3 de Abril del 2016
Que
el amor ilumine a los pobres con la luz de la resurrección:
Es
el día octavo de nuestra fiesta de Pascua. La comunidad reunida en
torno a Cristo resucitado, vuelve a entonar con él su salmo de
alabanza al Dios de la vida: “Dad gracias al Señor porque es
bueno, porque es eterna su misericordia”.
Puedes
decirlo con la casa de Israel; puedes decirlo con la casa de Aarón;
puedes decirlo con los fieles del Señor; pero no dejes de decirlo
con Cristo resucitado: “Eterna es su misericordia”.
Si
confiesas que “Cristo ha resucitado”, vas diciendo que Cristo
está en Dios; vas diciendo que aquel a quien viste crucificado, vive
para siempre con la vida de Dios; vas diciendo que Cristo está
sentado a la derecha de Dios en el cielo; ¡y todo “porque el Señor
es bueno, porque es eterna su misericordia”!
Si
confiesas que “Cristo ha resucitado”, vas diciendo que Cristo
está en ti; que aquel a quien tu fe contempla glorificado, vive
contigo para siempre, vive en ti por su Espíritu, y por medio de ti
continúa llevando a los pobres la buena noticia del Reino de Dios,
¡y todo “porque el Señor es bueno, porque es eterna su
misericordia”!
Si
confiesas que “Cristo ha resucitado”, vas diciendo que tu vida
–tu pequeñez, tu debilidad, tu fragilidad, tu pobreza, tu miseria,
tu noche- está escondida con Cristo en Dios; y que la vida de Dios
–su grandeza, su fuerza, su poder, su gloria, su misericordia, su
luz- está escondida con Cristo en ti.
Por
eso, Iglesia cuerpo de Cristo, tu salmo es el de tu Señor, pues es
de los dos la alegría y el gozo de este día en el que Dios hizo
maravillas de amor, es de los dos la salvación cumplida en este día,
es de los dos la prosperidad alcanzada.
Tú
lo vas diciendo con Cristo resucitado, y él ya nunca lo dirá sin
ti: “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su
misericordia”. Y a vuestro canto se unirá en todo tiempo el coro
de los que van siendo iluminados por la caridad de la Iglesia con la
luz de la resurrección de Cristo.
A
vuestro canto se unirán los que crean sin haber visto, los que
creyendo reciban de Cristo resucitado la paz y el Espíritu, los que
se hayan acogido en ti a la misericordia de Dios y hayan
recibido de ti su perdón, lo que hayan conocido que Cristo vive
porque tú los has amado.
“Alegraos
en vuestra gloria, dando gracias a Dios, que os ha llamado al reino
celestial”, a la vida con Cristo, a la gloria de su resurrección.
Feliz
Pascua, queridos.
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