10 de Abril del 2016
Tangibles
como el pan:
La
hora es de pasión. Es de noche. Es hora y noche de traiciones y
cobardías, ambiciones y miedos, lágrimas y desesperanzas. ¡Pobres
discípulos de Jesús! ¡Pobre Iglesia! Comunidad de ilusos, asamblea
ridícula de galileos fatuos, pescadores crédulos ¡y mujeres!
La
cruz del amigo envuelve en luz negra lo que a los discípulos les
queda de la vida. El Nazareno se ha llevado consigo a la muerte las
esperanzas de todos, y les ha dejado en herencia frustración,
amargura y miedo.
El
templo mantendrá intactos su velo y sus atrios, la muerte su
chantaje, ¡y el corazón sus divisiones!: habrá todavía esclavo y
libre, judío y gentil, hombre y mujer.
Con
aquel Nazareno, en su cruz, no moría una nueva religión sino una
nueva creación.
Pero
algo irrumpió en la oscuridad de la noche.
Los
testigos dejaron noticia de ello en unas palabras: “No está aquí.
Ha resucitado”.
Luego
añadieron otras palabras: “El Dios de nuestros padres resucitó a
Jesús a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero”.
En
la noche se difunde la noticia: hay mundo nuevo y nueva humanidad.
Aquella
es hora y noche de libertad conquistada, de salvación ofrecida, de
gracia derramada, de Espíritu desatado sobre la faz de la tierra, de
viento celeste que remueve las losas de las tumbas.
Resuena
en la noche la voz del Nazareno que pone novedad en las viejas
palabras del salmista: “Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado”. Oigo la voz de la humanidad redimida que, unida a Cristo
su Señor, evoca su propio éxodo desde la muerte a la vida: “Sacaste
me vida del abismo; me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa”.
El
mundo, la humanidad, las palabras, todo es nuevo si el Nazareno se
acerca y lo ilumina con la luz de su presencia, todo es verdadero si
Cristo ha resucitado. Todo, también mi vida y la tuya, mi esperanza
y tu esperanza, tu paz y la mía, son nuevas y verdaderas si Cristo
vive, si “Jesús se acerca, toma el pan y nos lo da”.
Por
eso hoy, los pobres nos reunimos en asamblea eucarística, porque
necesitamos extender la mano y recibir el pan de Cristo Jesús.
Tangibles
como el pan serán la dicha, la paz, la esperanza y la vida.
Feliz
domingo.
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