena de los mandamientos del
Decálogo resultó necesaria a causa del oscurecimiento de la luz de
la razón y la desviación de la voluntad" (S. Buenaventura,
sent. 4, 37, 1, 3).
Conocemos
los mandamientos de la ley de Dios por la revelación divina que nos
es propuesta en la Iglesia, y por la voz de la conciencia moral.
Los diez mandamientos, grabados por Dios en el corazón humano, expresan deberes fundamentales del hombre hacia Dios y su prójimo, y son básicamente inmutables.
2072 La
obligación del Decálogo
Los
diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre
hacia Dios y hacia su prójimo, revelan en su contenido primordial
obligaciones graves. Son básicamente inmutables y su obligación
vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos. Los
diez mandamientos están gravados por Dios en el corazón del ser
humano.
Los diez mandamientos contienen una expresión privilegiada de la ley natural, que conocemos por revelación divina y por la razón humana.
2080 El
Decálogo contiene una expresión privilegiada de la ley natural. Lo
conocemos por la revelación divina y por la razón humana.
Vida
Cristiana
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